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Muere Henry Kissinger, uno de los principales organizadores del golpe cívico-militar en Chile

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Por María Rivera y Otávio Calegari, MIT Chile

El 22 de octubre de 1970, poco más de un mes después de la elección de Salvador Allende a la presidencia de Chile, el entonces Comandante en Jefe del Ejército, René Schneider, sufrió un atentado por parte de un grupo de extrema derecha y algunos militares que querían impedir que Allende asumiera la presidencia. El atentado, que sería atribuido a un grupo de izquierda, era parte de una serie de otras acciones que tenían como objetivo generar una situación de inestabilidad en el país que justificara un golpe militar para “ordenar la casa”. Schneider era un oficial “democrático” y era visto como un obstáculo por los sectores golpistas. Este atentando terminó con su muerte, pero no logró su principal objetivo. El intento de golpe fracasó debido a la enorme conmoción popular generada por su asesinato, lo que hizo que los golpistas titubearan en la ejecución del golpe.

Por detrás del asesinato de Schneider y el fallido intento de golpe estaba uno de los políticos más importantes de Estados Unidos, Henry Kissinger, entonces consejero de Seguridad Nacional del gobierno de Richard Nixon, de Estados Unidos. Hoy, 30 de noviembre de 2023, falleció Kissinger a los 100 años. Murió en total impunidad y dejando un profundo legado al servicio del imperialismo norteamericano y contra los pueblos de todo el mundo. En esta breve nota no pretendemos hablar de la importancia de Kissinger para el imperialismo norteamericano, sino rescatar uno de los aspectos de las innumerables atrocidades de las cuales fue responsable, su intervención en Chile.

Henry Kissinger y Chile

La intervención de Estados Unidos en la política nacional chilena no empezó con la elección de Salvador Allende. Desde fines de los años 50 e inicio de los 60, Estados Unidos, con su política de Alianza para el Progreso, venía financiando y promoviendo el fortalecimiento del Partido Demócrata Cristiano como posible alternativa contra el avance del comunismo (ya que la derecha tradicional se mostraba cada vez más agotada políticamente). Después de la Revolución Cubana (1959) el imperialismo norteamericano percibió que su poder en América Latina estaba en riesgo y que no podría permitir que existieran “nuevas Cubas”. En Chile, en 1964, los EEUU financiaron más de 50% de la campaña de Eduardo Frei Montalva, el candidato demócratacristiano a la presidencia, como alternativa a Salvador Allende, candidato del Frente Popular. La CIA ayudó a organizar una verdadera campaña del terror contra Allende y la UP, intentando aumentar el temor de las clases medias y de la clase trabajadora acerca de un posible gobierno de Allende. Esto tuvo como resultado la elección de Frei Montalva.

Después del agotamiento de la llamada “Revolución en libertad” de Eduardo Frei Montalva y de la DC como una “tercera vía” contra la derecha y contra la “izquierda marxista”, Allende fue electo en septiembre de 1970. Así empezaron las iniciativas más directas de golpe militar. El atentado contra el general Schneider fue el tercer intento de golpe contra el gobierno recién electo de Allende, que todavía no asumía el cargo. Los dos intentos anteriores también fueron organizados por Kissinger, la CIA y algunos grandes empresarios norteamericanos y chilenos, que utilizaban para las tareas sucias a grupos de extrema derecha y a militares golpistas, como Roberto Viaux.

A partir de la muerte de Schneider y el fracaso de ese intento de golpe, Kissinger (con el apoyo de Nixon) ordenó un plan para desestabilizar económica, política y socialmente al gobierno de Salvador Allende. Según Jorge Magasich, estudioso de la UP:

“Antes que Allende sea presidente, el National Security Council (NSC) establece su política de boicot que anticipa lo que vendrá: emprender acciones para dividir a la Unidad Popular; boicot económico estimulando el éxodo de técnicos; apoyo a los medios que criticarán al gobierno a un nivel suficiente para provocar una acción represa, abriendo así una cuña para reclamar “libertad de prensa”; patrocinar programas para que los militares continúen siendo un poder independiente; afirmar que Investigaciones está controlada por cubanos para provocar una reacción; apoyo financiero a los grupos anti-Allende; utilizar técnicas clandestinas para promover un clima de incertidumbre, especialmente en el centro político que parece haber aceptado a Allende; desarrollar una campaña de propaganda internacional denunciando el debilitamiento del sistema democrático.”[1]

Ese plan de desestabilización será llevado a cabo durante los 1000 días que duró el gobierno de Salvador Allende y culminará con el golpe de 11 de septiembre de 1973. El rol de Kissinger también fue fundamental en la preparación del 11 de septiembre, ya que coordinaba las iniciativas con la CIA, la gran burguesía chilena, la derecha y los militares golpistas. Hoy ya no existen dudas sobre la participación de Estados Unidos y el rol de Kissinger en los golpes de Estado de Latinoamérica, en particular en el caso chileno. Muchos archivos secretos fueron abiertos en las últimas décadas y una gran cantidad de libros han sido escritos sobre el tema.[2]

Después del golpe militar, Kissinger fue uno de los grandes defensores de la dictadura de Pinochet dentro de Estados Unidos y también en sus viajes por el mundo. Kissinger estuvo en Chile en 1976, cuando se reunión con Pinochet y le agradeció por los servicios prestados contra el comunismo. Las palabras de Kissinger a Pinochet en ese momento fueron:

“Simpatizamos con lo que están tratando de hacer aquí, […] hizo un gran servicio a Occidente al derrocar a Allende […] mi evaluación es que usted es víctima de todos los grupos de izquierda del mundo y que su mayor pecado fue derrocar a un Gobierno que se estaba volviendo comunista”[3]

Henry Kissinger tenía claridad de que Pinochet, a pesar de sus innumerables crímenes contra los trabajadores chilenos, había sido necesario para derrotar la revolución socialista que estaba en curso durante los años 70.[4]

Algunos años después, durante el gobierno de Henry Ford, el Departamento de Estado, bajo la responsabilidad de Kissinger también impulsó y fortaleció la llamada Operación Condor, una coordinación entre los aparatos de inteligencia de las distintas dictaduras del cono-sur, promovida por Pinochet y que incluyó a las dictaduras de Brasil, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Perú y Argentina. La Operación Condor fue responsable por la muerte, tortura y desaparición de miles de personas en distintos países del mundo (incluidos asesinatos en países europeos y en los propios Estados Unidos, como el caso del asesinato del ex ministro comunista Orlando Letelier).[5]

El imperialismo no tiene remordimientos

Kissinger murió en total impunidad. El caso del asesinato del general Schneider fue llevado a los tribunales en Estados Unidos. Sin embargo, la Corte de Apelaciones de Columbia falló a favor de Kissinger, planteando que las acciones de Kissinger obedecían a órdenes políticas en el contexto de la Guerra Fría y a la lucha de Estados Unidos contra el comunismo.[6] Posteriormente la Corte Suprema rechazó los pedidos para reabrir el caso. En otras palabras, el sistema judicial norteamericano defendió y justificó todos los crímenes cometidos por Kissinger (y Pinochet) para “enfrentar el comunismo” y defender la propiedad de los grandes capitalistas norteamericanos y chilenos.

Para las y los trabajadores de todo el mundo que seguimos luchando por acabar con la sociedad capitalista, lo que debemos tener en claro es que el imperialismo y sus estrategas, como Henry Kissinger, no dudarán un segundo en hacer lo mismo que hicieron en los años 70.

Kissinger fue uno de los mayores criminales del Siglo XX. Sus crímenes, sin embargo, no fueron crímenes de un individuo maléfico o psicópata. Kissinger representaba todo lo que el imperialismo es capaz de hacer para seguir dominando y saqueando el conjunto de los pueblos en todo el mundo.


[1] MAGASICH, Jorge. Historia de la Unidad Popular, vol. 1., p. 164.

[2] https://nsarchive.gwu.edu/briefing-book/cold-war-henry-kissinger/2023-05-25/henry-kissingers-documented-legacy

[3] https://elpais.com/chile/2023-05-26/la-reunion-privada-entre-kissinger-y-pinochet-en-chile-queremos-ayudarlo.html

[4] En Chile existió un profundo proceso revolucionario entre 1971 y 1973, con tomas de tierras, fábricas, surgimiento de embriones de poder obrero y popular, posibilidad de rupturas en las FFAA burguesas, etc. El gobierno de Salvador Allende y la UP intentaron frenar el proceso revolucionario que ponía en jaque el conjunto de la dominación burguesa e imperialista en el país. Allende intentó hasta el último momento evitar una revolución socialista y conducir la revolución hacia la institucionalidad burguesa, tomando algunas medidas antiimperialistas, pero sin romper con el capitalismo. Sin embargo, su rol fue cuestionado por el imperialismo y la burguesía chilena, que percibió que Allende era un peligro principalmente porque no podría controlar la revolución que avanzaba por abajo.

[5] Ver el libro The Condor Years, de John Dinges.

[6] Ver https://www.justice.gov/osg/brief/schneider-v-kissinger-opposition /  https://internationalcrimesdatabase.org/Case/1072/Schneider-v-Kissinger/

Murió Kissinger, figura clave del imperialismo yanqui en el siglo XX

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Hace pocos días, a los 100 años, murió Henry Kissinger, un estratega de las políticas del imperialismo estadounidense desde finales de la década de 1960. ¿Cuáles fueron las estrategias centrales que propuso e impulsó y que impactos tuvieron en el mundo?

Por Alejandro Iturbe

Kissinger nació en Alemania en 1923, en una familia judía que huyó de la persecución nazi y se radicó en EEUU, en 1938. Durante la II Guerra Mundial, se alistó como soldado del ejército estadounidense. Fue un estudiante excelente que después desarrolló una destacada carrera académica en la Universidad de Harvard.

En 1969, cuando el republicano Richard Nixon asume la presidencia del país, Kissinger es convocado para integrar su gobierno, primero como Consejero de Seguridad Nacional y después como Secretario de Estado (responsable de la política y las relaciones exteriores de EEUU). Cuando Nixon se vio obligado a renunciar por el juicio político derivado del llamado “escándalo Watergate”, mantuvo la influencia en el gobierno de su sucesor, Gerald Ford, el ex vicepresidente de Nixon, hasta 1977, aunque ahora en un contexto nacional e internacional diferente. Fue en esos años que Kissinger pudo llevar adelante plenamente su visión sobre el papel del imperialismo estadounidense en el mundo. Fue cuando orientó y aplicó las políticas que derivaban de esa visión.

