La degeneración burocrática de la URSS, la Internacional Comunista y sus partidos
En 1922, se fundó el PCB-SBIC (Partido Comunista Brasileño – Sección Brasileña de la Internacional Comunista). No fue la primera organización política obrera creada, pero fue la que estableció un programa comunista, logró mantenerse, organizarse y crecer.
Por: Marcio Cury
La creación del PCB en 1922 fue un importante y progresivo avance de la clase obrera brasileña. Fue resultado directo del impacto político de la Revolución Rusa, que sacudió al mundo entero y también al país, que había vivido fuertes huelgas e insurrecciones en años anteriores. El PCB se afilia a la Internacional Comunista [IC] y se convierte en la sección del partido de la revolución mundial en el Brasil.
Su creación representó la materialización de una organización cuyo fin era llevar a cabo la revolución socialista en el país. Logró atraer a los principales luchadores socialistas, estudiantes y obreros en torno a una organización que asumió el legado de Lenin, de la Tercera Internacional y del Partido Bolchevique. Su llamado atrajo a una parte de la vanguardia política, que veía en los representantes de la Revolución Rusa en el Brasil el camino de la organización política hacia la liberación social.
A lo largo de 100 años, miles de militantes convencidos, obstinados, honestos y sinceros dedicaron sus vidas al Partido Comunista y sus políticas. Su historia está atravesada por luchas, enfrentamientos, sacrificios, por las persecuciones del Estado burgués y una participación en hechos muy importantes de nuestra historia. Pero, como veremos, esta participación terminó siendo puesta al servicio del aparato mundial estalinista, que usurpó el legado de Lenin y de la Tercera Internacional construido entre su congreso fundacional en 1919 hasta 1923. El recién creado PCB fue abortado como instrumento de la revolución por la estalinización de la Internacional Comunista, que tuvo lugar después de esa última fecha.
Una historia de alianza de clases y apoyo a la burguesía
La historia del PCB fue la opuesta a todo lo que Lenin propuso para los partidos comunistas. La trayectoria del PCB y también del PCdoB (Partido Comunista del Brasil – organización surgida de una ruptura a finales de los años 1950 y principios de los 1960 y que también reclama su fundación en 1922), está marcada por la colaboración de clases. Estas organizaciones han llevado al proletariado durante casi 100 años a apoyar y defender gobiernos, candidatos, políticas y partidos burgueses.
Esos partidos caracterizaron el Brasil como feudal durante décadas, apoyaron el “industrialismo”, defendieron el apoyo a la burguesía nacional como forma de combatir al imperialismo y a los grandes terratenientes (como si eso fuese posible), defendieron que la tarea del proletariado brasileño era ser parte de la revolución burguesa, y no encabezar la revolución socialista; fueron deslumbrados por el tenentismo y se aliaron con la pequeña burguesía militar, apoyaron el gobierno de Getúlio Vargas y sus medidas económicas antiobreras, y propusieron apoyarlo al final de la Segunda Guerra Mundial; apoyaron a João Goulart y creían que la “burguesía nacional” lo defendería contra el imperialismo, apoyaron a Tancredo Neves y a José Sarney, hicieron de esquiroles para “estabilizar” la democracia en el país, defendieron el apoyo a los “pelegos” [rompehuelgas] sindicales al estilo de Joaquinzão de São Paulo en la década de 1980, apoyaron a Itamar Franco, Almir Gabriel, Moreira Franco, y muchos otros gobernantes burgueses…
Esto por no hablar de la constante reivindicación de Stalin como “Padre de los Pueblos” en libros y en las páginas de sus periódicos, el apoyo a la ocupación de Hungría en 1956 y de Checoslovaquia en 1968 por los tanques soviéticos, la defensa de la “paz” como justificación para alinearse levantarse y apoyar a los sectores burgueses supuestamente progresistas, todo en nombre de la “coexistencia pacífica” con el capitalismo imperialista.
