Vie Mar 29, 2024
29 marzo, 2024

Unidad de los trabajadores del campo y la ciudad para exigir la salida del gobierno de Lasso

El Ecuador atraviesa una de las crisis sociales, políticas y de inseguridad más profundas de su historia, agravadas por desastres como la fuerte temporada invernal y el terremoto que afectó sobretodo a las provincias del sur del país, especialmente las ubicadas en la Costa. Una nueva tragedia ocurrió recientemente en la ciudad de Alausí (provincia del Chimborazo), debido al deslizamiento de la montaña que ha sepultado a varios barrios, provocando un número aún indeterminado de víctimas, personas desaparecidas y cuantiosos daños materiales. Lo más grave en este caso, es que se conocía con antelación del peligro, pero las autoridades, tanto nacionales como locales, no tomaron las medidas necesarias para informar a la población y adoptar las medidas preventivas para evacuar la zona del desastre.

Por: Miguel Merino (ART)

La responsabilidad fundamental de la crisis socioeconómica recae sobre el actual gobierno de Guillermo Lasso, por sus políticas neoliberales ortodoxas que han beneficiado a la banca y los grupos económicos más poderosos y han agravado la situación de desempleo, pobreza e inseguridad de las clases populares. El gobierno derechista ha canalizado los principales recursos del país a fortalecer la Reserva Monetaria Internacional (su monto está entre 9 y 10 mil millones de dólares), al pago de la deuda externa y a honrar los compromisos con el Fondo Monetario Internacional. Con el pretexto de reducir el déficit fiscal que según el gobierno se debe al excesivo gasto público, la inversión social del Estado se ha reducido provocando el dasabastecimiento de medicinas en los hospitales públicos, la disminución del presupuesto a la educación, especialmente universitaria, la ausencia de obra pública, el deterioro del IESS, la ineficiencia de las instituciones estatales por la reducción de personal y la falta de insumos básicos, entre otros problemas. Es un plan premeditado para justificar la privatización de la empresas públicas y fortalecer a las grandes empresas privadas, las cuales han sido beneficiadas con las exenciones de sus deudas y obligaciones por alrededor de 6.300 millones de dólares en este período de gobierno.

El tema que más se debate en el país en la actual coyuntura, es la crisis política centrada en la deslegitimación experimentada por el gobierno de Lasso, debido a su pésima gestión en todos los campos, agudizada por las graves denuncias de corrupción y su probable vinculación con el narcotráfico, destapada por un medio digital privado vinculado a la derecha política (La Posta), en el caso conocido como el Gran Padrino, actualmente investigado por la Fiscalía.

Las pasadas elecciones seccionales del 5 de febrero confirmaron la impopularidad del gobierno, tanto por los resultados de la consulta popular, donde el NO se impuso en las 8 preguntas, como en las votaciones para elegir a las nuevas autoridades regionales, en las cuales los candidatos oficialistas fueron vapuleados. La crisis ha llegado a tal nivel que varios sectores de la oposición política al gobierno, incluido el Partido Social Cristiano que fue un aliado fundamental para que Lasso alcanzara la presidencia, han planteado varios mecanismos constitucionales para que este deje el poder. También las organizaciones sociales más representativas como la CONAIE, la FENOCIN, el FUT y varios movimientos sociales se han pronunciado por la consigna ¡Fuera Lasso¡

Vías para la destitución de Lasso

En este marco, están planteadas dos vías fundamentales para la destitución del actual presidente:

1) Salidas institucionales en el marco de la Constitución y la leyes del país.

2) Las movilizaciones y lucha de las masas en las calles para obligar a la salida de Lasso.

Dentro de la salidas institucionales existen a su vez tres posibilidades:

– El juicio político al Presidente por parte de la Asamblea Nacional (Art. 129 de la Constitución). Este proceso se halla en curso a partir de que en la Asamblea Nacional aprobó por una amplia mayoría de representantes (104 de 137) el inicio del mismo. Una vez que la Corte Constitucional   ha emitido un dictamen favorable para que la Asamblea Nacional proceda al juicio, se necesita contar con al menos 92 votos de los asambleístas (las dos terceras partes) para la destitución del Presidente. El ejecutivo empezará intensas negociaciones para evitar que esa mayoría lo destituya y posiblemente lo consiga, porque los bloques de Pachakútik y la Izquierda Democrática se hallan divididos al respecto, desnudando su heterogeneidad, su inconsistencia y el oportunismo político de varios de sus integrantes.