El criminal de guerra

No cabe ninguna duda de que Kissinger poseía un nivel intelectual muy alto y que era capaz de elaborar estrategias y transformarlas en acción política. Puso esa capacidad al servicio de la defensa de los intereses del imperialismo yanqui y lo hizo en diferentes contextos. En el primero de ellos, encuadrado en la perspectiva mundial del “combate al comunismo”. De modo específico, en el sudeste asiático, el objetivo era contener en la región la dinámica de expansión de la revolución china de 1949.

Con ese objetivo, se transformó en un criminal de guerra. Fue el autor intelectual de la escalada de intervención militar en la guerra de Vietnam que aplicó el gobierno de Nixon, con sus métodos genocidas cada vez más crueles(comola masacre de la aldea de My Lai) o la quema de campos de cultivo con napalm (junto con los campesinos que trabajaban esas tierras). También de la extensión de la guerra a países vecinos como Laos y Camboya.

Este criminal de guerra también operó sobre Latinoamérica, y con la misma estrategia de “combate al comunismo” apoyó numerosos golpes de Estado y la instalación de numerosas dictaduras militares en el continente. En Chile, fue el autor intelectual del sangriento golpe del general Augusto Pinochet contra el gobierno de Salvador Allende, en 1973. En Argentina, impulsó el golpe militar de 1976, encabezado por el general Videla, que instaló lo que el pueblo argentino recuerda como la Dictadura.

Posteriormente, los militares argentinos sería la pieza central del Plan u Operación Cóndor, un plan coordinado de represión en todos los países del continente, apoyado por el gobierno de EEUU. La Dictadura argentina proveyó cuadros militares y de inteligencia a gobiernos de diversos países, coordinados con la CIA y el Pentágono. Detrás de todo esto estuvo Kissinger, como criminal de guerra.

Kissinger cambia su política

La inteligencia de Kissinger le permitió comprender que, ante la combinación de la heroica resistencia del pueblo vietnamita con las masivas movilizaciones contra la guerra en EEUU, el ejército estadounidense comenzaba a quebrarse y la guerra de Vietnam se encaminaba hacia una dura derrota del imperialismo yanqui.

Ahí comenzó una política diferente: planificar una “retirada ordenada” del ejército yanqui de Vietnam y, desde 1972, “negociar la paz” con el gobierno de Vietnam del Norte, lo que permitiría disimular la derrota y la rendición. No lo consiguió: las imágenes de las fuerzas estadounidenses abandonando apresuradamente Saigón en barcos y helicópteros recorrieron el mundo. La “paz” era en realidad una gran derrota y una rendición del imperialismo estadounidense.

En 1973, con la hipocresía que lo caracteriza este campo, se les concedió el Premio Nobel de la Paz a Kissinger y a Le Dúc Tho, jefe de la delegaciónde Vietnam del Norte. Le Dúc Tho rechazó el premio pero Kissinger lo aceptó aunque no fue a recibirlo personalmente sino que envió un representante (tuvo temor de que hubiera manifestaciones en su contra).

Menos conocido es cómo estos dos momentos de la realidad mundial y de las políticas impulsadas por Kissinger se reflejaron en Medio Oriente. En su período como criminal de guerra, en 1973 organizó la operación Nickel Grass para suministrarle armas a Israel en su guerra contra varios países árabes. Esas armas fueron claves en la victoria israelí[1].

Luego de la derrota en Vietnam, cuando los “vientos mundiales” comenzaron a soplarle en contra, Kissinger fue un precursor de la política de ganar a los regímenes y gobiernos árabes para que reconocieran a Israel y firmaran la paz con el Estado sionista. Con ese objetivo viajó a Israel, Siria y Egipto y mantuvo reuniones con sus gobiernos. Una política que, posteriormente, tendría un éxito completo en Egipto, con la firma de los Acuerdos de Camp David, en 1978, ya con el gobierno del demócrata Jimmy Carter y otro “orientador estratégico”, Zbigniew Brzezinski.

El estratega de la restauración capitalista en China

La derrota en la guerra de Vietnam y, con ella, de la política de aislar con guerras en la región al Estado obrero chino y la dinámica expansiva de su revolución, llevaron a Kissinger a elaborar una nueva estrategia hacia China.

El Estado obrero burocratizado chino era débil y estaba en crisis: se había aislado luego de la ruptura del maoísmo con la burocracia de la ex URSS y partía de una base económica muy atrasada y agraria. Era un terreno propicio para la nueva estrategia de Kissinger: ganar a la burocracia china para restaurar el capitalismo en China era un terreno especialmente apto para esta política. Fue el objetivo de lo que se inició con la “diplomacia del ping pong” (en los primeros años de los ‘70), continuó con numerosas “visitas secretas” de Kissinger en esa década, cuyo su punto más alto es la histórica visita de Nixon a Beijing y su reunión con Mao, en 1972.

Finalmente, la burocracia china inició la restauración capitalista bajo la dirección de Deng Xiaoping y las “cuatro modernizaciones”, en 1979. Comenzaron a afluir a China, primero, numerosos capitales de los burgueses chinos que habían huido luego de la revolución de 1949 y se habían radicado en Taiwán, Hong Kong o Singapur. Luego de la derrota del proceso de la Plaza Tiananmen, en 1989, también comenzó una afluencia masiva de capitales imperialistas. Todos buscaban las grandes ganancias que podían extraer del inmenso proletariado chino y sus bajísimos salarios.  

En sus análisis actuales, los medios imperialistas hablan de un “legado histórico” de esta política de Kissinger: El resultado será el acercamiento de ambos países frente al rival soviético común, y el lanzamiento de China en la vía de las reformas económicas”[2]. Es imposible entender el mundo actual sin comprender el impacto profundo que tuvo esta estrategia de Kissinger en su configuración.

China se transformó en la “fábrica del mundo” y en una gran potencia capitalista que disputa espacios económicos y políticos con el imperialismo estadounidense. En esa situación, cuando asumió, Joe Biden expresó que China capitalista era el “enemigo estratégico” a enfrentar actualmente.

Ya muy viejo, Kissinger planteó que su país no debía ahondar las tensiones con China, menos aún en el terreno militar: propuso un camino de acuerdos para profundizar los “negocios en común”. Incluso, en julio pasado, viajó a China y se entrevistó con Xi Jinping quien le dio una cálida bienvenida al exdiplomático estadounidense Henry Kissinger, en momentos en que Estados Unidos busca mejorar sus relaciones con China”[3]. Al conocerse la noticia de su muerte, la agencia oficial china dijo que había fallecido “un viejo amigo”[4].

Ha muerto un enemigo

Desde la década de 1980, Kissinger se alejó da la política activa en los gobiernos estadounidenses. Sin embargo, continuó asesorando a políticos republicanos y demócratas, escribiendo libros, pronunciando discursos y gestionando una firma de consultoría global. Ganó muchísimos dólares por esa actividad y murió en medio de esa abundancia.

Hoy, le rinden homenajes todos los políticos y medios del capitalismo, incluso, como vimos, Xi Jinping. Nosotros no derramamos ninguna lágrima por él: ha muerto uno de nuestros peores enemigos. Aquel que, cuando fue criminal de guerra, nos provocó muertos, presos, secuestrados y torturados. Aquel que, cuando lo derrotamos en Vietnam, elaboró la política para salvar el capitalismo imperialista “por las buenas”.

Como decía un poeta “no son estos los muertos que lloramos”. O, como se dice en Brasil cuando muere un enemigo: “vai tarde”.    


[1] https://amcmuseum.org/history/operation-nickel-grass/

[2] https://www.france24.com/es/minuto-a-minuto/20210414-la-diplomacia-del-ping-pong-entre-china-y-estados-unidos-busca-un-rebote-50-a%C3%B1os-m%C3%A1s-tarde

[3] https://www.bbc.com/mundo/articles/c97p942m9dvo

[4] https://www.elmundo.es/internacional/2023/11/30/6568525821efa02b038b45f3.html

Engels, las guerras y la violencia revolucionaria

Por Alicia Sagra

Hoy, 28 de noviembre, se cumplen 203 años del nacimiento de Federico Engels, el gran compañero y amigo de Marx. El mal llamado, debido a su extraordinaria modestia, de “el segundo violín”.

Mal llamado porque, a pesar de los que dicen sus detractores (abiertos o vergonzantes), que lo acusan de deformar el pensamiento de Marx, ellos fueron un equipo.  Y, como dice Lenin, es en su abundante correspondencia donde más se evidencia esa elaboración en común.

Engels, al igual que Marx, fue, en primer lugar, un revolucionario preocupado no sólo con impulsar la lucha, sino también con que avance la organización sindical y política de la clase obrera en el partido. Las coincidencias con Marx era tantas que éste no dudaba en firmar artículos muchas veces redactados por Engels, en recomendar la lectura del Anti Düring[1] a los que le pedían explicaciones sobre su teoría y en dejarlo al frente de la Primera Internacional a partir de 1870, cuando se vio obligado, por problemas de salud, a reducir su actividad.

En su trabajo de elaboración hubo una división de tareas. Engels asumió centralmente los temas que tenían que ver con la filosofía, por lo que es quien más desarrolló los diferentes aspectos del materialismo dialéctico y, junto con eso, dio una especial atención al tema militar. No sólo tuvo experiencia directa en este aspecto con su destaca participación en la revolución alemana de 1848, sino que fue un especialista sobre el tema. Tanto que sus amigos, entre ellos la familia de Marx, le habían puesto el apodo de “el General”.

En momentos en que estamos viviendo dos guerras de liberación nacional, la de Ucrania contra la ocupación rusa, y la de Palestina contra el genocidio de Israel, y cuando se han puesto de moda entre la vanguardia, incluso en sectores que se reivindican marxistas, el “ni-ni”, el rechazo a todas las guerras y la idea de igualar la violencia del opresor con la violencia del oprimido, resulta interesante recordar las posiciones de Engels sobre la violencia y sobre las guerras.

La guerra y la revolución

Marx y Engels, en especial este último, estudiaron mucho sobre los conflictos armados contemporáneos. Estimaban que las guerras interestatales del presente podían contener importantes lecciones para las guerras revolucionarias del futuro y la destrucción del Estado capitalista. En ese camino, defendían, por ejemplo, el servicio militar universal porque daban gran importancia a que la mayor cantidad de obreros tuviera instrucción militar.

Desde la perspectiva de Engels, en la futura guerra mundial (que predijo con gran exactitud en 1889[2]), el proletariado en armas de los países que estarían arruinados apuntaría sus fusiles contra los enemigos de clase y el Estado, y sería con el triunfo de la revolución la única forma de evitar la guerra mundial. Concepto que fue tomado a fondo por Lenin en su llamado a convertir la guerra imperialista en revolución social.

