Jue Mar 28, 2024
28 marzo, 2024

Haití: avanza reacción popular a la barbarie

“Si alguien quiere saber cuál es la definición de infierno, es solo venir a Haití.”[1]

Las palabras son de la activista haitiana de derechos humanos Vélina Élysée Charlier, en entrevista a la radio canadiense CBC el último 2 de mayo y representan bien la realidad haitiana hoy.

Hace algunos meses escribimos[2] que Haití vivía una rebelión popular, con una ola de protestas, barricadas y huelgas contra el alza de los precios y el gobierno de Ariel Henry. Uno de los elementos más marcantes de esas jornadas fue la presencia de bandas criminales fuertemente armadas, como el G9, que durante meses bloqueó la principal terminal de petrolero del país. En los últimos meses, la situación de la mayoría de la población ha empeorado aún más. Por un lado, el alza de los precios, por otro, la enorme violencia de las bandas armadas.

La inflación anual en febrero de este año llegó a 48,5%[3], con algunos productos básicos subiendo más de 60% o 70%, como el arroz o el aceite de cocina. Se calcula que 4,9 millones de personas, casi la mitad de la población del país sufre de inseguridad alimentaria aguda, o sea, hambre.[4] La última encuesta de la Coordination Nationale de la Sécurité Alimentarie calcula que 71% de los hogares sufrieron episodios de hambre en 2022.[5] En Haití la enorme mayoría de los trabajadores está en la informalidad. No existen datos oficiales, pero algunas fuentes calculan que la informalidad, hace 10 años, llegaba a más de 80% de la población[6], cifra que seguramente ha aumentado en los últimos años.

En esa situación de extrema miseria, la violencia y presencia de grupos armados ha aumentado de forma dramática. En su último informe, la ONU calcula que alrededor de 80% de Puerto Príncipe, la capital del país, está bajo control o influencia de bandas criminales.[7] Las bandas criminales, que tienen relaciones con empresarios y políticos de todos los matices, actúan libremente por las ciudades haitianas. Se calcula que solo este año, entre el 1 de enero y el 31 de marzo, el número de homicidios ha aumentado en 31% en relación con el mismo periodo del año pasado (815 contra 673). El número de secuestros ha crecido en un 63% (637 contra 391). Las víctimas de las bandas muchas veces son trabajadores y trabajadoras comunes, que pierden su vida en el camino a la casa o al trabajo. Los robos de mercancías también han sido una práctica frecuente de las bandas, lo que afecta enormemente la producción y transporte de comida del campo a la ciudad y de productos agrícolas hacia los campesinos. Esta situación ha dificultado aún más la producción agrícola, lo que contribuye al alza de los precios. También los hospitales y colegios sufren con la violencia urbana. Se calcula que más de la mitad de los centros hospitalarios privados del país estén cerrados debido a la violencia, con muchos profesionales huyendo del país por miedo a ser secuestrados. Muchos colegios han tenido que suspender clases por la actuación de las bandas armadas.

La responsabilidad de la ONU y la posibilidad de una nueva ocupación militar

            Como ya escribimos en otros textos anteriores, la responsabilidad de la ONU en la situación del país es total. Desde 1993 Haití ha recibido misiones de la ONU de carácter civil, policial y militar. Entre 2004 y 2017 se instaló la Minustah, que mantuvo el país bajo una violenta ocupación militar, coordinada por el Estado brasileño (bajo los gobiernos “progresistas” de Lula y Dilma) con presencia de militares de varios países, pero bajo las órdenes de Estados Unidos. La Minustah no solo no resolvió los problemas de la población pobre haitiana, sino que los profundizó. Un ejemplo fue la enorme epidemia de cólera que golpeó (y sigue golpeando) el país desde 2010. El vibrión colérico ya había sido erradicado hacia décadas en Haití, pero volvió a instalarse a través de soldados nepaleses de la ONU. Además del cólera, la Minustah dejó un legado de asesinatos, violaciones, abusos sexuales y un largo etc. La mayoría de los casos involucrando a militares de distintos países nunca fueron investigados o juzgados. El resultado de la Minustah fue un total fracaso. Hoy, un sector relevante de la población haitiana está en contra de una nueva intervención extranjera y los propios Estados que intervinieron en la Minustah no quieren repetir la experiencia.

