11 de noviembre: protestas y vigilia en Angola

Los 45 años de la independencia de Angola, recordados el 11 de noviembre de 2020, estuvieron marcados por actos de protesta con represión y detenciones. Cerca de 400 personas fueron anunciadas como desaparecidas en aquel momento y, tras la dispersión forzada de la manifestación antigubernamental –ocurrida en las vísperas, el día 7, la policía admitió que había por lo menos 100 detenciones.
Por: Antônio Tonga y Aníbal Silva
Las protestas exigían el fin de la dictadura y mejores condiciones de vida para la población, además de, concretamente, demandar una fecha para las primeras elecciones autárquicas.
Y como resultante de las protestas y de las luchas se destaca el hecho más grave que fue la muerte del joven Inocêncio de Matos, de 26 años, por heridas en la cabeza, causadas por la represión policial. Inocêncio fue alcanzado por disparos de arma de fuego mientras estaba arrodillado, en una actitud de resistencia pacífica al ataque policial, que utilizaba disparos de armas y lanzamiento de gas lacrimógeno en una de las principales avenidas de Luanda, la Avenida Brasil.
Después del asesinato, la policía impidió a los manifestantes llevar el cuerpo de Inocêncio de Matos, y en los días siguientes intentó descalificar las denuncias sobre la agresión sufrida por él. El comandante provincial de la Policía Nacional de Luanda, Eduardo Cerqueira, negó el hecho de que haya muerto alguien en la manifestación y que el joven Inocêncio solo herido, estaba inconsciente y había sido llevado al hospital. Después, el médico del hospital alegó que el joven universitario había sido muerto por el golpe de algún “objeto contundente” que podría haber sido “un palo o un pedazo de metal de hierro”, que supuestamente podría haber sido dado por cualquiera.
No obstante, la muerte de Inocêncio se encuadra en el rol de violencia constante del régimen dictatorial angoleño, que intenta disfrazar su represión, pero que explícitamente está marcada por una cantidad monumental de violaciones a los derechos, libertades y garantías individuales y colectivas de los ciudadanos.
En virtud de estas mentiras, de los intentos de manipulación del MPLA y del gobierno de João Lourenço, la familia de Inocêncio de Matos exigió una segunda autopsia. Como hubo esta violación, el abogado de la familia rechazó participar de la [primera] autopsia del cuerpo, pues no fue autorizada la entrada de un fotógrafo y la familia de Matos fue impedida de saber las verdaderas causas de la muerte del estudiante.
Por eso, la familia encaminó una carta a la Procuraduría General de la República de Angola (PGR) solicitando la autorización para que un médico legisla independiente y un fotógrafo acompañasen la autopsia. Para presionar la autorización, el padre –Alfredo de Matos– realizó una vigilia frente al Palacio de Justicia para obtener esta segunda autopsia.
En virtud de esto, Inocêncio solo fue enterrado diecisiete días después de su muerte, cuando ocurrieron nuevamente grandes manifestaciones contra el gobierno angoleño.
En la Universidad Agostinho Neto, donde Inocêncio estudiaba, los agentes del Servicio de Inteligencia y Seguridad del Estado (SINSE) entraron para impedir cualquier protesta, prohibiendo la entrada de estudiantes que usaban ropa negra simbolizando el luto por el compañero muerto.
Inocêncio se transformó en un ícono de la lucha contra la dictadura del MPLA. Es el retrato del joven estudiante de una familia humilde que fue a las calles para luchar y conquistar un futuro para su vida.
Este próximo 11 de noviembre está programada la realización de vigilias y actos en Angola y en el exterior, en memoria de Inocêncio de Matos, recordando su lucha y la necesidad de sacar al gobierno burgués y corrupto de João Lourenço.
Abajo la dictadura del MPLA
Angola está situada en la parte austral del África Occidental. Es uno de los países más ricos del continente, debido a sus recursos minerales y naturales, pero la mayoría de su población vive en la miseria. Angola y su pueblo fueron saqueados por el dominio portugués desde 1482, sufriendo con explotación y represión del imperio colonial.
Tres partidos/movimientos se envolvieron en la lucha anticolonial en Angola, en los años 1960-1970; son ellos: el MPLA (Movimiento Popular de Liberación de Angola); la UNITA (Unión Nacional para la Independencia Total de Angola); y el FNLA (Frente Nacional de Liberación del Este). Y la independencia del país fue proclamada el 11 de noviembre de 1975.
Fruto de las movilizaciones populares, el MPLA conquistó el poder, pero aun tuvo que enfrentar una guerra civil para derrotar a las demás organizaciones guerrilleras que recibían apoyo del imperialismo, fundamentalmente. Tales organizaciones contaban con el soporte norteamericano y del gobierno del apartheid, del África del Sur. Con todo, fue un período bastante difícil para la población del país, pues el estimado del número de muertos en esta guerra civil varía entre 500.000 y dos millones de personas.
