Quién fue Olavo de Carvalho y las raíces de su influencia

El 24 de enero murió Olavo de Carvalho. En toda la prensa, dos son los abordajes recurrentes a su figura. Los medios que apoyan el gobierno de Jair Bolsonaro, o los que se dicen conservadores, lo llaman uno de los más grandes pensadores brasileños de la historia, un filósofo de renombre mundial, responsable de renovar la cultura brasileña e incluso hay simpatizantes que quieren canonizarlo. Entre los opositores, Olavo es llamado loco, negacionista, oscurantista, gurú de una masa de idiotas que salieron del armario. Nuestro objetivo en este artículo no es añadir un par de nuevos adjetivos en esta contienda estéril.
Por: Gustavo Lopes Machado
La pregunta que debe responderse, en primer lugar, es cómo una figura como Olavo de Carvalho ganó tal protagonismo en el Brasil. A punto tal que a su muerte, ya sea para elogiarlo o criticarlo, millones sienten la necesidad de pronunciarse al respecto. Vayamos aún más lejos. La influencia de Olavo de Carvalho en el Brasil en la última década fue tal que la elección de Jair Bolsonaro sería impensable sin él. Solo quienes han estado en Marte en los últimos 6 o 7 años no han escuchado nunca de personas cercanas declaraciones como: la hegemonía cultural de la izquierda en la prensa y en las universidades; la amenaza comunista que viene de todos los frentes , incluso de Estados Unidos con Obama y similares; el dominio continental ejercido por el Foro de São Paulo; una educación básica que forma militantes a través de Paulo Freire; la vida privada de cada uno siendo controlada por los globalistas “comunistas” a través de la prensa, el Estado y los institutos oficiales de investigación, entre muchas otras afirmaciones análogas. Todas estas formulaciones y muchas otras fueron difundidas en el Brasil a través de Olavo de Carvalho. Aún más. No solo se difundieron. Varias de estas formulaciones se han convertido en una percepción objetiva de la realidad para una parte nada despreciable de la población.
Lo que importa responder, por lo tanto, es cómo elaboraciones tan esdrújulas ganaron coro en el Brasil y fueron adoptadas por millones de personas durante y después del colapso del gobierno del PT. E incluso: ¿la muerte de Olavo de Carvalho pone fin o socava definitivamente toda esta corriente ideológica con peso real en el país? Empecemos por la figura del propio Olavo de Carvalho.
Olavo de Carvalho: la formación de su personalidad
La trayectoria de Olavo es un tanto peculiar. Un breve pasaje por el PCB, a mediados de la década de 1960, lo puso en contacto con las teorías y métodos de acción y organización de los partidos y agrupaciones de izquierda de la época. Vivió con Rui Falcão, expresidente del PT, y convivió con José Dirceu, entre varios otros. Conoció, aunque superficialmente, una extensa bibliografía ligada de alguna manera al marxismo. En las décadas siguientes abandonó el activismo político, convirtiéndose en líder y dirigente de grupos que existían al margen de los discursos y temas dominantes en el debate público y académico. Fue representante brasileño del movimiento esotérico multirreligioso dirigido mundialmente por Frithjof Schuon, inspirado en el francés René Guenon. Actuó con la astrología, menos como un astrólogo práctico y más como un estudioso, profesor, divulgador y polemista sobre el tema. Coordinó cursos y estudios sobre religiones comparadas, con sesgo místico y metafísico. Paralelamente, se desempeñaba como periodista escribiendo artículos sobre cultura, arte, religión en diarios y revistas como el cuaderno Folhetim del diario Folha de S. Paulo, entre muchos otros.
Teniendo en cuenta nuestros propósitos, es importante destacar que, en este itinerario, Olavo pasó toda su vida realizando polémicas y defendiendo tesis abstractas e insólitas, pero de gran impacto. Aprendió a escribir y discursar sobre los temas más variados y abstractos para poder comunicarse con un público no especializado. Si en los ambientes académicos completar un curso es un requisito curricular, el vuelo solitario de Olavo exigía grandes habilidades de oratoria, persuasión y escritura. Se convirtió en un experto en polémicas, refutaciones y debates. Pero no solo eso. Aprendió técnicas de manipulación mental de grupos grandes o restringidos. Este aspecto es de suma importancia para que entendamos su personalidad y su modus operandi .
