La nefasta herencia de Lasso ¡Ninguna confianza en el nuevo gobierno neoliberal de Noboa¡
Por: Miguel Merino (ART)
Las elecciones del 15 de Octubre
Las últimas elecciones para definir la presidencia de la República podemos calificarlas como “sui géneris”, ya que por primera vez en la historia del país se aplicó el mecanismo contemplado en la Constitución vigente conocido como “muerte cruzada”. La crisis político institucional llegó a tales niveles que el impopular y deslegitimado presidente Lasso se vio obligado a disolver la Asamblea Nacional y convocar a nuevas elecciones tanto presidenciales como legislativas. Ha permanecido en el poder dos años y medio, caracterizados por un descalabro nacional en todos los aspectos; el nuevo gobierno de Daniel Noboa asumirá las riendas por un corto período de año y medio.
Han sido las elecciones más violentas de la historia, no solamente por el asesinato de Fernando Villavicencio, candidato a la presidencia de la República, de otras autoridades como el alcalde de Manta, varios concejales municipales y candidatos, sino por un clima de inseguridad, violencia y delincuencia sin parangón en la vida histórica del Ecuador.
Las causas de fondo de esta compleja situación son estructurales, se muestran en la crisis social y económica de los últimos años, agudizada por la pandemia, con el agravamiento del desempleo, la pobreza, la falta de acceso a la educación, la salud y los servicios básicos.
Debemos rescatar como un aspecto progresivo del proceso electoral, la victoria del SÍ en la consulta popular para dejar el petróleo bajo tierra en el campo ITT – Yasuní y la prohibición de la explotación de minería metálica en la provincia de Pichincha, decisiones apoyadas por una amplia mayoría de la población que abre las puertas a un proceso post-extractivista.
Análisis de los resultados electorales
Daniel Noboa, hijo del conocido empresario Álvaro Noboa, uno de los hombres más ricos del país, se impuso con un 51,8 por ciento de los votos sobre Luisa González del correísmo que obtuvo el 48,17 por ciento de los sufragios. Noboa junior ganó en 16 de las 24 provincias, especialmente en la Sierra y en la mayor parte de la Amazonia. Luisa González triunfó en casi todas las provincias de la Costa, excepto en El Oro y Santo Domingo de los Tsáchilas donde perdió por un estrecho margen, también alcanzó ventaja dos provincias amazónicas. Son prácticamente las mismas regiones en las que Guillermo Lasso venció al correísta Andrés Aráuz en el 2021.
Noboa captó la mayor parte del voto femenino, especialmente en Quito y las ciudades de la Sierra. Hay analistas que también le atribuyen haber logrado preferencia en el voto de la población joven.
Todavía no existe mucha claridad sobre las razones del triunfo de Noboa, un político joven, casi desconocido, sin una estructura partidaria, poco brillante y sin experiencia en la administración del sector público. Lo que se puede deducir es que logró canalizar el gran descontento de la población frente a políticos y partidos tradicionales como el PSC, la Revolución Ciudadana, CREO del actual presidente y otras fuerzas políticas que también han experimentado un gran desgaste como Pachakútik y la Izquierda Democrática.
Noboa ha sido visto como una figura nueva, pese a haberse desempeñado como asambleísta en el organismo legislativo anterior. Sus posiciones neoliberales coinciden básicamente con las de los gobiernos de Moreno y Lasso. También se puede observar que el electorado se orienta por nuevas realidades como el uso masivo de las redes sociales: sus mensajes cortos apelan a la emoción antes que a la razón. Existe además un hastío popular hacia la actividad política que es vista como un espacio de conflictos y corrupción. En esta perspectiva Noboa tuvo el acierto de no confrontar con el resto de candidatos como se observó en el primer debate.
Luisa González y el correísmo, pese a su experiencia en el ejercicio del poder, cometieron varios errores que les han pasado factura, pues es la segunda ocasión que pierden en el balotaje, luego de haber ganado en la primera vuelta. Probablemente, el principal error de Luisa fue mostrarse como una especie de títere o simple portavoz del líder máximo Rafael Correa, sin personalidad propia, repitiendo y magnificando hasta el cansancio, sobretodo en el primer debate, los logros de la etapa correísta. (“Ya lo hicimos y lo volveremos a hacer”). Su discurso no se diferenció mayormente de los otros candidatos de la derecha. Un importante sector de la población mantiene un fuerte sentimiento anticorreísta no sólo en los estratos sociales altos, sino en sectores como el indígena que guardan en su memoria la dura represión y exclusión que sufrieron durante el gobierno de Correa.
En temas como el extractivismo, el correísmo comparte la visión de la derecha. La descapitalización del IESS, así como las evidencias de actos de corrupción y el autoritarismo del gobierno de Correa, son manchas que no se olvidan fácilmente e impiden que la Revolución Ciudadana rebase el techo del 40 por ciento del electorado.
¿Qué se puede esperar del gobierno de Noboa?
