En Colombia sobran motivos para tomarse las calles contra la violencia machista
Por Partido Socialista de los Trabajadores – Colombia
Las socialistas hemos venido afirmando que este sistema capitalista está cada vez más en crisis. La exacerbación de la violencia por distintos móviles es una expresión elocuente de ello. Hoy estamos presenciando dos guerras con miles de muertos cuyos agresores no respetan ni género ni edad. El motivo, sometimiento de sus pueblos y en el caso de Palestina, su exterminio para satisfacer los intereses de un puñado de explotadores que quieren adueñarse de sus tierras desde hace 76 años. En el continente africano una serie de conflictos armados están provocando desplazamiento y muerte de manera silenciosa pues los medios de difusión de las grandes potencias que expoliaron y depredaron el continente ahora los consideran poco más que desechables. Allí miles de mujeres con sus hijos y familias sufren la violencia capitalista en grado extremo.
La barbarie capitalista tiene muchas caras entre ellas la miseria, el colapso ambiental, las guerras, invasiones, la explotación sin límites con sus secuelas el desempleo y la crisis social, todas ellas penurias que enfrenta cada día la clase trabajadora; y dentro de ella sus sectores más oprimidos y explotados. Pese a las grandes luchas de la última década, la mitad de la humanidad continúa viviendo en un lugar de subordinación, las mujeres seguimos siendo ciudadanas de segunda clase a pesar de muchos esfuerzos y algunas conquistas parciales acá y allá, a pesar de que aparente y formalmente ya somos iguales. La crueldad se ensaña más con las niñas, las racializadas, las personas LGBTI, las migrantes, las más pobres. La opresión machista mantiene dividida a la clase trabajadora, y sirve al igual que el racismo, xenofobia y todas las opresiones, para tener sectores a quienes se paga menos, y se explota más.
En este 25N nos vemos obligadas a presentar nuevamente las cifras del horror, cifras que más que número fríos son la denuncia de cientos y miles de vidas cegadas, desgarradas, destruidas.
Según la revista Volcánicas, a 22 de Octubre, se habían registrado 671 feminicidios en lo que lleva 2024, con lo cual Colombia registra la cifra más alta en los últimos 6 años. También se registraron 19 transfeminicidios. Según el Instituto Nacional de Salud, hasta agosto habían sido reportados 66 mil casos de violencia de género. Una de cada 3 mujeres sufre o sufrió algún tipo de violencia sexual. Y también una de cada 3 ha sufrido algún tipo de discriminación de género en el trabajo.
Colombia vive una oleada de violencia machista
Hace pocas semanas nos indignamos por el feminicidio infantil de Sofía, luego de ella varias mujeres han sido asesinadas a manos de sus parejas, otras cuantas niñas y mujeres han desaparecido, y por si fuera poco se dio un caso aberrante de violencia vicaria: Enojado con su pareja a quien consideraba su propiedad, un tipo destroza a patadas y puñaladas a sus dos pequeños de 4 y 7 años, esto con el fin de destrozarle la vida a SU mujer, de impedirle ser feliz nunca más, de provocarle culpa por el resto de su vida.
El manejo de los medios y la inoperancia de la justicia burguesa no hacen más que empeorar las cosas. Estos casos se presentan como problemas aislados de sujetos psicóticos que merecen morir y no como la manifestación de un problema social. El enfoque punitivo de pedir más cárceles o cadenas perpetuas es tanto inútil como contraproducente para detener la violencia consustancial al sistema, más cuando la impunidad supera el 80 % según las estimaciones más optimistas (únicamente el 49,3% de las denuncias derivan en capturas y el 18,2% en condenas).
En la realidad de las mujeres que denuncian violencia machista intrafamiliar o violencia sexual se enfrentan a un sistema que nos les cree o naturaliza los hechos, que las revictimiza y las regresa a casa con sus agresores.
El feminicidio consumado se asienta sobre la ideología machista de inferioridad de las mujeres, socializadas como objetos sexuales y propiedades, quienes solo merecen respeto en tanto su rol de madres, reproductoras y mártires. Los hombres son socializados como “machos” destinados a cazar, dominar y poseer a las mujeres, y esto es parte del sistema de explotación y de opresión que nos deshumaniza de conjunto.