Después de la guerra, el MPLA pasó a controlar el aparato estatal siguiendo las directrices estalinistas, dictadas por la burocracia de la Unión Soviética y por el gobierno castrista de Cuba. Y bajo esta orientación, no expropiaron ni al imperialismo norteamericano ni al europeo, que continuaron explotando el petróleo y el mineral del país a través de las grandes multinacionales y, más allá de eso, pasaron a reprimir y eliminar físicamente a sus oponentes. Dicho esto, se resalta la masacre más destacada, ocurrida en mayo de 1977, donde los opositores fueron perseguidos, secuestrados y muertos. Así, el MPLA se aprovechó de la ocasión para eliminar a toda una vanguardia que se construyó en el proceso del poder popular, como las brigadas femeninas, los intelectuales y artistas, entre otros que tenían una perspectiva revolucionaria. Y hasta hoy, el gobierno no se responsabiliza ni entrega los cadáveres a los familiares.
Actualmente, el MPLA, a partir del Estado y de sus tribunales realiza un ataque antidemocrático más interviniendo directamente dentro de la UNITA y destituyendo a su presidente. De esta manera, el gobierno busca evitar que el representante de la UNITA pueda concurrir a las elecciones presidenciales de 2022, y tenga la posibilidad de ganarlas. Eso porque el grado de insatisfacción del pueblo con el gobierno de João Lourenço es muy grande. Así, esta intervención debe ser repudiada por todo el movimiento social, dentro de Angola e internacionalmente, por interferir en los trámites del proceso electoral al impedir la candidatura.
No obstante, es fundamental analizar con profundidad lo que realmente son, en la actualidad, la UNITA y el MPLA, que se transformaron en grandes partidos políticos burgueses. El MPLA está garantizándose en el poder aplicando una política burguesa y en total alianza con el imperialismo. Por eso, no hay duda de que la primera tarea de los movimientos sociales es la de derrocar la dictadura constituida por el MPLA, y conquistar un régimen con libertades democráticas en el cual la clase trabajadora deje de ser perseguida y presa por la dictadura. E que incluso, trabajadores, movimientos populares, mujeres, entre otras minorías conquisten derechos en que puedan organizar sus entidades de clase y el movimiento sin interferencia de la burocracia del Estado y su policía política. No obstante, luego de caracterizar al MPLA pasemos a la UNITA.
La UNITA no es una alternativa para la clase trabajadora y la juventud
Hoy, muchos jóvenes revolucionarios están yendo a las calles contra la dictadura del MPLA, indignados por décadas de represión y persecución. En este momento, están particularmente indignados con la maniobra y el golpe que el gobierno de João Lourenço está dando en la democracia cuando interviene en la UNITA y saca a su presidente, Adalberto Costa Júnior, el principal dirigente de la oposición.
Adalberto Costa es tenido en encuestas (como la de AngoBarómetro) con 40% de intención de voto para las próximas elecciones presidenciales, superando en 2% a João Lourenço. [Así,] el objetivo es sacar a aquel de la disputa presidencial de 2022, en la cual muchos creen que pueda darse la alternancia de poder.
Pero con esto se generan expectativas y esperanzas en Adalberto Costa y en la UNITA. No obstante, queremos recordar a nuestros hermanos de lucha (con todo respeto y reconocimiento por su combatividad) que ni la UNITA o cualquier otro partido burgués, que hoy forman parte del Frente Patriótico, llevarán hasta el final la lucha para derrocar al MPLA y conquistar libertades democráticas. Lo que sería necesario, pues como escribió Nahuel Moreno: “Ningún sector privilegiado acepta perder sus privilegios (…) Por el contrario, todo sector privilegiado tiende a aumentarlos”[1].
La UNITA es el segundo mayor partido del país, se presenta como oposición, pero está totalmente adaptado al régimen y en verdad es socia del MPLA en él. Tal afirmación se expresa y puede ser confirmada por diversos hechos, uno de ellos ocurrido antes de la reunión del Consejo de la República, de cual hace parte el presidente João Lourenço, que cuando dio posesión a Isaías Samakuva como miembro de este comité, por ser presidente de la UNITA (la UNITA tiene vacante cautiva en el Comité de la República), destacó sus cualidades como dirigente. Samakuva respondió resaltando la alianza del trabajo conjunto: “Esa responsabilidad nos lleva a trabajar para la unidad nacional, nos lleva a estar más próximos del señor Presidente con nuestro saber, nuestra experiencia, para poder ayudar en aquello que sea necesario”.
Reafirmamos que hoy la prioridad es sacar al MPLA del poder y para eso podemos y debemos realizar “unidad de acción” con sectores de la UNITA para conseguirlo, pero recordamos: la UNITA no tiene la estrategia de realizar grandes cambios. Eso está explícito en su propio manifiesto, donde defiende que, como máximo, pretende “la alternancia de poder” defendiendo una “reconciliación entre […] todos”, una “convivencia armónica”. Por eso, la UNITA también se pone a “total disposición” para establecer un entendimiento con relación a la legislación electoral para las autárquicas.
Entonces, no se plantean el objetivo de acabar con el caos económico en que vive el país, tampoco pretenden poner fin a la miseria de los trabajadores, de la juventud y de la población más carente. Eso está evidenciado, también, en su “Programa de Emergencia Nacional”, en el que defiende una intervención económica imperialista. Frente a eso es que se puede afirmar que la UNITA es una organización burguesa, sumisa a la política imperialista, tanto norteamericana como europea.