Los seguidores eran la base material sin la cual sus cursos y su actividad desaparecerían por completo. Su actividad intelectual –como estudioso de la astrología, el esoterismo, las religiones comparadas y la filosofía– no fue un subproducto del tiempo libre de un intelectual rentista y adinerado, como fue el caso de la mayoría de los intelectuales brasileños hasta mediados del siglo XX, ni tampoco se basaba en la seguridad de un cargo institucional universitario o diplomático. Para reunir seguidores que paguasen por sus cursos y consumiesen sus escritos de manera continua, le fue necesario presentar, con gran habilidad, tesis de gran impacto, raras verdades, casi reveladas, cuyos discípulos tendrían el privilegio de acceder a través de un muy inteligente maestro. Con este objetivo, se apropió de una amplia bibliografía poco conocida en diversas áreas: psicología, filosofía, esoterismo, historia de la cultura y de las religiones antiguas y modernas, etc… Guardemos esta información. Serán fundamentales para entender lo que vendrá después.
Si se hubiera quedado en ese camino, Olavo habría pasado las páginas de nuestra historia en blanco. De carácter fuertemente egocéntrico y sediento de expandir su influencia intelectual más allá de los restringidos grupos que había reunido hasta entonces, Olavo comenzó a actuar en un espacio dejado vacío en el período posterior a la dictadura militar. Ahí es donde comienza nuestra historia. La personalidad, sin embargo, capaz de desempeñar el papel que desempeñó, ya estaba formada.
Nadar en el vacío: muerte y resurrección del movimiento (político) conservador
El movimiento y la producción intelectual conservadora habían perdido el aliento y languidecían en el Brasil durante y después de la dictadura militar. En parte, habían muerto de inanición. Su base material hasta entonces, una clase dominante rentista y aristocrática, perdió terreno frente a la burguesía empresarial e industrial subalterna en el mercado internacional: una clase dominante utilitaria y práctica que sigue el curso del dinero sin ningún escrúpulo moral. Además, este conservadurismo fue víctima de la propia dictadura militar, mucho más que de cualquier guerra cultural invisible de las llamadas izquierdas. Bajo la influencia del positivismo de Auguste Comte desde finales del siglo XIX, la dictadura militar se guió por la separación entre técnica e ideología. La técnica es neutra. La dictadura está al servicio del progreso del sistema capitalista y en los beneficios de la industrialización. Esta “ideología” aún tiene vestigios en el gobierno bolsonarista. Aquí, la frase: “queremos un gobierno técnico y no ideológico”. Sobre la base de estos presupuestos, la dictadura contribuyó a marginar aún más a los ‘ideólogos conservadores’ de cualquier tipo. No se apoyó en ellos. Asociado a esto, la dictadura terminó su curso desmoralizada y sin credibilidad alguna. El país económicamente en ruinas y una clase obrera organizada, activa y en movimiento. El paraíso del progreso positivista había fracasado miserablemente.
En cualquier caso, es en este contexto, a principios de la década de 1990, que Olavo encontró un nido para incubar sus huevos. Siguiendo la estela de los grupos estadounidenses activos desde la década de 1970, asoció el discurso conservador, con base moral y religiosa, al liberalismo más extremo de Ludwig von Mises y compañía. Discurso liberal para la agitación de salón que ve cualquier intervención estatal como comunismo. Liberalismo repudiado por los conservadores de otros tiempos. La originalidad de Olavo, sin embargo, no radica en esto. La economía, y el liberalismo, nunca habían sido tema central de sus escritos. Adaptó este conservadurismo liberal al Brasil. Atribuyó la muerte del movimiento conservador a una batalla cultural invisible y casi mística de marxistas infiltrados en las escuelas, la prensa, la universidad. Todos guiados por la supuesta estrategia de la conquista de la hegemonía cultural de Antonio Gramsci bajo la tutela del Foro de São Paulo . Tal conquista de la hegemonía tendría como base fundamental la destrucción de la cultura occidental, es decir, la cultura originada en las tradiciones grecorromana y judeocristiana. Solo más tarde, autores como Paulo Freire y miembros de la llamada Escuela de Frankfurt se unirían a Gramsci en los escritos de Olavo para fortalecer la tesis de la estrategia de dominación cultural marxista.