            Hace varios meses el gobierno norteamericano y el secretario general de la ONU vienen intentando buscar socios para intervenir en el país, hasta ahora sin éxito. Hasta el gobierno canadiense, socio imperialista de EEUU y uno de los colonizadores de Haití, ha manifestado grandes dudas sobre la viabilidad de una nueva intervención.[8] El único gobierno que hasta ahora ha aceptado ser parte de una Misión multinacional es el gobierno de Jamaica.

            Una nueva ocupación militar o intervención “quirúrgica” en Haití no debe ser descartada. Es fundamental que la clase trabajadora de todo el mundo repudie una nueva intervención, que solo podría traer más tragedias para el pueblo haitiano.

La reacción popular

            La situación de miseria y violencia ha generado una fuerte reacción popular. Desde el año pasado se han multiplicado la cantidad de manifestaciones y huelgas. Los profesores de colegios públicos han realizado una importante huelga en las últimas semanas, exigiendo el pago de salarios atrasados, aumento salarial y contratación de nuevos profesores. También trabajadores de la central Hidroeléctrica de Péligre protagonizaron una huelga que duró más de 25 días, exigiendo el pago de salarios atrasados, lo que generó un apagón eléctrico en parte importante del país durante casi un mes.[9] Otra huelga importante se desarrolló entre los días 8 y 9 de mayo en la principal zona franca de Haití, la SONAPI, en Puerto Príncipe. Centenas de obreros y obreras se manifestaron exigiendo el aumento del sueldo mínimo de 5 a 18 dólares diarios. En esta importante huelga estuvieron a la cabeza los compañeros de Batay Ouvriyé, organización con la cual la LIT-CI tiene una importante relación desde hace más de una década.

            Sin embargo, la reacción popular más importante en las últimas semanas se empezó a dar contra las bandas criminales. El 24 de abril, varios supuestos miembros de una banda criminal fueron interceptados por la policía en el barrio de Canapé-Vert, en Puerto Príncipe. La población del sector que presenciaba la escena decidió hacer justicia con las propias manos y matar a todos los detenidos, prendiendo fuego a sus cuerpos.[10] Esa acción desencadenó acciones similares por toda la capital y otras localidades del país. Algunas estimaciones hablan de más de 100 supuestos miembros de bandas criminales linchados y asesinados en las últimas semanas.[11] El “movimiento” recibió el nombre de “Bwa Kale”.[12] La población pobre ha salido con machetes, palos, cuchillos y todo lo que tiene en las manos para detener las bandas criminales. Todo indica que se trata de un movimiento espontáneo sin liderazgos, resultado del hartazgo de la población. Las y los compañeros de Batay Ouvrié han realizado llamados a la población a fortalecer el movimiento y emplear la autodefensa obrera y popular (nota abajo).

            En los últimos días, la policía haitiana está intentando canalizar el movimiento de autodefensa popular hacia un apoyo hacia el Estado burgués. El director nacional de la Policía Nacional Haitiana, Frantz Elbé, hizo una declaración llamando a la población a consolidar el “matrimonio” entre la policía y la población.[13] Ese llamado es totalmente hipócrita, ya que la propia policía ha sido un factor fundamental de la represión a las movilizaciones de masas e incluso algunas de las bandas criminales salieron de su propio interior, como el grupo Fantom 509.[14]

