Colombia: terminada la luna de miel… ¿viene el golpe blando?
Por Rosa C., PST – Colombia
Los últimos meses del gobierno han estado cruzados por movilizaciones en su contra orquestadas por la oposición burguesa; a favor, convocadas por las direcciones sindicales y sociales que lo apoyan; y por algunos escándalos de corrupción y de improvisación, como la aplicación del nuevo modelo de salud para el magisterio.
En este contexto, Petro ha reiterado sus denuncias y llamados a rechazar el “golpe blando” que estarían preparando los sectores más reaccionarios de la burguesía.
Es muy importante que hagamos un análisis de esta situación con un método objetivo y una posición de clase. Definitivamente, nos negamos a caer en esa lógica siniestra tan común como legendaria de que “si no estás conmigo estás contra mi” o la lógica del pensamiento único. Es lamentable que la llamada izquierda que tanto la combatió cuando quien la usaba era Uribe, ahora la aplique para quienes desde sectores de los trabajadores criticamos el programa y las alianzas que ha hecho Petro, y que sin duda lo han puesto en una encrucijada. Los términos usados en esta polarización: “derecha e izquierda” indican semánticamente ubicación, pero esconden los intereses de clase que hay detrás de cada uno. Por ejemplo, Velasco está a la izquierda de Gaviria, pero los dos defienden los intereses de un sector del empresariado y de la burguesía.
Para entender mejor todas sus contradicciones, hay que partir de una ubicación del carácter de clase del gobierno del “cambio”. Aunque diga que está con los sectores más vulnerables y necesitados no es un gobierno que encarne los intereses de la clase trabajadora. Tampoco es un gobierno burgués igual al de Santos o al de Samper, mucho menos al de Uribe. Es un gobierno burgués distinto, es un gobierno de coalición o de conciliación de clases, montado sobre unas enormes expectativas de los de abajo, quienes lo pusieron ahí, pero atado a toda la institucionalidad, las leyes del Estado burgués y de su estructura económica capitalista, la cual ha jurado defender. Por eso sus enormes contradicciones y sus vaivenes. El primer periodo hasta la aprobación de la reforma tributaria y el Plan de Desarrollo, fue de luna de miel con casi todos los sectores de la burguesía, porque no afectaron sus intereses de los capitalistas ni los de los imperialistas. Este periodo parece quedar atrás y entramos en uno mucho más movido políticamente.
La corrupción es inherente al capitalismo y su Estado
Ningún sector de la burguesía tiene autoridad moral para señalar y utilizar los casos de corrupción en este gobierno para posar de jueces honestos. Los dos últimos escándalos han sido por cuenta de Olmedo López ex director de la UNGRD; y del ministro de Salud, Guillermo Jaramillo (Partido de la U) y el exgerente de la Fiduprevisora Mauricio Marín (Partido Liberal) con la salud del magisterio. Los tres formados en la escuela del clientelismo de los partidos tradicionales.
El primer escándalo está en investigación, y Petro se ha deslindado del personaje protagónico, en sintonía con el nuevo director Carrillo, que intenta destapar toda la podredumbre que la propia reglamentación legal permite en esa institución.
El ministro de Salud sigue en su puesto como si nada, y Marín tuvo que renunciar, mientras que los maestros y pensionados soportan la implementación de un nuevo modelo de salud que, si bien mejora algunos aspectos, no modifica sustancialmente el fondo del problema: su privatización.
Las prácticas políticas tradicionales siguen ahí con el objeto de buscar consensos y gobernabilidad. Mientras no haya una ruptura con la burguesía y sus partidos, sus prácticas y sus normas, seguirán saltando escándalos de corrupción porque como decía Trotsky, la burguesía necesita corromper a una capa de funcionarios para sostener su edificio. Ello “se debe a la inflexible necesidad de formar y de sostener a una minoría privilegiada mientras no sea posible asegurar la igualdad real” y son muchos los funcionarios que conforman esta capa, que Petro tendría que remover, pero no lo hará.
¿Se prepara un golpe blando?
Los sectores de la burguesía que apoyaron al gobierno e hicieron parte de él, han ido en retirada una vez se presentó la reforma a la salud y la laboral. El sector del empresariado que se enriqueció con la ley 100 y la ley 50 se han unido al Centro Democrático en el coro de defensa de las EPS, de la tercerización y de todas las normas laborales que en los años 90 eliminaron los derechos de la clase trabajadora. Existe un sector de la burguesía que no escatima esfuerzos ni deja pasar equivocación alguna, y organiza denuncias infundadas con el objetivo de debilitar y desgastar al gobierno de Petro. No están dispuestos a ceder en más mínimo derecho para los trabajadores y se oponen rabiosamente a las reformas por más tibias y recortadas que sean. Esto ha llevado a Petro a denunciar que estos sectores estarían planeando un “golpe blando”.
Este término ha sido acuñado por el politólogo norteamericano Gene Sharp, para designar una serie de tácticas no violentas, con el “objetivo de desestabilizar a un gobierno y provocar su caída” utilizando mecanismos institucionales. Al parecer este señor estuvo ligado a la CIA y a gobiernos de Israel en entrenamiento de jóvenes en la práctica de su teoría. En ella establece cinco pasos en la ejecución de la estrategia de tumbar gobiernos elegidos por voto popular. Más allá del manual conspirativo de Sharp, lo cierto es que los golpes militares utilizados hasta la década de 1990 se han convertido para la burguesía mundial en un riesgo que llevaría al efecto contrario, es decir, atizar la lucha de clases, pues muchas dictaduras fueron volteadas por acción radical de la movilización de masas y hoy en varios países donde las hubo, las luchas actuales levantan como consigna ¡Dictadura nunca más!
La burguesía opositora, tiene la política del desgaste y desprestigio ante las masas, preparando la disputa electoral del 2026. Una caída del gobierno por la vía institucional no se puede descartar, pero por ahora hay un apoyo al gobierno por parte tanto del imperialismo norteamericano y europeo, factor fundamental en el discurrir de la polarización. Finalmente, quien define su curso será la lucha de clases y la política del propio gobierno que en este caso por estar sustentado en fuertes ilusiones de cambio va a depender de su capacidad para responder a las aspiraciones populares. No sobra decir que si hay un intento de golpe de verdad, los socialistas estaremos en primera fila de lucha por derrotar a los golpistas.
Publicado en ES 754 Junio-julio 2024