Tales elaboraciones, hay que reconocerlo, alcanzaron un relativo éxito desde la década de 1990. Fueron presentadas por Olavo de Carvalho en una trilogía: A nova era e a revolution cultural (1994), O Jardim das aflições (1995) y O Imbecil Coletivo (1996). Todas estas obras alcanzaron desde el principio cierto éxito editorial, especialmente O imbecil colectivo, que fue un best-seller poco después de su lanzamiento. Las bases materiales que permitieron el éxito de esta nueva formulación se desarrollaron durante las siguientes décadas. Al reciclar el viejo conservadurismo en ropaje liberal, tal discurso no fue apropiado por una aristocracia rentista decadente sino por un sector mucho más amplio. Numerosos sectores de una clase media cada vez más acosada por la centralización del capital que derriba los pequeños y medianos emprendimientos, así como reduce en términos absolutos y relativos el sector asalariado especializado de alta remuneración, público y privado. La apropiación de las elaboraciones de Olavo por parte de este público, sin embargo, solo se sentirá con toda su intensidad en los últimos años del gobierno petista. Volveremos al tema.
De inmediato, Olavo se apoyó en otro fenómeno: una nueva y débil intelectualidad brasileña proveniente de universidades recién creadas o recientemente ampliadas, con cierta presencia en la prensa. Aunque algunos famosos y pioneros estudiosos hayan integrado las universidades brasileñas en el área de humanidades en sus inicios, en general, el nivel intelectual y cultural era bajo. Es un terreno espinoso, pero aquí nos arriesgamos a hacer unos apuntes rápidos.
El bajo nivel de la producción científica y cultural brasileña, a pesar de algunos vuelos solitarios, data de la colonización portuguesa con sus cuatro siglos de esclavitud. A diferencia de la colonización española, por ejemplo, en el Brasil no se crearon universidades, como máximo carreras de derecho y medicina. Gran parte de la intelectualidad anterior estudió en Coimbra, Portugal, o eran grupos que formaban parte o estaban directamente financiados por una casta rentista basada en la propiedad agraria. En el Brasil no se gestó una larga tradición universitaria y cultural consolidada y lapidada a lo largo de los siglos, como es el caso en la mayoría de los países. Los cursos de las llamadas ciencias humanas son de creación tardía en el país y surgieron bajo la influencia directa de las universidades francesas. Estamos en la segunda mitad del siglo XX. Brasil exportó un saber marcado por la fragmentación. Cosa de especialistas, tanto por las temáticas restringidas como por el lenguaje tedioso y técnico. Predominantemente, no se piensa en problemas reales, sino solo se hace interpretación e interpretación de las interpretaciones de autores de todo tipo.
Añádase a esto que la decadencia intelectual y en la producción cultural es un síntoma mundial típico de nuestros tiempos. Basta con mirar la literatura, incluso en países donde jamás ha habido organizaciones fuertes que podamos llamar, con la mejor de las voluntades, marxistas. No es nuestro propósito aquí discutir estos problemas. Solo queremos indicar que Olavo parte a veces de problemas reales, pero que en modo alguno conducen la especificidad de sus explicaciones.
En ese contexto, Olavo de Carvalho señaló este cuadro como producto de la destrucción de la cultura brasileña por parte de los “marxistas” gramscianos. Su obra editorial más exitosa en ese momento –O Imbecil Coletivo– las habilidades y técnicas que desarrolló en sus vuelos anteriores, se aplican con gran éxito. El libro no es más que una colección de textos extraídos de decenas de escritores con cierta popularidad en los medios de comunicación y en las universidades. En este libro utiliza sus dotes de polemista y escritor para ridiculizarlos a todos. Los errores gramaticales, lógicos, históricos, y los lugares comunes de todas las áreas son señalados como prueba cabal de la destrucción cultural brasileña, consecuencia de la acción de los “marxistas culturales” que había presentara en los dos trabajos anteriores. Incluso en las siguientes ediciones de su primer escrito de naturaleza filosófica: Aristóteles sob nova perspectiva, logró cierto éxito al publicar como apéndice una nota de rechazo a un artículo de su autoría sobre Aristóteles en una importante revista académica brasileña comentada por Olavo. Tal nota de rechazo al artículo, escrita por un crítico cuyo nombre no fue revelado, está, de hecho, poblada de barbaridades históricas, caricaturas y lugares comunes. El hecho de que decenas de nombres que gozaban de alguna popularidad fueran directamente ridiculizados llamó inmediatamente la atención de un público significativo.