Solo el poder de la clase trabajadora puede contener la barbarie

            La situación haitiana es insostenible. El pueblo haitiano ha sido conducido a una verdadera barbarie. La responsabilidad de los imperialismos norteamericano, canadiense y francés, en conjunto con los distintos gobiernos haitianos es total. También los gobiernos latinoamericanos de derecha e “izquierda” en los últimos 20 años han contribuido a socavar la soberanía haitiana. En las últimas décadas, el imperialismo ha destruido el campo haitiano para que Haití pasara a importar productos agrícolas extranjeros y para que la población campesina migrara a las ciudades, formando un enorme ejército industrial de reserva, que hoy sirve de mano de obra baratísima a las transnacionales textiles que operan en Puerto Príncipe, Ouanaminthe y Caracol. Junto con ello, el país ha sido literalmente colonizado por centenas de ONGs extranjeras que administran la supuesta “ayuda internacional”, que casi nunca llega a la población pobre.[15]

            El gobierno haitiano actual, de Ariel Henry, además de ilegítimo por no haber sido elegido, gobierna por decreto defendiendo los intereses de la burguesía extranjera y haitianas. El Parlamento haitiano ya no existe, pues el mandato de los parlamentarios ha terminado y no se han realizado nuevas elecciones. Los servicios públicos son casi inexistentes y gran parte de los funcionarios estatales no recibe hace 3 o 4 meses. La situación es dramática.

Contra todo eso se ha levantado la población haitiana. El movimiento Bwa Kale hoy juega un rol progresivo, ya que surge a partir de una respuesta directa de la población al problema de la inseguridad. Sin embargo, si ese movimiento no avanza en su organización y democracia, podrá transformarse en su opuesto. No es difícil que personas inocentes pierdan sus vidas o que los propios grupos armados y políticos burgueses empiecen a difundir noticias falsas para exterminar a sus rivales. Las organizaciones del movimiento obrero, popular y campesino tienen la gran tarea de intentar canalizar el enorme descontento social y esa organización espontánea de las masas hacia un proyecto revolucionario.

La clase obrera haitiana, pequeña en relación con la población del país, pero extremadamente concentrada y en el centro del aparato productivo, puede jugar un rol de caudillo de ese proceso si es dirigida por una organización revolucionaria. Como ya planteamos en un texto anterior, Haití necesita una revolución que saque al imperialismo del país y a todos los políticos corruptos del poder. Las condiciones objetivas para esa revolución están más que maduras. Es necesaria la creación de organismos que puedan unificar a la clase obrera con los sectores populares y campesinos movilizados. Esos organismos deben discutir un programa hacia el armamento de la clase trabajadora y la destrucción del Estado burgués, para que sea la clase trabajadora la que tome el poder en sus manos y empiece a implementar medidas económicas y sociales para revertir la grave situación del país. En otra nota[16] que publicamos, planteamos algunas de las medidas que creemos serían necesarias para el pueblo trabajador, sin embargo, esas medidas solo podrán ser realmente evaluadas por la propia clase trabajadora haitiana en el marco de su revolución.

A continuación reproducimos una declaración de la Coordinación de Luchas Políticas de Obreros y Trabajadores. Organización de autodefensa de Haití

RESISTENCIA !

La lucha contra la inseguridad pasa hoy por una nueva etapa. Las Bandas armadas (BA) ocupan más y más terreno, pero hoy usan la masacre sistemática para asentar su dominación. En eso, el gobierno de facto, además de una incapacidad espantosa, tiene una obvia complicidad.

Frente a esa situación, la población se defiende con todo tipo de armas : es el movimiento Bwa Kale (BK). Y logran hacerlo, eliminando a varios bandidos.

Algunos aplauden, otros argumenten que nos es “democratico”, ¡ni siendo parte de un “estado de derecho”!

Nosotros de la Coordinación de Luchas Políticas de Obreros y Trabajadores (KLPOT en kreyòl), como organización de combate que somos, apoyamos todo movimiento en defensa clara de los intereses populares. Pero tiene que ser estructurado y con conciencia clara del enemigo.

