Dom May 26, 2024
26 mayo, 2024

Multimillonarios y grandes monopolios profundizan la pobreza y la desigualdad

Por: Diego Cruz y Júlio Anselmo

La prensa, la burguesía y los gobiernos repiten que, para solucionar los problemas económicos del Brasil, se necesita más capitalismo. En otras palabras, defienden que atraer grandes empresas multinacionales, inversiones extranjeras, y garantizar los intereses de los multimillonarios crearía empleos y abriría mejores posibilidades para los trabajadores y las trabajadoras.

La lógica de todo este razonamiento está invertida. La realidad es que, lejos de “democratizar” la riqueza, promover mejoras sociales o garantizar una vida digna a los trabajadores, el capitalismo está llevando el mundo y al Brasil a una concentración y centralización cada vez mayor de la riqueza, mayores niveles de desigualdad social, crisis, e incluso guerras.

Cinco mil millones en la pobreza

Los defensores del capitalismo dicen que el problema es la crisis provocada por la pandemia, que ha afectado a todo el mundo. ¿De verdad? A mediados de 2022, cuando los ingresos familiares aquí en el Brasil alcanzaron su índicemás bajo en 10 años, las fortunas de los multimillonarios no hicieron más que aumentar. Esta tendencia fue mundial, según datos del informe recientemente difundido “Desigualdade S.A.”, elaborado por la ONG Oxfam, organización dedicada a relevar y estudiar las desigualdades en el mundo.

Según el estudio, desde 2020 hasta hoy, los cinco hombres más ricos del mundo han duplicado sus fortunas, mientras que cinco mil millones de personas en todo el planeta, o 60% de la población mundial, se han hundido aún más en la pobreza, especialmente las pertenecientes a los sectores más oprimidos de la clase, como negros, mujeres, LGBTI+, pueblos originarios e inmigrantes.

No se puede ni imaginar

¿Alguna vez imaginó el alivio que sería duplicar sus ingresos durante ese período? Sería posible salir un poco de la situación, saldar deudas e incluso comer un poco mejor. Ahora, quienes han duplicado sus fortunas acumularon una riqueza incluso difícil de medir. Para que se haga una idea, si cada uno de ellos gastase el equivalente a cinco millones de reales diarios (un millón de dólares, aprox.), cantidad que ningún trabajador verá en su vida, tardarían 476 años en gastar todo lo que tienen. Este es el nivel de desigualdad del que estamos hablando.

Si la crisis capitalista y el proceso de monopolización y concentración del capital ya profundizaban las desigualdades, a costa de una mayor explotación, de la pobreza y de la rapiña de los países subordinados como el Brasil, después de la pandemia esto dio un salto adelante. A punto tal que 0,1% de los más ricos poseen 43% de toda la riqueza.

Monopolio: menos empresas, más control y más ganancias

Detrás de la explosión de las fortunas de este 0,1% de multimillonarios está el salto de 89% (entre 2021 y 2022) en las anancias de las mayores empresas del mundo, en comparación con los dos años anteriores. Entre estas empresas se encuentran grandes compañías de petróleo y gas, marcas de productos de lujo, bancos internacionales y, por supuesto, grandes empresas farmacéuticas, que obtuvieron enormes beneficios durante este período a expensas de la investigación y el dinero público.

El aumento de estas ganancias fue impulsado por el acelerado proceso de concentración: 0,001% de las empresas más grandes del mundo se quedaron con un tercio de todos los beneficios. En otras palabras, ha habido una profundización de los monopolios: cada vez más, toda la economía es controlada por un pequeño puñado de megaempresas, que acumulan un capital astronómico.

Para tener una idea, si la Apple (que produce el iPhone) fuera un país y su valor de mercado fuera un “PIB” (Producto Interno Bruto, es decir, la suma de todas las riquezas producidas en un país), sería la séptima mayor economía del mundo, al lado de Francia.

Todo esta dominado. Las “Big Todo”

Veamos cómo, en el capitalismo, la monopolización concentra capital en un número cada vez más reducido de megaempresas. Son pocas las empresas, con presupuestos de verdaderos Estados, que, junto con el imperialismo, se benefician del papel subordinado de los países periféricos, manteniéndolos como meros exportadores de materias primas.

• 10 mayores empresas farmacéuticas surgieron de la fusión de 60 empresas.

• Dos grandes empresas controlan más de 40% del mercado de semillas.

• Cuatro empresas detentan 62% del mercado mundial de pesticidas.

• Tres cuartas partes del gasto publicitario en el mundo online se concentran en la Meta (Facebook, Instagram, WhatsApp), Alphabet (Google) y Amazon.