Se convirtieron en una de las principales organizaciones reformistas de la clase trabajadora brasileña y defendieron la alianza de clases con esta burguesía “progresista”. Este hecho se reconoce incluso en los escritos de sus principales dirigentes históricos:
“ Creo, finalmente, que podemos resumirlo todo en pocas palabras, diciendo que estábamos sujetos, en consecuencia, a una oscilación permanente entre el verbalismo “revolucionario” de izquierda y el oportunismo de derecha en la práctica ” (Astrogildo Pereira, Ensaios Históricos e Políticos), Editora Alfa-Ômega, p. 157).
“El PCB cometió errores ideológicos, políticos y orgánicos. Tenía muchas debilidades. Cayó en desvíos, contratiempos y retrocesos ”. (Octavio Brandão, Combates e Batalhas, Editora Alfa-Ômega, p. 214).
Al principio no fue así. En los primeros años de vida, cuando el Partido ingresó en la Internacional Comunista, llevó a cabo acciones de clase unitarias con los anarquistas, mientras los combatía políticamente. ¡También en este período lanzó el Bloque Obrero y Campesino, un frente clasista electoral con un programa principista y de independencia de clase, que culminó con el lanzamiento de un obrero negro, Minervino de Oliveira, a candidato para la presidencia del país!
Sin embargo, esta trayectoria termina a finales de los años 1920.
A partir de 1923 comienza el proceso de burocratización del PCUS – Partido Comunista de la Unión Soviética, que se transforma en una organización completamente burocratizada, con las oposiciones políticas prohibidas y con Stalin, como secretario general, controlando todo el aparato del partido y el Estado, nombrando a sus aliados para todos los puestos. El PCUS pasó a imponer su política a la Internacional Comunista.
La Oposición de Izquierda, dirigida por Trotsky, lucha contra la burocratización desde 1923, pero es derrotada en esta lucha política. Trotsky es expulsado del partido en 1927, exiliado en 1928 y expulsado de la Unión Soviética en 1929. Doce años después de dirigir con Lenin la Revolución Socialista en Rusia, la maquinaria gubernamental-partidaria, ahora compuesta en su mayoría por funcionarios carreristas, expurgaba al dirigente de la Revolución de Octubre y del Ejército Rojo, que los combatía frontalmente.
Trotsky nunca volvería a Rusia. La vieja guardia bolchevique, que durante años construyó el Partido en la clandestinidad, formada en el marxismo revolucionario y el internacionalismo proletario, sería reemplazada y expulsada del Partido y del Gobierno. Primero apartada, luego expulsada y, finalmente, asesinada y exterminada en los Procesos de Moscú y en los campos de concentración, para nunca más poder cuestionar a aquellos que estaban en el poder.
Para la nueva generación “comunista”, cooptada dentro de la burocracia del estado y sin ninguna tradición revolucionaria, las tareas más allá de sus fronteras y las nuevas revoluciones serán cosas abstractas. Ahora se trata de garantizar su supervivencia, sus condiciones de vida, y defender el ‘socialismo en un solo país’, es decir, el Estado obrero existente en Rusia con todas sus deformaciones burocráticas y garantizar así sus privilegios.
Tras la lucha contra la Oposición de Izquierda, en la que esta fue derrotada, Stalin inició una lucha política contra Bujarin, que defendía posiciones a la derecha dentro del partido ruso, como el mantenimiento de la NEP [1] y el enriquecimiento de la burguesía agraria y comercial. La lucha contra Bujarin se resumía en la defensa del Estado burocratizado frente a la nueva clase burguesa de los kulaks o campesinos ricos que se formaba, boicoteaba el abastecimiento de las ciudades para aumentar los precios de los alimentos, y que podía poner en peligro la supervivencia «del Estado obrero” y de la propia burocracia gobernante. De ahí la lucha de este sector de la burocracia contra la política económica de Bujarin. Bujarin es derrotado y Stalin estará prácticamente libre para gobernar solo con su séquito de burócratas arribistas.
