Entre la presión del movimiento de masas y la de Trump

Por Alicia Sagra
Jordania es una monarquía constitucional, con un parlamento bicameral. El rey, Abdulhah II, posee amplios poderes. Entre ellos tiene el poder de nombrar al primer ministro y al resto del gobierno y el de disolver el parlamento. Diferentes partidos[1] compiten en las elecciones parlamentarias, pero enfrentan grandes limitaciones desde el punto de vista de las libertades democráticas, por la fuerte influencia de la monarquía. El reclamo de más libertades democráticas está siempre presente y fue uno de los componentes importantes, junto con los reclamos por el precio de alimentos y combustibles, de las grandes movilizaciones durante la “primavera árabe” (2011-2o12). Entre otras cosas esas movilizaciones exigían, al rey, la demisión del primer ministro y elecciones para elegir al sucesor. No consiguieron esas demandas democráticas, pero si obligaron al rey a disolver el gobierno y nombrar otro.
En el último año, se han dado fuertes movilizaciones, por las condiciones socio económicas, contra la corrupción, con exigencias democráticas, que han incorporado con mucha fuerza la solidaridad con Palestina y la exigencia al gobierno para que tome medidas concretas contra Israel. Estas movilizaciones, que han ido en aumento en la medida en que crecía la violencia genocida de Israel contra Gaza, han adquirido peso de masas. Frecuentemente son organizadas e impulsadas por la Hermandad Musulmana, otras organizaciones islámicas, partidos que se ubican en la izquierda, organizaciones de derechos humanos, organizaciones juveniles y activistas independientes.
Las relaciones con Israel
Jordania tiene una historia de enfrentamientos con el Estado sionista. Durante la “guerra árabe- israelí” de 1948, capturó el territorio que lleva el nombre de Cisjordania, por situarse en el lado oeste del río Jordán. Posteriormente, en 1950, Jordania anexó ese territorio y lo mantuvo hasta 1967, cuando fue ocupado por Israel en la “guerra de los seis días”.
Después de 1948, una gran cantidad de palestinos expulsados por la Nakba, fue para Jordania[2]. Hoy más de la mitad de sus 11 millones de habitantes tiene origen palestino. Esto hace que el sentimiento anti Israel, sea extremadamente sentido en el conjunto de la sociedad jordana.
Pero su gobierno, por su fuerte dependiente de EE.UU, intenta mantener un equilibrio, bastante inestable, en sus relaciones internacionales. Hasta ahora la resultante ha sido un discurso anti Israel y por los derechos palestinos, pero ninguna acción concreta, que es lo que le reclaman las movilizaciones populares.
La relación de dependencia con EE.UU
Si bien el gobierno jordano ha aumentado las relaciones económicas con Rusia y China, sigue siendo fuertemente dependiente de EE.UU, con el que tiene una alianza estratégica. Todos los años, Jordania recibe cerca de US$ 750 millones en ayuda económica de Washington y más de US$ 350 millones en ayuda militar.[3] A cambio de ello, Estados Unidos le dio al rey Abdullah II, el papel de“ pacificador” del Medio Oriente y de mediador entre Israel y Palestina.
Ahora Trump amenaza con acabar con esa ayuda[4] si no se acepta su exigencia de recibir, junto con Egipto, al conjunto de la población de Gaza, a fin de que él pueda transformar ese territorio en un gran Resort turístico internacional.
Ni el gobierno de Jordania, ni el de Egipto, pueden aceptar una propuesta de ese tipo si no quieren morir pisoteados por la ira de sus pueblos, por lo que el gobierno jordano ha declarado que no acepta y que apoya la propuesta de reconstrucción de Gaza elaborada por Egipto.
Pero …, la presión imperialista es muy fuerte. Después de su reunión con Trump, el rey Abdullah II, declaró que aceptaba la propuesta “humanitaria” del presidente norteamericano, de recibir 2 mil niños enfermos de Gaza.
Y la presión continúa… Middle East Eye[5] del 25-3-25 dice: “La Radio Husna de Jordania informó el lunes que Ayman Safadi[6] había negado la historia[7] y dijo que Jordania «se mantenía firme en su posición sobre la cuestión palestina» y rechazaba cualquier expulsión de palestinos de Gaza o Cisjordania.
Pero, cuando MEE se puso en contacto con ellos para hablar de los comentarios de Safadi en Husna Radio, ni el Ministerio de Asuntos Exteriores de Jordania ni un portavoz oficial del gobierno ofrecieron una respuesta.
MEE también solicitó comentarios al gobierno jordano antes de publicar su artículo inicial, pero no recibió respuesta. MEE informó el domingo que Jordania propuso deportar de Gaza a miembros militares y civiles de Hamas, después de haber sido informada por fuentes estadounidenses y palestinas familiarizadas con los detalles del plan.
La propuesta también exige el desarme de Hamás y otros grupos armados palestinos en el enclave, según fuentes de MEE.
Ese desarme se realizaría según un cronograma programado, que culminaría con el fin del gobierno de Hamás en Gaza y permitiría a la Autoridad Palestina tomar el control.”
Ahora el Ministro de Relaciones Exteriores niega esas declaraciones , pero evidentemente algo hubo, lo que refleja que las presiones yanquis están teniendo eco en el gobierno jordano, o en sectores del mismo.
Todo el apoyo a las exigencias de las movilizaciones jordanas
Con justa razón, el pueblo jordano exige que se pase de las palabras a los hechos. La ubicación geográfica de Jordania (tiene fronteras comunes con Israel y Palestina), le darían un papel privilegiado en el apoyo logístico a Palestina, para el envío de armas y apoyo militar. Eso es lo que están exigiendo las movilizaciones populares. Eso no se conseguirá hasta tanto esas movilizaciones no se orienten a derrumbar ese gobierno reaccionario del rey Abdullah II, que insiste en que apoya los derechos palestinos, pero que su objetivo es trabajar por la paz en el Medio Oriente. Paz imposible mientras exista el Estado nazi fascista de Israel.
La liberación de Palestina y de todos los pueblos de la región, pasa por acabar con el estado sionista, reemplazándolo por un Estado Palestino Único Laico Democrático y No racista, donde puedan retornar los expulsados por la Nakba y donde puedan convivir todas las religiones y los que no tengan ninguna religión.
Para avanzar en ese objetivo, es necesaria una nueva “primavera árabe” en Jordania y en todos los países de la región, donde las masas se movilizan en apoyo a Palestina y donde sus regímenes sólo hacen declaraciones contra Israel, sin tomar ninguna medida concreta.
[1] Existen un gran número de pequeños partidos, islámicos, nacionalistas, algunos de origen sirio, como el Baaz Progresista o el Baaz Socialista. Entre los más antiguos están: El Partido Nacionalista que defiende una política económica liberal y la modernización del país y el Partido de la Acción Islámica: brazo político de la Hermandad Musulmana, islámico, con reivindicaciones socio económicas.
[2] En 1970, se dio un enfrentamiento entre el ejército jordano y la OLP, conocido como “setiembre negro”, que trataremos en otro artículo.
[3] UOL, 25-2-2025
[4] Igual presión recibe Egipto
[5] Middle East Eye (MEE) es un sitio web y canal de medios con sede en el Reino Unido que se centra principalmente en noticias relacionadas con Medio Oriente, el norte de África ..
[6] Ministro de relaciones exteriores de Jordania.
[7] Se refiere a un artículo de MEE, cuyo título era: Jordania propone exiliar a 3.000 miembros de Hamás de Gaza para poner fin a la guerra de Israel