Sáb May 18, 2024
18 mayo, 2024

Sudáfrica | Motines y saqueos por alimento giran la rueda de la historia

En los últimos meses, África Subsahariana se ha visto sacudida por innumerables luchas. Luchas juveniles y populares en Zimbabue, Nigeria, Senegal, Suazilandia. Huelgas de trabajadores en Kenia y Guinea. Sudáfrica, gobernada y controlada férreamente durante 27 años, por el consorcio CNA / COSATU / Partido Comunista parecía inmune a esta ola de luchas. Las contradicciones se fueron acumulando y por debajo la ira fue creciendo y estalló en forma de saqueos, incendios y enfrentamientos con la policía. En este texto intentaremos explicar el post Apartheid y cómo fue gobernado el país en esos años.

Por: César Neto

  1. Mandela, el gran negociador

Nelson Mandela estuvo encarcelado durante 27 años. Fue un defensor de las luchas del movimiento negro, estuvo exiliado y relacionado con varios movimientos de liberación en África. Acusado de pertenecer a un movimiento guerrillero[1] para derrotar el apartheid, fue preso y condenado.

Cuando la burguesía blanca e imperialista se dio cuenta de que era necesario garantizar la gobernabilidad del país y controlar las movilizaciones, utilizaron los buenos oficios de Mandela.

En 1987, aún en el gobierno bonapartista, racista y ultraconservador de Pietr Botha, Mandela estableció una línea de diálogo con el gobierno a través del entonces ministro de Justicia, Kobie Coetsee. Fueron más de 11 reuniones en un espacio de tres años. En este sentido, se considera que negociar con el gobierno de Botha, en medio de la creciente ola de luchas cada vez más radicalizadas, equivaldría a negociar con el régimen de Videla, Médici, Pinochet y otros dictadores.

El fin negociado del apartheid

El fin del Apartheid, sin duda fue resultado de las luchas. La burguesía sudafricana y el propio imperialismo jugaron todas sus cartas en las negociaciones. La burguesía sudafricana y el imperialismo sabían que la situación se estaba volviendo ingobernable y aún existía un inmenso sentimiento de solidaridad internacional que también asustaba a los capitalistas. Así, se estaba construyendo un inmenso acuerdo.

En las sucesivas reuniones entre Mandela y el enviado del dictador Pietr Botha se acordó la liberación de los presos políticos, la legalización del partido CNA y el abandono de la defensa de un gobierno de mayoría negra. Además de estas medidas políticas, también se negociaron medidas económicas, como el envío absoluto de remesas de las transnacionales mineras y energéticas, la apertura para las importaciones de bienes y productos y la flexibilización de las reglas financieras.

En 1989, Pietr Botha fue separado del gobierno debido a una «grave enfermedad». La enfermedad era tan grave que murió 18 años después, a los 90 años de edad. De hecho, Botha salió, y dejó a su vicepresidente De Klerk, que era más hábil para conducir la transición burguesa, estaba menos desgastado y, por lo tanto, tenía mejores condiciones para negociar. La negociación, por supuesto, incluía la salida política y otras concesiones a la burguesía. En 1993, Mandela y De Klerk recibieron juntos el Premio Nobel de la Paz.

Desindustrialización

En 1978, como una forma de presionar por el fin del apartheid, la ONU votó por un bloqueo económico. Se prohibieron las transacciones financieras y comerciales entre los países miembros de la ONU y Sudáfrica. La burguesía local desarrolló una gran industria nacional y los bienes producidos fueron consumidos por el mercado interno. En las negociaciones entre Mandela y Cía. se acordó el fin del bloqueo impuesto por la ONU y la apertura de la economía, con libre intercambio de mercancías. Así, la frágil burguesía local no resistió la competencia, muchas empresas cerraron y otras directamente quebraron. De esta manera, Sudáfrica se desindustrializó y comenzó un profundo proceso de desempleo.