Engels estudió y escribió mucho sobre las guerras y su papel en la historia, sobre las tácticas y estrategias militares.  Pero no se limitó a eso, sino a precisar su carácter y lo que éstas reflejaban. Por ejemplo, estudiando la Guerra Civil de EEUU, concluía:

“La actual batalla entre sur y norte (…) no es nada más que una batalla entre dos sistemas sociales, el sistema de la esclavitud y el sistema del trabajo libre. Consecuentemente estos dos sistemas no podrían vivir lado a lado por mucho tiempo. Ello solo puede terminar con la victoria de uno de estos sistemas”[3].

Tanto Marx como Engels, no se limitaron a acompañar el desarrollo bélico. A pesar de no tener ninguna expectativa en el gobierno de Lincoln, no asumieron una posición “ni-ni”, muy de moda en la actualidad, sino que apoyaron decididamente al Norte, en la lucha contra la esclavitud. Y desarrollaron un trabajo sobre la clase obrera mundial, llamándolos a no permanecer indiferentes ante un conflicto de este tipo.  Lejos de llamar a la paz, como harían muchos “marxistas” actuales, los llamaban a definirse por un lado.  

La burguesía británica también asumió un lado. La industria textil habría sufrido con la falta del algodón producido por los estados del sur de Norteamérica, y este sector de la burguesía presionaba por la intervención del gobierno británico a lado de la Confederación.

Marx y Engels hicieron parte del movimiento contra la intervención británica.  Y reivindicaron que, a pesar de los miles de trabajadores despedidos por la crisis de la industria textil, la clase trabajadora británica se solidarizó con la lucha de la Unión: “La clase trabajadora inglesa conquistó una honra histórica inmortal por sí misma, frustrando los repetidos intentos de las clases dominantes de intervenir en nombre de los propietarios de esclavos americanos con sus entusiasmadas reuniones de masa, a pesar de que la prolongación de la Guerra Civil Americana sujetó a un millón de trabajadores ingleses a los más terribles sufrimientos y privaciones.[4]

Sobre la violencia

Enfrentando   las posiciones reformistas que reniegan de todo tipo de violencia, Engels afirma:

Para Herr Dühring, la fuerza (violencia) es el mal absoluto; el primer acto de fuerza para el pecado original (…) Esa fuerza, (violencia), entretanto, desempeña también otro papel en la historia, un papel revolucionario…”[5]

Y, en un artículo, polemizando con los anarquistas y sus acusaciones de autoritarismo, relaciona el tema de la autoridad con la violencia revolucionaria:

¿No han visto nunca una revolución estos señores? Una revolución es, indudablemente, la cosa más autoritaria que existe; es el acto por medio del cual una parte de la población impone su voluntad a la otra parte por medio de fusiles, bayonetas y cañones, medios autoritarios si los hay; y el partido victorioso, si no quiere haber luchado en vano, tiene que mantener este dominio por medio del terror que sus armas inspiran a los reaccionarios. ¿La Comuna de París habría durado acaso un solo día, de no haber empleado esta autoridad de pueblo armado frente a los burgueses? ¿No podemos, por el contrario, reprocharle el no haberse servido lo bastante de ella?[6]

Y, en este tema de la violencia tiene una absoluta coincidencia con Marx, quien en El Capital plantea

 “La violencia es la partera de toda sociedad vieja que está embarazada de una sociedad nueva”

Acuerdo que se vuelve a manifestar cuando coinciden en la afirmación, de que uno de los mayores errores de la Comuna de París fue no haber sido todo lo violenta que la realidad exigía, por ejemplo, no haber ejecutado a los rehenes ante el ataque sanguinario de las fuerzas de la reacción.

La actualidad del pensamiento de Engels

Elegimos este tema, para homenajear a Engels a los 203 años de su nacimiento, porque reivindicamos su actualidad en vista a los conflictos armados que estamos viviendo.

Evidentemente, no tienen nada que ver con estas posiciones defendidas por el gran camarada y amigo de Marx, las de los “marxistas” que se rasgan las vestiduras por las muertes de los civiles israelíes, que igualan la violencia de los dos lados y que no se niegan a participar de homenajes a las víctimas de Israel.


[1] Anti During, libro de Engels, publicado en 1878 donde, en polémica con un profesor (Düring) que había ganado influencia dentro del partido socialdemócrata alemán, desarrolla los diferentes aspectos de la teoría desarrollada en común con Marx. Marx escribe un capítulo de ese libro, el dedicado a la Economía.

[2] “En cuanto a la guerra, para mí es la eventualidad más terrible. De lo contrario me mofaría no poco de las veleidades de la señora Francia. Pero una guerra en que habrá de 10 a 15 millones de combatientes, una devastación inaudita tan solo para alimentarlos, una supresión forzada y universal de nuestro movimiento, el recrudecimiento de los chovinismos en todos los países…” Carta a Paul Lafargue del 25 de marzo de 1889 (Engels, Paul et Laura Lafargue, Correspondance, t. 2, Éditions sociales, París, 1956, p. 22

[3] Guerra Civil en los Estados Unidos, Die Press, 07 de noviembre de 1861. Escritos sobre la Guerra Civil Americana, Aetia Editorial.

[4] Citado por NOVACK, George. Marx y Engels sobre la Guerra Civil de los Estados Unidos.

[5] Anti- Düring

[6] “De la Autoridad”, octubre 1872. Marxits Internet Archive

Fuera las transnacionales y el imperialismo del Esequibo, rechacemos la maniobra del referéndum consultivo. Por la Unidad de los trabajadores de Venezuela y Guyana

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Por: Unidad Socialista de los Trabajadores (UST), Sección venezolana de la Liga Internacional de los Trabajadores (LITCI)

26/11/2023

El escenario político venezolano se encuentra hoy atravesado por el debate sobre la disputa por el Esequibo y el llamado a referéndum por parte del Gobierno de Maduro. Siendo dos aspectos estrechamente relacionados.

La amplia mayoría de los actores políticos del país, desde el gobierno dictatorial, hambreador y corrupto de Maduro, pasando por la oposición patronal en todas sus variantes, hasta sectores de izquierda que se oponen a Maduro e incluso cuestionan al gobierno del fallecido ex presidente Chávez esgrimen hoy una posición “nacionalista” y “patriótica” de defensa del Esequibo y de confrontación con Guyana, aunque con diferentes posiciones en torno a la consulta convocada por el gobierno para el día tres de diciembre del año en curso; posturas que van desde el apoyo incondicional o crítico, hasta su rechazo. A este coro de voces se unen también la boliburguesía y la burguesía tradicional desde sus principales gremios empresariales como la pro oficialista FEDEINDUSTRIA y la opositora, aunque cada vez más aliada al gobierno FEDECAMARAS, apoyando la consulta en “aras de la defensa del interés nacional”.

Desde la Unidad Socialista de los Trabajadores (UST) queremos expresar nuestra posición frente a esta situación desde una perspectiva marxista, de clase, antiimperialista e internacionalista. Intentaremos igualmente, demostrar el interés común tanto de los capitalistas venezolanos como guyaneses, así como de sus gobiernos burgueses, en saquear a sus respectivos países, fungiendo como socios menores del imperialismo; cómo se expresa, en el caso venezolano la unidad burguesa para expoliar al país, diferenciándolos sólo la disputa por quien se queda con el boleto que les otorgue el derecho de dirigir el saqueo, la boliburguesía aliada a Maduro y al régimen chavista o la burguesía tradicional afecta mayoritariamente a la oposición burguesa.

El territorio Esequibo y las motivaciones del conflicto

El Esequibo es un territorio de 159.500 km2, localizado en el extremo más oriental de Venezuela, al oeste del río Esequibo, del cual toma su nombre. Con una población de 128.000 habitantes, casi absolutamente de origen guyanés y una superficie mayor a la de países como Inglaterra, Grecia y Cuba, es una zona rica en recursos minerales y otros recursos naturales, con una de las mayores diversidades del mundo.

La disputa sobre este territorio data de 1841, con momentos de menor o mayor trascendencia a lo largo del tiempo. Hoy la misma vuelve al primer plano, motivado esto, con mucha seguridad, al descubrimiento en los últimos años (2015) de importantes yacimientos petroleros en la zona marítima de la región, lo que ha reavivado los intereses imperialistas sobre un territorio que, en 1899, le fuese despojado a la joven República de Venezuela por la Gran Bretaña, a través del fraudulento Laudo Arbitral de París, para anexionarlo a su colonia, para entonces la Guayana Británica.

Así como también, debido al interés del gobierno de Maduro de hacer uso del conflicto para urdir una maniobra política que le permita a partir del incremento de la animosidad nacionalista y patriotera, recomponer en perspectiva de las elecciones presidenciales de 2024, una popularidad de la cual no dispone hace muchos años, o en su defecto escalar el conflicto a tales niveles que le sirva de excusa para declarar un estado de emergencia y suspender dicho proceso electoral.

De otra parte, el gobierno burgués de Guyana, encabezado por su Presidente Irfaan Ali, procura “defender” su cuota minoritaria, producto de la entrega de áreas explotación petrolera, principalmente marítimas a transnacionales imperialistas del sector, localizadas en el territorio conocido como Zona en Reclamación.

El falso antiimperialismo y la falsa defensa de los intereses nacionales.

Resulta claro que, en la actual situación mundial, marcada por la guerra en Ucrania, las tensiones en el Medio Oriente y el resto del mundo árabe, incrementadas por la actual agresión genocida del Estado Nazi – Sionista de Israel contra Palestina, el imperialismo está preocupado por sus fuentes de abastecimiento de energía e hidrocarburos. Por eso su creciente interés por un área geográfica que se ha revelado como una de las mayores poseedoras de reservas petrolíferas y gasíferas del mundo.

También constituye un hecho cierto que el gobierno de Guyana ha roto unilateralmente el acuerdo mediante el cual, desde su constitución como república independiente en 1966, ambas partes, venían dirimiendo la disputa territorial, conocido como el Acuerdo de Ginebra.

Sin embargo, las pretendidas posturas antiimperialistas del gobierno dictatorial de Maduro, así como las argumentaciones de “defensa de los intereses” nacionales de ambos gobiernos involucrados en la disputa, no pasan de ser simplemente poses cargadas de falsedad para ganar adeptos en su función de sus propios intereses en tanto gobiernos burgueses y capitalistas hasta la médula, enemigos de los trabajadores de ambas naciones.

El gobierno venezolano, posa de antiimperialista, denunciando a la ExxonMobil[1], como “…un poderoso instrumento geopolítico de los Estados Unidos para poder asegurar el control de todos los recursos energéticos disponibles del planeta…”[2], a la vez que firma un acuerdo con Chevron, socia de la Exxon Mobil, en la explotación petrolera en el Esequibo[3]. Acuerdos a través de los cuales se entregan nuestros recursos petroleros, se les exonera de impuestos y se otorga a la transnacional parte del control de nuestra industria petrolera.

