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Especial Palestina

La guerra y el genocidio sionista se intensifican en el año nuevo

enero 9, 2025

Por James Markin

Desde el comienzo del asalto israelí contra la población de Gaza, cada nuevo día, semana y mes han visto nuevas barbaries y horrores, mientras Israel intenta aniquilar a un porcentaje significativo de la población de Gaza. Israel inauguró el nuevo año con otra masacre en Gaza. Mientras una tormenta de lluvia inundaba los refugios de toda la franja asediada, las bombas israelíes mataron a 26 personas en las primeras horas de 2025. El Ministerio de Sanidad de Gaza informó de que entre los muertos había al menos cuatro niños. La situación en Gaza se ha deteriorado hasta convertirse en una situación en cual falta cualquier infraestructura de la civilización, ya que Israel ha atacado deliberadamente y continuamente a las infraestructuras, especialmente las médicas.

Esto ha ocurrido especialmente en el norte de Gaza, ya que los políticos israelíes han pedido al gobierno que aplique el llamado «Plan de los Generales», que pretende despoblar completamente esa región de palestinos declarando como objetivo militar legítimo a cualquier palestino de la región. Aunque ésta no es todavía la política militar oficial de Israel, se aproxima bastante lo que esta en curso. Así lo simbolizó el ataque israelí del 30 de diciembre contra el hospital de Kamal Adwan, al que siguieron otros ataques contra las dos instalaciones médicas restantes del norte de Gaza. Durante el ataque a Kamal Adwan, forzaron a los médicos a desnudarse y fueron detenidos mientras los soldados incendiaban las instalaciones, con la posibilidad de quemar vivos a los pacientes. Uno de los médicos detenidos, el director del hospital, el Dr. Hussam Abu Safiya, se ha convertido en una causa célebre, ya que Israel ha cambiado su narativa entre negar haber detenido al médico y justificar su detención fingiendo que es un alto dirigente del ala militar de Hamás.

Los objetivos de Israel con estos ataques están claros: quieren nada menos que la completa despoblación del norte de Gaza, potencialmente como precursora de la anexión. Se trata de un genocidio y una limpieza étnica del tipo más brutal como parte de lo que Netanyahu espera que sea el principio del fin de la guerra en sus términos.

¿Se ha derrumbado el «Eje de la Resistencia»?

Desde el comienzo del genocidio en Gaza, un marco político se hizo cada vez más popular entre quienes luchan por la liberación de los palestinos: el llamado Eje de la Resistencia. Este marco se refiere a la constelación de varias fuerzas políticas: El propio Hamás que lucha en Gaza, el gobierno teocrático chií de Irán, Hezbolá y sus aliados en Líbano, el gobierno zaydí-chií de Ansar Alá en Yemen occidental (conocido popularmente como los Houthis), y las milicias islamistas chiíes más minoritarias de Irak y Siria.

Desde el comienzo de la guerra, las fuerzas que se agrupan bajo este nombre han contrastado con los regímenes árabes como Egipto y Jordania, que se han negado a dar pasos concretos para oponerse al genocidio israelí. Al mismo tiempo, algunas de las fuerzas del «Eje de la Resistencia» resistían mucho más que otras. Por supuesto, los combatientes de Hamás en Gaza, que cada día luchaban por defender los escombros de lo que fueron sus hogares, hacían todo lo que podían frente a una maquinaria de guerra respaldada hasta la médula con armamento estadounidense.

Lo mismo podría decirse de los Houthis de Yemen, que lanzaron una serie de audaces ataques, reuniendo lo que pudieron de su escaso armamento para debilitar a Israel y a sus aliados imperiales. Este apoyo militar a Gaza ha provocado represalias aplastantes por parte de Estados Unidos y Gran Bretaña, y el propio Israel lanzó una serie de ataques contra la capital houthi de Saná a finales de diciembre. Sin embargo, los Houthis han resistido y han continuado sus tenaces ataques contra Israel, con ataques de cohetes contra objetivos en el Estado sionista tan recientemente como el 2 de enero.

Aunque los ataques transfronterizos de Hezbolá contra Israel presionaron a la economía israelí y se utilizaron como justificación para una invasión israelí a gran escala de Líbano en 2024, se quedaron cortos respecto a lo que algunos pensaban que Hezbolá era capaz de hacer. No obstante, la invasión israelí de Líbano parece haber dañado gravemente a Hezbolá y acabo con la muerte de su carismático líder, Hassan Nasrallah.

Irán también se ha contenido, y sólo ha lanzado una serie de ataques con misiles y aviones no tripulados tras provocaciones israelíes especialmente graves. Sin duda, Teherán se acobardó ante la posibilidad de una guerra total con Israel, con el espectro de la intervención estadounidense cerniéndose sobre ellos. El escaso impacto de las dos piezas más fuertes del Eje demuestra las limitaciones de confiar en las fuerzas nacionalistas vinculadas a los capitalistas de Oriente Medio para la defensa de la autodeterminación palestina. Demuestra los graves problemas de todo el modelo del Eje de la Resistencia.