Gigantesca concesión a las empresas mineras de propiedad extranjera

En julio de 2010, el Banco Central de Sudáfrica introdujo una nueva amnistía para la fuga ilegal de capitales. En la práctica, esta amnistía perdonó el envío ilegal de remesas desde 1974, pasando por el inicio del gobierno de Mandela, hasta 2007, sumando una cantidad equivalente a 50.000 millones de dólares. Según el Banco Central-BC de Sudáfrica, fue un primer paso hacia la completa liberalización de los flujos de remesas de capital. “Esta fuga de capitales no es nueva, pero ha empeorado significativamente desde la derrota del apartheid. Como el porcentaje del PIB, el cual aumentó de un promedio del 5,4 por ciento anual entre 1980 y 1993 al 9,2% entre 1994 y 2000, y un promedio de 12% entre 2001 y 2007, alcanzando finalmente un impresionante 20% en 2007”.[2]

Perdón por los crímenes de la burguesía blanca:

Había mucho odio de la población negra contra los blancos racistas. Como parte de una salida honorable, fue creada una comisión de la verdad para investigar los delitos racistas. En un proceso plenamente negociado, se creó la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Por ejemplo, un trabajador denunció delitos raciales, el burgués reconoció el delito y dijo que el negro también había cometido este delito. Así, como el principal objetivo era la reconciliación, ambas partes reconocieron sus errores y borrón y cuenta nueva. ¡Desmond Tutu, el obispo anglicano que ganó el Premio Nobel de la Paz, se inclinó sobre la mesa, lloró y declaró perdón a todos! Quizás lo mejor no hubiera sido el Premio Nobel de la Paz sino el Oscar al mejor actor.

El asesinato de Chris Hani y el bombero

Chris Hani fue el líder más popular del CNA, después de Mandela, que a fines de 1991 asumió la dirección del Partido Comunista compuesto por una base social joven y más radicalizada contra el Apartheid. Debido a su ubicación en la dirección de esta base social, Chris Hani fue muchas veces tratado como un rival por las alas más moderadas del CNA y por el propio Partido Comunista.

El 10 de abril de 1993, ya casi al final del Apartheid, Chris Hani fue asesinado. Eran tiempos de muchas revueltas y había la posibilidad de que, con el asesinato, hubiese una explosión social. Es así como Mandela, y no el presidente De Klerk, fue quien salió por la televisión esa noche para pedir calma a la nación.

  1. Las consecuencias de la desindustrialización

La desindustrialización después del apartheid cerró un centenar de fábricas y los antiguos almacenes se convirtieron en almacenes de productos importados. Los puestos de trabajo creados siempre fueron en las áreas de servicios, turismo, comercio y finanzas. El gran empleo industrial y de los sectores afines desapareció.

Desempleo: hoy, los índices de desempleo son alarmantes. Antes de la pandemia rondaba 35%. Durante la pandemia, 70% de los jóvenes estaban desempleados, y estos jóvenes representan 40% de la población.

Flexibilidad de los derechos laborales: para combatir el desempleo, a lo largo de los años el gobierno ha utilizado varios trucos para tratar de calmar a los desempleados. Una de estas medidas fue la flexibilización de los derechos laborales. Según el gobierno, flexibilizando los derechos, la contratación sería más barata y se crearían muchos puestos de trabajo. El resultado de esta política es una precarización total, trabajadores contratados por día y con pésimas condiciones de trabajo. En la ciudad de Ciudad del Cabo, en el barrio donde están las confecciones, en la hora del almuerzo se puede ver a centenas de mujeres sentadas en la cuneta compartiendo pan con aguacate [palta] y alguna gaseosa. Este es el almuerzo de la clase trabajadora en muchos sectores.

El Seguro Social está destrozado. Hombres y mujeres son vistos con edad avanzada trabajando en servicios inhumanos para su edad y con mucho sufrimiento acumulado.

La destrucción de los sindicatos es parte de la política de control y domesticación de la clase trabajadora. Para lograr esta política se creó el NEDLAC (Consejo Nacional de Desarrollo Económico y Laboral). NEDLAC es un organismo tripartito, compuesto por gobierno, empresarios y trabajadores. La decisión de los trabajadores de ir a la huelga debe ser respaldada por NEDLAC. Si este órgano tripartito está en contra de la huelga, no puede haber huelga y si la hay, se considera ilegal. Entonces, COSATU, que es parte del gobierno, en caso de salir a una huelga debe tener la aprobación del gobierno y de los patrones. No es la voluntad de los trabajadores la que prevalece.