El resultado de la lucha en el Partido Comunista Ruso y en Rusia contra la Oposición de Izquierda y la Oposición Unida también se reflejará dentro de la Internacional Comunista, que será transformada por Stalin en una organización completamente sumisa. Stalin se deshará de lo que había sido el estado mayor de la revolución internacional, nombrará figuras secundarias y sumisas para sus puestos de dirección. La Internacional Comunista sucumbirá a esta sumisión y acompañará todos los movimientos políticos determinados por la lucha interna en el Partido Ruso y los deseos de la burocracia.
A partir de su VI Congreso en 1928, la Internacional Comunista reflejó esta lucha entre los dos sectores burocráticos, el centro, dirigido por Stalin, y la derecha, dirigida por Bujarin. Para derrotar las posiciones de Bujarin, la dirección de la Internacional promoverá un giro a la izquierda, conocido como el Tercer Período, en el que se hacía un «análisis» mecánico de la situación mundial, supuestamente caracterizada por una ofensiva generalizada de revolución mundial y se caracterizaba que la socialdemocracia internacional era el principal enemigo de la revolución y de los PC.
Este giro a la izquierda reflejaba una maniobra política destinada a aislar a la derecha del partido ruso, Bujarin y sus signatarios, pero ahora en el campo internacional, ya que Bujarin había sido Secretario General de la Internacional a partir de 1926.
En Alemania, en lugar de realizar un frente obrero antifascista con los trabajadores socialdemócratas y sus organizaciones para enfrentar a Hitler, la Internacional equipara la socialdemocracia con el fascismo y los etiqueta como socialfascistas, afirmando que eran la otra cara del fascismo. Esta política izquierdista hace posible que Hitler llegue al poder en Alemania sin que el PC alemán disparase un solo tiro, uno de los mayores crímenes del estalinismo contra la clase obrera.
La Internacional expulsa a la mayoría de los antiguos dirigentes, interviene en varios países y nombra funcionarios subalternos para la IC, como Manuilsky o Dimitrov, que le sean completamente sumisos, al igual que en el partido ruso.
Los años 1928 a 1930 comenzarán a sellar el fin del PCB como embrión de partido clasista, revolucionario y comunista, y recrearán un partido servil, sumiso, fiel a los órdenes burocráticas de Moscú, sin independencia y sin elaboraciones políticas propias.
Llega al Brasil una orden de sustitución de la dirección del PCB, incluyendo la destitución y expulsión sumaria de Astrogildo Pereira, organizador y fundador del Partido, así como de casi toda la dirección política de la época. El PCB sucumbe a las imposiciones de la burocracia de la dirección estalinista de la Internacional. La Internacional Comunista expulsa al que había sido uno de los líderes de la huelga general y de la insurrección de 1918 en Río de Janeiro, el que ayudó a crear el Partido y, junto con él, derroca una dirección nueva, con cuadros obreros, que aún se estaba formando en el marxismo, pero que no se consideraba del todo fiel a las órdenes del aparato estalinista internacional.
El Partido Comunista estará muerto de aquí en adelante como organización para la revolución brasileña.
Este proceso no fue unánime. Diversas oposiciones, grupos y rupturas cuestionarán las posiciones políticas adoptadas, en especial la Oposición de Izquierda (trotskista) en el Brasil, que a finales de los años ’20 y en la década de 1930 denunciaron las alianzas burguesas, la capitulación al tenentismo, el burocratismo, la ausencia de elaboración política, y el servilismo a Stalin.
El origen de las desviaciones políticas y teóricas: la Internacional de Stalin y el socialismo en un solo país
El origen de prácticamente todos los errores teóricos y políticos de los PCs desde finales de la década de 1920 se ubica fundamentalmente en las políticas de la Internacional Comunista, ahora controlada por Stalin. La IC pasó a ser en un instrumento internacional de su política para la Unión Soviética contra sus opositores y adversarios y en defensa del ‘socialismo en un solo país‘ a través de maniobras diplomáticas con los países capitalistas, todo esto con el objetivo de mantener el statu quo a nivel internacional, para que la burocracia dirigente pudiese reinar en paz.
