Francia se incendia: crece la rabia contra Macron
Mientras escribimos, en Francia la jornada de huelga del 23 de marzo está llegando a su fin. A pesar del intento de Macron de imponer la reforma de las pensiones con un acto de fuerza, eludiendo la discusión parlamentaria –un mecanismo previsto por la Constitución francesa, similar a lo que en Italia se llama “porre la fiducia” [depositar confianza]–, la protesta no se aplaca, al contrario, pega fuego.
Por PdAC, Italia
La coerción de Macron echó leña el fuego, alimentando la rabia entre los trabajadores franceses. El paro del 23 de marzo también tiene buena participación en muchos sectores, en particular en algunas fábricas del país (donde se mantienen huelgas prolongadas con ocupaciones de fábricas, en particular en el sector petrolero) y en el transporte (en París estuvieron bloqueados durante varias horas el aeropuerto Charles de Gaulle y la Gare de Lyon). Se habla de millones de manifestantes en las calles de toda Francia: el sindicato CGT ha declarado 800.000 manifestantes solo en París. De París a Nantes, de Marsella a Lyon, los manifestantes repelieron las cargas policiales, en muchos casos logrando hacer retroceder a la policía con equipo antidisturbios. Muchas protestas espontáneas en las principales ciudades, invadidas por la basura debido a la prolongada huelga de los recolectores. En Lorient, fueron atacadas la oficina de la municipalidad y la comisaría. Para el próximo martes 28 de marzo está siendo convocada otra jornada de huelga.
Reportamos aquí una entrevista que hicimos en los últimos días con Michaël Lenoir, el compañero francés de la LIT-Cuarta International: las previsiones del compañero se confirman. También remitimos a la entrevista anterior a compañeros franceses ya publicada en este sitio (1). En breve publicaremos una nueva nota sobre la lucha, basada en las actualizaciones que recibamos de nuestros compañeros en Francia.
Para comenzar, actualízanos sobre el desarrollo de las movilizaciones en Francia. ¿Cómo fue la huelga del 7 de marzo? ¿En qué sectores laborales ha tenido mayor impacto? ¿Hubo huelgas y manifestaciones también en los días siguientes?
El día de huelga del 7 de marzo fue la sexta jornada de huelgas y manifestaciones decididas por la intersindical nacional [la coordinación unitaria de los sindicatos franceses] a partir del 19 de enero. Ese día hubo manifestaciones muy participativas, probablemente las más grandes desde el comienzo del movimiento. La propia policía declaró 1,3 millones de manifestantes en toda Francia y la CGT 3,5 millones. Parece que el número de huelguistas fue ligeramente inferior al del 19 de enero, primer día del paro nacional intergremial. Por ejemplo, en la SNCF [ferrocarriles] 39% de los trabajadores se unieron a la huelga (según una fuente sindical) frente al 46% del 19 de enero. Al mismo tiempo, 76% de los maquinistas cruzaron los brazos el 7 de marzo.
En el sector de la educación, el sindicato principal registró 60% de adhesión en las escuelas secundarias. La dirección de la EDF [sociedad francesa para la producción, el transporte y la distribución de energía eléctrica] anunció al mediodía que 41,5% de los trabajadores estaba en huelga, algo menos del 44,5% el 19 de enero. En la TotalEnergies, los envíos desde las refinerías se han detenido por completo. Los trabajadores bloquearon las carreteras y se realizaron cortes selectivos de electricidad, en detrimento sobre todo de los macronistas. El 7 de marzo, más de veinte universidades y más de 300 escuelas superiores fueron ocupadas, entre ella 40 solo en la región de París.
Después de la maniobra de Macron, aquí en Italia los medios (TV, prensa, etc.) dicen que las manifestaciones continúan y que también hay importantes huelgas de trabajadores en algunas regiones del país (también con fábricas ocupadas), ¿es así?
Supongo que con la expresión «maniobra de Macron» te refieres a la aplicación forzada del artículo 49-3 de la Constitución, decidida para evitar una votación en la Asamblea Nacional, lo que probablemente habría sido negativo para Macron y su gobierno. Todo esto sucedió el jueves 16 de marzo.
Las manifestaciones no solo continúan, sino que han cambiado de naturaleza. Esta actitud autoritaria ha aumentado la rabia popular y ahora las manifestaciones son espontáneas, de todos los días, especialmente por la noche. A menudo son prohibidas, y hay enfrentamientos con la policía en París y en muchas otras ciudades. Da la impresión de que la lucha empieza a escapar de las direcciones sindicales, que por el momento solo tienen prevista una nueva jornada de paros y movilizaciones para este jueves 23 de marzo. Todo esto mientras el proyecto de ley fue aprobado con la fuerza y la moción de censura al gobierno en la Asamblea Nacional no logró obtener los 287 votos necesarios. Faltaron 9 votos (278 sobre 577) para disolver el gobierno de Elisabeth Borne.