El consorcio CNA / COSATU / PC, desde hace ya 27 años en el poder, no tiene nuevas medidas para engañar y controlar a los trabajadores. Ya han flexibilizado los derechos laborales, los sindicatos ya han sido destruidos, ya han prometido y no han logrado generar nuevos puestos de trabajo, solo les falta culpar a los extranjeros por la falta de trabajo. Asimismo, de modo consciente, el Estado sudafricano tiene una política xenófoba contra los extranjeros y ha venido practicando actos de barbarie[3] para ocultar su propia incompetencia ante la crisis del sistema capitalista.

  1. La quiebra de la Nación Arco Iris, las divisiones interburguesas y las divisiones en el bloque CNA / COSATU / PC

El modelo de acumulación capitalista en Sudáfrica se basa en el Complejo Mineral y Energético, con una alta tasa de explotación de los trabajadores; la acumulación es dominada y dependiente de varias empresas fuertemente financiadas por el Estado, en la explotación de energía y minerales crudos o semi-trasformados ​​como oro, diamante, acero, carbón, hierro y aluminio.

Este Complejo Mineral y Energético se apoyó en el financiamiento de actividades productivas, combinando entradas de capital a corto plazo y fuga de capitales hacia el exterior (paraísos fiscales), concentrándose en Sudáfrica únicamente la exploración mineral. Este modelo generó una forma de crecimiento atrofiado, sin empleo, persistencia de la pobreza para la mayoría de la población, y elevando el nivel de vida de una pequeña minoría y generando nuevas élites, una burguesía negra.

La crisis de 2007-2008 fue el golpe final para que este modelo, que se profundizó con la crisis de 2019, se volviera insoportable con la pandemia de Covid 19. Así, la crisis económica que se venía desarrollando desde antes de 2007, a partir de entonces ganó un salto de calidad y transformó la crisis económica en crisis política.

  1. CNA / COSATU / PC verdadero Partido-Estado.

Antes de pasar a la crisis política, quisiéramos resaltar el carácter del bloque de gobierno integrado por CNA / COSATU / PC, en el que se podría decir que la CNA es muy similar al antiguo PRI de México, en la medida en que tiene total control del Estado y sus instituciones (Legislativo, Judicial, Fuerzas Armadas y Policía). En este sentido, podemos caracterizar a la CNA como partido-Estado.

  1. El juicio político a Zuma y la profundización de la crisis del bloque CNA / COSATU / PC

La crisis política que llevó al impeachment de Jacob Zuma fue consecuencia directa de la crisis capitalista mundial, del agotamiento del modelo basado en el Complejo Mineral y Energético y, sobre todo, las movilizaciones que se venían desarrollando especialmente en la juventud (#feemustfall y # Rhodesmustfall) y huelgas explosivas de trabajadores que escaparon de las garras de la burocracia sindical y el NEDLAC.

La propia alianza que gobernó el país a través de Zuma fue quien puso a votación en el Congreso Nacional el juicio político al presidente. Fue un proceso similar al de Dilma [Rousseff] en Brasil, con dos características únicas. En el Brasil, el juicio político fue orquestado por los partidos de la oposición y en Sudáfrica por la propia situación. Hay otra diferencia importante: en el país sudamericano, la izquierda reformista dijo que era un golpe; en Sudáfrica la izquierda reformista aplaudió.

La acusación de Zuma, conducida por Ramaphosa, fue la declaración de guerra entre las facciones. Estaba claramente abierta la fisura en el bloque CNA-COSATU-PC y las consecuencias de esta guerra anunciada se verían en los años posteriores al juicio político.

  1. Zuma se niega a comparecer ante los tribunales. Condenado por desacato.

Los años del gobierno de Zuma fueron una época de numerosas denuncias de corrupción. Se presentaron más de 700 denuncias ante los tribunales y se archivaron. Después del juicio político, tratando de cerrarlo, la Justicia y el gobierno de Ramaphosa realizaron innumerables audiencias, horas y horas transmitidas en vivo por televisión. Así, se ganaba a la población contra la “parte podrida” que, según los relatos, había “capturado el Estado” para hacer negocios ilícitos.

