«Va a haber una alternativa socialista de los trabajadores en las elecciones»

Un mismo origen, dos historias. Dos trayectorias que se iniciaron en el mismo escenario: la explosiva oleada de huelgas obreras en el ABC (Gran San Pablo) de finales de la década de 1970. De un lado, el grupo de sindicalistas que ganó expresión nacional y cuya figura clave es el actual presidente Lula. Del otro, activistas socialistas como José Maria de Almeida, Zé Maria, lanzado como precandidato a presidente por el PSTU.
Hoy, Zé Maria es uno de los dirigentes del PSTU e integra la Secretaría Ejecutiva Nacional de la Conlutas. Si Zé Maria compartió las rejas de la cárcel con Lula durante la dictadura militar, hoy los caminos son opuestos. La siguiente entrevista fue publicada por Opinião Socialista (periódico del PSTU) en diciembre pasado, cuando la dirección del PSOL defendía una alianza electoral con el burgués PV (Partido Verde). Zé Maria habla sobre su trayectoria, el gobierno Lula y sobre las razones del PSTU para lanzar su precandidatura. Este lanzamiento mostró que hay espacio para una opción socialista en las próximas elecciones. El primer y más importante acto fue realizado el pasado 13 de noviembre, en San Pablo. Luego, hubo actos en Rio de Janeiro, Porto Alegre, Belém, Fortaleza, Recife y Belo Horizonte.
¿Por qué, a pesar del origen común, su trayectoria fue tan diferente a la de Lula y otros sindicalistas de aquel periodo?
Nuestras diferencias ya eran muy grandes en aquel periodo. Lula ya integraba la burocracia sindical que venía de la dictadura, y resolvió “cabalgar” sobre las movilizaciones que surgían en aquel periodo. Pero, a diferencia de nosotros, nunca tuvo una perspectiva socialista.
Dentro del PT, desde su fundación, se estableció una lucha política muy dura sobre su programa y la estrategia que aquel partido abrazaría. Y a cada encuentro del PT, se percibía un avance en el abandono de todo lo que había de más radical y anticapitalista, en las definiciones programáticas y en la carta de principios del partido.
¿Cuál el sentido de su precandidatura a la presidencia?
Ya existe un esfuerzo enorme de toda la burguesía para presentar alternativas para 2010. Proyectos para el país que representan nada más que los intereses de la propia burguesía, pero que son vendidos para los trabajadores como proyectos que defienden “mejores condiciones de vida para todos”. Esto es así porque el apoyo, o por lo menos la pasividad de las masas, es condición fundamental para que la burguesía pueda continuar expoliando la clase trabajadora y mantener su rentabilidad.
Vivimos, por otro lado, una reanudación de las luchas y de las huelgas. A pesar de que todavía son muy puntuales, hay un proceso de luchas en que los trabajadores parten de las reivindicaciones más concretas y enfrentan, aunque de forma parcial, los efectos de la crisis económica. Es una necesidad de los trabajadores que esas luchas estén representadas a través de un proyecto que realice la disputa política electoral, el año que viene. Ese es el desafío de la izquierda socialista.
¿Cómo analiza el gobierno Lula?
Las personas, obviamente, no esperaban de Lula una revolución. Pero si esperaban que, al menos, se revirtiese una prioridad histórica que siempre caracterizó las acciones de los gobiernos: la prioridad de los bancos y las grandes empresas. Lo que nosotros hemos visto en esos siete años de gobierno, sin embargo, es que no sólo no cambió esa prioridad sino que hubo una intensificación en el sentido de la atención de esos intereses patronales.
Cuando vino la crisis, el gobierno adoptó cientos de medidas para proteger a los banqueros y a las empresas. El periódico Globo publicó un reportaje, en diciembre pasado, mostrando que, sólo entre septiembre y diciembre, las medidas del gobierno transfirieron a bancos y empresas el equivalente a aproximadamente 180.000 millones de dólares. Y, desde entonces, tuvimos todavía una serie de medidas, como la exención de impuestos para las empresas automotrices y la llamada línea blanca (heladeras, cocinas y electrodomésticos). Pero no hubo ninguna medida para proteger a los trabajadores. Esa crisis mostró, de forma más categórica, la opción hecha por el gobierno.