Todas somos palestinas
Son inenarrables los horrores que vive el pueblo palestino. Este genocidio busca de manera deliberada eliminar a los niños palestinos, eliminar a las vidas palestinas potenciales en el vientre de las mujeres mismas. Oficialmente más de 17 mil niños han sido asesinados, y más de 10 mil mujeres, si bien esta cifra se debe multiplicar por 4 según la revista médica Lancet. Aunque en todas las guerras hay horrores, y en todas mueren inocentes, nunca en la historia una acción bélica había tenido a los niños y a las mujeres como blanco, según OXFAM nunca en ningún conflicto de la historia reciente habían muerto tantos menores y mujeres.
Con todo Israel tiene el coraje de presentarse como una democracia, y defensores de las mujeres, supuestamente oprimidas por Hamas y el islam. ¡Hipócritas! En Palestina jamás ha existido la ley islámica o ha gobernado el fundamentalismo, por el contrario, Israel es un estado confesional no solo con leyes racistas contra los árabes, sino con varias leyes machistas como la ley que obliga a llevar el divorcio a tribunales religiosos, o incluso la prohibición de las mujeres rezar en voz alta en el muro de los lamentos. De por sí todas las religiones sustentan y refuerzan el papel de las mujeres como subordinadas. Por eso luchamos por una Palestina Laica, Democrática y no racista del rio al mar.
Las palestinas hoy necesitan ser salvadas de las bombas sionistas. Para enfrentar el machismo en su propia sociedad – que lo hay como en todo el mundo- ellas necesitan estar vivas, y que se deje de asesinar a sus hijos, ellas necesitan sus hogares y sus tierras.
La mujer palestina no es espectadora sumisa, mártir o víctima inerme: son y han sido históricamente ejemplo de la resistencia, sea enlistadas en las brigadas de combatientes, sea desde los hospitales de campaña o desde las ollas comunitarias, sea desde la poesía y la música, existen y resisten siendo ejemplo de lucha para el mundo.
Tomar el problema como clase trabajadora, este 25N llenar las calles de Colombia y el mundo
Es urgente que la clase trabajadora tome y se movilice de conjunto para exigir medidas. Este no es un problema “de las mujeres”, ni de las familias de las víctimas, sino de toda la sociedad, y en especial de la clase trabajadora.
Desde el inicio de este gobierno hemos venido insistiendo en la necesidad de la declaración del estado de emergencia nacional contra la violencia machista, con recursos verdaderamente suficientes, funcionarias pagas y sensibilizadas a todos los niveles, casas refugio, renta básica para las víctimas que pierden su empleo, estabilidad laboral reforzada, y medidas educativas a todos los niveles para combatir el machismo en la sociedad, y no solo su manifestación más atroz. La CUT y demás centrales deberían estar a la cabeza de estas exigencias.
También hemos venido pidiendo al presidente Petro que termine de romper totalmente con Israel, dejando sin efectos los TLCs vigentes, suspendiendo la compra de tecnología militar, y encabezando una verdadera campaña internacional para detener el genocidio, liderando al menos una ola de rupturas diplomáticas en el continente, y el envío de armas y suministros para la resistencia.
Todas estas medidas son parciales e incompletas, pero no por ello menos necesarias. Para presionar a que se den, salimos este 25N nuevamente a las calles, las trabajadoras, las jóvenes y las mayores, las indígenas, las amas de casa, las migrantes, las creyentes y las ateas. Nuestra voz debe resonar en todo el mundo, contra todas las formas de violencia machista, incluido el genocidio en Palestina. También deben unirse los hombres que estén contra la violencia machista y capitalista. Nuestra aspiración como clase trabajadora es construir una sociedad en la que no tengamos que conmemorar un día de la no violencia, queremos una vida plena libre de toda violencia de clase, de raza, de género, una sociedad verdaderamente socialista.
Lea nuestra propuesta completa contra la violencia machista https://www.magazine.pstcolombia.org/2019/01/programa-de-la-clase-trabajadora-contra-la-violencia-machista/