La sumisión política a Moscú será el sello distintivo de casi todos los partidos comunistas en el mundo. La burocracia estalinista aprovechó el prestigio del PCUS como partido dirigente de la Revolución de Octubre para usurpar este legado y transformarse en la máxima autoridad burocrática, prácticamente incuestionable. Además, ya no había más oposiciones ni críticas a la conducción de la Internacional, pues todos los críticos y opositores fueron silenciados, expulsados y asesinados. Sumemos a esto la ayuda material que brindaba la URSS a los PCs y tendremos un marco social y político de total dependencia a las deliberaciones de la dirección estalinista.
En la década de 1930, tras la derrota de la Oposición de Izquierda trotskista y de todas las corrientes de oposición, incluida la derecha de Bujarin, y el brutal asesinato de miles de opositores bolcheviques dentro y fuera de la Unión Soviética, los PCs de todo el mundo pasaron a tener como principal tarea, no ya no la revolución socialista en sus países, sino la defensa de la política exterior de la burocracia soviética, ahora consolidada en el poder y ejerciendo una férrea dictadura en la URSS.
Esta burocracia ya no defendía y organizaba revoluciones en el mundo, sino que mantenía una política que priorizaba la estabilidad diplomática con los países imperialistas, incluida la Alemania de Hitler. Para eso, los comunistas deberían ser los mayores defensores de la paz y de la tranquilidad en los Estados capitalistas.
Desde el VII Congreso de la Internacional Comunista en 1935, luego de la desastrosa derrota política con la subida de Hitler al poder en Alemania en 1933 sin que el PC disparase un solo tiro para detenerlo, y luego de la política criminal de no llamar a la socialdemocracia para constituir un Frente Único contra el nazismo, los Partidos Comunistas pasan a ser orientados a formar alianzas políticas con la burguesía en sus países, en los llamados “Frentes Populares”, participando en gobiernos “republicanos” y militando contra las acciones del proletariado revolucionario, que se rebelaba contra estos mismos gobiernos burgueses.
Mantener estable a Europa frente al ascenso del nazismo era la tarea central. Se trataba de un nuevo giro. Pero ahora, completamente a la derecha, no solo con tácticas políticas de colaboración de clases, sino con una clara estrategia de alianza de clases. La URSS bajo Stalin fue parte de la Sociedad de las Naciones, y en 1939, año del inicio de la Segunda Guerra Mundial, firmó con Hitler el Pacto que dividía a Polonia entre la Alemania nazi y la URSS.
Desde el exilio, Trotsky denunciaba esta línea política, afirmando que las democracias burguesas imperialistas no contendrían a Hitler, no apoyarían a los republicanos en la lucha contra Franco, así como denunciaba a Stalin por confiar en Hitler, alertando que la Alemania nazi atacaría a la Unión Soviética. A única forma de detener el avance del nazismo sería que la clase obrera realizase frentes unidos contra el ascenso del fascismo, e incluso más: no había otra perspectiva para los revolucionarios que luchar por el poder implantando la dictadura del proletariado, como clamava que se hiciese en España.
Pero los PCs llamaron a apoyar a los gobiernos burgueses de Frente Popular en España y en Francia, con republicanos, socialistas y comunistas. Y Stalin no solo se negó a llamar a una lucha del proletariado por el poder sino que persiguió directamente a los militantes que no apoyaron esta orientación frentepopulista, los calumnió como «saboteadores» y agentes de Hitler («quintacolumnas»), y organizó directamente la represión a los revolucionarios. Durante la Guerra Civil Española, de 1936 a 1939, los estalinistas persiguieron a los militantes revolucionarios españoles y estuvieron involucrados en la prisión y asesinato de Andreu Nin, dirigente del POUM. Cientos o miles de otros combatientes fueron entregados a Franco, y muchos otros no pudieron huir del cerco franquista o fueron asesinados y “desaparecidos” directamente por la GPU.