– La llamada “muerte cruzada” (Art. 148 de la Constitución) es un mecanismo por el cual el Presidente está facultado para disolver la Asamblea Nacional por ciertos motivos contemplados en la Constitución. En este caso el Consejo Nacional Electoral debe convocar a nuevas elecciones legislativas y presidenciales para lo que resta de los respectivos períodos. Aunque el gobierno ha amenazado varias ocasiones con la aplicación de este procedimiento, es muy difícil que lo ejecute ya que sería un suicidio político, debido a que perdería en las elecciones. Además, este mecanismo resulta muy peligroso porque hasta la instauració n de la nueva Asamblea (6 meses) el presidente puede expedir leyes y decretos de emergencia económica.

– Revocatoria del mandato (Art. 105 de la Constitución): consiste en una iniciativa de la ciudadanía, que debe contar con el respaldo de un número no inferior al 15% de los inscritos en el registro electoral. Para viabilizarlo se requiere la aceptación del Consejo Nacional Electoral, el cual debe convocar a una consulta revocatoria a realizarse en un plazo de 60 días. Algunos colectivos ciudadanos han presentado ya pedidos de revocatoria a dicho organismo, sin obtener hasta la actualidad una respuesta favorable.

Posibilidades de movilización popular

La segunda vía es una movilización de masas muy potente que obligue a la salida de Lasso. Recordemos que en la historia ecuatoriana de las últimas décadas tres gobiernos salieron por estallidos populares: el de Abdalá Bucaram en 1996, el de Yamil Mahuad en el 2000 y el de Lucio Gutiérrez en el 2006. Sin embargo las condiciones políticas del país han variado y pese a las poderosas insurrecciones populares de Octubre del 2019 y Junio del 2022, no se planteó siquiera la posibilidad de que se fueran Lenin Moreno en el primer caso y Guillermo Lasso en el segundo.

Los poderes tanto internacionales como internos se han blindado para impedir que la voluntad popular sea canalizada hacia un recambio de gobierno y las propias fuerzas populares no han contado con una dirección política orientada en este sentido y un programa que plantee cambios estructurales en la muy desigual sociedad ecuatoriana.

Temas claves que permitan avisorar la posibilidad de un estallido social o un paro nacional, serían: 1) analizar el estado de ánimo de las masas y su disposición a salir a las calles, y 2) la posibilidad de que las organizaciones y movimientos sociales convoquen a movilizaciones. En este segundo caso, son el movimiento indígena y la CONAIE los que ostentan una mayor autoridad moral ante la ciudadanía para convocar a la lucha popular. Sin embargo, conocemos que su situación es de una gran heterogeneidad social, política e ideológica. El actual gobierno ha realizado grandes esfuerzos para dividir al movimiento indígena y en parte lo ha logrado a través de la cooptación de dirigentes y asambleístas de Pachakútik. En todo caso, la situación vital de la gran mayoría de ciudadanos es tan precaria que existen condiciones, tanto objetivas como subjetivas, para un nuevo estallido popular.

Asamblea Popular convocada por la CONAIE

La CONAIE convocó el pasado 18 de marzo a una Asamblea Popular que contó con la presencia de alrededor 120 personas y 82 organizaciones sociales y políticas que están de acuerdo en unirse y organizarse para combatir al nefasto régimen gobernante y plantear la salida de Lasso. La mayoría de los delegados venían del sector campesino e indígena pero también hubo representantes de organizaciones barriales urbanas, de colectivos feministas, ambientalistas, culturales, de trabajadores principalmente informales y de comerciantes, de derechos humanos y estudiantiles. La agenda de la Asamblea trató tres temas fundamentales: la necesidad de la unidad de todas las fuerzas sociales que se oponen al régimen, la plataforma de lucha y las futuras movilizaciones.

