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29 marzo, 2024

Brasil | Por qué no es posible un frente electoral con el PCB

Hay una polarización electoral alrededor de Lula y Bolsonaro. La precandidatura de Vera, obrera, negra y socialista, por el PSTU y el Polo Socialista y Revolucionario, pretende ser una alternativa de izquierda contra Bolsonaro, y también contra la conciliación de clases de Lula y Alckmin.

Por: Eduardo Almeida

Sin embargo, también hay otras precandidaturas de izquierda, como las del PCB y la UP. Y muchos activistas se preguntan: ¿cuáles son las diferencias entre estas precandidaturas y por qué no se unificaron en un frente de izquierda?

Esta es una pregunta legítima, formulada por activistas que respetamos. En este artículo nos enfocaremos más en el tema del PCB, dejando la candidatura de la UP para otro artículo.

Sobre las diferencias entre las luchas directas y las elecciones

Hay una diferencia fundamental entre la necesidad de la unidad en las luchas directas de los trabajadores y un frente electoral.

En las huelgas, en las movilizaciones contra la burguesía y los gobiernos, muchas veces se necesita la más amplia unidad para posibilitar más chances de victoria. Por ejemplo, defendemos la unidad de acción más amplia para las movilizaciones por el Fuera Bolsonaro.

En el caso de las elecciones es muy diferente. Esto se explica en primer lugar por la definición marxista de que no hay posibilidad de llegar al socialismo por la vía electoral, sino por la vía revolucionaria. En la concepción leninista, las elecciones son para que presentemos nuestro programa revolucionario. En este caso, predomina la necesidad de que los revolucionarios presenten sus propios programas, y no la unidad de los distintos sectores.

Esto no tiene nada que ver con el sectarismo, como interpretan algunos activistas, sino por existe esa diferencia cualitativa entre las luchas directas y las elecciones. Y cuando hay diferencias programáticas fundamentales, muchas veces no es posible componer frentes electorales. A veces, por problemas tácticos, estos frentes son posibles. Pero este no es el caso con respecto al PC, en este momento.

¿Es la defensa de la independencia de clase un principio? ¿O es simplemente una táctica provisoria?

Existe un acuerdo importante entre las precandidaturas de Vera del PSTU y del Polo, y la de Sofia Manzano, del PC. Ambas se oponen a la candidatura Lula-Alckmin, que expresa una propuesta gubernamental de colaboración de clases con la gran burguesía nacional y multinacional.

Sin embargo, este acuerdo tiene límites explícitos. Para nosotros, la independencia política de los trabajadores en relación con la burguesía es un principio, muy importante para orientar toda nuestra acción política. Para el PC, no es así.

Esto se manifiesta en tres temas, que a menudo los activistas pasan por alto. Primero, el pasado. El PC apoyó el gobierno burgués de João Goulart en 1963 y 1964, impidiendo que la clase obrera jugara un papel independiente frente a este gobierno y desarmando la reacción de las masas al golpe militar.

El PC apoyó directamente el primer gobierno de Lula, entre 2002 y 2005. En ese gobierno, Lula tuvo como vicepresidente a José Alencar, propietario de Coteminas, una de las mayores industrias textiles del país. El PC mantuvo su apoyo al gobierno del PT, incluso después de la crisis política provocada por la reforma previsional en 2003. Este episodio derivó en un enfrentamiento con los empleados públicos y la expulsión de tres parlamentarios que votaron en contra de esta reforma, lo que llevó a la fundación del PSOL en 2004. Recién en 2005 el PC dejó de apoyar el gobierno del PT.

Tanto el apoyo al gobierno de João Goulart como a Lula se basaron en la matriz ideológica del estalinismo, que introdujo en el movimiento obrero la estrategia de los “frentes populares”, es decir, la alianza con “burguesías progresistas”.

Ahora, el PC lanza una precandidatura manifestándose en contra de la alianza del PT con la burguesía, sin decir nada sobre el apoyo que le dio a un gobierno similar en 2002. Es porque la fórmula Lula-Alckmin está más a la derecha que el gobierno de 2002? Definitivamente, está más a la derecha. Pero eso no cambia el carácter de clase burgués del primer gobierno de Lula. Esto solo se justifica si la independencia de clase no es un principio sino una política táctica.

Algunos activistas pueden pensar que esto es un problema del pasado. No nos lo parece. En una reciente entrevista a Breno Altman, el 21 de febrero, Jones Manoel, una de las principales figuras públicas del PC, declaró que “en ningún momento el partido anunció que se opondría a un futuro gobierno petista ”.

Creemos que un posible gobierno de Lula-Alckmin será un gobierno burgués, que aplicará planes neoliberales contra los trabajadores. No tenemos ninguna duda de que, en caso de victoria electoral del PT, seremos opositores a su gobierno. Por lo tanto, no solo estamos hablando del pasado, sino también del futuro.

Las posiciones internacionales del PC son, en muchos casos, opuestas a las nuestras

A menudo, comprobar las posiciones internacionales de los partidos permite a los activistas identificar sus estrategias. Así, se puede ver en la historia lo que defienden frente a situaciones más avanzadas de lucha entre revolución y contrarrevolución. Esto ayuda a comprender qué harían estos partidos a nivel nacional en una situación similar.

Hoy en día, en la política internacional entre nosotros y el PC hay diferencias mucho mayores que a nivel nacional. Primero, sobre Ucrania. El PC y el PCdoB en el Brasil defienden la invasión de Ucrania por parte de Putin. Nosotros defendemos la resistencia ucraniana contra la invasión rusa. Apoyamos directamente a los sindicatos obreros que forman parte de esta lucha en Ucrania.

El PC defiende su posición con los mismos argumentos que el estalinismo en nivel mundial. Dicen que es una “lucha de Putin contra el imperialismo y la OTAN”. Si Putin estuviera luchando contra el imperialismo, estaríamos de su lado. Pero, la verdad, está invadiendo un país semicolonial, mucho más débil, destruyendo hogares y matando a trabajadores ucranianos, tal como lo hizo el zarismo en el pasado.

Con esta invasión, Putin en realidad está fortaleciendo al imperialismo en Ucrania y, en nivel mundial, en la conciencia de los trabajadores.

Las guerras nunca se ganan ni son derrotadas solo por el número de armas y por las tácticas militares. La conciencia de las masas en lucha, ya sea que se defiendan o ataquen, tiene un enorme valor político y militar. En este momento, los trabajadores en Ucrania están sufriendo directamente la invasión de Putin y ven las declaraciones de Biden contra esta agresión rusa. ¿Ustedes creen que la invasión de Ucrania ayudó a avanzar la conciencia antiimperialista de las masas ucranianas o la hizo retroceder brutalmente?

Alemania acaba de decidir, con un amplio apoyo de masas, triplicar sus fuerzas armadas por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. ¿Con la invasión rusa , ha avanzado o retrocedido la conciencia de las masas europeas en relación con sus propios imperialismos?

Suecia y Finlandia solicitaron el ingreso en la OTAN después de la invasión rusa, también con apoyo de masas.

El fortalecimiento político del imperialismo por las acciones de Putin es innegable. Biden y la OTAN están ganando apoyo entre los trabajadores del mundo por “defender un país oprimido” cuando en realidad están haciendo lo contrario, cínicamente, en todo el planeta. El gobierno de Biden, aliado de Israel en el genocidio del pueblo palestino, está siendo visto por las masas del mundo como un defensor de un país oprimido por culpa de la acción criminal de Putin.

El PC también argumenta que Putin “lucha contra los nazis en Ucrania”. De hecho, es Putin quien cuenta con el apoyo de la extrema derecha en todo el mundo, incluidos Bolsonaro, Trump, Orban (Hungría) y Le Pen (Francia).

De hecho, hay grupos fascistas en Ucrania, como el batallón Azov. También los hay en Rusia, como el batallón Wagner, implicados en la guerra de Ucrania y apoyados directamente por Putin.

No tenemos ninguna ilusión en Zelensky ni en el Estado ucraniano. Es un gobierno burgués en un Estado burgués. Apoyamos la lucha de los sindicatos ucranianos contra la reforma laboral que está implementando este gobierno. Pero Putin es un gobierno bonapartista, en el poder desde hace 23 años. Recientemente, cambió la Constitución para quedarse hasta 2036. Está atacando al Estado ucraniano, con serias características autoritarias por ser burgués, pero que, al menos, tiene elecciones periódicas (Zelensky fue elegido en 2019), a diferencia de Rusia. Solo la farsa estalinista puede defender al “demócrata Putin contra el nazismo ucraniano”.

De hecho, el PC apoya la agresión rusa, como gran parte del estalinismo en todo el mundo, porque considera al gobierno de Putin, así como a China, como “progresivos”.

Ignoran que estos gobiernos están dirigidos por grandes burguesías, surgidas de los aparatos de Estado. Estas burguesías no tienen nada de “antiimperialistas”, como dice la farsa estalinista. Putin fue el principal agente de la entrada de las grandes multinacionales imperialistas en Rusia. Y el Estado chino se asoció a las multinacionales imperialistas para la restauración del capitalismo. El conflicto que ahora existe entre Estados Unidos y China no tiene nada de “antiimperialismo chino”, sino de disputas entre grandes empresas, ambas enemigas de los trabajadores.

En Cuba también también se expresan diferencias abismales. Nosotros defendemos a la juventud y a los trabajadores cubanos que el 11 de julio salieron a las calles para protestar por las consecuencias sociales del durísimo plan neoliberal impuesto por el gobierno de Díaz-Canel. En Cuba, como en China, una nueva burguesía surgió del aparato de Estado y restauró el capitalismo en la isla.

Pero el PC, así como el estalinismo mundial, cree que todos los que protestan contra los “gobiernos progresistas” de Cuba, China, Venezuela, Nicaragua, Siria son “agentes del imperialismo”.

Por ello, el PC apoyó la represión contra el pueblo cubano, incluyendo la condena de jóvenes menores de edad a años y años de prisión por el único delito de participar en estas manifestaciones callejeras. Por eso, Jones Manoel, su máxima figura pública, apoyó la masacre de 500.000 sirios por la dictadura del burgués genocida Assad, el asesinato de 400 personas por la dictadura burguesa de Ortega, la represión sistemática del pueblo venezolano por la dictadura burguesa y corrupta de Maduro.

El PC ignora que, en dirección a estos Estados, surgió una fuerte burguesía que aplica planes neoliberales contra los que se enfrentan los trabajadores. Aquí se muestra que, para el PC, la defensa de la independencia de la clase obrera frente a la burguesía no es un principio. Por el contrario, defiende la represión de estas burguesías contra los trabajadores.

Evidentemente, con estas posiciones, es legítimo pensar qué pasaría en el Brasil si el PC llegara al poder del Estado.

El socialismo no tiene nada que ver con el estalinismo defendido por el PC

Hoy hay una brutal explotación capitalista, con elementos de barbarie aumentando en el mundo. Socialismo o barbarie es una disyuntiva más actual que nunca.

Explicitar categóricamente la defensa del socialismo se ha convertido en una necesidad imperiosa. Esto nos obliga a explicar nuestra visión del socialismo. Desafortunadamente, la bandera socialista fue manchada por el estalinismo, por todas las monstruosidades impuestas por las burocracias dirigentes de los antiguos Estados obreros.

El estalinismo expresó una contrarrevolución política que puso fin a la histórica experiencia soviética de democracia obrera de los primeros siete años de la revolución rusa.

La propaganda imperialista, sin embargo, difunde la mentira de que “estalinismo es igual a socialismo”. Y la propaganda estalinista ayudó a difundir la misma mentira, llamando “socialismo” a estas dictaduras estalinistas.

Hay una enorme confusión entre los activistas sobre este tema. Y es aún más grande, porque todavía está presente hoy. Tanto la propaganda estalinista como la capitalista siguen diciendo que China, Venezuela y Cuba son “socialistas”.

Defendemos el socialismo revolucionario, que nada tiene que ver con el estalinismo y menos aún con las dictaduras burguesas de China, Cuba y Venezuela.

El PC brasileño hizo una revisión autocrítica del pasado, cuando se identificaba completamente con las burocracias estalinistas que comandaron los antiguos Estados obreros.

Sin embargo, esta autocrítica se detuvo donde no podía haberse detenido. No identificó el papel de las viejas burocracias en la restauración del capitalismo en los antiguos Estados obreros. Y, a partir de ahí, siguió defendiendo a China y Cuba como “socialistas”.

Además, mantuvo la reivindicación del estalinismo, matriz ideológica de las burocracias dirigentes de esos Estados y responsable de las más graves traiciones a las luchas de los trabajadores en todo el mundo.

En su XIV Congreso, el PCB aprobó un documento titulado “Socialismo: balance y perspectivas”, en el que hace un balance de los antiguos Estados obreros. En él, dice: “ Vale recordar también que los actuales países socialistas, que aún enfrentando serias dificultades, como Cuba, o con políticas adaptativas o mixtas, de integración mundial y convivencia interna con estructuras de mercado y propiedad privada, como China y Vietnam, presentan un elevado padrón de desarrollo y de calidad de vida para los trabajadores.”

Esta es la evaluación de China, un país dominado por grandes empresas capitalistas (Huawei, Alibaba, TikTok, Tencent, además de multinacionales como la Apple), que utiliza la feroz dictadura burguesa estalinista para imponer salarios reducidos a los obreros chinos. Esta dictadura fue responsable de la masacre de Tiananmen en 1989, cuando miles de jóvenes que protestaban fueron asesinados.

El año pasado, el PCB saludó el centenario de PC chino: “Son cien años de lucha, de sacrificio y de devoción a la causa de la libertad, de la justicia y de la igualdad social 

Para nosotros, no parece difícil identificar una dictadura burguesa en China, que tiene de «comunista» solo su nombre.

Los partidos comunistas en todo el mundo eran los brazos de las burocracias estalinistas que dirigían los antiguos Estados obreros. Con la restauración del capitalismo, estos mismos partidos comunistas ahora defienden las dictaduras burguesas (como la china, la rusa y la cubana) así como los “gobiernos progresistas” de otras dictaduras burguesas, como las de Siria, Venezuela y Nicaragua.

Llegan, incluso con crisis, a justificar lo injustificable, como la invasión rusa a Ucrania.

El PC, como Jones Manoel, dicen “no ser estalinistas”. Pero Jones Manoel es un defensor y divulgador de las obras del historiador italiano Domenico Losurdo. Este intelectual italiano, que también se autodenomina “no estalinista”, es la principal fuente ideológica del renacimiento del estalinismo en todo el mundo.

Losurdo construyó su libro más famoso “ Stalin, Historia y Crítica de una Leyenda Negra”, polemizando con la imagen de Stalin construida por la burguesía liberal como un “tirano”. Para ello, se apoyó en la comparación de los crímenes del estalinismo con crímenes similares del imperialismo.

No tenemos ninguna duda de que el imperialismo usa, usó y usará una enorme violencia contra los trabajadores y opositores. Pero esto de ninguna manera justifica los crímenes de Stalin, que no fueron contra el imperialismo sino contra los trabajadores de su propio país.

Stalin masacró a más de un millón de opositores de izquierda en la URSS, incluida casi la totalidad del Comité Central del Partido Bolchevique que dirigió la revolución de 1917. Lo hizo no para defender a la URSS del imperialismo, sino para llevar a cabo una contrarrevolución política que acabó con el ejemplo mundial de democracia obrera de los soviets de los primeros siete años de la revolución rusa.

La burocracia estalinista reprimió violentamente a las personas LGBTI, que fueron enviadas a campos de concentración; impuso un retroceso en la lucha contra el machismo, con la pérdida de los derechos de las mujeres; acabó con la libertad artística y con la investigación científica.

Y lo hizo para asegurar el poder de la burocracia contra los trabajadores. La misma burocracia que luego, a través de Gorbachov, lideró la restauración del capitalismo en Rusia.

Putin, exjefe de la KGB estalinista, dirige Rusia desde hace 23 años, de forma totalitaria, defendiendo los intereses de la nueva burguesía surgida de la restauración capitalista, de la que él mismo es una de las máximas expresiones.

Losurdo hace la maniobra de cuestionar las represiones imperialistas para justificar las realizadas por el estalinismo. Y las justifica, como si fueran expresiones de legítima violencia contra el imperialismo.

Esta ideología está presente en la PC de hoy. Así se educa a la juventud de este partido. El año pasado, en un acto en Porto Alegre, la UJC cantó una canción en el día de los estudiantes, con un estribillo que decía «Stalin mató fue poco».