Aunque todo nuevo gobierno genera expectativas de cambio y mejoramiento, especialmente en la gente que lo apoyó en las urnas, la crítica situación del país y el carácter del grupo que ha logrado captar el poder, no generan espacio para pensar que habrá un cambio sustantivo.
La herencia que recibe Noboa del gobierno que concluye es nefasta en todos los aspectos. Los dos problemas más graves son la crisis de inseguridad y violencia social, y la crisis socioeconómica que afecta sobretodo a los estratos más pobres de la población, no así a los estratos más pudientes. Sobre el primer aspecto basta mencionar que tenemos uno de los índices más altos de criminalidad y muertes violentas en América Latina, que las cárceles no están controladas por el Estado sino por las mafias del crimen organizado, que la narcodelincuencia se halla incrustada en las más altas esferas de la institucionalidad estatal y empresarial, al extremo de que varios analistas afirman la presencia de un narcoestado en el país.
Respecto al tema económico basta ver indicadores como el bajo crecimiento económico, el elevado déficit fiscal, el pésimo estado de la infraestructura vial, la descapitalización de las empresas estratégicas como CNT y las eléctricas, los apagones eléctricos que están ocasionando millonarias pérdidas a todos los sectores. En lo social observamos dramas como la agonía de la seguridad social y el IESS, la tragedia de la inmigración ilegal especialmente a Estados Unidos, al punto de que nos hemos convertido en el país que más gente expulsa por el Tapón del Darién (selva panameña) después de Venezuela (más de 80 mil personas en el presente año).
Daniel Noboa, al ser un representante directo de la burguesía agroexportadora y uno de los grupos monopólicos más poderosos del país, continuará con la aplicación del modelo neoliberal de Lasso. Pese al hermetismo que ha caracterizado su actuación en este periodo de transición, es claro que se someterá incondicionalmente a los dictámenes del imperialismo, especialmente norteamericano y a las políticas impuestas por el FMI y los organismos multilaterales. En esta perspectiva se avisora una continuidad del modelo extractivista minero-petrolero y agroexportador de materias primas que ha dominado en el Ecuador desde el inicio de la etapa republicana.
Su visión sobre la clase trabajadora es la clásica de la burguesía nacional: extraer los máximos beneficios en base a la superexplotación de los trabajadores y el incumplimiento de los derechos laborales. Algunos analistas esperan que el nuevo presidente no aplique un neoliberalismo a rajatabla por la necesidad de buscar su reelección en el 2025, pero eso está por verse, ya que el margen de maniobra para implementar ciertas políticas sociales en beneficio de los más desposeídos es bastante limitado por la falta de recursos presupuestarios y la presión para pagar la onerosa deuda externa.
Debilidad política de Noboa y los movimientos sociales
En el campo político la situación del nuevo mandatario es asimismo muy frágil ya que no cuenta con una mayoría en la Asamblea Nacional. Sin embargo ha logrado un acuerdo muy importante con la Revolución Ciudadana, el PSC y otras fuerzas políticas para la repartición de las autoridades legislativas y la dirección de las principales comisiones especializadas en la Asamblea Nacional[1], lo cual le abre un espacio para una gobernabilidad menos conflictiva y caótica que la de Lasso. Este hecho le permitirá al nuevo mandatario impulsar proyectos de ley como una nueva Reforma Tributaria que es una de las pocas políticas anunciadas por él para el nuevo período (plantea reducir impuestos a las empresas y aumentarlos a los particulares). Este pacto de las élites, muestra que la derecha tiene la capacidad para unirse, inclusive con sectores más centristas como el correísmo, con el objetivo de mantener el sistema de dominación capitalista, cuando la crisis amenaza al sistema en su conjunto.
Los movimientos sociales, tales como el movimiento indígena y el sindical, enfrentan también una situación de debilitamiento a causa de su división interna. En el primer caso, esta división se produjo por las diferentes posiciones frente al gobierno de Lasso, y en el caso de los trabajadores, por la burocratización y falta de liderazgo clasista al interior de las organizaciones nacionales más importantes de tercer nivel.
De todas maneras, la protesta social está latente y cualquier momento estallará una nueva oleada de protestas por la insostenible situación de pobreza, desempleo y violencia que agobian a las clases populares. Resulta urgente y necesario que la clase trabajadora del campo y la ciudad, los movimientos sociales y las fuerzas políticas de izquierda se unifiquen y se preparen para la nueva arremetida de la burguesía y el imperialismo que son los intereses que se hallan detrás del nuevo gobierno encabezado por Noboa.
[1]El pleno de la Asamblea eligió al empresario Henry Kronfle del PSC como presidente, a Viviana Veloz de la RC vicepresidenta, a Eckner Recalde (ADN) segundo vicepresidente, a Esther Cuesta (RC), Diego Matovelle (ADN) y Jorge Acaiturri como vocales del CAL (Consejo de Administración Legislativa).