Alemania reconoce formalmente el genocidio en Namibia, pero no las reparaciones históricas
El viernes 28 de mayo, el gobierno alemán reconoció, por primera vez y solo formalmente, haber cometido un “genocidio” en Namibia contra las etnias Herero y Namas, durante el periodo colonial, entre 1884 y 1915. El anuncio fue hecho destacando que el reconocimiento es “fruto de largas negociaciones entre los dos países”, lo que es apenas parte (y muy pequeña) de la verdad.
Por: Wilson Honório da Silva
Fueron décadas de luchas, llevadas a cabo por entidades como la “Ovaherero Genocide Foundation” (“Fundación Ovaherero contra el Genocidio”), cuyos representantes estuvieron en el Brasil, en setiembre de 2019, y concedieron una entrevista a Opinião Socialista.
Además, el reconocimiento del genocidio, que fue responsable por la muerte de centenas de millares, habiendo reducido las etnias Herero y Namas a cerca de 50% del total de la población (en los años 1900) a 7% en la actualidad, es una victoria muy parcial y bastante contradictoria, estando lejos de atender las reales reivindicaciones de los Hereros, Namas y sus aliados: las reparaciones históricas para los crímenes contra la humanidad cometidos por las potencias imperialistas.
El propio nombre dado al proyecto, “Acuerdo de Reconciliación”, es indicativo de estas contradicciones, pues es una forma de enmascarar el real significado del genocidio, cometido con requintes de brutalidad como parte de la expansión imperialista en el continente africano, acentuada a partir de la llamada Conferencia de Berlín, que promovió la División del África en 1884-1885.
Las reales víctimas fueron dejadas fuera del acuerdo
De inmediato, el reconocimiento solo resulta un “pedido oficial de perdón”, que podrá ser hecho brevemente por el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier frente al Parlamento de Namibia, teniendo como principal objetivo apaciguar las crecientes tensiones. Además, el gesto (hipócrita, como mínimo), no implica ninguna indemnización o compensación, a no ser la promesa de repasar, en 30 años, € 1.100 millones para apoyar proyectos del gobierno en infraestructura en las comunidades Herero y Nama.
Pero, ni siquiera esto es aceptado por grupos como la Fundación Ovaherero que, también el viernes, publicó una nota conjunta con la Autoridad Tradicional Ovaherero y la Asociación de Líderes Tradicionales Nama, sintetizando su descontento con el proyecto que, para comenzar, resultó de negociaciones de las cuales las principales víctimas, los descendientes Hereros y Namas, fueron completamente excluidos, lo que, como se destaca en la nota, solo puede ser calificado como un “escándalo”.
Además de eso, como también se destaca en el documento, transformado en un petitorio (acceda y firme aquí), el “Acuerdo”, que tendrá que ser ratificado por los parlamentos de los dos países hasta setiembre, en la práctica no reconoce el genocidio en términos legales.
“No puede ser sobre nosotros, sin nosotros. Cualquier cosa sobre nosotros, sin nosotros, es contra nosotros”
La frase es una de las principales consignas de los pueblos Herero y Nama en la denuncia contra el genocidio y la lucha por las reparaciones. Y, ahora, frente al acuerdo firmado por el gobierno que ellos dicen no los representa, las organizaciones que luchan por los derechos de las etnias están exigiendo participación efectiva en nuevas negociaciones y la firma de un “Acuerdo de Reparaciones”, en los siguientes términos:
– Que sean pagas reparaciones totales a los descendientes de la comunidades víctimas del genocidio, en lugar de destinar el dinero a un gobierno que no nos representa.
– Exigimos que Alemania acepte su responsabilidad en relación con el genocidio, también de acuerdo con el derecho internacional.
– Queremos que sea deshecho el llamado “Acuerdo de Reconciliación” –y no un ACUERDO DE REPARACIÓN [como defendemos]–, que vemos como un golpe de Relaciones Públicas de Alemania y un acto de traición por parte del gobierno namibio.
La lucha por reparaciones es una lucha de todos nosotros
Además de rechazar el “Acuerdo de Reconciliación” de la forma en que fue negociado, sin la participación de los representantes legítimos de la mayoría de las “comunidades víctimas”, la Fundación Ovaherero contra el Genocidio, la Autoridad Tradicional Ovaherero y la Asociación de Líderes Tradicionales Nama están haciendo una apelación a las Naciones Unidas, la Unión Africana y el resto de la comunidad internacional a que rechacen también esta farsa construida por los gobiernos de Alemania y Namibia.
Nosotros, del PSTU, nos solidarizamos con la lucha de los compañeros y compañeras, pidiendo a los activistas y entidades manifestar su apoyo, recordando, incluso, que la lucha por las reparaciones contra los genocidios coloniales e imperialistas practicados en África, Asia, Américas y Oriente son parte de una misma lucha contra todos los crímenes contra la humanidad practicados por la burguesía desde que esta comenzó a desarrollar, a partir de los años 1500, su proyecto de dominación mundial, que tuvo como pilares fundamentales la explotación y la opresión de los pueblos no europeos, incluso a través del exterminio en masa.
Algo que, en nuestra historia, tiene que ver no solo con el exterminio de pueblos originarios y sus descendientes indígenas, sino también con la esclavitud negra. Procesos para los cuales también exigimos reparaciones que, de forma similar al que es defendido por las organizaciones de Namibia, no solo deben ser discutidos directamente con aquellos que fueron directamente afectados, sino también de ser “sociales”, o sea, volcados a combatir las desigualdades históricas que se profundizaron en la huella de estos crímenes, como la falta de acceso a la educación, la salud, la vivienda, los transportes, la renta y el empleo.
Algo que, en nuestro entendimiento, solo puede ser hecho con la población afectada, con sus aliados en la clase trabajadora y entre los demás sectores oprimidos y explotados, controlando la producción económica, a través de sus propios organismos y deliberando sobre cómo invertir en sus prioridades.
Artículo publicado en www.pstu.org.br, 29/5/2021.-
Traducción: Natalia Estrada.