Jones Manoel, el 18 de diciembre de 2020, publicó un homenaje a Stalin en su cumpleaños, reviviendo la farsa estalinista de su “gran papel” en la derrota del nazi-fascismo en la Segunda Guerra Mundial. Esta es otra maniobra copiada de Losurdo, que también se hace eco de esta mentira estalinista.

Lo cierto es que Stalin, para espanto de toda la izquierda mundial, hizo un pacto con Hitler en 1939, que no hizo sino fortalecer a la Alemania nazi. Junto con eso, debilitó severamente las fuerzas armadas soviéticas con la represión estalinista contra sus dirigentes. De los 85 miembros del Consejo Militar, 68 fueron fusilados, dos se suicidaron, dos murieron en prisión, cuatro fueron condenados a largas penas. Lo cierto es que la invasión alemana de la URSS tomó completamente por sorpresa a Stalin (que creyó hasta el final en el acuerdo con Hitler), y con sus fuerzas armadas debilitadas por la represión. La heroica victoria del pueblo soviético contra la invasión nazi costó 26 millones de vidas, mucho más de lo que hubiera sido necesario en cualquier otra realidad. La victoria de la URSS tuvo lugar a pesar de Stalin.

Ni Losurdo ni el PC ni Jones Manoel explican el papel de la burocracia estalinista en la restauración del capitalismo en China, en Rusia y en Cuba.

No es casualidad que esto suceda. La base ideológica de estos partidos, incluido el PC brasileño, sigue siendo el estalinismo.

En el debate entre los candidatos de izquierda, organizado por Contrapoder el 22 de abril último, Sofia Manzano, precandidata a la presidencia por el PC, reivindicó explícitamente un concepto de Mao Tse Tung, de priorizar la “contradicción principal y no la secundaria”. ”.

Esta es una de las tradiciones más conocidas del estalinismo, una visión determinista mecánica. Así se caracteriza la “contradicción principal”: los gobiernos progresivos contra el imperialismo. Y todos los que se oponen a los gobiernos progresistas serían, entonces, agentes del imperialismo.

Este determinismo mecánico permite dejar de lado la teoría marxista de analizar la realidad a partir de las clases sociales, reemplazando eso por los “campos progresistas”. Y hace innecesario analizar la realidad concreta, lo que incluye la gestación de estas nuevas burguesías a partir del aparato de Estado en estos países, la política concreta de estos gobiernos (los planes neoliberales), contra quién estos se enfrentan (los trabajadores que luchan contra estos planes en estos países, el pueblo ucraniano, etc.). Todo está justificado por este determinismo mecánico estalinista, porque “todos son enemigos de los gobiernos progresistas, por lo que todos son agentes del imperialismo”.

Al no romper con el estalinismo, el PC no puede dejar de lado la defensa de estas dictaduras burguesas que nada tienen que ver con el socialismo.

Menos aún pueden tener como principio la defensa de la independencia de clase. El estalinismo es la matriz ideológica de los “campos progresivos”, que justifican el apoyo a las dictaduras burguesas. El estalinismo fue quien introdujo en el movimiento de masas la estrategia de los “frentes populares” de colaboración con “sectores progresivos de la burguesía”, que hoy siguen presentes en el PC y el PCdoB, así como en el PT y el PSOL.

Entendemos que una parte importante de los activistas no saque estas mismas conclusiones sobre las diferencias con el PC, por priorizar el acuerdo inmediato entre las candidaturas de Vera y Sofia Manzano en el rechazo a Lula y Alckmin.

Esperamos haber presentado los fundamentos teóricos y programáticos, y la dimensión de las diferencias estratégicas existentes entre el PSTU y el PC. Esto no quiere decir que esté mal en todo momento hacer un frente electoral con el PC, y menos aún que haya algún problema de principio en tales frentes. Pero en este momento, lo fundamental es presentar nuestro programa en las elecciones y hay marcadas diferencias en la coyuntura, en especial sobre Ucrania.

Además, en este momento, el PSTU forma parte del Polo Socialista y Revolucionario, un frente electoral con sectores del PSOL y activistas independientes, articulados alrededor a un manifiesto que rechaza el autoritarismo burocrático de la experiencia estalinista. Por estas razones, no vemos correcto un frente electoral con el PC.

Artículo publicado en www.pstu.org.br, 25/5/2022.-
Traducción: Natalia Estrada.

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