¿Y la política externa del gobierno?
Brasil tiene un peso muy importante en América Latina. Podría, por ejemplo, ante el estado de penuria que vive el continente, llamar a una unidad de los países sudamericanos para suspender el pago de las deudas y rechazar las políticas neoliberales. Sin embargo, esa influencia es ejercida en sintonía con los intereses del imperialismo en la región. El gobierno actúa para estabilizar situaciones, como en Bolivia, Ecuador, u Honduras, y por ahí va la cosa.
Con la crisis, fue todavía más grave, porque Lula utiliza su prestigio en el intento de salvar instituciones como el FMI, en un contexto en que el mundo cayendo, exactamente por las orientaciones del propio Fondo. El esfuerzo del país de inserción en el escenario político internacional es el esfuerzo de ser parte de ese “orden establecido” y dominado por el imperialismo. Haití es la expresión más grave de eso. Son las Fuerzas Armadas de Brasil las que están siendo utilizadas directamente para garantizar los intereses de las transnacionales instaladas en Haití. No hay papel más vergonzoso que se pueda cumplir hoy que ese. Es ese el papel internacional que Lula quiere para Brasil.
¿Cuál va a ser entonces el papel de la derecha en las elecciones?
Ese es el gran problema de la derecha en Brasil. Ellos no tienen un programa alternativo para presentar. ¿Por qué? Porque el programa del Lula es el de ellos. Lula sencillamente tomó el programa del ex presidente Fernando Henrique Cardoso y lo sigue aplicando. Algunas veces, hasta con más competencia. Incluso porque Lula tiene más respaldo y, por lo tanto, mayor capacidad de acción.
Ahora, obviamente, la derecha tradicional, aunque tenga acuerdo con la política que Lula aplica, no renuncia a disputar y controlar ella misma el aparato de Estado. Hoy, la burguesía gobierna a través de Lula y del PT. Le gustaría gobernar, sin embargo, a través del PSDB y de José Serra (1).
Y la candidatura de Marina Silva?
La articulación de la candidatura Marina (2), a pesar de intentar diferenciarse de Lula, no difiere en nada de los siete años de su gobierno. Incluso porque Marina Silva es completamente cómplice de los crímenes más graves que han sido cometidos contra el medio ambiente en nuestro país, en las últimas décadas. Lula liberó los transgénicos en el país cuando Marina era ministra de Medio Ambiente. El gobierno Lula es responsable por la transposición del Río San Francisco. Cuando Dom Cappio estaba a la orilla de la muerte (2), luchando contra la transposición, no se oyó una palabra de la ministra Marina Silva. Cuando el gobierno Lula aprobó una ley que loteó la Amazonia para los empresarios madereros del mundo entero, no hubo ninguna acción de la ministra para impedir que aquello aconteciese. Entonces no hay ninguna diferencia de contenido entre lo que es Marina Silva, Dilma Roussef o Ciro Gomes. Son todos lo mismo.
¿Su precandidatura substituye el llamado al Frente de Izquierda o él se mantiene?
Nosotros creemos que la izquierda socialista brasileña tiene la obligación de presentar una candidatura que sea la expresión de la lucha de los trabajadores en las fábricas, en las escuelas y en los barrios. Y creemos que la mejor forma de hacer eso es a través de la unidad de los tres partidos socialistas brasileños que están en el campo de la oposición al gobierno Lula: el PSOL, el PSTU y el PCB.
Lo que ocurre es que, por la evolución política que tiene lugar, sobre todo dentro del PSOL, es cada vez más difícil la constitución de ese frente. Queríamos la candidatura de Heloísa Helena (3) junto con el vicepresidente para nuestro partido, pues creemos que el patrimonio político de ella es muy importante y podría potenciar esa disputa. Heloísa aparentemente decidió que no va a ser candidata a la presidencia y prefiere disputar el cargo de senadora por Alagoas. El PSOL vive una crisis muy grande, las decisiones tomadas en su congreso apuntan para un contenido programático de la campaña con la cuál no existe la mínima posibilidad de que el PSTU concorde.