Sus principales resoluciones fueron: 1) exigir la salida de Lasso y todo su equipo de gobierno. Exigir y apoyar el proceso de juicio político debido al nexo del gobierno con el narcotráfico. 2) Llamar a organizaciones de la sociedad civil del campo y de la ciudad a levantar un proyecto plurinacional y de poder popular desde las bases. 3) Rechazar el divisionismo… 4) Exigir a la Corte Constitucional y a la Asamblea para que procedan con el juicio político y destitución del gobierno. 5) Mantener la exigencia de las demandas postergadas por los gobiernos de turno, los 10 puntos de junio del 2022, defensa del IESS y del seguro social campesino en contra de las políticas de privatización. Defensa de la clase trabajadora, tanto de los sindicalizados como de los no sindicalizados, así como de los trabajadores formales e informales. Derecho de los campesinos a las tierras ante los intentos del gobierno de entregar los territorios a los grupos de poder. Defensa de la salud pública, acceso a la medicina gratuita y condiciones laborales óptimas para los trabajadores de la salud. Defensa de las empresas públicas, no a la privatización de los sectores estratégicos. Defensa de los territorios ante la industria extractiva. Rechazo a la ola de inseguridad, exigiendo reformas profundas a las instituciones policiales y militares… Políticas de alivio financiero para las familias endeudadas. Apoyar la consulta popular del Yasuní, así como la iniciativa Quito sin minería y otras del mismo tipo. Articular la lucha de los sectores culturales. 6) Rechazar la criminalización de los dirigentes, líderes sociales, de los derechos humanos y de la naturaleza y de todos los presos políticos en el Ecuador. 7) Rechazar la violencia de género y de las disidencias sexuales, exigir políticas públicas con presupuesto para erradicar esta problemática. 8) Apoyo a la comunidad de Rumiloma en la defensa de su territorio. 9) Denunciar la crisis migratoria que está dejando comunidades en el abandono y responsabilizar de este fenómeno al modelo neoliberal instaurado por el gobierno de Lasso. 10) Exigir un juicio a las autoridades de educación y salud por vulnerar el acceso a estos derechos básicos. 11) Convocar  a todas las organizaciones sociales a la marcha del 28 de Marzo para la entrega de la Ley de Aguas. 12) Solidarizarse con la lucha de los trabajadores franceses ante el aumento de la edad de jubilación de 62 a 64, así como del pueblo peruano y el palestino. 13) Convocar a la Asamblea Plurinacional y Popular que se llevará al cabo de 15 días a partir del 28 de marzo.

La tarea más urgente en esta compleja coyuntura es alcanzar la unidad de los trabajadores y los movimientos sociales del campo y la ciudad para enfrentar el modelo neoliberal y las políticas antipopulares del actual gobierno. La consigna ¡Fuera Lasso¡ expresa la profunda desesperación que vive la población ecuatoriana empobrecida, temerosa y sin oportunidades para mejorar sus precarias condiciones de vida. Esta demanda política plantea la necesidad de apoyar acciones institucionales como el juicio político al Presidente o la revocatoria del mandato, pero con la fuerza de la movilización popular.

Sin embargo, debemos ser conscientes de que las salidas institucionales para que Lasso deje el poder tienen una gran limitación que es la sucesión constitucional. Si Laso deja el poder le sucedería el vicepresidente Borrero o el Presidente de la Asamblea Nacional. Es decir, se cambia la persona pero no el modelo. Cambiar el modelo y más aún el sistema, requiere una lucha larga, mucho más profunda y organizada. Requiere una movilización nacional sostenida, la construcción del poder popular desde las bases sociales. Requiere la recuperación de espacios de solidaridad, reciprocidad, participación democrática, requiere la elaboración de una plataforma y un programa  que plantee cambios estructurales.

El capitalismo mundial hace agua por todos sus costados. Las luchas más recientes en el Perú, Francia, Palestina, Irán, la resistencia heroica del pueblo de Ucrania frente a la invasión rusa y muchas otras luchas menos conocidas, son la expresión de un ascenso en la lucha de clases a escala planetaria. Los estallidos sociales seguirán produciéndose, pero si no existe una dirección política revolucionaria de carácter internacional con capacidad para canalizar las luchas a la toma del poder por la clase trabajadora y la construcción de una sociedad socialista, la crisis actual que provoca sangre, sudor y lágrimas seguirá prolongándose.

Más contenido relacionado:

Artículos más leídos: