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Argentina

Grave situación en Zanón (FASINPAT)

agosto 9, 2014

Los límites de la autogestión:luchemos por la estatización

La llegada de la crisis económica “con todo” ha hecho que reaparezcan en nuestro país “fantasmas” que muchos, honestamente, creyeron del pasado y que otros, ya sin inocencia, decían que estaban solucionados. La pérdida de los puestos de trabajo es uno de los más importantes. Los despidos y las suspensiones afectan duramente a los obreros industriales, y aunque aún no es un fenómeno masivo, comienzan los cierres o amenazas de cierre, como son los casos de EMFER- TATSA y Cerámica Neuquén.


Tanto por el “modus operandi” de las patronales en complicidad con los gobiernos, como por la desesperación y angustia que genera en los trabajadores, esta situación nos trae a la memoria los años cercanos al 2001, cuando los trabajadores se vieron ante el dilema de quedarse sin trabajo, y con ínfimas posibilidades de conseguirlo, u ocupar las fábricas, y ponerlas a producir como sea. Ante el mismo dilema se encontraron en los últimos meses los obreros de Cerámica Neuquén y, en los primeros días de julio, pusieron a producir la fábrica bajo gestión obrera.

 

Sin duda, uno de los emblemas más importantes, sino el más, del proceso de fábricas recuperadas es el de la Cerámica Zanón de Neuquén (hoy FASINPAT, Fábrica Sin Patrones), que se convirtió en un símbolo para el conjunto de los trabajadores de la región y también, para muchos de los trabajadores del país y del mundo. La justa admiración por la loable lucha que los obreros y obreras desarrollaron enfrentando a la burocracia, a la patronal y a los gobiernos, ha hecho que para muchos luchadores la experiencia de Zanón se convierta en un “mito” intocable, sobre el cual se tiene una mirada acrítica, como si criticar (constructivamente, claro) esta experiencia fuera ponerse del lado de la patronal, la burguesía y los gobiernos.

 

Lamentablemente el PTS, que es parte fundamental e indiscutida de la dirección de ese proceso, contribuye a esa visión idealizada, evitando así que los aciertos, pero también los errores de esa experiencia contribuyan a mejor avanzar al conjunto en las peleas venideras.

 

Quienes escribimos estas páginas, estamos convencidos de que los trabajadores no aprendemos solamente de nuestra experiencia individual en la lucha, ni solo de las luchas de nuestro tiempo, sino que como clase que somos, contamos con la experiencia de lucha por más de 200 años de toda nuestra clase. Por eso conocer, analizar, criticar, las experiencias de nuestra clase es una necesidad, para que nuestras luchas sean cada vez más victoriosas. Es por eso que queremos compartir con los lectores conclusiones de estas experiencias, que nos parecen importantes tener en cuenta, para las peleas que estamos atravesando y las que vienen.


2001: La fuerza de la clase

El fenómeno de las fábricas recuperadas cumplió un rol muy progresivo en la situación que tuvo su punto más álgido en diciembre del 2001. Más de 10.000 trabajadores fueron parte del proceso con la ocupación de más de 150 fábricas. Esa fue la alternativa que encontraron para defender sus fuentes de trabajo y su calidad de obreros ocupados. Así demostraron en forma práctica que los patrones no son necesarios y que los obreros son capaces de garantizar perfectamente la producción. Durante los primeros años, las que pudieron tener un funcionamiento pleno, garantizaron salarios por encima de la media del país y crearon nuevos puestos de trabajo, como es el caso de Zanón que comenzó la gestión obrera con 270 puestos de trabajo y luego llegó a tener 450 trabajadores en la planta.


Zanón excedió los límites de ser una simple fábrica y se transformó en un referente político y social. Los intentos de desalojo pudieron ser enfrentados no sólo por la valentía de sus obreros, sino por el apoyo masivo de la comunidad. La Coordinadora del Alto Valle que encabezaba, agrupó a distintas organizaciones de desocupados, sindicatos como ATEN Centenario y agrupaciones políticas, llegando a “competir” con la CTA como instancia de coordinación. Decenas de intelectuales, músicos, poetas, artistas (como Juan Gelman, Eduardo Galeano, SKA-P, Manu Chao, etc.) expresaron su apoyo a la causa. Y eso tuvo un reflejo también electoral, no casualmente en el 2011, Neuquén fue el único lugar donde el FIT ganó una banca, con una lista encabezada por dos obreros de Zanón.

La lucha constante y el apoyo masivo es lo que explica que luego de 13 años, en enero de 2014,  se haya efectuado la expropiación y los obreros hayan recibido el título de propiedad de la fábrica, previo pago de la provincia de 23 millones al anterior dueño de la fábrica Luis Zanón.  