El gobierno que intenta aparecer como “nacionalista y antiimperialista”, es el mismo que ha priorizado por los pagos de deuda externa, cancelando más de 86 mil millones de $ entre 2013 – 2018, a banqueros y transnacionales imperialistas a costa de las penurias del pueblo trabajador venezolano, de la destrucción del aparato productivo nacional y de la debacle de los servicios públicos; es el mismo que hipotecó los activos del país en el exterior como garantías de pagos de deuda externa. El que ha llevado adelante un proceso de privatización y desnacionalización de la industria petrolera, vendiendo activos y refinerías en el exterior y también a lo interno del país.

Ha sido el que, en 2020, a través de la fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente (ANC), hizo aprobar la conocida Ley Antibloqueo para facilitar la entrega del país, en 2017 la Ley de inversiones extranjeras en el mismo sentido y en julio de 2022, la Ley de Zonas económicas especiales, donde se otorgan a las transnacionales condiciones favorables y excepcionales para mejor explotar a los trabajadores venezolanos. Es este gobierno “patriota” el que a partir de 2016, firmó el decreto de creación del Arco Minero del Orinoco (AMO), implementando en un área geográfica de 112.000 km2 (unos pocos km2 menos que el Esequibo) un modelo de minería extractivista y entreguista en beneficio de transnacionales imperialistas del ramo como Gold Reserve y Barrick Gold. A todo esto, hay que sumar la entrega, en tiempos de Chávez de amplias zonas de la Faja Petrolífera de Orinoco (FPO) a las transnacionales, mediante el mecanismo de empresas mixtas.

Y para rematar su política entreguista el gobierno de Maduro, aplica un brutal paquete de ajuste capitalista, que cercena los salarios y los derechos establecidos en las convenciones colectivas, además de restringir las libertades democráticas, los derechos sindicales y criminalizar el derecho a la protesta; lo que no hace sino ofrecer mejores garantías para la explotación a las transnacionales norteamericanas, europeas, chinas, rusas, entre otras instaladas en el país.

El nacionalismo de la oposición burguesa y la patronal

La oposición burguesa, en todas sus variantes y la patronal nacional, tanto la boliburguesa como la tradicional hacen parte del “consenso nacionalista”, buscan los primeros hacer pie entre los sectores populares que consideran legítimos los reclamos del gobierno venezolano y ocultar su carácter entreguista, disimulando su postura antinacional y proimperialista, los segundos pretenden hacernos creer que existen causas comunes entre la burguesía y los trabajadores, de la cual esta sería un ejemplo, pero pudiera ser otra en la cual nos llamarían a “sacrificarnos todos, en función del progreso nacional”, además de, en una eventual recuperación del territorio en reclamación, reclamar su cuota en la explotación de un territorio que a fin de cuentas habrían contribuido a recuperar.

Una falsedad mayúscula por parte de estos sectores políticos y empresariales que hace unos años atrás andaban solicitando invasiones y sanciones por parte de los gobiernos norteamericano y europeos contra el país, que apoyaron el injerencismo norteamericano, sus intentos golpistas e intervencionistas, son los que afirman que priorizarán por los pagos de deuda externa, solicitando apenas algún tipo de refinanciamiento o reestructuración en quien sabe cuáles términos, que además apoyaron la confiscación de activos venezolanos en el exterior y se robaron millones de dólares de la administración fraudulenta de estos activos, avalada por el gobierno norteamericano y otros gobiernos burgueses del continente como son los casos de CITGO en EE.UU. y Monómeros en Colombia, son estos sectores políticos que pretenden continuar y acelerar la privatización de las empresas estratégicas del país (PDVSA, empresas básicas, electricidad, agua, telecomunicaciones), ofertándolas a precios de gallina flaca a las transnacionales imperialistas a condición de ser administradores y/o socios menores de las mismas.

Son además los empresarios (que protagonizaron) y políticos (que se beneficiaron en su doble papel de políticos y empresarios) que llevaron adelante la mayor fuga de capitales[4] que se haya producido en el país, en complicidad son el régimen chavista y que condujo al país a la mayor crisis de su historia reciente, sometiendo a miles de trabajadores y habitantes de los sectores populares a la hambruna y las más grandes penurias que se hayan conocido en el país que actualmente defienden con tanto fervor.

Por su parte Guyana

Es un hecho demostrado histórica y jurídicamente que el territorio Esequibo fue despojado a Venezuela por parte del imperialismo británico[5], lo que otorgaría legitimidad al reclamo venezolano. No obstante Guyana no es el imperio británico ni parte de él, desde su independencia, en 1966, se convirtió, de manera similar a Venezuela, en un país semicolonial, dependiente de los capitales imperialistas, despojado, expoliado y saqueado por estos. En la actualidad es un país con una población de poco menos de un millón de habitantes, con una clase obrera y una población empobrecida, regida y explotada por un gobierno burgués entreguista a los gobiernos y transnacionales imperialistas.

Este gobierno, apela al igual que el venezolano a elementos patrioteros y nacionalistas para embaucar a su clase trabajadora, cuando realmente lo que defiende es la posibilidad de seguir entregando al imperialismo los recursos disponibles en un área en reclamación que representa el 75% de su territorio. Proceso de entrega en el que la burguesía y el gobierno guyanés actúan como socios minoritarios, sin que esto se traduzca en bienestar para el pueblo trabajador de ese país.

En este contexto se enmarcan las acciones de personeros del gobierno guyanés, como la visita del Presidente al Esequibo, el izamiento de la bandera en ese territorio, los recorridos del Ministro de Defensa por las aldeas de la zona, así como las declaraciones de “no ceder a las intimidaciones de Caracas” o de que “no habrá más negociaciones”.

Acciones como la ruptura unilateral de la convención de Ginebra, otorgando concesiones a la Exxon Mobil para la explotación petrolera en territorios en reclamo, solicitar a la ONU elevar el caso a la corte internacional de Justicia (CIJ) y solicitar a esta pronunciarse en torno al mismo, son avaladas por el gobierno de EE.UU., que al resultarle el gobierno guyanés más permeable que el de Maduro, aprovecha la debilidad de aquel (gobierno de Guyana) y su extrema dependencia para mostrarse como aliado y desangrar en mejores condiciones al pequeño país sudamericano, ofreciendo apoyo logístico, militar y realizando ejercicios conjuntos de esta índole. No obstante, afirmamos que esto no modifica la condición semicolonial del país.

Un conflicto reaccionario. Por la unidad de las clases trabajadoras venezolana y guyanesa contra el imperialismo y sus burguesías.

Desde la UST consideramos que el actual, es un conflicto extremadamente reaccionario que, claramente obedece a los intereses más mezquinos de las burguesías y gobiernos de ambos países no teniendo nada que ver con los intereses, reivindicaciones y necesidades, ni inmediatas, ni históricas de los trabajadores y los pueblos de las dos naciones; y en el que el imperialismo norteamericano y europeo se posicionan según las circunstancias políticas y geopolíticas, no teniendo el mayor problema de modificar sus acuerdos y alianzas según cambien las circunstancias.

En el mismo, tanto el cada vez más entreguista gobierno de Maduro, como el extremadamente dependiente gobierno de Guyana, aliados y garantes ambos de las ganancias de las transnacionales, aumentan la temperatura y exacerban los ánimos nacionalistas y patrioteros, para posicionarse mejor en función de lo que realmente disputan, el derecho de ser socios menores del proceso de entrega de la soberanía, los recursos minerales e hidrocarburos del Esequibo a las transnacionales norteamericanas, europeas, rusas y chinas. Para lo cual necesitan ambos gobiernos mostrarse al imperialismo como el socio más confiable contra las clases obreras de sus países.

En el caso del gobierno venezolano se adiciona el hecho del provecho que pueda sacarle a la maniobra política del referéndum consultivo convocado para el tres (03) de diciembre del año en curso.

Es por eso que, categóricamente nos oponemos a la posibilidad de cualquier conflicto militar entre ambos países, que significaría la carnicería entre clases trabajadoras y pueblos hermanos, que serán quienes terminarán poniendo los muertos en un eventual enfrentamiento bélico, para defender los intereses y beneficios del imperialismo sus transnacionales petroleras y mineras y de rebote sus burguesías nacionales.

El llamado es a la unidad de y entre las clases obreras y los pueblos de Venezuela y Guyana, para enfrentar al imperialismo, expulsar a las transnacionales del Esequibo, así como del resto del territorio de ambos países, enfrentar a sus gobiernos burgueses, sus medidas antiobreras y antipopulares, hasta derribarlos e imponer gobiernos obreros y socialistas en ambas naciones.

Es un hecho que las fronteras nacionales en nuestro continente fueron demarcadas en función de los intereses imperialistas, así como también es un hecho que sólo de la clase obrera del continente podrá venir alguna solución progresiva a nuestras diferencias limítrofes, así como a los demás problemas en el ámbito económico y social, por eso estamos por el derrocamiento del capitalismo en todos los países de América Latina y por la conformación de una federación socialista latinoamericana.

Diversas posturas ante una misma maniobra

Hemos mencionado que el gobierno de Nicolás Maduro procura obtener réditos políticos a partir de exacerbar los ánimos nacionalistas y patrioteros en torno al conflicto territorial del Esequibo. Para esto ha implementado una maniobra que consiste en convocar a un referéndum consultivo compuesto por cinco preguntas en las que en resumen se consulta a la población si está dispuesta a defender “por todos los medios” y hasta las últimas consecuencias la propiedad de Venezuela sobre dicho territorio.

Para esto ha desarrollado una descomunal y costosísima campaña, que ha incluido marchas, concentraciones, cuñas televisivas, conciertos, material de propaganda, entre otros elementos que han significado un obsceno y repugnante derroche de dinero, mientras afirma no poder aumentar los salarios ni discutir las convenciones colectivas vencidas, debido a la falta de recursos ocasionada por el efecto de las sanciones.

Con los lemas de esta campaña “El Esequibo es nuestro” y “Venezuela toda”, además de querer presentarse como defensor del interés nacional, llamando a la unidad alrededor del mismo e incluso chantajeando con la calificación de “traidores a la patria” a quienes se opongan a la consulta refrendaría. El gobierno persigue por un lado distraer al respecto de la desastrosa situación nacional, los paupérrimos salarios, el hambre, desastre de los servicios públicos, entre otras calamidades. Así como también procura medir fuerzas para una eventual disputa electoral en 2024.

