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Palestina

Una respuesta palestina sobre la propaganda pro Assad

enero 15, 2017

“Nosotros, los palestinos abajo firmantes, escribimos para afirmar nuestro compromiso con la ampliación de las voces sirias, en la medida en que sufren masacre y desplazamiento en las manos del régimen de Bashar al-Assad. Estamos motivados por nuestra creencia profunda de que la opresión, en todas sus manifestaciones, debe ser la principal preocupación de cualquier persona comprometida con nuestra liberación colectiva. Nuestra visión de la liberación incluye la emancipación de todos los pueblos oprimidos, independientemente de que sus luchas se encajen perfectamente en estructuras geopolíticas sobrepasadas. Estamos preocupados con algunos de los discursos que surgieron a partir de círculos progresistas respecto de la crisis en curso en Siria. En particular, estamos avergonzados por la manera como algunos individuos conocidos por su trabajo en Palestina han fallado en su análisis sobre lo que ocurre en Siria”.

Por: Soraya Misleh

Firmado por centenas de palestinos, el manifiesto titulado “Sobre los aliados de los que no nos enorgullecemos: una respuesta palestina al problemático discurso sobre Siria” (disponible en https://goo.gl/vMkCSL) refleja el principio de la causa palestina – símbolo y síntesis de todas las luchas contra la opresión y por la liberación de los pueblos en el mundo.

Nos sumamos y hacemos coro con esas voces, que no son aisladas: una investigación realizada por el Palestinian Center for Policy and Survey Research (PSR) junto a los palestinos que viven en los territorios ocupados de Gaza y Cisjordania, entre el 2 y el 4 de junio de 2016, apunta que la mayoría de la población apoya la revolución siria: 40% se posicionaron a favor del Ejército Libre Sirio (ESL), ante 18% pro Bashar y apenas 5% pro grupos extremistas, como el autodenominado Estado Islámico. Veintitrés por ciento prefirieron la neutralidad (confiera en http://www.pcpsr.org/en/node/656).

No en nuestro nombre

La falsa propaganda de que la dinastía Assad sería pro palestina y antiimperialista podría explicar el apoyo aunque minoritario al régimen. La ideología al respecto, lamentablemente hace eco a través de partidos palestinos y buena parte de la izquierda mundial. Incluso si fuese verdad, la joven activista palestina Budour Hassan da el ejemplo de conciencia que debe permear la solidaridad y la resistencia palestina: “Incluso que nosotros supongamos que el régimen sirio de hecho sustente la resistencia palestina, ¿significa que eso permite al régimen sirio controlar a Siria, prohibir a las personas expresar sus opiniones, matar y torturar a centenas de millares de sirios solo porque osan decir no a más de 40 años de opresión, a más de 40 años de injusticia? Claro que no. Incluso que Bashar al-Assad fuese la única persona capaz de liberar a Palestina, yo no lo apoyaría, y tengo la certeza de que muchos palestinos tampoco lo harían. Porque nuestra liberación no puede ser establecida bajo la esclavitud de otro pueblo, particularmente cuando esa esclavitud es una esclavización de nuestras hermanas y hermanos en Siria” (confiera en https://goo.gl/wW2Uwy).

Todavía en su intervención, hecha durante una conferencia el 17 de noviembre de 2013, organizada por la Mena Solidarity Network, en Nueva York, ella fue enfática: el régimen sirio nunca apoyó verdaderamente la resistencia palestina, pero siempre usó esa causa para mantenerse en el poder. Muchos palestinos como Budour se han levantado contra eso y contra el genocidio del pueblo sirio a manos del dictador Bashar al-Assad y dicen alto y fuerte: “¡No en nuestro nombre!”.

Nada que agradecer

Al desafiar la visión dominante, no es raro que sean tasados de ingratos. ¿Es que deberían agradecer todas las embestidas de Hafez al-Assad –que estuvo en el poder de 1970 hasta su muerte en 2000, dejando como sucesor al dictador de turno– para quebrar el movimiento palestino? En artículo publicado en el Middle East Monitor, el 8 de julio de 2014, titulado “Palestinos y el régimen de Assad: para que la historia y las generaciones conozcan” (disponible en https://goo.gl/6LrSLK), Ali Saden enfatiza que el régimen hizo de todo a su alcance para minar la resistencia palestina y su organización. “No hesitó en matar, conspirar o hacer alianzas con poderes amigos de Israel, (…)”. Como él escribe, con ese objetivo, prendió a políticos, activistas e intelectuales palestinos, sometiéndolos a torturas brutales. Había una lista con nombres que, al pisar en el aeropuerto de Damasco, eran inmediatemente presos. Hafez al-Assad, todavía según el artículo, acostumbraba referirse al líder palestino Yasser Arafat como “un obstáculo a ser removido”; llegó a prenderlo e intentar asesinarlo. También protagonizó masacres de palestinos en campos en el Líbano, como Tel Al Zaatar en el año 1976, y colaboró en otros. En 1977, el líder del Frente Popular por la Liberación del Pueblo Palestino (FPLP), George Habash, afirmó en una conferencia en Beirut, Líbano, que Hafez al-Assad mató a más palestinos que Israel (vea en https://www.youtube.com/watch?v=U6ojBDBSNcQ).

