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Entrevista: “Junio ​​de 2013 no dio origen al bolsonarismo y al movimiento de ultraderecha como dice el PT”, afirma Altino Prazeres

Ese 29 de junio, en São Paulo, frente al Theatro Municipal, se realizó un acto contra las tarifas, recordando las Jornadas de Junio de 2013. Diez años después, la lucha por el pase libre y contra la privatización continúa.

29/06/2023

Por: Redacción del PSTU Brasil

Opinião Socialista habló con Altino Prazeres, militante del PSTU, que participó activamente en las Jornadas de Junio de 2013. En la época, Altino era presidente del Sindicato de los Metroviarios de San Pablo, que organizó las manifestaciones por la reducción de las tarifas, rumbo a la tarifa cero, en unidad de acción con el Movimento Passe Livre (MPL). Altino incluso fue detenido por la policía en la segunda manifestación realizada en la capital paulista el 6 de junio.

OPINIÓN SOCIALISTA – Hay una visión ampliamente difundida por el PT y compartida por la gran prensa, que atribuye la responsabilidad de toda la crisis política posterior a 2013 en Brasil al Junio de 2013, incluido el ascenso de Bolsonaro y del movimiento de ultraderecha. ¿Cuál es su balance sobre Junio de 2013?

ALTINO PRAZERES – No estoy de acuerdo con esa evaluación de que las manifestaciones de junio de 2013 dieron origen al bolsonarismo y el movimiento de ultraderecha en el Brasil. Lo que propició el fortalecimiento de la ultraderecha fueron los descalabros de los gobiernos del PT, que permitieron que este sector se presentara como una alternativa al caos económico y social que atravesaba el país. Tanto el PT como los analistas de la prensa burguesa deberían explicar las razones que llevaron a que ocurrieran las Jornadas de Junio. No hacen eso, solo buscan debatir las perspectivas y hacia dónde fue el movimiento, tanto es así que existen varias polémicas en torno a la evaluación de ese proceso. Fueron manifestaciones protagonizadas por jóvenes y gente pobre, ante el caos y la crisis económica y social que afectaba a la sociedad. La agenda comenzó contra el reajuste en las tarifas de transporte, pero ¿cómo resonó en las calles?: no era solo por 20 centavos. La población reclamaba mejoras en los servicios públicos – transporte, salud y educación, y por un futuro mejor–.

¿Cuál es la relación entre las Jornadas de Junio ​​y otras movilizaciones que tuvieron lugar en el mundo, como la ‘Primavera Árabe’ (Norte de África y Medio Oriente) e ‘Indignados’ (España)?


Sí, hay toda una relación. Junio ​​de 2013 se inserta en un contexto mundial de luchas de los trabajadores y de la juventud por las consecuencias de la crisis económica mundial iniciada en 2007-2008 y que tomó los vientos de la llamada Primavera Árabe y de Europa, donde también los jóvenes organizaban grandes protestas, con características que vimos aquí, como el sentimiento de repulsa hacia las direcciones tradicionales que se negaban a organizar las luchas. Fueron manifestaciones organizadas por fuera de las direcciones tradicionales del movimiento de masas. Salieron por fuera de los sindicatos y centrales sindicales, ya que estas entidades continuaron apoyando a los gobiernos del PT, tanto en São Paulo (alcalde Haddad) como a la presidente Dilma.

¿Cuándo comenzaron las movilizaciones en São Paulo?

Durante el período de las Jornadas de Junho, yo era presidente del Sindicato de Metroviarios de São Paulo. Ganamos el sindicato a finales de 2010, a partir de ahí iniciamos un levante en la categoría, de 2011 a 2013, con grandes manifestaciones, incidiendo también en los ferroviarios de São Paulo. Había una efervescencia de lucha en el sector del transporte. La novedad fue que nuestro Sindicato tomó la bandera en defensa de la tarifa cero. Defendíamos la reducción del precio de la tarifa, hacia la tarifa cero, porque entendíamos que quienes tenían que pagar el transporte eran los grandes empresarios y los multimillonarios, que cada día aumentaban su riqueza mientras el pueblo se empobrecía. Junto con el Movimento Passe Livre (MPL), ayudamos a convocar protestas. El 2 de junio, Alckmin (gobernador de São Paulo) y Haddad (alcalde de la capital) anunciaron conjuntamente el reajuste de la tarifa en el transporte público (metro, trenes y ómnibus). El día 3 tuvo lugar la primera protesta.

¿Cómo sucedió esta unidad con el MPL?

Nuestra unidad fue construida sobre la base de las pautas de reducción de la tarifa. Entramos con fuerza en esta lucha porque defendemos que el transporte es un servicio a la población, como está en la propia Constitución Federal, ofrecido y garantizado por el Estado. Pero ese proceso se construyó antes de 2013. Hicimos una carta abierta a la población, reuniones y debates conjuntos. Esto no quiere decir que estuviéramos de acuerdo en todo, diferíamos en el método e incluso en el programa, ya que la agenda de MPL era bastante limitada. Por ejemplo: ellos no orientaban la estatización del transporte, para ellos no importaba si era privatizado o no, solo defendían la tarifa cero. Con el debate fraterno que tuvimos, parte de ellos evolucionó sobre este punto. Defendemos que sea estatal, incluso para no dar dinero a los grandes empresarios. Así, llamamos a las protestas de junio de manera unitaria. El Sindicato de los Metroviarios de São Paulo y el PSTU fueron parte de ese proceso desde el inicio.

Las manifestaciones fueron reprimidas por la policía desde el inicio. Con cada protesta aumentaba el número de participantes y aumentaba la represión. Llegaste a ser preso.

Sí, me detuvieron en la segunda manifestación que se realizó el día 6. Las manifestaciones fueron fuertemente reprimidas. Esa represión, en lugar de disminuir, aumentó el número de participantes en las protestas, pues se trataba de una reivindicación justa contra el reajuste en los pasajes, ligada a un sentimiento de que las cosas andaban mal en la vida de los trabajadores, lo que solo empeoraba su condición de vida. . Porque lo que estalló en junio de 2013 fue la indignación ante un ‘país del futuro’ que nunca llegó. Tenía un cuestionamiento con relación a los gobiernos, particularmente los gobiernos del PT, donde se esperaba que tuviesen una mejor visión social y no la tenían. Lo que hubo fue una represión violenta a los manifestantes, que tuvo muy malas repercusiones e hizo que las manifestaciones que se concentraban en São Paulo y en algunas otras capitales se extendieran por todo el país. Recuerdo que el presentador Datena hizo una encuesta en la TV preguntando quién estaba a favor de la confusión y el tumulto, pensando que la población estaría en contra de las protestas, pero la insatisfacción popular era mucho mayor y la respuesta de la población fue que estaba bien luchar contra el aumento de los precios de los pasajes. Se juntó al problema del transporte, de la salud, de la educación, la insatisfacción de ver que nada mejoraba en la vida mientras los ricos se enriquecían aún más y los gobernantes que podían hacer algo para mejorar la situación no hacían nada. Eso generó una revuelta muy grande, una explosión social, que desembocó en las Jornadas de Junio de 2013. 

Los gobiernos volvieron atrás con los reajustes de las tarifas, pero las protestas siguieron. ¿Por qué?

Siguieron porque ya no era más solo por los 20 centavos. La vida de la población en su conjunto estaba empeorando. La precariedad del trabajo avanzaba, la cantidad de trabajadores en la informalidad, la juventud no tenía perspectiva de un futuro mejor. Mientras tanto, veía a los hijos de los ricos llevar una buena vida, a los grandes jugadores de fútbol ganando mucho dinero, a los empresarios aumentando su riqueza, veía el robo y mucha corrupción en los gobiernos, mucho dinero entrando para garantizar la Copa del Mundo. Mientras tanto, para la población más pobre y para los trabajadores precarios y en el mercado informal no había nada. Esto dio lugar a la revuelta. Salieron a las calles a reclamar su parte; no podía ser solo para los empresarios.

¿Cuál fue el papel de las viejas direcciones del movimiento de masas como la CUT y la UNE?

La explosividad de junio de 2013 se dio al margen y contra las organizaciones tradicionales, tanto estudiantiles como sindicales, como la UNE, la CUT y las otras Centrales que, en la época, eran correas de transmisión del gobierno de Dilma. Fue un proceso tan fuerte que impidió que estas organizaciones hicieran lo que era, y siempre es, su mayor especialidad: contener las luchas e institucionalizarlas. Por eso, intentan hacer un balance negativo de este proceso. Debido a la historia de traición y capitulación del movimiento sindical al gobierno, había desconfianza de los manifestantes hacia todo tipo de organización política. Recuerdo que en los actos, solo yo y otros directores del Sindicato hablábamos en los actos que se hacían frente al Teatro Municipal. Nuestra participación en estas protestas no era cuestionada, pues éramos vistos como aliados, por el proceso que construimos de manera unitaria, pero aun así había mucha desconfianza. El movimiento hubiera tenido otra fuerza y ​​otro escenario si los movimientos sindical, popular y estudiantil se hubieran sumado a la lucha, parando las fábricas, las escuelas y las universidades. Hicieron lo contrario. Jugaron contra el movimiento, en defensa del gobierno de Dilma, aumentando el descontento y la desconfianza con las entidades tradicionales del movimiento.

Junio ​​de 2013 abrió un proceso de luchas y movilizaciones que continuó en los años siguientes, incluso hubo una fuerte e histórica huelga del metro en 2014. ¿Cómo fue ese proceso?

Junio ​​de 2013 ya estuvo precedido por un proceso de luchas, como el paro de los obreros de la construcción civil en las obras del PAC (Programa de Aceleración del Crecimiento) del gobierno federal y el paro nacional de la educación. Posteriormente, siguió este proceso. Tuvimos la fuerte huelga de los barrenderos en Río de Janeiro, organizada desde abajo, enfrentando a la dirección burocrática del sindicato. Hubo un proceso de luchas contra la gran inversión en la Copa del Mundo, en obras faraónicas que se convirtieron en elefantes blancos algunas, y otras ni siquiera se terminaron. Estas manifestaciones también fueron reprimidas. El gobierno de Dilma aprobó la Ley Antiterrorista para aplicar a todo aquel que se movilizase, incluso haciendo uso de la Fuerza de Seguridad Nacional.

Durante este período, ustedes también realizaron una fuerte huelga en el metro.

Sí. Lanzamos la campaña ‘Queremos salario padrón FIFA’. El padrón FIFA que era ligado a la excelencia, el alto nivel y la calidad, también debería ser así con nuestros salarios. Esta campaña derivó en el paro de 2014, en vísperas del Mundialde Fútbol, y hubo una represión muy fuerte contra nosotros. Fueron cinco días de paralización. Un movimiento fuerte e histórico protagonizado por nuestro gremio. Desde el punto de vista de la agenda económica, tuvimos una gran victoria, pero el paro terminó con 63 compañeras y compañeros despedidos, que después de mucha lucha fueron reincorporados. Este enfrentamiento y osadía que tuvimos terminó dándole mucha visibilidad a nuestra lucha en la prensa. El Estadão hizo un reportaje hablando de la huelga, que en el título decía: ‘¿Quién era el hombre que amenaza la apertura de la Copa del Mundo?’, hablando de mí. Nosotros actuamos con una línea política correcta en el Sindicato de Metroviarios y esto tiene que ver con la visión política del PSTU, partido en el que milito. Incluso, uno de los columnistas de la prensa burguesa dijo: “solo el grupo del PSTU” para hacer una movilización como hicimos, que no esperaba que otra fuerza política fuese a hacer algo similar, que tal osadía solo podía venir de nosotros.

En medio de este proceso tuvimos el impeachment de Dilma y la huelga general contra Temer (MDB). ¿Cuál es tu evaluación?

Durante el segundo mandato de Dilma cayó el precio de las materias primas de exportación, creció la desindustrialización del país, se inició un proceso de cortes en los programas sociales y Dilma aplicó un estelionato electoral, ya que para ser elegida prometió no meterse con los derechos de los trabajadores, pero impuso una serie de ataques a los derechos laborales. Esto aumentó la insatisfacción popular. La burguesía y un ala de la derecha que gobernaba con el PT –Michel Temer, del MDB, era el vicepresidente de Dilma– hizo maniobras en el parlamento y aprobó el juicio político. Asume Michel Temer, pero bastante desgastado, y sólo se mantiene en el poder por el papel traidor de las centrales sindicales. Porque la huelga general de abril de 2017 pudo haber derrocado a Temer, sin embargo, las grandes centrales sindicales ligadas al PT y al PCdoB, apoyados por el PSOL, traicionaron el movimiento y buscaron canalizar el descontento y el desgaste del gobierno hacia las urnas. Con todo, en medio de esta crisis surge Bolsonaro como el ‘salvador de la patria’ y capitaliza para la ultraderecha el fuerte sentimiento anti-PT que existía, prometiendo acabar con la corrupción y desarrollar el país. Nada de esto se hizo. La corrupción y la desigualdad social se profundizaron.

Mirando por el retrovisor, ¿cuáles son los límites, avances e impactos de las Jornadas de Junio ​​hoy?

En primer lugar, me gustaría señalar que las manifestaciones de junio de 2013 fueron las más importantes que tuvieron lugar en los últimos años en el Brasil. A finales de la década de 1980, en la lucha por la redemocratización, en la que yo participé, cuando todavía vivía en Pernambuco y era presidente del Sindicato de Trabajadores de las Industrias Químicas, ocurrieron grandes manifestaciones. En términos del tamaño, de magnitud del proceso, las Jornadas de junio de 2013 fueron las manifestaciones más grandes desde entonces. El principal límite fue la ausencia de organización nacional y la aversión a cualquier tipo de organización por parte de amplios sectores, lo que dejó al movimiento sin una estrategia y una dirección que apuntase un camino para enfrentar el régimen y el sistema. Las muy pequeñas organizaciones de oposición de izquierda al gobierno no pudieron cumplir este papel. Creo que el avance fue echar por tierra el discurso de que el pueblo brasileño no se moviliza, no protesta, no sale a las calles, no lucha. Nuestra historia está marcada por el protagonismo de nuestra clase y de los sectores oprimidos. Al día de hoy, siguen existiendo los males sociales, el caos económico y social que forjaron junio de 2013. Por eso, decimos que queremos que nuevos Junios de 2013 para enfrentar a los multimillonarios, para enfrentar a cualquier gobierno que esté de rodillas ante los patrones, y apuntar un nuevo proyecto de sociedad.

¿Cuál sería ese proyecto?

Hoy estamos en el tercer gobierno de Lula (PT), donde gran parte de la clase trabajadora tiene ilusiones, ante la catástrofe que fue el gobierno de Bolsonaro. Nosotros vamos a decirle a la clase trabajadora que es necesario movilizarse para garantizar nuestras demandas. Pero nuestra tarea es presentar otro proyecto. No puede ser que nuestra tarea central sea derrotar a la ultraderecha y seguir gobernando con el Centrão. No puede ser derrotar a la ultraderecha e imponer un marco fiscal que siga garantizando las ganancias de los empresarios y el pago de los intereses de la deuda pública a los banqueros. No puede ser sacar a la derecha y mantener la Reforma de Educación Secundaria que favorece a los tiburones de la educación. Tenemos que pensar un proyecto que responda a las necesidades más sentidas por la clase trabajadora y el pueblo pobre. Para eso, habrá que enfrentarse a banqueros, multinacionales y multimillonarios. Dejar de pagar los intereses de la deuda pública para tener dinero para salud, educación, transporte y vivienda popular. Tenemos que debatir a fondo la propia sociedad en la que vivimos hoy. No queremos solo cambiar de gobierno. Queremos cambiar nuestras vidas y para eso no podemos mantener la riqueza en manos de la clase dominante. De lo contrario, solo estaremos cambiando gobiernos, uno más violento por otro menos violento, uno con discurso de odio y otro con menos discurso de odio, pero que en el fondo seguirán gobernando para la burguesía. Tenemos que apuntar a un proyecto donde las riquezas producidas quede para nosotros y no para un puñado de multimillonarios. Un proyecto de socialización de la riqueza: un proyecto socialista para el Brasil. 

Lea también, en Opinião Socialista n.° 655, 8/6/2023: Encarte Especial “10 anos do Junho de 2013”.

Artículo publicado en www.pstu.org.br

Traducción: Natalia Estrada.

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