Busca en torno al conflicto en cuestión, nuclearse una base de apoyo entre los sectores populares y los trabajadores, para también evaluar su margen de maniobra, para en un caso extremo declarar un estado de emergencia nacional y suspender un proceso electoral cuyos posibles resultados les resultan en la actualidad bastante inciertos. Siendo esta última una jugada muy arriesgada que podría devenir en una confrontación bélica con Guyana con consecuencias inciertas para los trabajadores y pueblos de ambos países.

Diversas posturas se expresan en el país al respecto de esta maniobra política del gobierno, pero casi todas haciendo parte del “consenso nacional”, cediendo, utilizando y haciéndose eco del chantaje patriotero y falso de que el “Esequibo es causa común de todos los venezolanos”.

Así pues, la oposición burguesa más afecta al régimen que encabeza Maduro, apoya la convocatoria a la consulta, otros sectores de esa oposición lo adversan aduciendo que es innecesario, que introduce elementos de duda acerca de la pertenencia del Esequibo a Venezuela, siendo que esa materia ya está consagrada en la constitución nacional, que sólo sirve a las pretensiones políticas de Maduro; pero en aras del “interés nacional” orientan a su militancia que queda a su juicio participar en la misma votando críticamente o respondiendo sí o no según la conveniencia de la pregunta, lo mismo afirman algunos sectores reformistas. Gremios patronales como FEDECAMARAS Y FEDEINDUSTRIA, entre otros, también apoyan la consulta en función del “interés nacional”. Por último, algunos sectores de izquierda que se reivindican antiimperialistas apoyan la consulta planteando apenas modificaciones a algunas de las preguntas y/o coincidiendo casi íntegramente con el contenido propuesto en algunas.

Desde la UST, consecuentes con nuestra consideración de que el conflicto en curso sólo responde a los intereses de las burguesías de los países involucrados en el mismo y es ajeno a los intereses de los pueblos trabajadores de esas naciones, señalamos que lo mismo ocurre con la consulta convocada por Maduro, siendo la misma un ardid del gobierno para ocultar su responsabilidad en el desastre en el que han sumido al país, aparecer como el líder de la causa nacional y procurarse apoyo electoral. Por lo tanto, afirmamos que debe ser rechazada categóricamente y llamamos a abstenernos en la misma.


[1]Corporación petrolera norteamericana, heredera de la Standard Oil, Esso, Creole, y que posee todo un historial de atropellos y de injerencia en varios países del mundo, fue la que el 20 de mayo de 2015, bajo la dirección de Rex Tillerson hizo el anuncio que llamó la atención de la industria petrolera a nivel mundial, revelando que en el bloque de Stabroek, a 120 millas de la costa del Esequibo, había encontrado 1.400 millones de barriles de petróleo de alta calidad, con los  descubrimientos hasta el 2021 (pozo Uroek2) las reservas estimadas están cercanas a los 11.000 millones de barriles de petróleo con las exploraciones iniciales.

https://www.eluniversal.com/politica/168542/cij-la-estrategia-de-exxonmobil-para-el-esequibo/ http://mpps.gob.ve/exxon-mobil-y-su-interes-sobre-el-esequibo-venezolano/

[2]http://mpps.gob.ve/exxon-mobil-y-su-interes-sobre-el-esequibo-venezolano/

[3]El 23 de octubre Chevron anunció la compra de Hess, una de las grandes petroleras independientes, por 53 mil millones de dólares. Entre los atractivos de Hess destaca su actividad en Guyana, la nación donde la producción de petróleo crece a mayor velocidad. Con Hess Chevron adquiere una participación de 30% en el proyecto que lidera Exxon, otro gigante petrolero, en Guyana y que tiene como tercer socio a China National Offshore Oil Corporation, CNOOC, el mayor productor de petróleo y gas natural en alta mar de China. El proyecto es el bloque Stabroek, una vasta extensión frente a las costas de Guyana que cuenta con una riqueza equivalente a 11 mil millones de barriles de petróleo. https://www.gerentesis.com/post/guyana-seduce-a-gigantes-del-petr%C3%B3leo/ 

[4] Algunos estudios como el de Luis Gavazut la estiman en más de 500 mil millones de $, otros la ubican en más de 700 mil millones de $.

[5]En el Laudo Arbitral de París de 1899, Venezuela no tuvo representación propia, la representaron funcionarios estadounidenses y que se demostró luego que el mismo estuvo plagado de fraudes e irregularidades jurídicas, esto publicado incluso en las memorias de uno de los negociadores ingleses Además de eso, el juez ruso era un declarado teórico de la colonización y el despojo, afirmaba abiertamente el “derecho” de los imperios a colonizar a las naciones débiles.

Huelga en São Paulo

El 28 de noviembre, São Paulo para contra las privatizaciones del gobierno Tarcísio. La reincorporación de los ocho trabajadores despedidos del metro también forma parte de las reivindicaciones.

Por: Deyvis Barros

El gobernador Tarcísio Freitas (Republicanos) continúa con su plan de vender São Paulo para que los grandes empresarios puedan lucrar con la prestación de servicios públicos, incluso si esto provoca desastres, como el apagón patrocinado por la empresa privada de energía Enel, que dejó a más de dos millones de personas sin electricidad en las últimas semanas.

La saña privatista del gobernador es tan grande que busca completar la venta de la Sabesp (empresa estadual de saneamiento) hasta el final de este año. Junto con esto, contrató estudios millonarios para privatizar el Metro y la CPTM (empresa de trenes).

Aun la semana pasada, Tarcísio anunció que construirá 33 escuelas estaduales con administración privada. Como si no fuera suficiente un plan de estudios cada vez más centrado en las necesidades del mercado, el gobernador quiere entregar la gestión de la Educación directamente a los empresarios.

Y lo hará posible utilizando el mecanismo de Parcerías [Asociaciones] Público Privadas (PPP), creado por el primer gobierno de Lula, en 2004, y con recursos federales del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES).

Plebiscito popular: el pueblo trabajador de São Paulo está contra las privatizaciones

El plebiscito popular impulsado por los sindicatos, con apoyo de diversos movimientos, partidos y centrales sindicales, como el PSTU y la CSP-Conlutas, recogió alrededor de 897.000 votos. El 99,9% de ellos votó contra las privatizaciones.

El resultado es una demostración de que la población ya hizo la experiencia con los servicios privados y está en contra de la venta de empresas públicas.

No podría ser diferente. Desde la privatización de las líneas 8 y 9 de la CPTM, las fallas, averías y descarrilamientos son recurrentes. El apagón de la Enel fue el caso más grave de una rutina de desórdenes que sufre la población con la administración privada de la energía, especialmente en las periferias.

28 de noviembre: se viene una nueva huelga unificada contra las privatizaciones

El 3 de octubre, la huelga del Metro, de los trenes y del saneamiento paralizó São Paulo y, según una encuesta realizada por el portal UOL, contó con el apoyo de 84% de la población.

La fuerza de la primera huelga y del plebiscito popular contra las privatizaciones, así como la aceleración del proyecto privatizador de Tarcísio, llevaron aún más sindicatos y movimientos a la construcción de una segunda huelga, el 28 de noviembre, incluidos los docentes.

Ahora, la convocatoria de huelga incorporó también el reclamo de reintegro de los ocho trabajadores del metro despedidos por luchar contra los ataques del gobierno.

Centrales, movimientos y partidos necesitan unificarse e impulsar la lucha

Un plan de luchas, que combine las huelgas con el plebiscito y las movilizaciones populares contra las privatizaciones, puede derrotar el plan privatizador de Tarcísio. Pero, para lograrlo, es necesario unificar esa lucha. Las grandes centrales sindicales necesitan movilizar a sus bases y convocar una huelga contra las privatizaciones y por la reestatización de las empresas privatizadas.

También es necesario que las direcciones de los partidos que están formalmente en contra de las privatizaciones se unan a la lucha sin dudarlo. Es inaceptable, por ejemplo, que figuras públicos como Guilherme Boulos (PSOL), preocupadas por el impacto electoral de su candidatura a la alcaldía de São Paulo, no pongan toda su influencia al servicio de la construcción de la huelga.

Programa: ¡Contra todas las privatizaciones! ¡Reestatización de las empresas privatizadas!

Los servicios privados implican tarifas más altas y peor calidad, ya que sólo sirven a las ganancias de los empresarios.

Sin embargo, nuestra lucha no puede limitarse a impedir las privatizaciones en curso. La Sabesp, hoy, por ejemplo, ya no es una empresa 100% estatal. De hecho, el gobierno de São Paulo sólo posee 50,3% de las acciones. El resto se negocia en las bolsas de valores de São Paulo y Nueva York.

Es esta burguesía, nacional o extranjera, la que vive de la especulación y lucra con el empeoramiento de los servicios y con la falta de agua en la periferia. Por eso, hoy es necesario incorporar la lucha para que las empresas y los servicios públicos sean 100% estatales.

También es necesario reestatizar la distribución de energía. El pedido del intendente Ricardo Nunes (MDB) de cancelar el contrato de la Enel es absolutamente insuficiente y demagógico. Nunes también es responsable del apagón. Pero él no es el único.

En la lucha contra las privatizaciones es necesario enfrentar el gobierno de Lula

La Agencia Nacional de Energía Eléctrica (Aneel), controlada por el Gobierno Federal, es responsable de fiscalizar e incluso cancelar los contratos de las empresas que administran este servicio. Lula necesita revocar el contrato de la Enel y estatizarla inmediatamente, y lo mismo debería ocurrir con la Eletrobrás, privatizada bajo el gobierno de Bolsonaro.

La lucha contra las privatizaciones aún precisa enfrentarse a la ley de las PPP del gobierno Lula y al uso por parte del gobierno federal de los recursos del BNDES para financiar privatizaciones, como se está haciendo ahora con la concesión de escuelas en São Paulo y con la construcción de una prisión privada en Río Grande do Sul.

No menos importante es que necesitamos luchar para entregar el control de las empresas y de los servicios públicos en manos de los trabajadores, trabajadoras y usuarios de los servicios. La forma actual de administración, en la que las decisiones las toman empresarios, especuladores o apadrinados políticos, sólo sirve a sus ganancias. Una administración formada por quienes usan y trabajan es la única manera de satisfacer los intereses de quienes necesitan los servicios.

Entrevista: Tarcísio despidió a ocho trabajadores del metro para intentar intimidar al movimiento. ¡Exigimos reintegro ya!

Luego del paro del 3 de octubre, el gobierno de Tarcísio decidió golpear a los sectores que estaban al frente de la lucha contra las privatizaciones y despidió a ocho trabajadores del metro, además de suspender a otro. Entre los despedidos se encuentran cuatro directores del sindicato, entre ellos el actual vicepresidente, Narciso Soares, y un ex presidente, Altino Prazeres, ambos militantes del PSTU.

