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Colombia

Inundados y con sed

noviembre 20, 2024

Por Partido Socialista de los Trabajadores – Colombia

Las inundaciones en muchas regiones del mundo, producto de lluvias torrenciales que generan desastres de gran magnitud, son el campanazo de la naturaleza que anuncia que el cambio climático se está acelerando, en la misma medida en que el sistema capitalista acelera la destrucción del planeta en forma irracional, solo para acumular riqueza que benefician a unos pocos multimillonarios, que no la pueden devorar, mientras miles de millones de seres humanos aguantan hambre, sed y sufren por falta de cobijo.

No es la naturaleza, es el sistema

La naturaleza cambia, se modifica y evoluciona, pero en forma lenta, con algunas excepciones como la erupción de volcanes o terremotos que producen el movimiento de las placas tectónicas. También existen las temporadas estacionales, pero lo que estamos viviendo no son desastres naturales. Son desastres generados por el sistema de producción capitalista que exige la destrucción de fuentes de agua para sacar minerales, muchos de los cuales solo sirven como lujo (oro y esmeraldas) para los ricos; otros como el petróleo y el carbón que pudiendo ser reemplazados por energía solar o eólica, los capitalistas que se enriquecen con esos combustibles fósiles no se resignan a dejar esa fuente sucia de ganancias, como tampoco los ganaderos, traficantes de la madera, mafias del narcotráfico y multinacionales del agronegocio dejan esas fuentes de riqueza sin deforestar y destruir el hábitat para la vida de muchas especies de animales y plantas. Los gobiernos, por su parte, solo se limitan a administrar los negocios de los ricos.

Si en España llueve, en Colombia no escampa

“En algunas zonas llovió el equivalente a un año en solo ocho horas, dejando a la gente atrapada en sus casas por las inundaciones”. Esto es lo que registra el canal de televisión euronews, sobre las inundaciones en Valencia, España, dejando más de un centenar de muertos y miles de damnificados, que se ha extendido a otras zonas de ese país, como Castilla La Mancha.

En Colombia, como en otros países del continente y del mundo, la situación no es distinta. El mismo fenómeno se repite, en forma dramática, en Chocó y la Guajira. La magnitud obligó al gobierno de Petro a decretar “declaratoria de desastre nacional por variabilidad climática”. Las lluvias e inundaciones llegan luego de una durísima temporada de sequía y depredadores incendios.

La declaración de la directora del Ideam es clara con relación a una de las causas de las inundaciones: “Estamos ante un departamento [Chocó] con más de 14.000 hectáreas deforestadas en el año 2022, lo que aumenta la susceptibilidad de los suelos a deslaves y afecta el ciclo hidrológico”, añadió [Ghisliane] Echeverry” la directora del Ideam. Citado por el diario El Tiempo, el 13 de noviembre de 2024.

Con relación al departamento de La Guajira, son más de 200 mil personas damnificadas por las inundaciones que sufren por falta de alimento y muchas se encuentran aisladas por el desbordamiento de los ríos.

No hay nada de natural en que sean las poblaciones más vulnerables las más afectadas, se debe a los rudimentarios materiales de construcción, a la falta de planificación de las ciudades y asentamientos humanos, y a la depredación de la naturaleza.

Exceso y falta de agua al mismo tiempo

La Guajira es uno de los departamentos que más sufre por falta de agua, especialmente potable, mientras que en Bogotá hay racionamiento semanal por lo mismo. Esto en medio de las inundaciones, lo que es difícil de entender, si no se relaciona con el comportamiento corrupto de muchos funcionarios del Estado que se roban billones de pesos cada año, muchos de ellos destinados, supuestamente, para resolver el suministro de agua potable. Solo mencionar el famoso caso de los carrotanques de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo (UNGRD), cuyo director era Olmedo López; no solo director de esa entidad, también de la banda de hampones que se robó los $380.000.000.

Esta contradicción entre inundaciones y racionamientos o falta de agua, no es solo por la corrupción del sistema de contratación que reemplazó a las empresas estatales, sino por desinterés e ineptitud de los gobiernos. Si se realizaran obras para canalizar el agua lluvia, almacenarla y purificarla, no tendríamos que sufrir de sed en medio de inundaciones.

También hay que decir que muchos gobernantes están ocupados atendiendo sus negocios y dando prioridad a suministrar agua para sus empresas. En ese sentido ha circulado una denuncia contra el alcalde de Bogotá, Fernando Galán, de ser socio de Coca Cola y responsable de la concesión a esa empresa para extraer agua en forma ilimitada en el municipio de La Calera, en la periferia de Bogotá.

En Bogotá es sabido que una de las causas de esta situación, es la construcción acelerada en zonas de antiguos humedales, y la urbanización de la Sabana en aras de satisfacer el apetito de las constructoras.