La Internacional Comunista bajo el control de Stalin hizo lo opuesto de la posición de Lenin y de la Tercera Internacional en sus primeros cuatro años. Mantuvo el apoyo político e ideológico a las burguesías imperialistas. Formuló tesis antimarxistas para justificar la alianza de clases y la participación en los gobiernos burgueses imperialistas, como la existencia de “Estados populares”, “democracia radical”, “Estados republicanos”, evitando defender la toma del poder y la dictadura del proletariado.
Stalin resucitó el menchevismo, con la imposición de análisis etapistas, completamente ajenos al marxismo, para todos los partidos. Transformó a los Partidos Comunistas en organizaciones reformistas defensoras del orden burgués, propagando la revolución democrático-burguesa en sus países. Revolución en la que el proletariado tendría que resignarse a apoyar la misión histórica de otra clase, mientras la revolución socialista quedaría tan lejos como una reencarnación. Y cualquiera que cuestionase tal política sería amenazado, encarcelado o incluso torturado y asesinado como en los Juicios de Moscú, donde todos los dirigentes bolcheviques de 1917, como Zinoviev, Bujarin, Kamenev, y cientos de miles de revolucionarios fueron calumniados y ejecutados. Trotsky fue perseguido por todo el mundo, hasta que un agente de la policía secreta rusa, Ramón Mercader, lo asesinó en México.
Pero esta política no se limitó al período de entreguerras. Después de la derrota del nazi-fascismo en 1945, en países clave de Europa Occidental como Francia e Italia, los PCs que estaban a la cabeza de la resistencia armada contra el nazi-fascismo cumplieron las determinaciones de Stalin de deponer las armas, no de asumir el poder, y participar en los gobiernos burgueses. En Francia e Italia, los PCs dieron la bienvenida a dirigentes burgueses como De Gaulle y a los demócratacristianos, que gobernaron sus países y reconstruyeron los Estados burgueses destruidos por la ocupación y por la guerra.
En el Brasil, el apoyo a la burguesía y a los políticos burgueses se convirtió en la línea oficial desde la década de 1930. El PCB, estimulado por las resoluciones de la Internacional para el país, formulará tesis profundizando el apoyo al industrialismo, en defensa de la burguesía nacional, considerada “fuerza motriz de la revolución nacional”.
“En el Brasil se desarrollaron las premisas de una revolución del tipo democrático-burgués. (…)
Bajo la hegemonía del proletariado, la revolución brasileña resolverá todas las tareas burguesas democráticas esenciales, que se les presentarán (…)
Las luchas para realizar estas tareas democrático-burguesas (…)”
(Resolución de la IC sobre la Cuestión Brasileña, Secretariado Político de la IC, Moscú, febrero de 1930, Documentos de la Komintern)
En 1938 el PCB decide, tras numerosos cuestionamientos de sectores enteros del Partido, apoyar al candidato José Américo. El PCB llegó a dividirse. Sin embargo, vino la orden de la internacional para apoyar la candidatura burguesa sostenida por Vargas.
En el Brasil, en 1945, el Partido Comunista siguió las órdenes de Stalin y apoyó mantener al dictador Getúlio Vargas, responsable, entre otros crímenes, por la prisión y tortura de cuadros comunistas y por la entrega de Olga Benário, militante comunista alemana y compañera de Prestes, a los nazis para que la arrestasen, la torturasen y finalmente la matasen.
El PC adhirió al llamado ‘queremismo’, que, ante la amplia movilización democrática en el Brasil contra el Estado Nuevo varguista, prefirió apoyar a Getúlio Vargas, basándose todavía en la tesis estapista de que en un país feudal, así como en un país colonial, la tarea de los revolucionarios sería limitarse a defender la independencia nacional bajo la dirección de la burguesía y, como parte de esta propuesta, era necesario enfocarse en el desarrollo industrial, que Vargas ahora decía defender. El PC apoyó a Getúlio Vargas tras ocho años de Estado Novo y tuvo una política de evitar las huelgas obreras en nombre de la ‘democracia’ y la ‘paz’. Posteriormente, el PCB repetiría esta política en 1962-1964 en relación con João Goulart, del PTB.