Lo que llamamos atención es que Olavo utilizó como escalera la barbarie dominante de la intelectualidad brasileña de la época. Se valió del hecho de que tenía un conocimiento que, a pesar de ser superficial en todo, poseía cierto alcance. Contrapuesto a una intelectualidad que sabe todo y con profundidad sobre casi nada. Con esta técnica, Olavo impresionó a muchos y conformó una audiencia más amplia. Las sectas místicas de otrora se habían convertido en una secta con un claro sesgo político. Aun así, su papel en el escenario político brasileño seguía siendo nulo. La base para su actuación, sin embargo, estaba montada.
Cuando en 2002, Olavo de Carvalho encabezó la creación de una nueva plataforma de noticias: Mídia sem máscara, cuyo objetivo era “publicar las ideas y noticias sistemáticamente escondidas, despreciadas o tergiversadas”, toda la prensa brasileña subestimaba la Internet y las plataformas digitales. Las mayores organizaciones de prensa del Brasil todavía tenían plataformas de aficionados, con poco flujo de noticias y muy bajo acceso. Mídia sem máscara contaba ya con una red de colaboradores establecida en todo el país y de los más diversos ámbitos, con varios artículos publicados diariamente con sesgo periodístico o teórico. La fecha de creación es, sobre todo, simbólica: agosto de 2002. Estamos en vísperas de la elección para la Presidencia de la República y de la victoria de Lula y del PT.
Los gobiernos petistas son sumamente relevantes para comprender el fenómeno Olavo de Carvalho. En un doble sentido. Si la actuación de Olavo fue decisiva para ofrecer una apariencia de coherencia y un discurso más o menos común a toda la llamada “nueva derecha” en el Brasil, no dependió únicamente de sus iniciativas individuales. Como siempre, la primera y más fundamental razón es social e histórica. Durante casi 10 años, Olavo, Mídia sem máscara y sus otras iniciativas actuaron en los márgenes. A pesar de reunir a un público relevante: unas pocas decenas de miles de lectores y cerca de un centenar de propagandistas y divulgadores, tales iniciativas nunca lograron penetrar en el debate público y jamás fueron apropiadas por amplios sectores de la población.
Así fue mientras duró la ilusión petista. Navegando en los altos precios de las commodities en el mercado internacional, Brasil se hundió en el vértigo de una supuesta mejoría general del país, de un momento de progreso y desarrollo. Se incrementaron las reservas en dólares, se redujo transitoriamente el peso de la deuda externa (en parte canjeada por deuda interna), y se destinaron ciertas migajas a mejoras localizadas y gasto social. Este castillo de naipes se derrumbó, dejando al descubierto todas las debilidades estructurales del país que, lejos de ser superadas, se profundizaban: el fenómeno de la desindustrialización relativa, el descenso de América Latina en la división internacional del trabajo, la generalización del trabajo informal y del desempleo, y el desmantelamiento de las pequeñas y medianas empresas. Toda una generación que se había ilusionado con un futuro mejor que la generación de sus padres vio esfumarse sus esperanzas y expectativas.
