Brasil | El debate sobre la propuesta del frente de izquierda socialista

Concluido el plazo de afiliación partidaria, de cara a las candidaturas en las elecciones de octubre, el escenario político sigue marcado por una fuerte polarización entre la candidatura del llamado frente amplio de Lula y Alckmin, por un lado, y Bolsonaro por el otro, aunque sigan los intentos de sectores del empresariado de hacer posible una tercera vía.
Por: Zé Maria
Promocionado como el gran acontecimiento del momento, el acuerdo entre el PT y Lula con una figura como Geraldo Alckmin –vinculado históricamente al PSDB y a sectores de la derecha tradicional– ni siquiera es una novedad tan importante. Hace mucho tiempo que el PT eligió el camino de la conciliación con los grandes empresarios y los banqueros para disputar las elecciones y para gobernar. Los espantados por la alianza con Alckmin parecen haber olvidado quiénes fueron José de Alencar y Michel Temer.
Lo que sí parece representar una novedad importante en el proceso electoral de este año es la ubicación del PSOL que –surgido de una ruptura del PT cuando gobernaba el país– ahora cambia de equipaje y bagaje para el proyecto del PT, apoyando la candidatura de Lula en la primera vuelta. Probablemente no se detenga allí; ingresará al gobierno del PT si Lula gana las elecciones. El PCdoB hace lo mismo, pero esto no es nada nuevo.
En ese escenario, le cupo al Polo Socialista y Revolucionario –impulsado por el PSTU, por sectores de izquierda del PSOL y otras organizaciones, por dirigentes y activistas del movimiento– presentar una alternativa de independencia de clase y socialista en el proceso electoral. No solo contra Bolsonaro y la derecha tradicional del país, sino también contra las alternativas de conciliación con la burguesía, como la que representa Lula-Alckmin.
La precandidatura de la compañera Vera, mujer obrera, negra y luchadora, así como las precandidaturas que se están construyendo en los Estados, son instrumentos de la lucha política que vamos a dar en las elecciones.
La propuesta de Frente de Izquierda Socialista
Es en este contexto que se inserta la discusión sobre la propuesta de un “frente de izquierda socialista”, defendida por varios sectores de la izquierda del PSOL y por quienes reivindican la experiencia del Frente de Izquierda de los Trabajadores (FIT-U) en Argentina. . Con variantes defienden un frente que aglutine al PSTU, PSOL, PCB y UP. A medida que se consolida la decisión del PSOL de apoyar a Lula, algunos hablan de frente con la “izquierda” del PSOL.
Todo aquel que haya seguido mínimamente la trayectoria política del PSTU sabe que nuestro partido está siempre en primera línea defendiendo la unidad de acción y el frente único en lo que se refiere a la lucha, la movilización de los trabajadores y de la juventud contra los ataques a sus derechos y en defensa de sus demandas.
Sin embargo, en el terereno de las elecciones, la situación es otra. Las elecciones son controladas por los dueños del dinero. A través de ellas no se puede cambiar el país. Por el contrario, solo sirven para legitimar el dominio de la burguesía sobre el país y su pueblo. Es pura ilusión creer que es el pueblo el que decide en las elecciones lo que se va a hacer.
Los socialistas y revolucionarios participan en las elecciones, ante todo, para ayudar a la clase obrera a combatir y superar estas ilusiones. Por lo tanto, la tarea más importante en el proceso electoral es presentar y defender un programa socialista para el país y un camino para su realización, es decir, una perspectiva revolucionaria para la organización y la lucha del pueblo.
Solo así la participación en las elecciones fortalecerá una estrategia socialista de hecho. Esto no quiere decir que no vayamos a luchar por el voto de los trabajadores o por elegir parlamentarios. Por lo contrario. Cuantos más votos obtengamos a favor de esta alternativa, más fuerte políticamente esta estará en la sociedad. Asimismo, será muy bueno tener parlamentarios al servicio de la construcción de este proyecto. Simplemente significa que estos objetivos están subordinados al principal: la defensa de una salida socialista para el país, la lucha por el poder de la clase trabajadora.
No siempre sumar suma: la izquierda socialista y el electoralismo
La mayor parte de la izquierda brasileña, sin embargo, nunca trabajó con ese criterio o, si lo tuvo, lo abandonó. Se rindieron al viejo y conocido electoralismo que llevó al PT al lugar donde está hoy.
Para estos partidos tiene mucho sentido defender estos frentes, porque para ellos el único objetivo que importa en el proceso electoral es tener más votos y elegir a sus candidatos. No estoy hablando solo del PT o del PCdoB. Si quedaba alguna duda sobre el carácter electorero del PSOL, los últimos movimientos de este partido por el apoyo a Lula-Alckmin y a la federación de partidos con la Red [1] no dejan más margen para estas.
Para nosotros, el criterio es otro. Un frente de izquierda para las elecciones solo tiene sentido si fortalece la defensa del programa socialista y una perspectiva revolucionaria para la lucha de nuestra clase, es decir, la defensa de la lucha y de la organización independiente de nuestra clase y la necesidad de una revolución socialista para cambiar el país.
Hacer un frente con partidos u organizaciones que no defienden este proyecto no sumará a esta defensa, la debilitará. No tiene sentido, por ejemplo, la propuesta de un frente de izquierda socialista con el PSOL, ya que este partido no defiende la independencia de clase, no está a favor de defender una salida socialista para el país y mucho menos una perspectiva revolucionaria para la lucha de nuestra clase. Este partido está a favor de apoyar a Lula en alianza con el gran empresariado; acaba de formar una federación de partidos con un partido burgués.
Nos enfrentaríamos al mismo problema en un frente con el PCB y la UP. Evidentemente, reconocemos la legitimidad de estos partidos para presentar sus candidaturas a la Presidencia de la República, un derecho innegable. Sin embargo, ¿cómo compatibilizar una campaña conjunta con el PCB cuando la situación nos coloca en lados opuestos respecto del principal acontecimiento de la lucha de clases en el mundo de hoy: la guerra de Rusia contra Ucrania?
Este partido, fiel a la teoría de los “campos progresivos” con la burguesía (lo opuesto a la independencia de clase) que caracteriza a las organizaciones estalinistas, apoya con más o menos entusiasmo la invasión de Ucrania por las tropas rusas, un verdadero crimen de lesa humanidad. Justifican esta política diciendo que Putin es parte de un supuesto campo progresivo en el escenario político mundial, ya que supuestamente se enfrenta a Estados Unidos y la Unión Europea.
Solo que Putin y el gobierno ruso no tienen nada de progresivo. Es una dictadura capitalista que, además de apoyar la explotación de su propio pueblo, trata de oprimir e intenta subyugar por la fuerza al pueblo ucraniano para favorecer los intereses económicos de los oligarcas capitalistas por los que gobierna.
No tenemos ninguna confianza en Zelenski y el gobierno de Ucrania, defendemos el fin de la OTAN (brazo armado de EE.UU.) y de la Unión Europea. Pero estamos del lado del pueblo ucraniano, apoyamos su resistencia armada contra la agresión que actualmente están sufriendo por parte de las fuerzas armadas rusas. Estamos a favor de la derrota del ejército ruso y por la victoria del pueblo ucraniano y el mantenimiento de la integridad territorial de su país.
En la campaña electoral, cuando vamos a defender un futuro socialista para nuestro país y para el mundo, ¿qué ejemplo le daremos a la clase trabajadora y a la juventud de nuestro país? ¿Para cuál trinchera pediremos apoyo? ¿Para la trinchera del ejército ruso o para la trinchera del pueblo ucraniano?
