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Brasil

Derrotar las amenazas golpistas de Bolsonaro con movilización y autodefensa, construyendo una salida independiente de los trabajadores

agosto 10, 2022

El 11 de agosto y el 10 de septiembre, saldremos a las calles para combatir las amenazas golpistas de Bolsonaro. Defendemos la unidad en la acción en las calles y movilizaciones con todos los sectores que estén por la defensa de las libertades democráticas y contra la violencia política de la extrema derecha, así como cualquier intento golpista de Bolsonaro. 

Por: Redacción PSTU-Brasil

Pero la unidad en la acción, en las manifestaciones en defensa de las libertades democráticas, no significa abdicar ni por un segundo de la independencia de la clase trabajadora, que no puede seguir la estela de sectores de la burguesía y del imperialismo, y mucho menos avalar la defensa del Estado capitalista, la “democracia de los ricos” y la superexplotación de los trabajadores.

La clase trabajadora necesita entrar en acción, con independencia de clase. Solo los trabajadores organizados, movilizados y con autodefensa pueden derrotar hasta el final cualquier tipo de movimiento golpista. Es nuestra obligación llevar esta discusión a las asambleas de todos los gremios, defender la participación en las movilizaciones callejeras, explicar que la clase trabajadora debe ser la vanguardia de esta lucha y del porqué solo con independencia política es posible garantizar hasta el final las libertades democráticas. La unidad de acción que pueda existir en las calles con sectores burgueses contrarios a un golpe no puede llevarnos a ninguna alianza política o confianza en la patronal.

Las entidades de la clase trabajadora deben estar al frente de esta lucha. Serán los trabajadores los que más sufrirán las consecuencias de un golpe, con el fin de la libertad de expresión, de la libre organización y del derecho de huelga.

No es prudente descartar una iniciativa golpista de Bolsonaro, aunque no haya condiciones hoy para que un golpe salga victorioso y se consolide. Tanto el imperialismo norteamericano en la figura de Joe Biden como los sectores de la burguesía en el Brasil no defienden el golpe. Además, la clase obrera y la mayoría del pueblo están en la oposición al gobierno.

Pero Bolsonaro está desesperado por miedo a ser arrestado cuando pierda el cargo. Puede, entonces, insuflar una agitación de sus bases, con fuerte presencia de sectores armados, hacia la violencia política en las elecciones y en caso de derrota, intentar un golpe copiando lo que hizo Trump en el Capitolio de los Estados Unidos.

Prueba de ello es su intento de convertir el 7 de Setiembre en una mezcla de amenaza golpista y acto de campaña. Intenta convertir un desfile militar en su apoyo y quiere promover una movilización de sus seguidores.

Por todo esto, es necesario pautar en las asambleas de todos los gremios la discusión sobre el proyecto autoritario de Bolsonaro y sobre la importancia de construir fuertes movilizaciones el 11 de agosto y el 10 de septiembre y de su participación con independencia política de clase.

La conciliación no es salida. Los trabajadores no pueden firmar carta en defensa del Estado burgués

Gran repercusión tuvo la “Carta por la Democracia”, organizada por profesores de la USP [Universidad de San Pablo], que contó con la adhesión de la intelectualidad, del mundo jurídico y de gran parte del empresariado. También se lanza ahora una carta de la Fiesp (Federación de Industrias de São Paulo) y de la Febraban (Federación de banqueros), que reúne a pesos pesados ​​de la burguesía brasileña.

La carta está firmada y apoyada por algunos sectores burgueses que eran bolsonaristas hasta ayer, y por sectores burgueses que hoy están en contra de un golpe pero que defienden la imposición de un nuevo nivel de explotación a los trabajadores, garantizando y defendiendo las ganancias de sus grandes empresas.

Necesitamos unidad en la acción, en la calle y en la lucha, para derrotar las amenazas golpistas de Bolsonaro. Pero los trabajadores no deben hacer esto confiando en un programa con la burguesía. Es un error que las centrales sindicales adhieran a esta carta que tiene el programa del empresariado que está haciendo de todo para quitar derechos laborales, bajar salarios y atacar a los trabajadores.

A pesar de que la carta es de esos sectores burgueses que están en contra del golpe, por sus intereses capitalistas y por la magnitud de la crisis del sistema, nada garantiza que mañana no cambien de posición.

Hoy están en contra porque un golpe puede significar inestabilidad y pérdidas. Si fuera al revés, serían los primeros en batir continencia al alocado capitán, como de alguna manera lo hicieron en 2018. No se puede confiar en que defiendan las libertades democráticas hasta el final. De hecho, no les molesta que el bolsonarismo siga existiendo y pueda ser un as en la manga para enfrentar la lucha de la clase trabajadora contra la crisis social.

Estamos en contra de cualquier cierre de régimen. Una dictadura es mucho peor que una democracia de ricos para la organización y la lucha de los trabajadores. Por eso somos defensores incansables de las libertades democráticas. Pero no podemos pactar con la mentira de que vivimos en una “democracia para todos”, cuando en realidad vivimos en una democracia para los ricos.