La afirmación de que la UNITA es un partido burgués puede ser constatada también en la participación en la Internacional Democrática de Centro (IDC), que es actualmente presidida por Andrés Pestrana que, cuando fue presidente de Colombia, reprimió a los trabajadores y fue responsable por operaciones militares que causaron violaciones a los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario (DIH)[2]. De la IDC también forma parte el partido “Demócratas”, el DEM del Brasil, que apoya al gobierno Bolsonaro. Y, lo peor, forma parte el Fidesz (Unión Cívica Húngara), del cual el actual presidente Viktor Orbán de Hungría mantiene “actitudes xenofóbicas, [de] miedo y odio” y en sus discursos se presenta como antiinmigración y rechaza vehementemente el multiculturalismo, una concepción donde no hay espacio para inmigrantes musulmanes y tampoco para africanos[3].
Por ser un partido burgués, la UNITA representa –y está constituida– por parte de las clases sociales pudientes y que viven muy bien, mientras la mayoría del pueblo angoleño vive en la inseguridad de no saber como será el día de mañana. Se opone al MPLA de fachada, pues se beneficia del actual régimen dictatorial, recibiendo una porción de la “torta” y lo que quiere es ganar una porción mayor, y para eso apuesta a una victoria en las elecciones de 2022.
Construir una nueva dirección de la juventud, de los trabajadores y los pobres
Derrocar al MPLA y conquistar libertades democráticas, aunque limitadas, representará un importante paso al frente en relación con la dictadura que gobierna el país hace décadas. Sin embargo, los problemas estructurales del pueblo pobre y de la clase trabajadora no serán resueltos solo con eso. Angola precisa una revolución que socialice de verdad los grandes medios de producción en beneficio del pueblo, como el petróleo y los minerales. Solo quien podrá llevar eso a cabo son los trabajadores y la juventud.
Inocêncio de Matos era parte de esta juventud proletaria luchadora, así como los 17 jóvenes presos, agredidos y torturados en 2015 porque querían el derrocamiento de José Eduardo dos Santos. Jóvenes conocidos como los “15+2”, acusados de los “actos preparatorios para la práctica de rebelión”.
Jóvenes que, con la participación de hombres y mujeres, están al frente de la organización de actos públicos y manifestaciones en defensa de la libertad y contra el gobierno del MPLA, siendo la referencia y el ejemplo para la clase trabajadora.
Son ellos, junto con los sectores más explotados de la sociedad, los obreros, como los petroleros o los trabajadores de la minería, que deben construir la verdadera alianza para construir una alternativa de dirección al proceso de transformación social que Angola y los demás países africanos precisan: una verdadera Revolución Socialista con la clase trabajadora y la juventud en su vanguardia.
Aunque para derribar al MPLA se pueda organizar “unidad de acción”, la salida para esta lucha no será con una política policlasista. Pues los intereses de la clase burguesa, hoy dueños del país, de explotar a los más pobres y entregar las riquezas de la nación a las multinacionales, no puede asociarse con los intereses de los de abajo, los más pobres, de conquistar una vida digna. Son intereses opuestos y antagónicos. Buscar una política de conciliación de clases llevará inevitablemente a que los trabajadores sean perjudicados por los más ricos.
Debe llevarse una lucha combinada, entre las cuestiones “democráticas” y la de realizar una revolución social. En las palabra de León Trotsky: “las tareas democráticas se entrelazan con las socialistas”[4].
La lucha por libertades democráticas debe caminar paso a paso con la lucha por el verdadero socialismo. En el cual exista el respeto al derecho a la vida, la libertad y las necesidades de los trabajadores y el pueblo pobre.
Procesos revolucionarios continúan ocurriendo en todos los continentes, como también en el África, con la lucha de nuestros hermanos en el Sudán. Nuestra tarea es superar las direcciones burguesas, reformistas y no revolucionarias, y construir una organización revolucionaria para estar al frente de las masas en esta lucha.
En Angola los “revús” [jóvenes activistas del Movimiento Revolucionario Angoleño, ndt.] pueden ser el embrión de esta organización de la cual nacerán los núcleos de las organizaciones revolucionarias.
Solidaridad internacional al día 11
Los manifestantes que vayan a las calles el día 11, precisarán de la solidaridad de la clase trabajadora y de la juventud internacional, principalmente la portuguesa y la brasileña. Eso será fundamental para que la lucha contra la dictadura sea victoriosa. Por eso, estaremos juntos en estas manifestaciones, expresando nuestra solidaridad internacional a nuestros hermanos que están en Angola.
[1] Tesis de Actualización del Programa de Transición.
[2] Martha Cecilia García Velandia, Las luchas sociales en Colombia: resistencia frente a la guerra, https://www.redalyc.org/pdf/177/17710109.pdf
[3] https://veja.abril.com.br/mundo/conselho-europeu-denuncia-violacao-de-direitos-humanos-na-hungria/
[4] La independencia de Ucrania y la confusión sectaria, Escritos, 1939.
Traducción: Natalia Estrada.