Pero nosotros vamos a seguir con el llamado y a esperar la evolución política, en estos meses. Lo que queremos registrar es que la precandidatura, a la vez en que sigue haciendo el llamado al Frente, expresa también otra señalización: va a haber una alternativa de los trabajadores en las elecciones con un Frente de Izquierda o a través de una candidatura del PSTU.
Heloísa Helena ya declaró públicamente su apoyo a Marina Silva. ¿Cómo ve eso?
No hay ninguna posibilidad de una alianza que involucre al PSTU alrededor de una candidatura de Marina Silva, que va a ser la candidatura “disfrazada” de un sector de la burguesía brasileña. Pero, por otro lado, ese apoyo es la expresión del retroceso político de la dirección del PSOL. Es decir, sería un paso trágico para un partido que se dice socialista.
Si se concreta, ¿cuál va a ser el perfil de la candidatura del PSTU?
Nuestro programa va a expresar las luchas de los trabajadores en los sindicatos, movimientos populares, de los estudiantes y sus reivindicaciones. Pero, partiendo de eso, necesita además avanzar en dos cuestiones fundamentales. En primero lugar, hacer la ligazón de esas luchas con los aspectos estructurales de la sociedad capitalista y en la búsqueda de la construcción de una sociedad de otro tipo, una sociedad socialista. Entonces, el programa tiene que ser anticapitalista, debe apuntar hacia la necesidad no sólo de la nacionalización del sistema financiero, de manera general, y de las grandes empresas que han sido privatizadas, sino también hacia el cuestionamiento de la propiedad privada, que es la base del sistema capitalista y es el mecanismo fundamental para la concentración de la riqueza producida por el pueblo en manos de algunos pocos banqueros y empresarios.
Hay que apuntar, entonces, hacia la ruptura con el capitalismo y también hacia la ruptura con la dominación del imperialismo, ejercida a través de los organismos multilaterales y los monopolios económicos. El programa debe también cuestionar los mecanismos que permiten la perpetuación de ese sistema. No son las elecciones las que van a cambiar la vida de los trabajadores, son sus luchas y su organización. Entonces, nuestra candidatura va a expresar las luchas, denunciar el régimen y apuntar una salida socialista.
Cronología
La trayectoria de un obrero que no cambió
José Maria de Almeida nació en Santa Albertina, interior de San Pablo, en 1957. A los 20 años, fue a estudiar en la Fundación Santo André, en el ABC y, de día, trabajaba como metalúrgico. “Yo era novato en Matemáticas y fui a asistir a un debate en Sociología”, recuerda. “Me quedé allí, sin entender mucho”, se divierte. Hasta que el orador comenzó a hablar de los obreros, de la explotación en las fábricas… “Eso ahí ya lo entendía. Acabé conociendo a esa gente, que era de la Liga Operaria”, cuenta Zé Maria.
1977
Zé Maria ya estaba próximo al grupo trotskista y fue invitado a distribuir el boletín “Chispa”, para el 1º de mayo. “Fui preso en mi primera distribución de materiales”, recuerda. Estuvieron 30 días en la cárcel y la campaña por la liberación motivó las primeras paseatas de los estudiantes contra la dictadura.
1978
Es uno de los dirigentes de la ola de huelgas en el ABC y uno de los principales dirigentes metalúrgicos de Santo André. Obrero de la Cofap, integra el comando de huelga del ABC.
Fue preso con Lula y otros 10 sindicalistas, es encuadrado en la Ley de Seguridad Nacional y queda detenido otro mes. Aún en 1978, es quien propone en el Congreso de los Metalúrgicos de Lins (SP) la fundación de un Partido de los Trabajadores. Participa, después, de la fundación del PT y de la CUT.