En ese momento, cuando el PT personificaba, frente a toda la población, la materialización de una alternativa de izquierda y de transformación social, ahí estaba Olavo con una red de propagandistas organizada desde hacía más de una década, con varias obras publicadas, miles de artículos, audios y videos al alcance de todos, en una apropiación pionera de todas las plataformas digitales. La respuesta al desolador panorama nacional podía explicarse en dos minutos: la destrucción del país producto de la aplicación de la estrategia del marxismo cultural, cuyo principal agente era el PT. Movimiento internacionalmente guiado por el Foro de São Paulo. El objetivo era hacer del Estado el único centro de poder y de la vida económica, destruyendo la patria, la familia y toda y cualquier libertad de iniciativa. Esta sería la nueva estrategia del “movimiento comunista internacional”, cuyo primer blanco serían los valores que constituyeron el cimiento de la sociedad occidental, para, solo entonces, tomar el poder y promover una transformación social invisible, hecha a cuentagotas. Brasil era la vanguardia y principal bastión de la nueva estrategia identificada por Olavo.
No es nuestro objetivo, en este artículo, que ya es demasiado largo, argumentar en contra de la tesis indicada anteriormente. Podemos hacerlo en otro momento. Por ahora, cabe señalar que, si es imposible entender la elección de Jair Bolsonaro sin Olavo de Carvalho, es igualmente imposible entender cómo las ideas de Olavo de Carvalho fueron apropiadas por amplios sectores de la población sin el PT y su fracasado intento de gestionar y desarrollar el capitalismo brasileño. Ahí es donde entró Olavo.
Presentó un discurso que parecía explicar el cuadro de desilusión y destrucción que muchos enfrentaban, cuando toda la población miraba con escepticismo todos y cada uno de los programas asociados a lo que se llama izquierda.
Caben, incluso, algunas notas breves sobre las técnicas de argumentación y refutación de Olavo de Carvalho. Estas entraron como un guante en las nuevas plataformas digitales que, en este preciso contexto social, se desarrollaban a espaldas de los grandes aparatos de comunicación y de las producciones atrincheradas en la academia.
La estructura de las argumentaciones de Olavo y las plataformas digitales
Olavo desarrolló un método y una forma de propaganda extremadamente efectivos, especialmente para las plataformas audiovisuales. En particular, por las siguientes características:
- Sus tesis tienen una estructura interna que las hace susceptibles de ser presentadas rápidamente. Se pueden exponer de forma comprensible en pocos minutos.
- Esta estructura hace posible que tus tesis se repitan una, dos, tres,… mil veces en diferentes audios o videos, junto con uno o dos hechos nuevos que supuestamente lo corroboran. Es una estrategia de manipulación mental por repetición continua.
- La formulación de la tesis lleva en sí el antídoto contra todas las posibles refutaciones. Son irrefutables en su misma estructura.
Veamos, entonces, la estructura y el método en cuestión.
Las tesis de Olavo pueden ser presentadas de manera simple y rápida, de fácil asimilación, pues se desarrollan a saltos desde una avasalladora tesis general a una serie de hechos que supuestamente la confirman. El problema es que el nexo entre estos hechos y la tesis general nunca puede ser rigurosamente demostrado, ya que su núcleo central y activo es siempre una organización secreta, clandestina y conspirativa: el “partido comunista”, el PT, el Foro de São Paulo, los globalistas. Tomemos dos ejemplos.
Las FARC participaron en el Foro de São Paulo , el PT también. Las FARC están involucradas con el narcotráfico. Por lo tanto, todos son financiados por el narcotráfico y el objetivo es destruir a la familia, los valores cristianos y occidentales con la generalización de las drogas. No es posible demostrar rigurosamente el nexo entre una cosa y otra, ya que ese nexo emana del núcleo secreto del Foro de São Paulo. He aquí otra tesis general: la decadencia y destrucción de la cultura tradicional brasileña como producto de una acción consciente orquestada por el “partido comunista” bajo la estrategia del marxismo cultural. He aquí la demostración de la tesis: se enumeran casos y más casos que atestiguan la barbaridad cultural brasileña, incluida la academia. Nuevamente, no se puede demostrar el nexo entre una cosa y otra, ya que el agente es un partido clandestino que implementa de modo conspirativo estas acciones.