En ese sentido, no apoyamos ninguna guerra entre BA para tener territorios, distribuir drogas y, en fin, al servicio de las clases dominantes y del imperialismo.

Por otra parte, algunos aprueban la alianza de BK y la policìa. ¡Nosotros no !

La policía nos reprime diariamente y a menudo con gran violencia. ¡De ninguna manera BK se debe unir a la policía!

Para no defender los intereses de las clases dominantes y el imperialismo, BK debe salir del espontaneísmo. Hay que ir claramente más lejos, estructurado, con una orientación autónoma, donde somos nosotros trabajadores, campesinos, obreros, quienes fijamos nuestros objetivos, actuales y a largo plazo. Y allí, el objetivo mayor es llegar a ¡OTRA SOCIEDAD!

BK debe salir de la confusión actual para llegar a un LEVANTAMIENTO POPULAR ORGANIZADO con el objetivo es de DESTRUIR el estado actual de las cosas : ¡DESTRUIR EL ORDEN BURGUÉS!

Eso exige una línea muy clara con una visión estratégica de TRANSFORMACIÓN total de la formación social actual para llegar a una sana, beneficiosa para nosotros obreros, pequeños campesinos, trabajadores de todo tipo, manuales como intelectuales, nosotros todos contra todo enemigo del pueblo, nacional como internacional.

KLPOT Mayo 2023


[1] https://www.cbc.ca/radio/asithappens/haiti-vigilante-violence-1.6829579

[2] https://litci.org/es/una-nueva-rebelion-de-masas-sacude-haiti/

[3] https://lenouvelliste.com/article/241933/baisse-du-rythme-de-progression-de-linflation-annualisee-de-482-en-fevrier

[4]  Los datos sobre la realidad haitiana son siempre subestimados, ya que no hay agencias confiables que realicen investigaciones profundas.

[5] https://www.cnsahaiti.org/13396-2/

[6] https://documents1.worldbank.org/curated/en/319651467986293030/pdf/97341-SCD-P150705-IDA-SecM2015-0130-IFC-SecM2015-0071-MIGA-SecM2015-0046-Box391466B-OUO-9.pdf

[7] https://haiti.un.org/en/227679-720-million-plan-support-millions-facing-gangs-hunger-and-cholera

[8] https://www.nytimes.com/2023/03/23/world/americas/haiti-canada-us.html?searchResultPosition=4

[9] https://www.lenational.org/post_article.php?pol=3542

[10] Los linchamientos populares seguidos de la quema de cuerpos de delincuentes en Haití tienen una historia. Haití vivió bajo dos violentas dictaduras entre 1957 y 1986, de François Duvalier y Jean-Claude Duvalier (padre e hijo). Esas dictaduras se apoyaron en grupos paramilitares conocidos como Tonton Makoute (oficialmente Voluntarios de la Seguridad Nacional). Los Tonton Makoute cometieron innumerables atrocidades durante las dictaduras y muchos de sus crímenes consistían en apedrear y quemar a opositores del régimen públicamente. Con la caída de Jean-Claude Duvalier, muchos fueron ajusticiados en las calles y sus cuerpos también fueron quemados públicamente por la furia popular.

[11] https://haitiantimes.com/2023/05/01/in-haiti-bwa-kale-vigilantes-turn-tables-against-suspected-gangs/

[12] “Bwa Kale” literalmente significa “palo pelado”. En sentido metafórico quiere decir “Tolerancia cero” con los bandidos.

[13] https://lenouvelliste.com/article/242276/frantz-elbe-appelle-a-consolider-le-mariage-police-population

[14] https://insightcrime.org/news/disgruntled-police-unrest-haiti/

[15] Tres años después del terremoto de 2010 denunciábamos que gran parte de la “ayuda internacional” no había llegado a la población haitiana. Ver https://litci.org/es/haiti-tres-eneros-despues/

[16] https://litci.org/es/una-nueva-rebelion-de-masas-sacude-haiti/

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