Las medidas inmediatas, a mediano y largo plazo

En forma inmediata se necesita toda la solidaridad y apoyo a las víctimas de las inundaciones. En ese sentido, está bien que el presidente Petro haya declarado la situación de emergencia, pero es totalmente insuficiente. Hay que tratar de evitar que los empresarios se aprovechen de la tragedia para hacer “donaciones” para luego disminuir sus impuestos o algunas otras maniobras para hacer negocio, como hacer que con dineros públicos se les paguen las “ayudas”.

De manera inmediata se debe destinar presupuesto suficiente no solo público sino, en caso de ser necesario, aumentar los impuestos a las grandes fortunas para poder combatir la crisis. Reubicación inmediata a las personas que han perdido sus viviendas, incluso haciendo uso de la gran cantidad de viviendas que el mercado inmobiliario mantiene vacías, al construir sin planificación, y en lo inmediato también se van a necesitar subsidios, alimentos y enseres.

En el mediano se hace necesario un plan de obras públicas que se puede combinar con una política de empleo para las comunidades afectadas, a fin de construir la infraestructura necesaria para evitar nuevos desastres anunciados, es necesario ya mismo identificar las comunidades en riesgo y tomar medidas antes de que las tragedias pasen sea la reubicación, la construcción de diques, canalización de aguas, recolección de basuras y limpieza de alcantarillado, etc; pero principalmente es urtente parar la deforestación y castigar a quienes explotan esos predios; acelerar el cambio energético dejando los fósiles por energías limpias; disminuir la ganadería y acabar con el agronegocio; demoler las construcciones tipo palacio de los ricos que habitan zonas como los cerros orientales de Bogotá; prohibir las construcciones cerca de los humedales reubicando a las comunidades que allí habitan en lugares dignos y seguros (lo que implica que Petro deje de hacer concesiones con las constructoras); los bienes raíces de las constructoras o los bancos, que no estén ocupados, expropiarlos y entregarlos para quien no tiene techo o tiene vivienda precaria en zonas de riesgo; estatizar las empresas de aseo y acueducto porque las privadas no son eficientes en recoger la basura ni limpiar las alcantarillas; también impulsar actividades de prevención.

A largo plazo, cambiar el sistema de producción capitalista basado en la propiedad privada de los medios de producción, en la producción de mercancías (en lugar de productos) y en la explotación del trabajo asalariado. Lo de largo plazo es urgente, entre otras cosas, porque:

“No cabe duda de que el cambio climático ha intensificado estos aguaceros explosivos”, explica Friederike Otto, responsable de Atribución del Tiempo en el Mundo del Centro de Política Medioambiental del Imperial College de Londres.

“Con cada fracción de grado de calentamiento de los combustibles fósiles, la atmósfera puede retener más humedad, lo que provoca lluvias más intensas. Estas inundaciones mortales son otro recordatorio de lo peligroso que se ha vuelto ya el cambio climático con solo 1,3°C de calentamiento”.

Otto subraya que, la semana pasada, la ONU advirtió que el mundo iba camino de experimentar un calentamiento de hasta 3,1ºC para finales de siglo. (https://es.euronews.com/, 31 de octubre de 2024).

Pero el programa de largo plazo no depende ni puede depender de los capitalistas, pues ellos no estarán dispuestos a suicidarse como clase social; depende de la clase trabajadora que impulse, una vez más, la revolución socialista, para que la alternativa al capitalismo no sea la barbarie, que ya está en curso, sino el socialismo.

El pueblo ayuda al pueblo, los ricos ayudan a los ricos

En cuestión de solidaridad, no debemos esperar la ayuda de los ricos, ellos solo ayudan a los ricos con leyes para aumentar la explotación laboral, hacer concesiones y destruir la naturaleza. Siempre que hay desastres y se necesita solidaridad, somos los trabajadores y el pueblo los que ayudamos a los afectados. Es lo que se necesita en esta situación de emergencia. En ese sentido, las direcciones de las centrales obreras deberían organizar la solidaridad colocando las sedes de cada subdirectiva departamental como centro de acopio de ayuda para los damnificados, y luego distribuirla haciendo uso de su red de subdirectivas, no se puede confiar ni en el Estado así Petro sea presidente, ni en el empresariado; en situaciones de emergencia siempre roban, como se ha demostrado muchas veces.

Lo otro que deben asumir las direcciones de las centrales obreras y sindicatos es la movilización en la lucha contra la explotación minera, la deforestación, el cambio de combustible fósil por energías limpias y todas las medidas de largo plazo que impliquen la lucha general contra las causas del cambio climático.

El ejemplo de los habitantes de Valencia (España) de movilizarse contra los gobiernos y rechazar lanzando barro a los reyes, es en parte comprensión de quienes son los responsables de las tragedias que vivimos la humanidad.

Comité Ejecutivo del Partido Socialista de los Trabajadores

14 de noviembre de 2024

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