Cualquiera de estas dos tesis se puede presentar de manera comprensible en dos minutos o menos. Para demostrarlas, deberíamos, por ejemplo, presentar documentos en los que el PT o el Foro de São Paulo hayan creado una estrategia de hegemonía cultural en sus órganos dirigentes, cómo y cuándo se aprobaron, qué órganos fueron responsables de su ejecución y, sobre todo, cómo de hecho fueron ejecutadas de modo de arraigarse en toda la sociedad. Nada de esto puede ser rigurosamente demostrado, ya que se trata de algo organizado e implementado en secreto. Sin embargo, frente a esta tesis, un millón de hechos pueden ser arrancados de su contexto y utilizados como evidencia. Autores del PT que escribieron sobre Gramsci en cualquier vehículo, autores aislados y desconectados que criticaron la cultura o la sociedad occidental, evidencias de la decadencia cultural brasileña, todos y cada uno de los profesores de educación primaria o superior que defendieron ideas asociadas al marxismo, etc., etc. Con la tesis en mente, repetida mil veces, toda audicencia recuerda a ese profesor o profesora de simpatías marxistas, aquel artículo “izquierdista” que leyó en la prensa. Un millón de hechos se convierten en evidencia de la tesis jamás demostrada. Los hechos ordinarios y comunes se transmutan inmediatamente en la materialización objetiva de las tesis de Olavo de Carvalho.
A veces, incluso el agente es clandestino y secreto, no solo su acción. Cabe preguntarse: ¿cómo fue implementada la estrategia de dominación cultural y destrucción de la cultura occidental desde la década de 1970 por parte de los marxistas si, en esa época, la principal fuerza política dicha marxista era el PCB? Organización que prácticamente dejó de existir en la década siguiente. El PT, por su parte, surgió recién en la década de 1980, en un proceso completamente independiente del PCB y de la exURSS, y el Foro de São Paulo fue creado recién en la década siguiente. Bueno, todo fue obra del “partido comunista”. Una organización etérea, secreta, manifiesta en todas los lugares.
Finalmente, las tesis de Olavo son irrefutables porque todo lo que pudiera servir para su refutación está prohibido desde el principio. No se aceptan datos de ningún instituto de investigación oficial, ya que están controlados por el Estado o por los grandes monopolios: todos partícipes de una misma estrategia globalista. Por ejemplo, los datos producidos sobre la efectividad de las vacunas no pueden ser aceptados, ya que los estudios son financiados por las grandes farmacéuticas que las produjeron o por organismos estatales.
Esta técnica de Olavo de Carvalho, sin embargo, es absolutamente eficaz. Nos permite presentar en pocas palabras una tesis general esclarecedora y una serie de hechos conocidos que supuestamente la atestiguan. Demostraron ser bastante fértiles en las redes sociales.
Olavo no se detuvo en Mídia sem máscara. En 2006 creó un programa semanal de radio por la internet: True Outspeak, que hoy se acerca más a lo que llamamos un podcast. El programa se llevó a cabo de forma ininterrumpida hasta 2012. Cada episodio, de una hora de duración aproximadamente, se dividía en decenas de cortes de unos minutos de duración y publicados por varios de sus seguidores en decenas de canales de YouTube. Su lenguaje agresivo, lleno de blasfemias, con razonamientos como los que indicábamos arriba, hacían de cada corte de True Outspeak una pieza que contenía un razonamiento “completo” en un formato atractivo para los medios audiovisuales. El formato de “tretas” –a menudo señalando, con cierta justicia, absurdos dichos por los intelectuales brasileños– servía para reafirmar su autoridad intelectual, reforzar la tesis de la destrucción consciente de la cultura brasileña y atraer meas y más seguidores a un episodio de disputa ideológica con aires de espectáculo cómico.
Incluso la agresividad de su lenguaje, que tanta extrañeza produjo en los medios de comunicación tradicionales y en la academia, era hecho con un objetivo preciso: si nos encontramos ante individuos clandestinamente organizados para destruir todos los valores de la sociedad, cuyo objetivo es la libertad de iniciativa individual y la familia, tales individuos deben ser tratados de la manera más despreciable e insolente posible.
Es sobre esta base, construida metódicamente durante más de dos décadas, que alrededor de 2012, precisamente cuando estalló la crisis del PT, la influencia de Olavo de Carvalho saltó de decenas de miles de oyentes-lectores a cientos de miles, constituyéndose en la concepción y la base ideológica presente en el discurso de millones de brasileños. Solo sobre esta base fue posible sacar a relucir la excéntrica figura de Jair Bolsonaro como alternativa.