Cuando la banda de Ramaphosa se sintió lo suficientemente fortalecida, convocó a Jacob Zuma para testificar; su banda y él mismo ignoraron la convocatoria. Luego de las ofertas, la Corte condenó a Zuma a quince meses de prisión por desacato, lo único que restaba era arrestarlo. Zuma se encerró en su casa y organizó grupos, incluidos algunos armados, para defenderlo de la cárcel. Cuando la correlación de fuerzas comenzó a tornarse desfavorable, sin salida, se presentó a la policía.

Antes de presentarse a la policía, Zuma trató de sacar una carta debajo de la manga y decir que era un problema racial contra los Zulús pueblo del cual él y Mandela son originarios. Así, la carta lo colocó como pueblo perseguido y puso su imagen con la de Mandela.

  1. 7. Incendios y saqueos en los negocios de inmigrantes

Los primeros saqueos, nadie tiene duda, fueron iniciados por lúmpenes al mando de la pandilla de Zuma. La idea inicial era atacar los pequeños comercios de los extranjeros inmigrantes. En Johannesburgo, la mayoría de las tiendas atacadas eran de inmigrantes de Pakistán, Bangladesh, Etiopía y Somalia, según relata el Foro de la Diáspora Africana.

“Recibimos una llamada telefónica cerca de la medianoche del sábado informándonos que las tiendas de inmigrantes estaban siendo saqueadas en Jeppestown. Llegamos aquí esta mañana y podemos ver que ha habido un daño inmenso”, dijo Amir Sheikh, quien también es director del Consejo de la Comunidad Somalí[4].

  1. Las masas hambrientas, aterrorizadas por la Tercera Ola de Covid, fueron a pelear

El origen del saqueo, como dijimos, fue alentado por la pandilla de Zuma. Desde el inicio del saqueo, las masas hambrientas por la estructura capitalista que las arrojó a la pobreza, por las consecuencias de las crisis económicas globales de 2007-2008 y 2019 y, como si fuese poco, un nuevo encierro de catorce días sin ninguna compensación o auxilio económico y mucha represión policial, comenzaron a participar en los saqueos.

En los sucesivos videos que circularon en las redes sociales, vemos a la población diciendo claramente: “Estoy aquí pero no es por Zuma o Ramaphosa. Estoy aquí buscando comida para mí y mi familia». Para entender mejor esta afirmación, es bueno tener en cuenta que:

“La desnutrición y la subnutrición, es decir, el hambre, en la segunda economía más grande de África es el espejo de la barbarie capitalista. Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Sudáfrica de 2013 (Sanhanes siglas en inglés), 26% de la población en realidad enfrentaba hambre y 28% corría riesgo. La desnutrición causada por el hambre se asocia comúnmente con personas con bajo peso, pero también puede provocar sobrepeso u obesidad. En Sudáfrica, 26,5% de los niños son bajos y 68,3% de las mujeres sudafricanas mayores de 20 años tienen sobrepeso y, de estas, 42% son obesas; para los hombres, las tasas son de 35% de sobrepeso y 12% de ellos son obesos”.[5]

La producción y la distribución capitalista de alimentos está controlada por grandes corporaciones, hacendados y un puñado de gigantes corporaciones que impulsan la disponibilidad, el precio, la calidad, la seguridad y el valor nutricional de los alimentos consumidos para todos los sudafricanos. Estos productores y distribuidores de alimentos son un poderoso grupo de presión que influye activamente en la política gubernamental.

En la fabricación y procesamiento, algunas grandes corporaciones dominan el sector, entre ellas la Foodcorp, Pioneer Foods, Tiger Brands, Premier Foods y la Nestlé SA. La Comisión de Competencia (similar a Cade en Brasil) investigó cómo se fijaba el precio del pan, el trigo y el maíz a través de cárteles que operan desde hace años. Las empresas Tiger Brands, Pioneer Foods, Foodcorp y Premier Foods fueron declaradas culpables de manipular los precios a su favor.

En el sector de distribución minorista de alimentos, solo cinco minoristas (Shoprite, Pick’n Pay, Spar, Massmart y Woolworths) poseen más de 65% del mercado formal. Otro 32% de la distribución es compartido por el sector del comercio “informal”, que incluye a pequeños mayoristas regionales, los comensales en los municipios y vendedores ambulantes. El proceso de concentración de la distribución de alimentos a través de los grandes supermercados hace que estas empresas vendan más caro, promuevan alimentos procesados ​​de baja calidad nutricional, quiebren a los minoristas más pequeños y destruyan a los vendedores informales. ¡Es la concentración de capital en pocas manos que produce más pobreza, más desempleo, más trabajos informales y más hambre!

