De venas abiertas: ¿Brasil es un país independiente?

Sin la ruptura con el imperialismo no hay una verdadera independencia.
Por: PSTU – Brasil
El día 7 de setiembre, día de la independencia, hay siempre desfiles militares, ceremonias solemnes y declaraciones de políticos mentirosos diciendo que nuestro país es independiente. Pero, ¿Brasil es independiente en los hechos?
La verdad es que Brasil nunca fue tan dependiente. Hoy, cerca de 60% de las empresas brasileñas están en manos de extranjeros. Con la crisis eso va a aumentar aún más.
Es solo andar por las calles o abrir una revista o un portal en internet para ver cuánto las multinacionales dominan en nuestra economía. Las empresas extranjeras dominan la industria automovilística, de alimentos y bebidas, de electro-electrónicos, farmacéutica, la industria digital, las petroquímicas, las telecomunicaciones. Hoy, están presentes hasta en la construcción civil, en la agroindustria, en el comercio minorista y hasta en la enseñanza superior privada.
Beneficiadas por los gobiernos de turno, estas empresas vienen al Brasil y se aprovechan de los bajos salarios pagados a los trabajadores. De ahí el origen de sus ganancias estratosféricas, que no son reinvertidas en la producción en el Brasil. Las ganancias de las multinacionales van, todas, para afuera del país y solo engordan el bolsillo de los dueños de las empresas. Entre 2013 y 2014, las empresas multinacionales remitieron al exterior US$ 52.3 mil millones.
La sangría de la deuda
¿Cómo hablar de independencia si la mitad de todo lo que el país recauda es entregado a los bancos nacionales y extranjeros? Este año, el gobierno va a entregar casi 48% del presupuesto para el pago de la deuda pública, o casi R$ 15 billones (US$ 4.68 billones). Es como si un trabajador fuese obligado a entregar a un banco la mitad de todo lo que gana, todos los meses. Una historia que se repitió en todos los casi 13 años de gobierno petista. Y lo peor es que, cuanto más se pagó, mayor se hizo la deuda. Datos del Tesoro Nacional muestran que en 20 años la deuda pública federal tuvo un crecimiento real de 414.1%.
Como si no bastase, el gobierno Temer, ahora, va a aprobar la Enmienda Constitucional 241 que va a congelar el presupuesto de la salud, de la educación y de los transportes ¡por 20 años! Todo eso para garantizar el pago de la deuda a los verdugos internacionales.
PT y PSDB privatizaron como nunca
El control de las multinacionales sobre nuestro país va a aumentar aún más. La desnacionalización que nuestra economía sufre desde los gobiernos de Collor, pasando por FHC, Lula y Dilma, se expresó, principalmente, en la privatización de sectores estratégicos de la economía y en la adquisición de gran parte de la industria nacional por el capital extranjero. Un ejemplo fue la privatización parcial de Petrobras. Hoy, 53% del capital total de la petrolera ya tiene dueños privados. La mayoría es de extranjeros: Bank of New York Mellon, BNP, Gap, Credit Suisse, Citibank, HSBC, J. P. Morgan, Santander, BlackRock. Todos grandes bancos de EEUU y de Europa.
Ahora Temer quiere vender el pre-sal a las multinacionales. Un proyecto de ley de autoría del senador José Serra (PSDB), que entrega el pre-sal al capital extranjero, ya fue aprobado en el Senado, en febrero, con el sorprendente apoyo de Dilma Rousseff, del PT. Ahora, el proyecto tramita en la Cámara de los Diputados.
Luchar por una segunda independencia
Hace mucho tiempo que la burguesía brasileña se rindió al capital multinacional y perdió su independencia. Hoy, ella es socia menor y gerente de los negocios multinacionales en el Brasil.
Por muchos años se difundió en el Brasil la historia de que no es posible romper con el imperialismo, pues eso resultaría en un aislamiento del país, y que eso llevaría a la fuga de los inversionistas, etc. Este argumento acompañó la implementación del neoliberalismo en los años ’90 y fue asumido por el PT y por sus gobiernos. Para ellos ruptura sería una opción irrealista y, por eso, mantuvieron la dependencia del Brasil frente al capitalismo mundial y al imperialismo.
Sin embargo, si Brasil, que es la mayor economía de América Latina, rompiese con el imperialismo, no habría ningún aislamiento sino una ola de apoyo de los trabajadores y de la juventud de todo el mundo. Si Brasil rompiese con el imperialismo podría convocar a un frente de todos los países que se dispongan a parar de pagar la deuda y la reestatización de las empresas privatizadas. Quien quedaría aislado, en esa historia, serían los banqueros y los gobiernos imperialistas, que tendrían sus negocios perjudicados.
Esta cháchara de que es imposible romper con el imperialismo es igual al argumento utilizado por los rompehuelgas. Cuando quieren impedir que los trabajadores enfrenten a los patrones, dicen que la huelga puede perjudicarlos, provocando represalias del patrón. Sin embargo, sabemos que sin huelga, sin el enfrentamiento con los patrones, no habrá conquistas ni aumento de salarios.
Solamente la ruptura con el imperialismo y el fin del pago de las deudas permitirán que el país tenga condiciones de invertir en todo aquello que es necesario para mejorar la vida de los trabajadores, como salud, educación, transportes, vivienda y reforma agraria. Solo la ruptura nos dará una verdadera independencia.
Traducción: Laura Sánchez.