Retroceso: desigualdad, recolonización y rapiña
 
El creciente dominio de los grandes monopolios avanza sobre los países subordinados, como el Brasil, controlando la mayor parte de la economía.
Un cereal que usted compra en los estantes de un supermercado es de una gran multinacional; la materia prima utilizada, como soja y maíz, también es producida por grandes empresas transnacionales en el campo; y la propia cadena de supermercados suele ser también internacional. Y, en todas estas fases están, sobre todo, las grandes gestoras de fondos financieros, como la norteamericana BlackRock, que todavía se lucra horrores con el esquema de deuda pública.
Lo mismo ocurre con las privatizaciones, con los grandes monopolios avanzando sobre los servicios básicos, como sucede ahora con la Sabesp, la empresa de saneamiento y agua de São Paulo. Educación, salud, saneamiento básico, todo vale para extraer el máximo lucro para los monopolios.
Es una gran red que se extiende por prácticamente todos los sectores de la economía, tanto públicos como privados, interconectada por el gran capital financiero, drenando las riquezas producidas por la clase trabajadora para un puñado de megaempresas y bancos. Y, de estos, para 0,001% de los multimillonarios que ven crecer sus fortunas, mientras para cinco mil millones de seres humanos en todo el mundo lo único que crece es la pobreza.
La desigualdad explota en el Brasil
Una encuesta realizada por el Observatorio de Política Fiscal de la Fundación Getúlio Vargas (FGV), a partir de datos de la Receita Federal [ingresos nacionales] y de declaraciones tributarias de personas físicas [individuales], constata que, en los últimos años, los ingresos de los más ricos han crecido a un ritmo dos o tres veces superior al promedio de 95% de los brasileños.
Cuanto más rico el estrato de ingresos, más crecieron. La propia estructura, que muestra que 95% de la población adulta recibe una media de 2.300 reales, ya es una demostración de la brutal desigualdad que caracteriza al país.
Robo: aumento de la explotación, menos salarios, más ganancias

Una encuesta realizada por el diario O Globo muestra que parte de los salarios perdió espacio en el total de la economía, alcanzando el nivel más bajo en 19 años. Mientras que, en 2017, los ingresos de los asalariados representaban 44,7% del PIB; en 2021, esta proporción fue solo de 39,2%. Las ganancias siguieron el camino inverso: 32,1%, en 2015, alcanzaron 37,5% del PIB en 2021.

¿Que significa esto? Cada vez más, las grandes empresas se apropian de la riqueza producida por la clase trabajadora en la forma de ganancias, y se devuelve menos en la forma de salarios. Es el resultado directo de la Reforma Laboral, de la precarización del trabajo, marcada por la “pejotización”[1], y la consiguiente caída de los salarios. Lo que, en proporción directa, impulsará los lucros de las empresas.

Es así como la erosión de los salarios, la precarización generalizada por la “uberización” y otras plataformas, enriquecen, principalmente, a las grandes empresas, las “big tech”, y los grandes monopolios internacionales, y que sus multimillonarios hacen crecer sus fortunas a costa de la pobreza de la clase trabajadora y de la gran mayoría de la población.

¡BASTA! Quitarles a los multimillonarios capitalistas para que el pueblo trabajador tenga una vida digna

El pueblo es cada vez más pobre porque 0,01% de los multimillonarios multiplican sus fortunas diariamente. Lo hacen a través de los gobiernos, lucrando con la deuda pública, las privatizaciones y la explotación de servicios públicos esenciales, o mediante el control directo de la economía, a través de los monopolios, bajando los salarios, por un lado, y aumentando los precios, por el otro.

Incluso la destrucción del medio ambiente y el genocidio de los pueblos indígenas, articulados por grandes empresas mineras, tienen como objetivo el enriquecimiento de un puñado de extranjeros ricos.

En el capitalismo, los multimillonarios ganan en todos los sentidos. Controlan el poder económico y el poder político, además del sistema judicial. Por eso, ganan en una crisis y también ganan en un buen momento. Para cambiar la vida de la clase trabajadora de una vez por todas, es necesario sacar de los multimillonarios, expropiar las 250 empresas más grandes, empezando por la reestatización de las empresas privatizadas, y dejar de pagar la falsa deuda a los banqueros.

Es necesario tasar las ganancias y dividendos de los multimillonarios, poniendo fin a la obscena exención de los superricos. Pero necesitamos ir más allá. No es posible garantizar empleo, salarios y derechos si los multimillonarios lucran precisamente con la precarización, el subempleo y la creciente superexplotación. No hay manera de garantizar salud, educación y servicios públicos si los monopolios lucran con la privatización, el empeoramiento y el encarecimiento de los servicios. Necesitamos enfrentar a los multimillonarios para tener empleo, salarios, derechos, salud, educación pública gratuita y de calidad.

Para tener dinero para garantizar todo esto e incluso construir un plan de obras públicas que garantice vivienda, saneamiento, transporte público y estatal, necesitamos quitárselo a los multimillonarios, que se enriquecieron precisamente apropiándose de los recursos y de las riquezas que producimos nosotros. Necesitamos tomar de vuelta el dinero de los multimillonarios.

Enfrentar a los multimillonarios y al capitalismo

El imperialismo y la burguesía misma no son homogéneos. Algunos sectores abogan por más subsidios a la industria, por ejemplo, como estamos viendo ahora con Biden. Otros sectores están más vinculados a los bancos y abogan por una mayor austeridad. Pero, todos están juntos para mantener este sistema que, cada vez más, sólo acumula en las manos de unos pocos.

El gobierno de Lula anunció un paquete multimillonario de ayuda para la industria, con el discurso de que, al hacer crecer la economía, todos saldrían ganando. Pero, crecer bajo los cimientos del capitalismo sólo beneficia a los multimillonarios (ya sea de la industria, el agro, el sector financiero, etc.) y no trae consigo ningún cambio estructural. Esto lo vimos en los 13 años de gobierno petista. Es necesario enfrentar al sistema, enfrentar a los multimillonarios, expropiar las grandes empresas, y cambiar de verdad la realidad de este país.

Artículo publicado en www.opiniaosocialista.com.br, 21/2/2024.-

Traducción: Natalia Estrada.


[1] «Pejotización» deviene de persona jurídica y se refiere a la contratación de servicios realizada por particulares, de forma subordinada, no ocasional y costosa, realizada por medio de una persona jurídica, en un intento de eludir cualquier relación laboral. Fuente unindustria.ind.br

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