Budour Hassan destaca: esas masacres a refugiados y las embestidas contra la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) no pueden ser olvidadas. Algunos afirman que Bashar no es Hafez. La verdad, con todo, es que el legado fue seguido ejemplarmente. Ilustrativo es el cerco criminal y el bombardeo por el régimen sirio y aliados extranjeros al campo de refugiados palestinos de Yarmouk, cuando jóvenes que allí vivían se unieron a la revolución popular y democrática iniciada en marzo de 2011.

Enemigos comunes

El revolucionario palestino Ghasan Kanafani, en “A revolta de 1936-1939 na Palestina” [“La revuelta de 1936-1939 en Palestina”] (Editora Sundermann), identificó los enemigos de la causa palestina ya en la época, los cuales permanecen actuales: el sionismo/imperialismo, la elite palestina y los regímenes árabes.

Sobre el papel desempeñado por estos últimos durante la revolución de 1936-1939, él afirmó que “los países árabes alrededor de Palestina jugaban dos papeles conflictivos entre sí: por un lado, el movimiento de masas pan-árabe servía de catalizador del espíritu revolucionario de las masas palestinas, ya que existía una relación dialéctica entre los palestinos y las luchas árabes en general. Por otro lado, los regímenes establecidos en los países árabes hacían de todo para impedir y minar el movimiento de masas palestino. El conflicto cada vez más agudo en Palestina amenazaba contribuir para el desarrollo más violento de lucha en esos países, creando un potencial revolucionario que sus clases dirigentes no podían despreciar”.

Un mirar atento permite observar que poco mudó con relación a los regímenes árabes. Los tiranos en el poder son pieza clave para que Israel continúe realizando sus crímenes contra la humanidad. Mantienen fronteras seguras, controlan a los pueblos árabes y la resistencia al enemigo sionista con mano de hierro, además de tener acuerdos militares y económicos con Israel. Esos regímenes han sido perspicaces en usar la causa palestina para silenciar las voces contrarias, instrumentando la solidaridad popular al afirmar que es preciso mantener la unión árabe contra el “enemigo común” –en el caso de los gobiernos está más para “amigo disfrazado de enemigo”.

La historia demuestra que la dinastía Assad no es excepción, y Bashar hace justicia a la herencia maldita dejada por su padre. Son 500.000 muertos en la tentativa de sofocar la revolución a lo largo de casi seis años –la abrumadora mayoría por las manos de la dictadura Assad–, millares de desaparecidos o pereciendo bajo tortura en las cárceles del régimen, millones de refugiados y desplazados internamente.

No cabe aquí contabilizar entre estos a los palestinos: no somos números, así como los sirios no lo son. Nuestra lucha es una sola. Jamás seremos libres mientras otros pueblos continúen siendo oprimidos, en especial nuestros hermanos árabes. Frente a la bárbara toma de Alepo en diciembre último, por parte del régimen sirio y aliados extranjeros –que culminó en el asesinato y la expulsión de millares de habitantes y en la destrucción de la ciudad–, no se puede postergar más un despertar de conciencia.

Algunos pueden pensar que lo que se inició como una revolución popular no existe más. La poderosa propaganda de Bashar al-Assad de que estaría enfrentando el terrorismo y el imperialismo es un discurso recurrente en buena parte de la izquierda. El imperialismo ha sido hábil en intentar minar el movimiento por dentro. Sabemos que la revolución siria está en una encrucijada y no sabemos si tendrá fuerzas para resistir. De lo que tenemos certeza es de que el responsable por lo que ocurre en Siria es el dictador Bashar al-Assad y de que, frente a la tentativa de secuestro de la más profunda revolución de los últimos tiempos y su aislamiento internacional, mantener la solidaridad incondicional a los verdaderos revolucionarios, desenmascarar el régimen sirio y denunciar sus crímenes es preeminente. Los palestinos deber ser los primeros de la fila, honrando así a los muchos héroes que perecieron en las manos de los Assad. Honrando así su rica historia de resistencia, que inspira a luchadores en todo el mundo.

Traducción: Natalia Estrada.

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