La grave situación actual

Sin embargo, lamentablemente, no sólo de éxitos se trata. La situación actual de la fábrica es realmente terminal: existen deudas millonarias y las máquinas resultan obsoletas para competir actualmente en el mercado. Eso ha provocado que la productividad sea la más baja de los últimos años, produciendo con un 20% de la capacidad de la fábrica, sin alcanzar a cubrir los costos.

Esto tiene inevitables consecuencias en la situación de los trabajadores: el salario está por debajo del convenio ceramista, hay tardanzas en los cobros e imposibilidad de concretar el aumento que se había decidido. La desmoralización de parte importante de los trabajadores es brutal, y esta situación ha llevado a que sean cada vez más recurrentes las situaciones de agresiones entre trabajadores de la fábrica.  

La máxima unidad para pelear por la estatización bajo control obrero 

En las últimas semanas la discusión y exigencias, giran en torno a que la provincia facilite un crédito de 20 millones, para palear la coyuntura a la espera de un crédito mayor de nación, que permita la necesaria renovación tecnológica. La  banca del FIT en la Legislatura de Neuquén presentó un proyecto en ese sentido.

Sin desmerecer que ese reclamo apunta a solucionar un problema inmediato, nos permitimos diferir con ese enfoque sostenido por la conducción del Sindicato Ceramista, el PTS y el conjunto del FIT. El crédito es un parche para pasar la grave coyuntura, pero la pelea que esta a la orden del día es la de la estatización de Zanón y del resto de las cerámicas actualmente bajo gestión obrera, como un complejo ceramista integrado y no compitiendo unas con otras.

Quizás muchos compañeros opinan que la estatización está bien en los papeles, que es correcta, pero no es posible. Lamentablemente, lo que está demostrando la realidad es que lo que no es posible, es garantizar  la subsistencia de estas fábricas sin estatización. Por eso, lejos de toda intención de ponernos a la “izquierda de la izquierda”, creemos que la estatización tiene que dejar de ser una consigna para “los días de fiesta”, para pasar a ser una reivindicación de lucha concreta.

Esa es una lucha muy difícil, pero no existe ley divina que diga que no se puede ganar. Claro que para eso, es necesario romper con todo sectarismo, llamar a los más amplios sectores y a la comunidad a organizar y apoyar masivamente esta lucha. Y es indispensable volver a ganar masivamente a los obreros de la fábrica para la pelea, rompiendo el abismo entre los obreros “militantes” y los obreros “pasivos”. Porque esta lucha la ganamos todos, con la mayor democracia obrera, o no la gana nadie. Desde el PSTU pondremos todas nuestras humildes fuerzas al servicio del triunfo de los obreros ceramistas.

Las lecciones de la historia

El cuello de botella en el que ha entrado Zanón, muestra los límites que tienen los proyectos de autogestión  o cooperativos. La ganancia capitalista y la lógica de funcionamiento del sistema,  se basa en el robo de los patrones a los trabajadores de gran parte de lo producido por estos. Los capitalistas solo pueden invertir en maquinaria y hacer competitiva su producción porque roban a los obreros parte de su trabajo.

La autogestión o el cooperativismo rompe esa lógica de robo, pero en uno solo de los elementos: no está el capitalista en la fábrica, pero sigue dominando la economía del país y del mundo. Por eso la idea romántica de que es posible mantener, en el mundo capitalista, una empresa con una lógica obrera se choca cruelmente con la realidad.

La patronal y sus políticos aprovechan esta situación para atacar a los trabajadores, a la izquierda y los sectores combativos. Intentan convencer a la comunidad del  fracaso de las ideas de izquierda y de que el Estado ya ha gastado mucho dinero en “ayudar a la fábrica”.

Nada de esto es algo nuevo. Esta experiencia sólo ha confirmado lo que ya ha mostrado la historia desde finales del siglo XIX y mitad del Siglo XX: A pesar del heroísmo y el romanticismo anarquista, todo el movimiento cooperativista  para sobrevivir se tuvo que adaptar al sistema. Es que, como decía Lenin, no se puede resolver la cuestión de la propiedad de fábrica si primero no se resuelve la propiedad del estado.

Las salidas autogestionarias pueden ser educativas en un momento alto de la lucha y son un  paliativo de corta duración ante la desocupación.  Pero no pueden ser presentadas como la gran salida. Por el contrario, hoy estamos ante una nueva prueba de la corrección de lo planteado por Trotsky “(…) los obreros deben reivindicar la reanudación del trabajo, como empresas de servicios públicos, de las empresas cerradas como consecuencias de la crisis”. Es decir, la lucha por la estatización, como parte integrante y como puente, hacia la lucha de los trabajadores por el poder.

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