No es la primera vez que esto sucede. Durante la huelga de la categoría en 2014, el entonces gobernador Geraldo Alckmin (hoy en el PSB y vicepresidente del gobierno Lula) despidió a 42 trabajadores del metro. Con mucha lucha, estos trabajadores fueron readmitidos.

Hoy, la lucha contra las privatizaciones de Tarcísio se combina con la lucha por la readmisión de quienes se resisten a ellas. Opinião entrevistó al vicepresidente del Sindicato de los Metroviarios y uno de los despedidos, Narciso Soares.

En primer lugar, toda nuestra solidaridad ante la persecución y despido por parte del gobierno de Tarcísio. Usted, los otros siete trabajadores del metro despedidos y el gremio están a la vanguardia de la lucha contra las privatizaciones. ¿Qué relación ve entre los despidos y esta lucha?

Gracias por su solidaridad. Hemos recibido mucho apoyo de los movimientos sociales y de la población. Tanto en relación con la lucha contra las privatizaciones como por la readmisión.

El plebiscito contra las privatizaciones mostró que la población está radicalmente en contra de ellas. Estamos al tanto de las fallas y descarrilamientos en las líneas 8 y 9 de la CPTM (trenes). Ahora, la Enel está dejando a una multitud sin luz.

La huelga fue un paso más para mostrar que la privatización es una desgracia y la población apoyó nuestro movimiento, por eso Tarcísio persiguió a quienes estábamos al frente de esta lucha y preparando sus próximos pasos. El objetivo es intentar asustar y frenar el avance de la lucha contra las privatizaciones. Pero no sólo no nos asustaremos sino que fortaleceremos la huelga.

Tarcísio ya envió a la Asamblea Legislativa un proyecto para privatizar la Sabesp. Pretende privatizarla aun este año, en medio del caos del apagón eléctrico. Muchos trabajadores temen que la privatización del saneamiento y del agua tenga el mismo efecto que la privatización de la energía. ¿Ud. cree que existe este riesgo?

Por supuesto. La privatización de la Sabesp, de llevarse a cabo, traerá grandes perjuicios a la población. Donde el agua y el saneamiento ya han sido privatizados, como en Río de Janeiro, el servicio ha empeorado mucho y hay ocasiones en que el agua llega a los grifos con casi la misma calidad que las aguas residuales. El precio de la tarifa también ha aumentado mucho.

En Bahía, el saneamiento fue privatizado por el gobierno del PT en el Estado y, hoy, la tarifa social para la población de bajos ingresos cuesta R$ 70,00. Mientras que en São Paulo, donde la Sabesp sigue siendo estatal, el valor es de R$ 20,00. Esa afirmación de que la privatización traerá mejoras para el pueblo no se comprueba en la realidad.

Por eso seguiremos luchando contra todas las privatizaciones. Tanto las de Tarcísio, en São Paulo, como las que está haciendo Lula en nivel nacional.

La huelga prevista para el 28 de noviembre contra las privatizaciones, y ahora también por la reincorporación de los trabajadores despedidos del Metro, involucra, además de los trabajadores del Metro, de la CPTM y de la Sabesp, a otros sectores como el docente. ¿Cómo está la construcción de esta huelga en las bases y con las direcciones?

El 28 será un día importante de lucha, incluso más grande que el 3 de octubre. Pararán trabajadores del metro, ferrocarriles y saneamiento, y se suman otros sectores, como el docente. Algunas fábricas están indicando paralizaciones.

Pensamos que la direcciones de las grandes centrales sindicales deberían poner más peso en esta lucha y eso sería fundamental para presionar aún más al gobierno de Tarcísio. Y también para nacionalizar la lucha contra las privatizaciones y los ajustes en los Estados. La ubicación de la mayoría de estas centrales dentro del gobierno de Lula les impide librar una lucha coherente contra las privatizaciones.

De nuestra parte, seguiremos movilizando a los trabajadores y trabajadoras en los lugares de trabajo y buscando construir ese proceso unitario, para que podamos parar el conjunto de los gremios el día 28, ampliar esta unidad a más gremios, exigiendo que las centrales movilicen a sus bases, tanto en São Paulo como en nivel nacional, contra las privatizaciones y los ajustes.

Artículo publicado en www.opiniaosocialista.com.br, 22/11/2023.-

Traducción: Natalia Estrada.

Mientras se debate la crisis política, el Presupuesto 2024 profundiza la crisis social sin fin a la vista

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Por: EMLUTAJORNAL 24 de noviembre de 2023

En los últimos días, el país se ha visto invadido por los debates sobre los casos de corrupción que rodean el gobierno de António Costa y por la programación de nuevas elecciones. Que la entrega del país y de su mano de obra barata ha sido la tónica de este gobierno, así como de los anteriores, ya sea del PS, de Geringonças o del PSD/CDS, ya lo sabíamos todos. Que el PS y el PSD, y los sectores de la burguesía que ambos representan, están compitiendo por los millones del PRR, también. En este sentido, la crisis política sorprende por el momento político y deja dudas sobre quién la impulsó en este timing, pero el gobierno de Costa no nos deja “saudades”.


Marcelo, en el autoritarismo que le permite la Constitución, impuso al país el presupuesto de un gobierno agotado, que mantiene y profundiza la crisis social. ¡Un OE [Orçamento o Presupuesto de Estado] que no garantiza el control público de los precios de la vivienda ni regula el mercado de alquiler en pro del interés público! Un presupuesto que no garantiza un aumento general de salarios que restablezca el poder adquisitivo frente a la inflación, o que acabe con la precariedad laboral. Un OE que no resuelve los gravísimos problemas de la salud, que día a día se destruye por falta de financiación, para pagar la deuda.

Un presupuesto que no devuelve los años de carrera congelados a los docentes ni fija los nuevos docentes, ni acaba con los bloqueos a la evolución en la carrera. Un presupuesto que no tiene un proyecto verdaderamente sostenible para el país y apuesta todo a la falsedad de una transición energética que sólo sirve para dar dinero a unos pocos capitalistas, con enormes costos humanos y ambientales, como se muestra en el caso del litio.

Por eso, todo el intercambio de gallardetes entre PS y PSD y las posibilidades de Geringonças a izquierda o derecha sirven también para ocultar la crisis social que asola el país. Más que discutir sobre los próximos líderes parlamentarios, el país necesita discutir las alternativas para la vida de los trabajadores y de los jóvenes, que ninguno de los gobiernos resolverá sobre la mesa. Hay que decir que, ya sea PS o PSD, no es con represión como se responde a la juventud que busca luchar por un país y un futuro sostenible, sino con otro proyecto de país. Hay que decir que no es una Geringonça de Izquierda lo que detendrá el crecimiento del Chega [partido de ultraderecha], sino la construcción de un proyecto de país alternativo que movilice a los trabajadores contra la opresión y la explotación. Por eso, es necesario volver a la lucha para frenar el OE 2024 y unir esfuerzos para construir una alternativa de verdadera independencia para la clase trabajadora.

Traducción: Natalia Estrada.

25 de noviembre de 1975 – Nada que celebrar

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Por: Maria Silva

Carlos Moedas, presidente de la Cámra de Lisboa, anunció que la autarquía celebraría el 25 de Noviembre de 1975 en nombre de la defensa de la democracia. Pero ¿qué significa esta fecha?

25 de Abril de 1974: una democracia conquistada

La revolución anticolonial y el impasse de la guerra en África llevaron a un sector del ejército a deponer al Estado Novo. El golpe militar abrió las puertas a la revolución, en la que los trabajadores y la juventud tomaron las redes de su destino. Fueron ellos los que derrotaron los intentos contrarrevolucionarios, que querían condicionar y controlar el nuevo régimen que iba a surgir (como pasó en España, por ejemplo), como lo demostraron los intentos de golpe del general Spínola el 28 de setiembre de 1974 y el 11 de marzo de 1975. La democracia portuguesa no fue ofrecida sino conquistada por la fuerza de la lucha de las masas en las calles y en los lugares de trabajo, imponiendo la Asamblea Constituyente, el desmantelamiento de la PIDE, el saneamiento en las empresas, etc. No fue el resultado de una transición acordada entre la dictadura y el nuevo régimen, sino de una revolución.

La revolución puso el socialismo a la orden del día

Pero la lucha por las necesidades más básicas de la población (Paz, Pan, Vivienda, Salud, Educación) exigía ir más allá de la democracia y luchar contra el capitalismo. En primera línea estuvieron los obreros, los trabajadores agrícolas y la juventud, que formaron sus propios organismos: comités de trabajadores, de vecinos y de soldados que votaban y decidían el rumbo a seguir. Había, así, un doble poder en el país: el poder de los Gobiernos Provisorios, dirigidos por la burguesía (que integraba el PS, PSD y PCP), y el poder de las Comisiones de Trabajadores, Soldados y Moradores, que representaban un embrión de un Estado de los trabajadores. La revolución tuvo como horizonte el socialismo y una sociedad sin explotación ni opresión, y engendró los organismos que podrían servir de base a ese nuevo poder.

Una primera derrota de la revolución

Tanto el PS como el PCP estaban en contra de este poder que nacía en las calles. El PS defendía una democracia burguesa, similar a la de Europa occidental. El PCP estaba condicionado por la política de la URSS de aceptar la división del mundo en dos y Portugal estaba en el Bloque Occidental; por eso, no pretendía instaurar el socialismo en Portugal, sino más bien disputar un espacio en el aparato de Estado que le permitiese controlar al movimiento obrero y conseguir que el país no estuviese directamente alineado con el bloque capitalista de Estados Unidos y Europa. Con proyectos diferentes, PS, PCP y MFA tenían un gran acuerdo: aceptar el mantenimiento del capitalismo en Portugal y derrotar la autoorganización de los trabajadores que cuestionaba su poder.

Por eso, el objetivo del golpe del 25 de noviembre fue derrotar la revolución y sus organismos propios. La burguesía aprovechó una provocación del sector militar “izquierdista” para poner fin al doble poder dentro de las Fuerzas Armadas, que era uno de los elementos más radicales de la revolución portuguesa, ya que le quitaba a la burguesía el control de la fuerza para imponer su orden social y político. El PCP llamó a sus militantes a no resistir el golpe (a diferencia de lo ocurrido el 11 de marzo). Detrás de ello hubo un gran pacto entre el PS y el PCP: la aceptación del proyecto de democracia burguesa en Portugal, en el que el PCP tendría el papel determinante de controlar al movimiento obrero, hasta hoy tan visible en las características del movimiento sindical portugués.

