Italia | Apoyamos las movilizaciones obreras por un caliente otoño de lucha y resistencia

Escribimos este artículo en medio de la campaña electoral para las elecciones del 25 de septiembre, caracterizada por la habitual y nauseabunda lista de promesas de los partidos burgueses y de las grandes ilusiones propagadas por los partidos y coaliciones reformistas; todo dirigido a canalizar las luchas hacia una perdedora perspectiva de cambio dentro del sistema capitalista. A pesar de ello, hay movilizaciones obreras contra los despidos, los traslados, el alto costo de vida y las condiciones de trabajo, demandas y reclamos que todos debemos apoyar para alimentar un cada vez más urgente octubre caliente de lucha y resistencia.
Por: Daniele Cofani (obrero de Alitalia)
Desde Wartsila se reanuda la lucha obrera
Entre el 20 y el 21 de julio asistimos a la enésima crisis de gobierno con la caída del Ejecutivo del banquero Draghi: aunque quieren hacer ver que hay una discontinuidad entre los distintos gobiernos, podemos afirmar con seguridad que los ataques que perpetrados contra la clase obrera y todas los categorías oprimidas (mujeres, negros, LGBT+) mantienen una cierta “estabilidad”, dictada por la administración capitalista de este sistema, donde los distintos gobiernos se ponen al total servicio de los patrones y banqueros.
Un ejemplo es el tema de los traslados que siguen empobreciendo el tejido industrial y social del país, con cierres de actividades y despidos, tema que salió a relucir en el caso de la Gkn, pero que nos confronta a diario con continuos cierres y fugas de empresas y multinacionales
El último caso, por orden cronológico, es el anunciado por la Wartsila de San Dorlingo della Valle (Trieste) –en lo que había sido la sede de Grandi Motori– con la intención de trasladar la producción a Finlandia, que arriesga el puesto de trabajo de 450 trabajadores, más el mismo número por los puestos indirectos. Precisamente esta historia está reiniciando importantes iniciativas de lucha que podrían desencadenar otros preparativos para un otoño que presumimos será muy caliente. De hecho, los trabajadores de Wartsila se oponen con fuerza al destino que la multinacional quiere imponerles y se han movilizado de inmediato contra el plan de desplazamientos y despidos.
Cabe destacar la gran manifestación que se llevó a cabo el 3 de setiembre en Trieste (1), en la que toda la ciudad –y no solo ella– se reunió alrededor de los 450 trabajadores en lucha. Por las calles de la capital friulana desfilaron más de 10 mil personas con diferentes realidades obreras en solidaridad, empezando por el Collettivo de Fábrica Gkn de Florencia, los trabajadores de Flex y Electrolux Zanussi y, sobre todo, la Coordinación de Trabajadores Portuarios de Trieste que, además de llenar la plaza con los demás trabajadores, convocó una huelga de solidaridad durante todo el día, bloqueando efectivamente las actividades del puerto, incluidas las relacionadas con Wartsila Italia: 12 motores listos y ya llevados a la zona portuaria no se cargaron en un barco consignado para entregarlos a la Daewoo.
En respuesta –en las reuniones que siguieron en Mise– la dirección de Wartsila presentó a los sindicatos un «plan de mitigación» sin retirar el procedimiento de despido, es decir, despidos de trabajadores y búsqueda de un asesor que se ocupe de la reindustrialización. En definitiva, nada nuevo, sino solo el intento de la multinacional de eludir sus responsabilidades. Esta propuesta parecería seguir el reciente acuerdo alcanzado para la salvaguarda laboral de los trabajadores de Gkn, que debería evitar despidos pero que, con el paso de los meses, está mostrando todas las carencias en cuanto a su aplicación dentro de este sistema económico y la consecuente reconversión de la planta industrial, tanto es así que los compañeros del Colectivo presentaron una nueva propuesta para relanzar la fábrica (2) con nuevas iniciativas de lucha.
Mientras tanto, llegan buenas noticias de Trieste: los obreros de Wartsila están devolviendo al remitente el «plan de mitigación»: el 14 de setiembre (3) se produjeron huelgas espontáneas y marchas iniciadas dentro de la fábrica fuera del control de las burocracias sindicales, y el 23 de setiembre, el tribunal de Trieste condenó a la multinacional finlandesa por actividades antisindicales, cancelando el procedimiento de despido. Estos obreros, organizados en un colectivo, han entendido bien que nada bueno puede salir de los acuerdos entre burocracias, instituciones y patrones, y que no será una sentencia para salvarlos, por lo que no quieren ceder en la batalla por defender la fábrica y el trabajo, reclamando la nacionalización del establecimiento.

Unámonos a las luchas por el control obrero
En los últimos años se ha producido un fuerte aumento de industriales que han sido trasladadas y/o que han cesado sus actividades, con el consiguiente cierre de fábricas en varios territorios. Por citar algunos, recordemos la Embraco de Turín, la Whirpool de Nápoles, la Giannetti ruta de Monza, la Caterpillar de Jesi, la Bekaert y la Gkn de Florencia; pero también es necesario mencionar a Alitalia, que Conte primero y Draghi después, con el apoyo del Partido Democrático, al no poder optar por la reubicación, decidieron directamente cancelarla a pesar de una dura resistencia de los trabajadores. Si leemos las historias de estos conflictos, nos damos cuenta de que las soluciones adoptadas en conjunto entre patrones, instituciones y direcciones sindicales solo han salvaguardado las ganancias y la propiedad privada de los medios de producción. Cada disputa habla de asesores y planes de mitigación, reconversión, reindustrialización, reubicación, recalificación, asunciones aplazadas y muchos despidos: un desgaste funcional a una fuerte reducción o al cierre total de los sitios industriales, con los consecuentes despidos.
Las leyes contra los traslados llevan años discutiéndose en el debate político, y recientemente también fue redactada una por los compañeros del GKN, a la que, sin embargo, el gobierno de Draghi favoreció la propuesta de la viceministro M5s Todde; pero la cuestión no es cuál puede ser la mejor ley, sino si ella misma –aunque haya sido redactada por las vanguardias obreras– puede ser plenamente aplicada dentro de un sistema socioeconómico gestionado directamente por Confindustria. La respuesta es no y el ejemplo más llamativo son los cientos de acuerdos sindicales que han sido puntualmente desatendidos, sin mencionar el desmantelamiento del estatuto de los trabajadores, cuestiones todas que nos obligan a cambiar de rumbo en las reivindicaciones obreras.
Ninguna ley y/o acuerdo entre patrones, instituciones y burocracias podrá satisfacer a los trabajadores, sino solo el protagonismo directo de la clase obrera podrá proteger sus propias exigencias gestionando directamente la producción y la sociedad en su conjunto. Por ello, la consigna de la que se deben dotar los trabajadores y las trabajadoras debe ser la nacionalización sin indemnización y bajo control directo de las fábricas abandonadas y/o reubicadas, así como de todos los servicios públicos esenciales. No es una utopía, nadie podrá reemplazar a la clase obrera en la producción, pero la clase obrera misma podrá convertirse en clase dominante.
En su experiencia, los trabajadores de Gkn nos están dando un ejemplo de gestión obrera de los espacios ocupados, ahora debemos avanzar también en la gestión directa de la producción. Por eso, es necesaria una convergencia general sobre el tema del control obrero, que sirva para hacer avanzar la conciencia de las vanguardias del país y construir juntos un otoño de lucha y resistencia que ponga en discusión el modelo de producción, de desarrollo y, sobre todo, el modelo social.
Artículo publicado en www.alternativacomunista.it, 25/9/2022.-
Traducción: Natalia Estrada.