Afirmar que la salida contra las amenazas de Bolsonaro es el “Estado Democrático de Derecho”, que incluye el mantenimiento de la propiedad capitalista, el sistema de explotación y opresión y el arreglo social actual, es defender el capitalismo. La carta incluso menciona las desigualdades sociales que existen en el Brasil. Pero creer que basta con apoyar el actual régimen político para que esto se resuelva no nos lleva a ninguna parte. Después de todo, ¿por qué, más de 30 años después del fin de la dictadura militar, necesitamos luchar nuevamente contra las amenazas golpistas de los militares? ¿Por qué, después de tanta lucha del pueblo brasileño, aún quedan las llagas del autoritarismo, de la desigualdad social, de la miseria y la pobreza?

La respuesta es que el capitalismo brasileño se mantuvo intacto, y siguió al servicio de las ganancias de la burguesía, sin resolver los principales problemas del país, mientras que para el pueblo es hambre, miseria, represión y violencia.

El PT defiende que la clase trabajadora capitule a la burguesía y el imperialismo. Saludan la carta sin criticar e incluso minimizan los peligros de las amenazas golpistas. Lula dijo que confía en las Fuerzas Armadas, convirtiéndose en garante de las instituciones, del imperialismo y de los sectores burgueses. No solo juega un papel desmovilizador, sino que también es responsable por llamar a los trabajadores a confiar cada vez más en la burguesía. Está buscando expandir cada vez más su alianza con los ricos y poderosos, no solo con Alckmin, sino incluso buscando a bolsonaristas como Luciano Bivar. Se vieron obligados a convocar movilizaciones, pero, al decir que la gran arma contra el golpismo es la elección de Lula, esconden que la extrema derecha lamentablemente vino para quedarse.

Fortalecer una alternativa revolucionaria y socialista contra Bolsonaro, la ultraderecha y los que se alían con los ricos

La ultraderecha es un ala de la burguesía mundial que no ve problemas en atacar el régimen democrático burgués para imponer un mayor nivel de explotación, barbarie y opresión en nombre del mantenimiento del sistema y de sus ganancias. Son un fenómeno mundial, producto de la crisis que demuestra el nivel de degradación alcanzado por el capitalismo.

Derrotar esta ultraderecha es fundamental y la única forma de hacerlo es derrotar el sistema que la creó. El programa capaz de hacer esto, que se les opone, no es el de amplias alianzas con la burguesía sino el programa socialista, obrero y revolucionario.

En esta batalla contra Bolsonaro, es de vida o muerte para los trabajadores fortalecer una alternativa propia, de clase, con independencia y que tenga un programa que ataque los intereses de los capitalistas. Sin eso, ni derrotar a la ultraderecha es realmente posible.

Es erróneo apoyar a Lula en la primera vuelta precisamente porque eso es sucumbir a las alianzas con la burguesía que impiden y retrasan el avance en la conciencia y en la organización de los trabajadores. El proyecto de Lula y el PT terminará por fortalecer justamente a la ultraderecha. Tomemos el ejemplo de Italia, donde nuevos grupos de ultraderecha han ido ganando fuerza tras sucesivos gobiernos de coalición entre la ultraderecha, la derecha tradicional y un partido de izquierda.

Dominación: las diferentes caras de la burguesía imperialista

El gobierno de Biden se opuso a las amenazas golpistas. Esto contribuyó a desplazar una parte importante del empresariado brasileño, que obedece a sus verdaderos jefes, hacia una posición abiertamente contraria al golpe.

Como prueba la historia, tanto la burguesía estadounidense como la brasileña no están muy comprometidas con ninguna democracia. Después de todo, ambos fueron responsables del golpe de 1964.

Que el actual gobierno de EE. UU. esté en este momento en contra de un golpe, o en contra de acabar abiertamente con las libertades democráticas, dice más sobre la falta de necesidad que ve para esto hoy que de hecho un compromiso con las libertades y los derechos democráticos del pueblo. No tendría sentido quemar esta carta, que puede ser usada más adelante por el imperialismo.

De hecho, el imperialismo tiene muchas caras, divisiones y luchas entre los diferentes sectores. Está la ultraderecha en la cual Trump sigue siendo su máxima expresión y que, incluso tras la derrota electoral, sigue teniendo un papel importante en la política del país. Basta mirar las recientes encuestas y la impopularidad de Biden.

A pesar de las diferencias entre los gobiernos imperialistas, es decir, de la forma de dominación en un dado momento, lo cierto es que la línea que separa a la burguesía imperialista de la reacción democrática, o reacción autoritaria, es bastante delgada. Y los intereses imperialistas siguen siendo explotar, oprimir y someter a los pueblos, aun cuando, por fuerza de las circunstancias, denuncian una amenaza golpista reaccionaria, como en el caso de Bolsonaro.

Artículo publicado en www.pstu.org.br, 5/8/2022.-

Traducción: Natalia Estrada.

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