Lun Jun 17, 2024
17 junio, 2024

En las mentiras sobre el comunismo es donde se encuentran la extrema derecha y el estalinismo

Según una encuesta reciente del Ipec, 44% de la población brasileña cree que el país podría tornarse comunista. Si bien la encuesta no detalla qué entienden estas personas por comunismo, dado el contexto actual, es claro que se trata de un sector influenciado de alguna manera por las ideas de la ultraderecha.

Por:  Júlio Anselmo

Esta corriente ideológica, basada en muchas noticias falsas y tergiversación de los hechos, afirma que la elección de Lula llevaría el país al «peligro del comunismo». Además, argumenta que todas las desgracias del mundo son culpa del comunismo, por lo que este debería ser combatido.

Pero no es solo a Lula a quien la ultraderecha llama comunista. Grandes capitalistas como George Soros, la Red Globo e incluso el presidente estadounidense Joe Biden son “representantes del comunismo”. Es decir, según la teoría de la ultraderecha, estaríamos viviendo una curiosa realidad donde los capitalistas que controlan absolutamente todo, desde las grandes empresas y los bancos hasta el Estado y los gobiernos, serían todos “comunistas”.

Son los multimillonarios, los gobiernos y los grandes empresarios los mayores responsables del caos social que vive el pueblo. Y, al contrario de lo que dice la ultraderecha, ellos son los principales agentes del capitalismo. El comunismo no tiene nada que ver con eso.

Tampoco Lula es comunista o quiere transformar el Brasil en un país comunista. Lula, en realidad, hace un gobierno para administrar el capitalismo con amplias alianzas, reuniendo a varios sectores burgueses, comenzando por su vice Alckmin y varios de sus ministros.

Lula no tiene ningún interés en enfrentar el capitalismo. Por el contrario, defiende medidas para profundizar el capitalismo brasileño subordinado a los países ricos, garantizando las ganancias de los multimillonarios. Por eso es el propio Haddad, del PT, el responsable por conducir la política económica con un ajuste fiscal que se anunciará en breve.

La crisis social en el Brasil ha ido en aumento, no por el supuesto comunismo de Lula. Sino más bien por qué Lula optó por seguir manteniendo y profundizando el capitalismo brasileño.

Partidos Comunistas: Estado y restauración capitalista

Pero ¿cómo logra la ultraderecha convencer a una parte de la población brasileña de que Lula puede hacer que el país sea comunista? ¿Cómo prolifera el miedo y el rechazo a ese supuesto comunismo?

Se comprende mejor cuando vemos a diversos sectores de la izquierda defender dictaduras capitalistas como China, Cuba o Nicaragua, e identificarlas como “comunistas” o “socialistas”.

El punto de encuentro entre la idea que vende la ultraderecha y esos sectores de la izquierda, generalmente organizaciones estalinistas, tiene que ver justamente con el grado de participación o intervención de Estado en la economía y en la sociedad. Para los ultraderechistas, todos aquellos que defienden algún tipo de intervención del Estado en la economía o en asuntos considerados de la vida “privada” serían comunistas. Por eso, se tacha de “comunistas” a varios capitalistas que defienden una política económica más intervencionista, aunque defiendan la intervención del Estado justamente para intentar salvar el propio capitalismo.

Así, países como China, Cuba y Venezuela serían comunistas. Vale la pena recordar, sin embargo, que la intervención y la presencia del Estado en la economía siempre ha sido una necesidad del propio capitalismo. Basta con mirar la montaña de dinero que los gobiernos de Europa y Estados Unidos vertieron en los bancos para tratar de salvarlos de la crisis económica de 2008.

Incluso los países donde ha habido revoluciones socialistas victoriosas y la burguesía fue expropiada, como China, Cuba y Corea del Norte, hoy son capitalistas. La restauración del capitalismo ocurrió por las propias manos de los dirigentes y burócratas de los partidos comunistas locales. Actualmente, estos dirigentes son burgueses y disfrutan de la riqueza que producen los trabajadores.

A diferencia de lo ocurrido en la Unión Soviética, en la década de 1980 los gobiernos de Cuba, China y Corea del Norte se mantuvieron en el poder y administraron un capitalismo salvaje en sus fronteras. Combinan una fuerte presencia estatal con una enorme sobreexplotación y opresión de sus trabajadores.

Comunismo y sociedad sin clases y sin opresores

El comunismo no es nada de lo que predican la ultraderecha y los estalinistas. El establecimiento de una sociedad comunista es la creación de un orden socioeconómico estructurado bajo las ideas de igualdad, propiedad común de los medios de producción y ausencia de clases sociales y del Estado.

Es otra forma de organización de la sociedad, donde se acabaría con la explotación y opresión de los trabajadores y del pueblo por parte de un puñado de multimillonarios dueños de fábricas, grandes empresas, tierras y bancos, que garantizan sus altísimas ganancias mientras la mayoría del pueblo no tiene derecho a nada. Para alcanzar el comunismo y el socialismo, los trabajadores deben tomar el poder, destruyendo ese Estado dominado por los ricos, expropiando a los capitalistas y poniendo la producción y la riqueza de la sociedad al servicio de todos los trabajadores.

Artículo publicado en www.pstu.org.br, 30/3/2023.-

Traducción: Natalia Estrada.

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