¿El olavismo termina con Olavo de Carvalho?
Finalmente, cabe preguntarse: ¿la influencia de Olavo acaba con su muerte? La respuesta solo puede ser negativa y con esta última pregunta finalizamos este artículo.
Otra peculiaridad de Olavo de Carvalho es que, a pesar de su carácter egocéntrico y centralizador, siempre construyó verdaderas organizaciones a su alrededor. Nunca actuó solo. Olavo literalmente invirtió el signo de aquello que atribuyó históricamente a la izquierda brasileña. Organiza una verdadera guerra cultural conservadora como base para cualquier proyecto de poder. Según él, Bolsonaro no era más que una eyaculación precoz.
En 2009, construyó el COF (Curso Online de Filosofía), con clases semanales impartidas hasta su muerte. Organizó y capacitó a miles de estudiantes. De esos miles, supo elegir a los más capaces y, sobre todo, seleccionar y promover a los que estaban completamente alineados con sus ideas. Los que lo tienen personalmente como maestro. Sus clases están llenas de técnicas que pretenden crear un entrelazamiento umbilical e indisoluble entre maestro y discípulo. Por ejemplo, menciona innumerables veces el ejemplo de Aristóteles que solo siguió su camino después de haber estudiado 20 años con Platón. Critica en dosis redoblada a sus ex alumnos que, después de haber tomado sus cursos durante 2 o 3 años, creían que podían seguir su propio curso. Repite exhaustivamente que, como el filósofo que cree ser, sus ideas solo pueden ser criticadas después de un estudio de al menos 10 años de su obra. Y así sucesivamente. En definitiva, Olavo no dudó en depurar a todos aquellos disidentes que se atrevieron a discrepar en cuestiones esenciales. Construyó lo que hay de más consistente: personas organizadas en torno a sus ideas y figura. Sin embargo, no se trata solo de eso: tienen una base material de acción ya consolidada y desarrollada.
Olavo y su séquito operan bajo una editorial, Vide Editorial, con cientos de publicaciones y dirigida por uno de sus discípulos más queridos: Silvio Grimaldo. Grimaldo también está al frente del nuevo portal de noticias que difunde sus ideas: Brasil Sem Medo. Varios de sus discípulos tienen canales en YouTube con cientos de miles o más de un millón de seguidores, con diferentes énfasis. El Terça Livre [Martes Libre] de Allan dos Santos es solo uno de ellos. Cada uno de estos canales promociona las ediciones de Vide Editorial en sus tiendas y crearon otras editoriales con el mismo objetivo. Toda una nueva generación de periodistas sigue paso a paso sus enseñanzas, como Paulo Figueiredo, hasta hace poco comentarista de la Jovem Pan y nieto del general Figueiredo. Y así sucesivamente… Es poco probable que, en ausencia del maestro centralizador y líder indiscutible, tal grupo se mantenga unido. Incluso si este es el caso, eso de ninguna manera significa el final de la influencia de Olavo.
Prueba de ello es que existen varias iniciativas de largo alcance realizadas con orientación explícita de los escritos de Olavo de Carvalho, pero que no fueron organizadas directamente por su grupo. Citamos solo dos casos representativos. La Brasil Paralelo Entretenimento e Educação S/A, que produce materiales de propaganda audiovisuales con contenidos que son exhibidos incluso en los cines y que, en ocasiones, llega a decenas de millones de personas en las plataformas digitales. Con un target más especializado, tenemos el Instituto Borborema, que organiza y aplica cursos online para miles de personas, en formatos que los hacen aptos para su uso en la educación básica y superior tradicionales. Se trata de una iniciativa de formación de formadores y está en pleno desarrollo.
Combatido por ciegos, sordos y… oportunistas
La historia da innumerables ejemplos de que criticar lo que no se conoce puede resultar contraproducente. El caso de Olavo es ilustrativo.