Conmemorar el 25 de Noviembre de 1975 es negar la revolución

El 25 de noviembre no puso fin a la revolución, pero fue su primera gran derrota, abriendo espacio para una nueva relación de fuerzas.

En nombre del “socialismo democrático” (como lo llamaba el PS), la Constitución de 1976 estableció, de hecho, una democracia burguesa. Faltó una dirección revolucionaria que defendiese la centralización de las comisiones de trabajadores, vecinos y soldados, para tomar el poder y construir un Estado de los trabajadores.

Cincuenta años después, está claro el callejón sin salida al que nos ha llevado el poder de la burguesía y del que sólo podemos salir de nuevo a través de las luchas revolucionarias de los trabajadores y de la juventud. ¡Por eso, no hay nada que celebrar el 25 de noviembre y sólo la lucha por una nueva revolución puede dar sentido a las celebraciones del 25 de Abril!

Texto publicado originalmente en el periódico  Em Luta,  nº 13 – noviembre de 2023

Palestina resiste en medio de la nueva fase de la Nakba

Por: Soraya Misleh

Ya van casi 50 días de genocidio en Gaza y de un salto en la limpieza étnica en Cisjordania, territorios palestinos ocupados militarmente por Israel en 1967.

Mientras se llevan a cabo tratativas para una “tregua humanitaria” en la matanza, no un alto el fuego total, se sigue derramando sangre y se desnuda la histórica complicidad internacional que apoya el intento de una “solución final” sionista: la nueva fase de la continua Nakba (catástrofe, cuya piedra angular es la formación del racista Estado de Israel, hace más de 75 años).

A pesar del dolor, Palestina resiste y no se doblega, al mismo tiempo que crece la solidaridad internacional y se profundiza la derrota política sionista.

Gaza: un gueto víctima de la “solución final” sionista

En el gueto de Gaza, donde desde hace 15 años 2,4 millones de palestinos viven bajo un criminal cerco israelí, más de 13.000 personas han sido asesinadas, la mayoría de las cuales eran niños y mujeres. Los bombardeos aéreos indiscriminados se combinan con el fuego de tanques y de soldados en tierra.

Se siguen lanzando armas químicas de última generación, garantizadas por miles de millones de dólares del imperialismo estadounidense, sobre los cuerpos palestinos. De los 2,4 millones de habitantes palestinos, 1,5 millones fueron expulsados ​​del norte al sur de Gaza, muchos de elllos fueron asesinados por Israel en el camino. El asedio se profundizó con un corte total de agua, electricidad, combustible y comunicaciones.

Los palestinos están entre morir de hambre, de sed, sin atención médica (ya que los hospitales han sido destruidos y no pueden funcionar) y, ahora, también de frío, con el invierno acercándose, o ser los próximos en ser destrozados por las bombas asesinas israelíes.

Sepa más

Preguntas y respuestas sobre Israel y Palestina

Masacre televisada

Los periodistas palestinos capturan escenas de la barbarie sionista, mientras pierden familias, amigos, animales, hogares, todo. Entre lágrimas, comienzan la cobertura: “Sigo vivo”, “Sigo viva”; ya han caído más de 60 de ellos, junto con cientos de médicos, artistas, etc. No hay protección ni lugar seguro en medio del genocidio.

Sus cámaras y palabras, llenas de indignación y sentimiento de abandono por el mundo, son, al mismo tiempo, un grito de socorro y resistencia. “Para no olvidar: ¡Palestina libre!”, dice uno de ellos. También revelan que la búsqueda de los palestinos por vivir con dignidad en medio del genocidio en Gaza es también un acto de resistencia.

Los palestinos se cortan el pelo, hornean pan, inventan y reinventan formas de sobrevivir; los niños juegan con sus gatos (y los salvan), mientras la muerte acecha. Mientras tanto, la resistencia armada enfrenta heroicamente a Israel, cuarta potencia bélica del mundo y enclave militar del imperialismo.

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Violencia genocida e intensificación del apartheid

En Cisjordania, alrededor de 300 palestinos han sido asesinados en sólo estos casi 50 días, entre ellos decenas de niños. En las últimas semanas, los campos de refugiados de Balatah en Nablus, y Jenin han sido bombardeados, aumentando a la trágica lista de decenas de personas martirizadas por las fuerzas de ocupación sionistas.

Aumentan los ataques y pogromos (persecución violenta y deliberada de un grupo étnico o religioso) llevados a cabo por colonos sionistas. El número de presos políticos palestinos está aumentando de manera alarmante. Hay información de que ahora son entre ocho y diez mil; hasta principios de octubre eran 5.200. Israel también ha aumentado las bárbaras torturas y desaparecido a prisioneros. Es el caso del ciudadano brasileño-palestino Islam Hamed, desaparecido desde hace unos 40 días.

Por otro lado, los 1,9 millones de palestinos que viven en las áreas ocupadas en 1948 –los llamados ciudadanos árabes-israelíes– están sujetos a una dictadura total, además de las 65 leyes racistas que forman parte de su realidad.

Si intentan protestar contra el genocidio, o incluso publicar algo en las redes, un soldado israelí inmediatamente llama a su puerta y los detiene. Los ataques sionistas contra ellos han aumentado, a la par del avance en la discriminación, alimentada por la propaganda para el genocidio y la limpieza étnica.

Hay 13 millones de palestinos en el mundo, la mitad en refugio/diáspora, la otra mitad bajo colonización y apartheid. Por todos, Gaza sangra pero resiste. Gracias a ellos, la comunidad en la diáspora sigue en las calles, denunciando y exigiendo el fin de la complicidad internacional.

Somos todos palestinos

Solidaridad internacional

El grito en las calles, de norte a sur del Brasil, se hace eco de manifestaciones gigantescas en todo el mundo, que piden el fin del genocidio, del apartheid, de la colonización y de la complicidad internacional.

Aunque en América Latina las protestas son menores que las observadas en muchas otras partes del mundo, São Paulo logró sacar a las calles a 12.000 personas el día 4 de noviembre y prepara otro acto público masivo con motivo del Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestinos, el 29 de noviembre.

Según el Proyecto Acled, que analiza informaciones sobre conflictos armados, hasta el 7 de noviembre había habido 3.700 protestas en todo el mundo contra el genocidio en Gaza y el aumento de la limpieza étnica en toda la Palestina ocupada. La solidaridad internacional supera definitivamente las manifestaciones proisraelíes, que sumaron 520.

Fuera de Medio Oriente y del Norte de África, las marchas en Estados Unidos, que incluyen a miles de judíos antisionistas, se destacan en términos de solidaridad internacional con el pueblo palestino. En el corazón del imperialismo, también según el Proyecto Acled, durante el primer mes de la matanza promovida por Israel se produjeron 600 protestas.

En Europa, además de las gigantescas manifestaciones en Londres, que reunieron a un millón de personas, llama la atención la realización de 170 protestas pro Palestina en Alemania, donde la criminalización es bastante acentuada.

Romper relaciones con Israel

En medio de los crímenes israelíes contra la humanidad, los gobiernos han retirado a sus embajadores o han roto relaciones con Israel, como Irlanda, Bolivia, Belice, Sudáfrica, Turquía, Chad, Colombia, Chile y Jordania.

Aquí, en el Brasil, la exigencia es que Lula también dé este paso y rompa inmediatamente las relaciones económicas, militares y diplomáticas con el genocida Estado de Israel.

Desafortunadamente, el país no es una excepción a la regla: la complicidad brasileña con la colonización sionista es histórica. Viene desde el voto a favor de la recomendación para la partición de Palestina, en la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 29 de noviembre de 1947, presidida por el diplomático brasileño Osvaldo Aranha: una luz verde para que las milicias sionistas llevasen a cabo sus planes de limpieza étnica que culminaron en la Nakba de 1948.

Acuerdos con sionistas patrocinan el genocidio del pueblo pobre, negro e indígena

Brasil es el quinto mayor importador de tecnología militar sionista, posición alcanzada durante los primeros gobiernos de Lula, cuando el país jugó un papel determinante en la firma del Tratado de Libre Comercio Mercosur-Israel.

El genocida Bolsonaro y su intolerable propaganda ideológica sionista fueron la guinda del pastel amargo. En medio del genocidio en Gaza, tres Proyectos de Decreto Legislativo (PDL), firmados por Bolsonaro con Israel, fueron vergonzosamente aprobados en la Cámara de Diputados. Es urgente impedir que avancen en el Senado y, también, fortalecer el llamado por Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) contra Israel, en la línea de la campaña de solidaridad internacional que ayudó a poner fin al apartheid en Sudáfrica, en los años 1990.

En la misma dirección, también es necesario denunciar que los gobiernos estaduales continúan armando a sus policías para promover el genocidio de pobres y negros, así como el exterminio indígena, con las mismas armas que matan a los palestinos. Asimismo, es necesario denunciar y cesar toda forma de complicidad entre instituciones, empresas y universidades.

Criminalización, propaganda falsa y racismo

Para ello es necesaria, también, una fuerte ofensiva para informar y denunciar las mentiras del sionismo, reproducidas en la propaganda de guerra contra el pueblo palestino por los medios de comunicación de masa.

Esta propaganda de guerra sirve para justificar y alimentar el genocidio y la limpieza étnica, instrumentalizando la criminalización, la represión, la censura, la persecución, el racismo, la xenofobia y la islamofobia, también en el Brasil.

Contribuyendo con la criminalización, el alcalde de São Paulo, Ricardo Nunes, firmó con la Confederación Israelita del Brasil (Conib), el 14 de noviembre, un compromiso de la ciudad con la nueva definición propuesta por la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto (IHRA), que equipara antisemitismo con antisionismo.

Esto es absolutamente falso, ya que el antisemitismo es discriminación contra los judíos y el antisionismo es crítica al proyecto colonial sionista y al Estado de Israel. Los judíos antisionistas, que también están aumentando en el Brasil, ya denuncian esta falsa asociación. Se suman a quienes alzan la voz: “¡No en nuestro nombre, nunca es nunca más, para todo el mundo!”

Es necesario detener este ataque para silenciar las voces que insisten en estar del lado correcto de la Historia y poner fin a la vergonzosa complicidad con el genocidio, la limpieza étnica y la continua Nakba.

Lea la declaración de LIT-CI

LIT-CI: La guerra en Palestina y la situación de la lucha de clases internacional

Artículo publicado en www.opiniaosocialista.com.br, 22/11//2023.- Traducción: Natalia Estrada.

Palestina: por qué nos oponemos a la solución de dos Estados

Por: Fábio Bosco

La solución de dos Estados consiste en la formación de un mini Estado palestino junto al ya existente Estado racista de Israel. El objetivo de esta “solución” es legitimar al racista Estado de Israel y su política de apartheid y limpieza étnica contra el pueblo palestino, desarrollada durante los últimos 75 años.