El Polo Socialista
Esto no quiere decir que, además del PSTU, no haya miles y miles de activistas y muchos dirigentes que defienden honestamente el fin del capitalismo y una salida socialista para nuestro país, muchos de ellos, de hecho, están en la base de los partidos que critico arriba. Por el contrario, existen y valoramos mucho a estos activistas y dirigentes. Por eso presentamos la propuesta del Polo Socialista y Revolucionario.
El Polo es la posibilidad concreta de un acuerdo electoral para unir a todas y todos los que defienden esta alternativa socialista y revolucionaria para presentarla al país en el proceso electoral [2] . Obviamente, esta unidad no depende solo de nosotros, aunque, eso sí, el PSTU pondrá todas sus fuerzas ahí.
También depende de lo que hará la llamada izquierda del PSOL. ¿Se va a centralizar por la decisión del partido y hacer campaña en defensa de la conciliación de clases definida por este partido? ¿O se sumará a la campaña del Polo para defender la independencia de clase y una alternativa socialista? ¿Seguirá fiel a las ideas en las que cree o al sector mayoritario de su partido?
Queremos a todas y todos en la campaña del Polo, junto con nosotros, porque eso fortalecerá la defensa de la salida socialista para el país en las elecciones. Somos pocos, se puede argumentar. Sí, todavía somos pocos, pero la única manera de ser muchos en el futuro es que cada uno asuma su responsabilidad ahora. Necesitamos confiar en nuestras ideas y en la lucha de nuestra clase. Ella no nos fallará, pero cada uno de nosotros debe hacer su parte.
El Frente de Izquierda Socialista como una estrategia
Varios de los sectores que defienden un frente de izquierda socialista lo hacen como una estrategia. Para las elecciones (todas, no solo esta) y para actuar en el movimiento. Señalan esta política como una forma de romper el relativo aislamiento de la izquierda socialista en la sociedad. El resultado práctico de esta política son los llamados partidos “anticapitalistas”.
Entendemos a quienes honestamente creen que uniendo a las organizaciones de izquierda en un frente permanente para disputar elecciones estaríamos fortaleciendo el socialismo. Esta idea, por cierto, estuvo en la base de la conformación del PSOL y el resultado es el que estamos viendo ahora. Pero esto no es así.
Este es un razonamiento simple, pero solo es correcto si el objetivo central es disputar votos en las elecciones, porque entonces la suma de nombres ayuda. En otras palabras, sirve a una estrategia electoral. No por otra razón, esa es la práctica cotidiana del PT, del PCdoB y también de la dirección del PSOL.
Sin embargo, si nuestra estrategia es revolucionaria, es decir, si sabemos que no es a través de elecciones sino a través de una revolución que la clase obrera llegará al poder para acabar con el capitalismo y abrir el camino a la construcción del socialismo, esta estrategia de frentes permanentes o de partidos de esa naturaleza no sirve.
Una revolución socialista victoriosa depende, por un lado, de la acción de las masas, de la insurrección de nuestra clase y del pueblo pobre contra este orden de cosas que masacra a todos y todas en el capitalismo. De allí vendrá la fuerza para realizar los cambios. Y, por otro lado, depende de tener una dirección política preparada y decidida para dirigir y llevar esta lucha hasta el final. La insurrección de las masas sin dirección política revolucionaria, sin el polo consciente, no tiene como transformarse en una revolución socialista victoriosa.
La construcción de esta dirección política depende del trabajo arduo y cotidiano para ganar a la vanguardia de la clase para el marxismo, para un programa socialista para el país y para construir una organización política capaz de ser la dirección política necesaria para la revolución. Una organización leninista, volcada principalmente a la educación y la lucha de la clase y para la organización de su vanguardia para luchar por el poder de la clase trabajadora. En este caso, la disputa electoral debe estar totalmente subordinada a esta estrategia y no al revés.
