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Brasil

Es posible derrotar la reforma de la previsión pero las cúpulas de las centrales y partidos de la oposición no pueden roer la cuerda

abril 27, 2019

El gobierno Bolsonaro completó cien días. Parece poco, pero ya dio para mostrar a qué vino. Fueron cien días de ataques a la población pobre y trabajadora, de incitación y ataques a los sectores más oprimidos y explotados, como las mujeres, los negros y los indígenas.

Por: PSTU Brasil

Para coronar esa fecha, Bolsonaro mandó proyectos para el Congreso Nacional que acaban con el aumento del salario mínimo. Al mismo tiempo, anuncia que va a amnistiar las deudas de los hacendados por un total de R$ 30.000 millones. Ellos dicen que no tienen dinero, pero no tienen dinero para la salud, la educación y los salarios de los más pobres. Para hacendados y banqueros siempre tienen.

Bolsonaro, así, reafirma aquella que ha sido su principal característica: habla “grosso” con los pobres, y fino con los poderosos, los grandes hacendados y Trump. Por eso dio el “OK” para la venta de la Embraer a la Boeing, liberó la base de Alcántara [base militar] para los americanos (los brasileños ni van a poder entrar ahí), y dijo que va a vender los Correos, con la Petrobras en la mira para ser la próxima.

El fusilamiento de una familia en Rio de Janeiro, que resultó en la muerte de Evaldo dos Santos y del catador Luciano Macedo, mostró, una vez más, la cínica y autoritaria cara de Bolsonaro. Después de seis días en silencio, el presidente abrió la boca para declarar que el “Ejército no mató a nadie”. Para él, Evaldo y Luciano, así como tantos negros y pobres víctimas de la furia asesina e impune de la policía, de las milicias paramilitares y del Ejército son “nadie”.

El desprecio y el autoritarismo de Bolsonaro también se vuelca contra los indígenas. En la semana en que los indígenas organizan el campamento Tierra Libre en Brasilia, el gobierno mandó a la Fuerza Nacional de Seguridad a ocupar la Explanada [de los Ministerios]. Para Bolsonaro, la cuestión indígena es caso de policía. Para los oprimidos, Bolsonaro ofrece balas, para los poderosos como el pastor Edir Macedo, pasaporte diplomático.

Reforma de la Previsión es la prioridad de ellos

El mayor de los ataques de este gobierno, sin embargo, es la reforma de la previsión exigida por los banqueros. Y esa reforma es exactamente eso: saca y ataca la jubilación de los más pobres para llenar aún más los bolsillos del 1% de privilegiados que comandan la economía de este país. Un estudio realizado por la Unafisco (Asociación Nacional de los Inspectores de la Oficina de Recaudación de Impuestos) muestra que la capitalización va a garantizar casi R$ 400.000 millones a los bancos, además de lo que ellos ganan con el robo de la deuda pública.

La campaña de Bolsonaro, de su red de zap y de la gran prensa, además de sectores como el NOVO [partido de derecha] y el MBL [Movimento Brasil Livre], mienten al decir que la reforma ataca privilegios o que ella va a generar empleos. Es justamente lo contrario, el blanco de la reforma son los millones de trabajadores que hoy no conseguirían jubilarse si ella estuviese en vigencia.

Es posible derrotar la reforma

El gobierno y el Congreso Nacional esperan aprobar la reforma hasta mitad de año. Pero no va a ser un camino de rosas. En las fábricas, en los barrios, en la periferia, las personas van entendiendo lo que significa de hecho esta reforma. Y van mostrando cada vez más disposición de lucha, como fue en 2017 contra le reforma de Temer, cuando los trabajadores mostraron que es posible, sí, hacer una Huelga General.

El PSTU viene realizando un intenso trabajo en la base, con los petitorios de las centrales, un boletín del partido explicando la reforma, y el propio Opinião Socialista, en el cual estamos dejando a la luz todos los aspectos de la reforma de previsión. La reacción general es de interés, las personas están preocupándose con su futuro y buscan salidas; es hora de pasar a la ofensiva.

Cúpulas de las centrales deben dejar de ser blandas

Si la disposición de lucha de los trabajadores ya fue demostrada en varios momentos de este año, desde Carnaval hasta el día nacional de lucha el 22 de marzo, no se puede decir lo mismo de las direcciones de las principales centrales sindicales. A pesar de hablar de huelga general, excepto la CSP-Conlutas, las demás no están volcando peso para organizarla. La verdad es que hay en curso una negociación por debajo de la alfombra para, una vez más, rifar nuestros derechos.

Hace parte de eso, por ejemplo, el proyecto del diputado Paulinho da Força (Solidariedade – SD) que, con el discurso del “mal menor”, propone la misma reforma de Temer de allá atrás, cuando la derrotamos. Paulinho, como él mismo declaró, está con la mira en la capitalización defendida por Guedes, nicho en el que él quiere entrar vía la dirección de las centrales y los sindicatos, asociándose a los banqueros.

La oposición parlamentaria, como PT, PSOL, PCdoB o PDT (y sus frentes electorales, disfrazados o no de “movimientos”, como el Frente Brasil Popular y el Frente Pueblo Sin Miedo), tampoco apuestan en una lucha consecuente contra la reforma e intentan más canalizar el descontento con la reforma y con el gobierno hacia las elecciones, que derrotarlo con la huelga general.

En el caso del PT, los gobernadores negocian de cara dura su aprobación. En realidad, reflejan la defensa de un proyecto capitalista, que incluye una reforma de la previsión que quita derechos de los trabajadores. A pesar de ser diferente de la propuesta de Paulo Guedes, parte igualmente de los presupuestos de la burguesía, de arrojar la crisis en nuestras espaldas para “hacer crecer” las inversiones de los ricos.

Es posible y necesario derrotar la reforma de la previsión. Pero para eso es preciso rechazar cualquier propuesta que quiera aparecer como “menos mala”. Jubilación no se negocia. Y es preciso organizar la luchas en las fábricas, en los lugares de trabajo, en las escuelas y universidades, en los barrios y periferias.

Organizar por abajo, movilizar, reclamar y vigilar para impedir que las cúpulas de las centrales vacilen y desmontan la lucha, como hicieron con la reforma laboral. Movilizados por abajo, vamos a exigir que las cúpulas de las centrales y de los partidos de oposición se pongan integralmente al servicio de la unidad para luchar, en la construcción de la huelga general para derribar esa reforma.

Artículo publicado en www.pstu.org.br, 24/4/2019.

Traducción: Natalia Estrada.

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