Para la prensa tradicional brasileña, Olavo de Carvalho solo surgió cuando algunos de sus discípulos – discípulos de segundo nivel, vale decir– fueron indicados como ministros del gobierno de Bolsonaro. Solo quien desconoce por completo el grupo hasta entonces dirigido por Olavo de Carvalho puede creer que los Weintraub y Ernestos Araújos son los principales voceros del maestro ya fallecido. Otros, menos miopes, prestaron atención al fenómeno Olavo de Carvalho años antes, cuando millones de brasileños comenzaron a hacerse eco, en mayor o menor medida, de sus ideas. Recordemos las pancartas “Olavo tiene razón” omnipresentes en las manifestaciones por el impeachment de Dilma Rousseff. Incluso en esos casos, la forma predilecta de combate de sus concepciones es una disputa vacía sobre quién consigue crear la lista más amplia de adjetivos despectivos o la invocación de autoridades que nieguen la validez de las tesis de Olavo. La ignorancia es tan grande que parte de la prensa apeló a los intelectuales académicos. Solicitaron informes de autoridad, dando fe de que Olavo no sabe de qué habla cuando menciona a autores de la tradición filosófica. Precisamente el sector que gozaba de menos credibilidad y ninguna autoridad frente a toda el séquito adiestrado por Olavo. Intentaron apagar el fuego con gasolina. Precisamente el sector que menos credibilidad gozaba y ninguna autoridad frente a toda la comitiva formada por Olavo. Intentaron apagar el fuego con gasolina.
Todos los adjetivos usados para caracterizar a Olavo de Carvalho por la así llamada izquierda pueden estar en su mayoría correctos. Resulta que esto es irrelevante. Lo que realmente importa es que será imposible combatir con eficacia sus concepciones sin comprender los procesos sociales e históricos del Brasil en las últimas décadas, que parecen dar coherencia y sentido a conclusiones tan absurdas.
Esta salida sectaria fue adoptada conscientemente por el PT. Con una diferencia fundamental. En este caso, en particular, de ninguna manera se trató de ignorancia o estupidez. El PT sabe lo que hace. Los petistas no pueden analizar hasta el final el fenómeno Olavo de Carvalho sin llegar al propio PT. La llegada “de la izquierda” al poder en un intento más de administrar el capitalismo no es mejor salida que la derecha, más que dos lados de proyectos que se retroalimentan por la imposibilidad de cada uno de alcanzar los fines para los que se proclaman.
La profunda crisis en la que se hundió el petismo a partir de 2013, con un pico en 2016, planteó la posibilidad no solo del ascenso de las ideas difundidas por Olavo, sino también de una alternativa al PT dentro del espectro llamado izquierda. El PT lanzó una ofensiva conscientemente sectaria y alarmista, cuya prioridad jamás fue ganar o dividir a la masa que apoyaba a Bolsonaro y se orientaba por las ideas de Olavo de Carvalho, sino inhibir el surgimiento de alternativas al propio PT, revolucionarias o no. Un verdadero abrazo de oso. Y funcionó bastante bien. Por supuesto, funcionó para PT. Una vez más, este cuadro continúa reforzando todos los discursos y tesis alimentados por Olavo de Carvalho durante tres décadas.
No hay salida. La disputa en el Brasil en el próximo período pasa necesariamente por combatir las ideas de Olavo de Carvalho. Y como toda concepción burguesa, por irracional que sea, primero hay que entender los procesos sociales que hicieron que tales irracionalidades sonaran como respuestas razonables a los oídos de tantos. Hay que llevar el absurdo a serio porque este es real. Sabemos que es más fácil, por otro lado, suponer que los aproximadamente 30 millones de brasileños que se hacen eco de estas ideas en mayor o menor medida son todos idiotas por naturaleza. O que la clase media es reaccionaria por naturaleza. Este es el camino a seguir cuando no se quiere sacar todas las conclusiones del fenómeno. Basta despotricar, culpar a alguien más e irse a dormir. Hoy, la única base material que permite criticar hasta el final tales concepciones es la que se basa en la destrucción del capitalismo a través de la organización de la clase obrera. Toda salida intermedia, lejos de curar la enfermedad, crea el marco que le posibilita desarrollarse y proliferar. Es así que la cuestión está irremediablemente planteada.
Gustavo Machado es el creador del Canal de Orientación Marxista
Artículo publicado en www.pstu.org.br, 30/1/2022.-
Traducción: Natalia Estrada.