Veamos lo que dijo treinta años después su dirigente en la época, Luiz Carlos Prestes:
“Decíamos que mientras no acabase la dominación imperialista y el latifundio, el capitalismo no se desarrollaría en el Brasil. Esto estaba completamente equivocado, porque el Brasil ya era un país capitalista. La formación económica y social dominante ya era capitalista en 1945. Nosotros negábamos eso. Estábamos bajo la influencia de un documento para un país colonial o semicolonial, que eran las tesis del VI Congreso de la Internacional Comunista. Que todavía está viva, muy viva se proponía defender incluso en América Latina, y orienta a los partidos comunistas, incluido el PCB, el PCdoB, todavía aquí en nuestro país, cuando el Brasil no es más un país colonial desde hace muchos años.” (sic.) (Luiz Carlos Prestes, Entrevista para el Programa Roda Viva, 1986).
Como expresión de la influencia estalinista en el PCB, la dictadura del proletariado y la construcción de un partido revolucionario de vanguardia fueron reemplazadas por formulaciones aceptables para la burguesía y la pequeña burguesía radical, como “frente patriótico”, “revolución nacionalista y democrática”, “Estado democrático y popular”. Estas elaboraciones creadas por la burocracia estalinista para justificar su alianza con los ‘imperialistas democráticos’, sirvieron para adecuar los objetivos políticos de cada país al marco del frente estratégico con la burguesía nacional dicha ‘patriótica’ o ‘progresista’. A esta alianza de clases le correspondería encabezar la revolución democrática brasileña. El PCB debería limitarse a luchar por la independencia nacional, y no por la toma del poder por el proletariado.
“Aunque dijese, escribiese en los documentos que era el partido comunista, dijsee, escribiese en los documentos que era la vanguardia del proletariado brasileño, en la práctica era un partido de liberación nacional. (…) El PCB quedó en una situación en la que no fue realmente un partido comunista en el sentido de un partido que luchase por la revolución socialista”. (Anita Prestes, Seminario Nacional 100 años del PCB, Mesa IX – El PCB y la lucha contra las dictaduras, 24 de marzo de 2022).
Las lecciones de Lenin se convirtieron en colecciones para bocetos de biblioteca y cuadros para salas de reuniones. Su vida y escritos dedicados a educar a la vanguardia del proletariado de que en la época imperialista solo existen dos tipos de Estado, basados en la clase que los detenta, la burguesía o el proletariado, y que la independencia de clase combinada con la lucha y la denuncia implacables contra la burguesía y el imperialismo eran principios del partido revolucionario, fueron relegadas a una época histórica pasada, superada por los “nuevos desafíos” y por la “nueva realidad”.
“La principal cosa que los socialistas no entienden y que constituye su miopía teórica, su cautiverio de los prejuicios burgueses y su traición política al proletariado es que en la sociedad capitalista, cuando la lucha de clases implícita en ella se enfrenta de manera un tanto seria, no puede haber ningún meandro que signifique nada más que la dictadura de la burguesía o la dictadura del proletariado. Cualquier sueño de una tercera solución es un lamento pequeñoburgués reaccionario”.
(Lenin, Primer Congreso de la Internacional Comunista, Tesis e Informe sobre la Democracia Burguesa y la Dictadura del Proletariado, Obras Completas, Tomo 37, Editorial Progreso, 1984, p. 516).
Es necesario recordar esta lección fundamental del gran revolucionario, porque sin comprender este problema de fondo no es posible hacer una verdadera y profunda crítica a todas las políticas de conciliación y apoyo a la burguesía y al imperialismo, es decir, a la “traición política al proletariado” de los partidos estalinistas.
[1] NEP: Nueva Política Económica, del gobierno bolchevique, que permitió, durante un período, elementos de una economía de mercado donde los campesinos y artesanos pudiesen comerciar el excedente de su producción.
Artículo publicado en www.pstu.org.br, 28/5/2022.-
Traducción: Natalia Estrada.