Esta “solución” no restituye los derechos del pueblo palestino a sus tierras. Sólo legaliza el robo de estas tierras por parte del Estado de Israel. Además, incluso aquellos que dicen defender esta “solución” no han garantizado, hasta la fecha, la formación de un Estado palestino.

Promesas incumplidas de una solución que no resuelve

La formación de un Estado palestino fue prometida por el imperialismo en dos momentos. La primera vez, en 1947, con motivo de la votación sobre la partición de Palestina, por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con el apoyo de las dos superpotencias de la época, Estados Unidos y la Unión Soviética.

La segunda, en 1993, cuando se firmaron los Acuerdos de Oslo, en los que la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) reconoció el Estado de Israel establecido sobre 78% de las tierras palestinas y, a cambio, recibió un plan para la formación de un minibEstado palestino. En ambas ocasiones no se cumplió la promesa de un Estado palestino.

Si el avance de la lucha palestina obliga al imperialismo a aceptar un mini Estado palestino, esto tampoco sería una solución, ya que no garantiza el derecho de retorno de los seis millones de refugiados palestinos a sus tierras, ni ningún cambio del carácter racista del Estado de Israel, que seguirá oprimiendo a los palestinos.

¿Cuál Estado? ¿Es posible democratizar a Israel?

Entre los simpatizantes de la causa palestina, hay un movimiento que defiende la formación de “Un Estado Democrático” (ODS, acrónimo de “One Democratic State”, en inglés).

La mayoría de los partidarios de esta propuesta entiende que el avance de la colonización israelí ha hecho inviable la “solución de dos Estados”.

Una parte de ellos también entiende que es imposible derrotar el Estado de Israel, dada la militarización de su sociedad, su amplio poderío bélico y la amplia financiación imperialista. Finalmente, defienden que se trata de una solución igualitaria para todos los actuales habitantes de Palestina.

Por tanto, defienden un Estado único, con igualdad de derechos para israelíes y palestinos y derecho de retorno para los refugiados palestinos. También privilegian los medios pacifistas para lograr la igualdad para los palestinos, reformando el Estado de Israel.

Es imposible reformar un Estado basado en el apartheid

Sin embargo, es imposible cambiar la naturaleza racista de las instituciones del Estado de Israel mediante su democratización porque Israel no es un Estado burgués normal; sino más bien un Estado de apartheid, un Estado que se basa en la limpieza étnica permanente de los palestinos y un enclave imperialista en el Medio Oriente.

Hay que desmantelar las instituciones del Estado de Israel y formar otro Estado, con instituciones verdaderamente democráticas, para garantizar los derechos del pueblo palestino a la autodeterminación.

Para este fin, el pueblo palestino tiene derecho a utilizar los medios necesarios, sean pacíficos o no, para derrotar a Israel, su jefe imperialista y sus aliados, ya sea entre los regímenes árabes o entre la burguesía palestina.

En cuanto a la población israelí actual, es necesario recordar que en una situación de opresión, nuestra atención debe dirigirse, en primer lugar, a los oprimidos; en este caso, el pueblo palestino. Este debe tener garantizados todos sus derechos.

En cuanto a los israelíes, el pueblo palestino siempre ha sido un pueblo generoso y, por eso, aceptará a la parte de la población israelí que acepte vivir en paz con los palestinos. Los israelíes que cometieron crímenes contra la humanidad, en particular los líderes sionistas, deben ser juzgados y condenados a pagar por sus acciones.

Palestina laica y democrática

La propuesta original de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) es la de una Palestina libre, laica (sin ningún tipo de determinación religiosa) y democrática en todo su territorio histórico. Es decir, desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo.

Esta es la única solución que garantiza justicia para el pueblo palestino; es decir, igualdad de derechos, retorno de los refugiados y autodeterminación. Esta será conquistada mediante una lucha de la clase trabajadora y de los sectores oprimidos palestinos, junto con la clase trabajadora árabe e internacional, enfrentando a los tres enemigos de la causa palestina: Israel/imperialismo, los regímenes árabes y la burguesía palestina.

Una vez en el poder, la clase trabajadora palestina naturalmente implementará medidas para romper con el imperialismo y el capitalismo para garantizar justicia social para los trabajadores, trabajadoras y la juventud. En esta lucha, se producirá otra ola de revoluciones árabes y se crearán las condiciones para la formación de una Federación de Repúblicas Socialistas del Medio Oriente.

Artículo publicado en www.opiniaosocialista.com.br, 22/11/2023.-

Traducción: Natalia Estrada.

Bukele y Estados Unidos: cachetadas de payaso

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Por Plataforma de la Clase Trabajadora

«Tuve una excelente reunión con Nayib Bukele. Hablamos sobre promover la inversión extranjera en El Salvador»: secretario de Estado adjunto Brian Nichols

Ahora te doy, pero no te dolerá. Ahora te toca a ti…como acto de payasos que aparentan pelear, así es como podríamos resumir la relación de Bukele con el imperio norteamericano. Venimos atestiguando, en las ultimas semanas, lo que algunos han dado en llamar una “flexibilización del gobierno estadounidense” hacia el gobierno de Bukele en El Salvador. Vale la pena, para no dejarnos engañar tener en cuanta algunos elementos importantes.

Bukele desde sus comienzos demostró la lealtad a los yankis

Pareciera que Bukele tiene mas afinidad con los republicanos que con los demócratas en USA. Pero más bien, tiene más afinidad con quienes representan la derecha más extrema de aquel país. Basta recordar que recién electo presidente fue a la Heritage Foundation, sede de una de las organizaciones más conservadoras de Estados Unidos, donde pronunció un discurso en el que omitió cuestionar la política antinmigrante de Donald Trump (presidente de USA por aquel entonces) porque la solución ‘no es meterte en una pelea con tu aliado más grande’. Cuando los demócratas asumieron el poder, Bukele quiso toma distancia del gobierno estadounidense e incluso ha lanzado diatribas que parecen retar al imperio estadounidense, mientras personeros de aquel gobierno hacían primero criticas disimuladas y luego abiertas y confrontativas hacia las diferentes decisiones de Bukele en El Salvador. Todo en su juego de cachetadas de payaso, porque ni antes ni hoy, el país norteamericano ha dejado de “respaldar” con diferentes tipos de “ayuda” a Bukele y los suyos. Por ejemplo, el 27 de mayo de 2020 se divulgo un informe del Departamento de Estado norteamericano que reconocía al gobierno de El Salvador como garante de los derechos humanos. Según el análisis de la administración Trump de aquel entonces, El Salvador había cumplido nueve criterios que el Congreso definió como requisitos para que, junto a Guatemala y a Honduras, pudieran recibir $540 millones en asistencia.

Continúa la política Pro Yankis.

Mas recientemente, han ocurrido 4 fenómenos que confirman lo que estamos afirmando:

  1. Se derogo una ley que permitía encarcelar a periodistas o cualquiera que “transmitiera mensajes de pandillas”. La mencionada ley se aprobó en su momento como una ley mordaza que buscaba impedir el libre ejercicio del periodismo que le resultara incomodo al régimen salvadoreño.
  2. Bukele el día de la presentación de su solicitud de inscripción como candidato a la reelección dijo que Estados Unidos y El Salvador son amigos y socios, suavizando su discurso incendiario contra el gobierno Biden.
  3. Brian Nichols, subsecretario de Estados de Estados Unidos para el hemisferio occidental visito El Salvador y se reunión con Bukele. En su visita dijo que “el tema de la reelección es algo que amerita debate” pero que es el pueblo salvadoreño el que debe debatir y decidir si permite la reelección o no. Esto contrasta con las duras criticas que abiertamente hacia el gobierno norteamericano hacia las intenciones de Bukele de perpetuarse en el poder.
  4. La visita de la subsecretaria de comercio internacional del gobierno Biden, Mariza Lago, visito El Salvador y se anunció la intención de convertir a El Salvador en un hub tecnológico lo cual implicaría “inversión” estadounidense en el país convirtiéndolo en un “centro tecnológico regional” con un “entorno regulatorio digital sólido”.

El imperialismo al rescate de su enclave en Centroamérica.

Todo esto tiene detrás intenciones tanto de Bukele como de la de administración Biden.

Bukele ha fracasado con su experimento Bitcoin, de donde pretendía obtener financiamiento que lo hiciera menos dependiente de Estados Unidos. La relación con China tampoco ha traído los réditos económicos que se esperaban. El endeudamiento salvadoreño no hace mas que crecer y crecer y las opciones de financiación para el gobierno salvadoreño son muy limitadas y se habla nuevamente de considerar el acuerdo con el FMI hasta por $1,300 millones, con los respectivos “ajustes” que el Fondo le exige al gobierno que solo vendrían a precarizar más las condiciones de la clase trabajadora.

Por su parte, el gobierno estadounidense ve en Bukele la válvula de escape a la presión social que podría generar desequilibrio en Centroamérica. Pero también Washington mira a El Salvador de Bukele como una pieza de su agenda regional por dos razones: inmigración y en la construcción de un muro digital contra la influencia de China y Rusia. Por eso no es de extrañarse que recientemente se haya comenzado a cobrar un impuesto aeroportuario en concepto de tarifa por mejoras aeroportuarias a personas procedentes de 56 países de África que suma $1113.00 solo por hacer transito en el aeropuerto. Esto como un esfuerzo para frenar la migración. Todos sabemos que la ultima parada de estos migrantes no es El Salvador sino los Estados Unidos y el gobierno Bukele sirve como sabueso contra los migrantes africanos.

Por lo tanto, visto esta, que no son enemigas las administraciones Bukele-Biden, independientemente de su mayor o menor agrado, ambas buscaran alianzas que le permitan al capitalismo seguir explotando a las personas trabajadoras ya sea en El Salvador o en Estados Unidos.

La clase trabajadora debe seguir haciendo la experiencia y descubriendo que Bukele no es su aliado y que los Estados Unidos no vendrán a eliminar a Bukele. Se tiene que confiar en la capacidad de organización y movilización de la clase pues solo su fuerza la podrá liberar del yugo de sus opresores y para esto se necesita apostar no a las elecciones, sino a la construcción del instrumento político de la clase trabajadora y los pueblos de Cuzcatan, cuya meta no sea ganar elecciones sino organizar a la clase y al pueblo, y liderar sus luchas hasta el derrocamiento del capitalismo infame.

¡¡¡Por la Construcción del Instrumento político de la Clase Trabajadora Salvadoreña y de los Pueblos!!!

San Salvador, 24 de noviembre de 2023