Las huelgas (con ocupaciones) y las luchas se han intensificado, sobre todo desde el 16 de marzo, en algunos sectores, en las refinerías y entre los basureros en particular: toneladas de basura invaden las calles parisinas. En la SNCF [ferrocarriles] la huelga continúa, aunque algo debilitada, desde el 7 de marzo. Y es probable que ahora recupere fuerzas. Todo el país está atravesado por huelgas, bloqueos y manifestaciones, pero la región más activa en la lucha es sin duda Marsella, donde la CGT local es más combativa que las direcciones nacionales confederales. En cuanto a los estudiantes, la situación ha mejorado notablemente: se han realizado importantes asambleas y los estudiantes están en las calles, en constante contacto con los trabajadores en huelga (ferroviarios, recolectores de basura, etc.).
El gran problema es que las huelgas prolongadas son decididas localmente, espontáneamente por los trabajadores y por eso solo pueden durar un tiempo corto. Las huelgas prolongadas se ven debilitadas por el aislamiento a que están confinadas por las burocracias sindicales.
En relación con esto, ¿cómo se comportan las principales direcciones del movimiento obrero?
La intersindical se niega a proclamar un paro intergremial prolongado y a bloquear seriamente el país. Esto es lo que se necesitaría hacer. El verdadero problema es entender si podemos imponer una opción estratégica alternativa a la de los burócratas sindicales. Este es tema de algunos artículos que publicaremos en breve [en el sitio www.litci.org].
La estrategia de las direcciones sindicales mayoritarias, cuando están unidas o divididas, es siempre la misma: simples «jornadas de acción» con huelgas y manifestaciones a intervalos variables. En Francia las llamamos huelgas de «rana saltando». La máquina de ganancias debe ser bloqueada, la lucha debe costar cara al capital. Lo peor es que incluso personas cercanas a Macron y miembros del gobierno reconocen que existe esa posibilidad, pero las direcciones sindicales siguen impidiendo que esto suceda…
Esto desgasta el espíritu de lucha de los trabajadores, porque la relación de fuerza no mejora en beneficio de nuestra clase y Macron se aprovecha, por eso está actuando con fuerza. Debemos exigir a las direcciones sindicales que convoquen una huelga general (porque desafortunadamente muchos trabajadores, incluso los críticos, siguen a estas direcciones por sobre los pequeños grupos sindicales o los activistas políticos de extrema izquierda), y construir una autoorganización suficientemente sólida y democrática para intentar crear una dirección alternativa para la lucha. Mientras los burócratas sindicales impongan su estrategia de lucha, vamos a perder. ¡En cierto sentido, las direcciones sindicales son realmente dispositivos para hacernos perder! El 23 de marzo, todos los sindicatos se declararon en huelga, pero a Macron no le interesa.
Sin embargo, es posible que el centro de gravedad de la lucha esté cambiando. Lo averiguaremos muy pronto. Por el momento, la combatividad está repuntando. El movimiento autoritario de Macron claramente ha electrizado la rabia y la combatividad.
¿Hay una represión muy fuerte?
La represión va en aumento. Macron y su gobierno están en minoría en todas partes: en las calles, entre la mayoría de la población, en la opinión pública, en el mundo del trabajo… El índice de popularidad del Elíseo está en su mínimo histórico, e incluso en el Parlamento ya no tiene más una mayoría. ¡Pero el presidente continúa con la misma arrogancia! Entonces, para imponer su voluntad, necesita intensificar la represión.
Desde el 16 de marzo ya ha habido miles de arrestos en toda Francia (292 solo el 16 de marzo). Los detenidos son puestos a disposición de la policía, pero la gran mayoría son puestos en libertad porque no están acusados de nada. La policía ha estado superviolenta en la época de los Chalecos Amarillos y bajo el mando del exalcalde de París Didier Lallement, con decenas de heridos graves y de muertos, ha suavizado un poco su brutalidad en los últimos meses. En las manifestaciones sindicales, la situación era bastante tranquila desde enero.
Ahora la policía está golpeando más y más fuerte… están empezando a bloquear a los manifestantes hacia lugares donde ya no pueden moverse. ¡Pero todo esto no detiene la protesta!
(1)www.partitodialternativacomunista.org/politica/internazionale/quali-prospettive-per-la-grande-mobilitazione-in-francia-la-parola-ai-lavoratori-e-alle-lavoratrici-in-lotta
Traducción: Natalia Estrada.