Hay un razonamiento bastante común entre activistas de izquierda en general, que ven la diferencia entre una organización revolucionaria y una reformista solo como una cuestión de cantidad. Una es más combativa, la otra, menos; una es más radical, la otra, menos… Según este razonamiento, en definitiva, todas caminan en el mismo sentido, los revolucionarios llegarán primero, y los reformistas después.
Este razonamiento es erróneo, no tiene ninguna comprobación histórica. Por lo contrario. La Revolución Rusa de 1917 es emblemática en este sentido. El gobierno derrocado por la insurrección de Octubre, dirigida por el partido de Lenin, el Partido Bolchevique, no fue el gobierno del zar. Este ya había caído en febrero, en la primera insurrección que se produjo ese año. Tampoco fue el gobierno de la burguesía liberal, que asumió en febrero pero fue derrocado en los meses siguientes por la movilización de las masas.
El gobierno derrocado por la revolución socialista que tuvo lugar en Rusia en octubre de 1917 fue un gobierno compuesto por los socialistas revolucionarios (SR) [3] y los mencheviques [4] , es decir, los reformistas. Esto es lo que nos enseñan la historia y el marxismo. Cuanto mayor es la crisis y la dificultad que enfrenta el capitalismo para mantener su dominio, más el reformismo se convierte en un pilar del capital y un obstáculo para la revolución socialista.
La defensa de un programa socialista y una verdadera estrategia revolucionaria no puede hacerse junto con los reformistas porque, además de enfrentar a la burguesía y su Estado, la revolución también necesitará enfrentar y derrotar el reformismo. La revolución no se hará junto o con el apoyo de los reformistas, se hará contra ellos.
Un frente permanente con sectores reformistas o que se quedan a mitad de camino puede parecer atractivo como atajo. Pero la suma de un partido electoralista con organizaciones revolucionarias no empuja al partido electoralista hacia la izquierda. Al contrario, destruye la organización revolucionaria.
El propio ejemplo del PSOL es emblemático sobre el resultado de unir revolucionarios y reformistas en la construcción de un mismo partido. Es necesario sacar conclusiones de las experiencias de construcción de los partidos llamados anticapitalistas.
El PSTU ciertamente comete errores y es justo que nos critiquen por ellos. Sin embargo, a veces somos criticados por nuestras cualidades. La intransigencia del PSTU en la defensa de la independencia de clase, de una estrategia revolucionaria y, por tanto, de la construcción de un partido leninista que sea parte de una Internacional revolucionaria, así como la firmeza con que defendemos estos principios, no es expresión de sectarismo. Es expresión de la defensa de una necesidad de nuestra clase, que necesita de una organización de esta naturaleza para llevar a cabo su tarea histórica.
No es que el PSTU ya sea ese partido. Estamos muy lejos de eso, empezando por el hecho de que todavía somos muy pequeños. Pero, sí, el grupo de cuadros y militantes que reunimos en el Brasil –como parte de una Internacional revolucionaria, la LIT-CI [5]– es el principal punto de apoyo de esta construcción en nuestro país. Y, si de lo que se trata es de dotar a nuestra clase de las condiciones para una revolución socialista victoriosa, es esta construcción la que debemos fortalecer.
Notas:
[1] La Rede Sustentabilidade es un partido burgués, financiado por banqueros y grandes empresarios.
[2] Para ello, el PSTU puso su nombre a disposición de todo aquel que quisiera sumarse a esta idea.
[3] Socialistas Revolucionarios: partido reformista que representaba principalmente a los sectores más radicalizados del campesinado ruso.
[4] Mencheviques era el nombre de la sección del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR) que rompió con Lenin en 1903 y se constituyó en una organización reformista.
[5] Liga Internacional de los Trabajadores – Cuarta Internacional. La lucha por la revolución y el socialismo es mundial. No puede llevarse a cabo en un solo país, como lo demuestra trágicamente el fracaso de la experiencia estalinista.
Artículo publicado en www.pstu.org.br, 27/4/2022.-
Traducción: Natalia Estrada.