1984
Se muda a Minas Gerais, donde participa de la victoria de la lista de oposición, dirigida por la Convergencia Socialista, en el Sindicato de los Metalúrgicos de Belo Horizonte y Contagem.
1989
Zé Maria lidera la huelga con ocupación de la siderúrgica Mannesman. Durante siete días, cientos de obreros controlaron la empresa. En una huelga radicalizada, los obreros usaban barrotes de hierro y, encapuchados, esperaban a la policía. La huelga fue noticia nacional y permitió la fundación de la Federación Democrática de los Metalúrgicos de Minas Gerais, en aquel año.
1992
Junto con Convergencia Socialista, es expulsado del PT por impulsar la campaña de “Fuera Collor” (entonces presidente de Brasil), a la que se oponía la mayoría de la dirección del PT. Dos años después, Zé Maria es uno de los fundadores del PSTU.
1998
Es candidato a presidente de la República por el PSTU, con el lema “Contra burgués, vote 16” (número de la lista del PSTU).
1999
Participa de la preparación de la “Marcha de los 100.000”, en Brasilia, donde pone a votación la propuesta de “Fuera Fernando Henrique y el FMI”.
2002
Nuevamente candidato a presidente, ofrece una alternativa a Lula y Serra, que habían firmado el protocolo de intenciones con el FMI. El PSTU pone la campaña a servicio de la denuncia del Alca, que transformaría al país en una colonia de EE UU. El partido sale fortalecido. Zé Maria recibe 400 mil votos. Lula es elegido. El PSTU advierte que, sin romper con el Alca y el FMI, Lula no gobernaría para los trabajadores.
2003
El primer año de Lula confirma el alerta del PSTU. La reforma del sistema previsional, apoyada por la CUT, es un duro ataque a los funcionarios públicos. Zé Maria participa activamente de la huelga de los trabajadores públicos.
2004
Renuncia su cargo en la CUT y es uno de los organizadores del Encuentro Sindical en Luiziânia (antecedente de la Conlutas).
2006
Participa del Congreso Nacional de los Trabajadores (Conat) que aprueba la fundación oficial de Conlutas.
2007
En junio, una caravana de Conlutas viaja a Haití, exigiendo la retirada de las tropas. Esa será una de las principales campañas de Conlutas.
2008
En julio, se realiza el II Congreso de Conlutas, en Betim (Minas Gerais). Tras el congreso, representantes de diversos países, incluyendo Haití, participan del Elac (Encuentro Latinoamericano y Caribeño de Trabajadores).
2009
La crisis capitalista provoca miles de despidos, como en la General Motors y la Embraer. Zé Maria denuncia que el presidente de la CUT sabía de los despidos en la Embraer y se quedó callado. En enero, participa de acto en Itabira, con trabajadores de la empresa minera Vale do Rio Doce.
En noviembre, es uno de los principales organizadores del Seminario de Reorganización, que convoca a un congreso para 2010, que puede significar la unidad de la Conlutas, la Intersindical y otras organizaciones.
(1) Gobernador de San Pablo y probable candidato de la oposición de derecha a la presidencia.
(2) Ex ministra del Medio Ambiente y candidata del Partido Verde. El PV brasileño es un partido burgués que funciona como una “leyenda de alquiler”. Es decir, se asocia con diferentes figuras políticas sin que sea necesario acuerdo ideológico o programático. Tiene cargos en diferentes gobiernos provinciales del país, inclusive en el gobierno Lula. En el estado de Mato Grosso, por ejemplo, apoya el gobernador Blairo Maggi (PR), uno de los mayores productores de soja del país y conocido enemigo de la causa ambiental. Hasta premiado por Greenpeace con el trofeo “Motosierra de Oro”, dedicado a los enemigos de la causa ambiental. Entre sus dirigentes está el hijo de José Sarney (corrupto oligarca que preside el Senado).
(3) Sacerdote que realizó dos huelgas de hambre contra las obras de transposición (cambio artificial de curso) del Río São Francisco.
(4) Ex candidata a la presidencia de la república por el Frente de Izquierda, en 2006. Su candidatura obtuvo más de 6 millones de votos.