El proyecto de reforma de la previsión votado en el primer turno por los diputados es indignante. Es un ataque sin precedentes a la clase trabajadora y a los pobres de este país. Es crueldad y la verdadera cara de este sistema capitalista, que no consigue garantizar ni empleo para la mayoría.
De: Opinião Socialista n. 574
Da asco la campaña mentirosa del gobierno, de los diputados, de los grandes empresarios, banqueros, y de todos los medios sobre que la reforma “ataca privilegios” cuando quita más de 800.000 millones de reales del bolsillo de quien forma parte del Instituto Nacional del Seguro Social (INSS) para privilegiar a banqueros.
Pero da indignación también ver la pasividad ante la votación y el discurso de supuestas “victorias conquistadas en la Cámara de los Diputados”, por parte de la oposición parlamentaria y de las cúpulas de las centrales sindicales (excepto la CSP-Conlutas). Algunas “victorias” más como estas y estaremos todos muertos.
El mayor problema es si la clase trabajadora luchó como podía contra la reforma y salió más fuerte, más indignada, más organizada después de la lucha. Muchas veces perdemos económicamente una lucha, pero salimos más expertos, más conscientes, más organizados. La votación en el primer turno de la reforma fue una derrota, la pérdida de una batalla, aunque no de la guerra. Pero el mayor problema no es la pérdida económica ni de la batalla en sí, pues, a veces, eso genera más indignación, otras hasta más organización. Cuando se hizo todo lo que se podía, toda la lucha posible, como mínimo la moral es alta. El problema es que las direcciones (partidos de oposición parlamentaria y cúpulas de las centrales vinculadas a tales partidos) no actuaron con la prioridad de construir la lucha, porque priorizan la acción institucional y las negociaciones en el Congreso, con Rodrigo Maia y el “centrón” [partidos de centro].
La conducta de las direcciones del PT, PCdoB. PDT, PSB, Solidariedade, así como de las cúpulas de las principales centrales fue traidora. Frenaron la continuidad de la lucha después de las manifestaciones del 15 y el 30 de mayo y la huelga del 14 de junio, dejando que fuese votada en el primer turno en el Congreso sin el pueblo en las calles. Un tipo de conducta que no solo impide al movimiento ir hacia delante como puede generar desmoralización.
La prioridad de esos partidos es la mera disputa electoral: capitalizar el desgaste del gobierno y construir un frente con participación de la burguesía para las elecciones. No es tirar abajo el proyecto capitalista de los banqueros, del gobierno y del Congreso. La diferencia del proyecto de la previsión entre ellos y Maia/Bolsonaro es más de grado que de contenido. En realidad, creen necesaria una reforma que quite derechos de los trabajadores. Por eso, la prioridad no es la lucha directa de la clase ni ayudar al desarrollo de su conciencia y organización para derrotar este sistema capitalista.
Después de la aprobación en el primer turno y de la campaña del gobierno, el gobernador de Bahia, Rui Costa (PT), declaró a la prensa que “no tiene ningún trauma” en el posible aumento de la edad mínima de la jubilación para los empleados públicos, propuesto por la reforma. Los gobernadores del PT, PCdoB, PDT, PSB están negociando la reforma con Rodrigo Maia y con el gobierno desde el inicio del año.
Mientras gobernadores de la oposición negociaban la reforma por debajo del telón (o ni siquiera tan escondidos así), la oposición se opone a la reforma en el parlamento sin contestar a los gobernadores y las centrales movilizan menos de lo que pueden. Dejan andar las cosas pero quieren quedar bien en la foto con la burguesía y con el pueblo.
Paulinho de la Força Sindical y del Partido Solidariedade (donde 13 de los 14 diputados votaron a favor de la reforma), divulgó un video diciendo que su partido “cumplió su función, que era intentar mejorar aquella propuesta que el gobierno Bolsonaro mandó para el Congreso”. Paulinho siempre fue un obstáculo para la construcción de la huelga general, y quiere contar la fábula de que tuvo grandes conquistas en la reforma, cuando la clase trabajadora está siendo robada.
Ni el PSOL, que surgió de la ruptura con el PT cuando Lula hizo la reforma de la previsión en 2003, escapa de ese script. El partido no denuncia a los gobernadores y también reivindica “conquistas” de la oposición en la Cámara. La economista Laura Carvalho, que asesoró al candidato del PSOL a la presidencia, Guilherme Boulos, afirmó que los problemas de la reforma fueron excluidos del texto: la capitalización, aumento de la edad mínima de contribución, y alteración del BPC [Beneficio de Prestación Continuada]. “Los tres puntos fueron excluidos del texto, de modo que a pesar de lo que sugiere la tabla de aprobación, no fue un 7 a 1 en la izquierda. Muy por el contrario”, afirmó en su twitter[1].
Ahora, ¿en qué país vive esta mujer? ¿Cree poco que los trabajadores del Instituto Nacional del Seguro Social (INSS) solo puedan jubilarse con el salario integral con 40 años de contribución, y 62 o 65 años de edad? ¿Qué sea confiscado entre 30 y 40% del valor de la jubilación de quien gana de dos salarios mínimos en adelante? ¿Cree poco la confiscación de la pensión por muerte de las viudas y el corte en el BPC para algunos millones de personas? ¿Cree en el discurso liberal de que la reforma es necesaria, para “entrar en el presupuesto”?
Frente al gobierno Bolsonaro y sus ataques debemos hacer de todo para intentar construir la unidad para luchar, siempre que cualquier sector esté dispuesto a luchar. Pero, es evidente que es imprescindible para la clase trabajadora construir una nueva dirección, capaz de enfrentar el sistema y dispuesta a luchar por una nueva sociedad. Sin eso, hasta las luchas contra los ataques evidentes y violentos como este no son respondidos a la altura.
Notas:
[1] El “7 a 1” se refiere al partido que Brasil perdió frente a Alemania en la Copa del Mundo de 2014, en el Brasil, y que lo dejó afuera de la disputa por el campeonato, ndt.
Artículo publicado en www.pstu.org.br, 18/7/2019.-
Traducción: Natalia Estrada.