Israel intenta estrangular a la Siria revolucionaria en la cuna

De hecho, de todos los agrupados en el supuesto Eje de la Resistencia, los esfuerzos realizados por el ex dictador sirio, Bashar al-Assad, para oponerse a Israel fueron los más lamentables. Se aferró al manto de amigo de la resistencia palestina simplemente acogiendo oficinas de facciones palestinas y permitiendo que pasaran por su país cargamentos de armas iraníes. Esto le valió de algún modo la etiqueta de miembro del Eje de la Resistencia, incluso cuando los combatientes de Hamás daban sus vidas en una brutal guerra urbana en Gaza.

Cuando el pueblo sirio se levantó contra el gobierno de Bashar al-Assad durante la Primavera Árabe de 2011, algunas facciones palestinas acogidas y respaldadas por al-Assad apoyaron al régimen e incluso lucharon por él durante la guerra civil. Y ello a pesar de que al-Assad y sus aliados rusos bombardearon indiscriminadamente campos de refugiados palestinos dentro de Siria durante la guerra. Al parecer, Hamás era el único partido palestino que había prestado cierto apoyo a los rebeldes sirios. Ahora, en 2025, con el colapso del régimen de al-Assad, la alineación pro-Assad se ha revelado como la catástrofe que era. Mientras que el sirio típico, por supuesto, simpatiza con el pueblo palestino y lo apoya, los partidos políticos palestinos tienen que contar ahora con un futuro en el que necesitan el apoyo de Siria, a pesar de que los sirios han considerado que algunos de estos grupos estaban en el lado equivocado de su sangrienta guerra civil.

Por otra parte, Israel ha reaccionado a la caída de al-Assad con horror y se ha movido rápidamente para intentar moldear la situación sobre el terreno. Aunque Bashar al-Assad no era amigo de Israel, tampoco representaba una gran amenaza. El temor de Israel a un gobierno democrático potencialmente antiisraelí en Siria ha quedado demostrado por sus acciones desde la caída de al-Assad. El ejercito israelí se movilizaron inmediatamente para apoderarse de tierras en el país, y la fuerza aérea israelí llevó a cabo la mayor serie de ataques aéreos de la historia de Israel, destruyendo sistemáticamente depósitos de armas y capacidad militar siria. Al amanecer del nuevo año, Israel afirmó que comandos de sus fuerzas habían destruido fábricas de armas en las profundidades de Siria. El gobierno posrevolucionario de Siria, aún en formación, parece incapaz o no dispuesto a oponerse a estos gravísimos ataques israelíes.

Cisjordania y la Autoridad Palestina

Mientras todo esto se desarrollaba, se ha producido un nuevo recrudecimiento de la crisis de la Autoridad Palestina en Cisjordania, que se remonta a los primeros meses de 2022. En aquel momento, surgieron una serie de nuevos grupos armados en las ciudades de Yenín y Naplusa, en el norte de Cisjordania, que no temían atacar directamente a las tropas israelíes. Cuando la AP tomó medidas enérgicas contra estos grupos, a los que consideraba «proscritos», los palestinos se alzaron en apoyo de las milicias, enfadados por la colaboración de la AP con el Estado de Israel. Aunque la AP pudo aparentemente recuperar el control de la antigua ciudad de Naplusa antes del comienzo de la guerra actual, el norte de Cisjordania ha seguido siendo un centro de resistencia a la ocupación israelí. En particular, en la ciudad septentrional de Yenín, la coalición de grupos armados conocida como Brigadas de Yenín siguió dominando políticamente el campo de refugiados.

En los últimos días de 2024, tanto Israel como la AP han incrementado la represión violenta en esta región. A principios de diciembre, la AP lanzó un asalto contra el campo de refugiados de Naplusa, matando a un comandante de las Brigadas de Yenín, a la periodista Shatha Sabbagh y a otras personas. Enfrentada a duras críticas por estos ataques fratricidas, la AP amplió su represión de la disidencia siguiendo los pasos de su pagador Israel y prohibiendo Al Yazira. Israel también ha comenzado el año con sus propios ataques en el norte de Cisjordania, matando e hiriendo a adolescentes en el campo de refugiados de Balata, en la ciudad de Naplusa.

¿Qué pueden hacer los socialistas ante el genocidio israelí?

A medida que amanece el nuevo año, oponerse a los ataques israelíes, cada vez más desenfrenados, contra la población de todo Oriente Próximo se hace cada vez más crítico para los de todo el mundo. Para los trabajadores del núcleo imperialista, la lucha del pueblo palestino es también nuestra lucha.

Sin las armas que EEUU proporciona a Israel (incluido el 100% de sus aviones de combate), el Estado sionista sería incapaz de continuar esta guerra. EEUU no sólo apoya a Israel con fondos que podrían gastarse en educación, infraestructuras y sanidad en casa, sino que además la colaboración con Israel entrena y desarrolla el aparato represivo que puede y será utilizado contra los trabajadores de aquí. Ya hemos visto cómo la cuestión de Palestina se ha convertido en un arma para reprimir el discurso político en Estados Unidos. Por tanto,  la clase obrera de Estados Unidos necesita oponerse a esta guerra y trabajar para poner fin al apoyo estadounidense a la misma.

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