En estos saqueos estamos de un lado. Estamos junto a las masas hambrientas, contra la burguesía monopolista, ya sean los productores o los grandes supermercados que controlan la distribución, el precio y la calidad de los alimentos.

  1. Con las masas, contra Zuma y Ramaphosa

Después de 27 años en el poder (desde mayo de 1994) del Congreso Nacional Africano, Cosatu y el Partido Comunista de Sudáfrica, no hay cómo decir que ellos no son responsables del caos que se encuentra sumergida Sudáfrica. Ellos también son los encargados de sacar a las masas de las calles, garantizar la gobernabilidad de la burguesía, aplicando todos los planes neoliberales tan repudiados por todos nosotros.

Jacob Zuma, quien gobernó desde mayo de 2009 hasta febrero de 2018, continuó aplicando y profundizando la política arriba referida. Solo por esta razón, ya es considerado enemigo de los trabajadores y del pueblo pobre. Además de eso, es un hombre corrupto que formó una verdadera pandilla para asaltar las arcas del Estado y, se puso por encima del bien y del mal, negándose a comparecer ante los tribunales y a responder por las acusaciones.

Cyril Ramaphosa, el actual presidente, gobierna desde febrero de 2018, con la misma política que la CNA / COSATU / PC, agravada por la privatización de activos nacionales; al comienzo de la pandemia, permitió a las empresas firmar préstamos con garantía de pago por el Estado sudafricano. Para los desempleados y hambrientos, ha establecido un bloqueo sin ninguna ayuda. Además, Ramaphosa es conocido como el Carnicero de Marikhana. En esa localidad hubo una violenta represión de la huelga de trabajadores en la London Miners (Lomin)[6], que ocasionó la muerte de 34 trabajadores. El hecho se convirtió en una conmoción nacional, el entonces presidente Jacob Zuma nombró una Comisión de Investigación, y esta descubrió un correo electrónico de Cyril Ramaphosa donde autorizaba la masacre.

No tenemos un bandido predilecto. Ni Zuma ni Ramaphosa. Todo el poder para los trabajadores. Es evidente que la CNA desde hace 27 años impuso una política de hambre contra los pobres y la clase trabajadora, por eso es necesario sacar a este gobierno. Por un gobierno de la clase trabajadora.

Zuma debe pagar por sus crímenes de corrupción.

Ramaphosa debe pagar por sus crímenes en Marikhana y por la corrupción.

Ninguna confianza en el gobierno de CNA / COSATU / PC.

Por una Sudáfrica sin xenofobia.

Expropiación y nacionalización de grandes grupos productores y distribuidores de alimentos.

Abastecimiento de electricidad gratuita para trabajadores y desempleados.

Por una Sudáfrica controlada por los trabajadores.

[1] En el grupo guerrillero que fue creado a partir de junio de 1961, la CNA permanecía formalmente dentro de él, comprometido con la no violencia; por lo tanto, sus principales dirigentes actuaban dentro del Umkhontowe Sizwe (conhecido como MK).

[2] Ashman, a; Fine, B; Newman, S. Amnesty International? The Nature, Scale and Impact of Capital Flight from South Africa- Journal of Southern African Studies, Volume 37, Number 1, March 2011

[3] https://litci.org/es/la-nacion-arco-iris-creada-por-mandela-practica-actos-de-barbarie-contra-inmigrantes-negros/

[4] https://www.aa.com.tr/en/africa/violence-over-ex-presidents-jailing-hits-south-africas-largest-city/2301166

[5] SANTOS, Adriana Gomes (org) África: colonialismo, genocídio e reparação. São Paulo: Sundermann, 2019, p. 114.

[6] Conozca mss sobre el massacre en Marikhana. Vea el documental: Miners Shot Down – Marikana Massacre – Full Documentary – 2014 – https://www.youtube.com/watch?v=g2GbCoKioEs

Traducción: Ana Rodríguez.

 

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