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PSTU - Brasil

“Ramón Mercader es un hombre que solo existe para la historia porque asesinó a Trotsky”

octubre 29, 2015

Entrevista a Leonardo Padura. Opinião Socialista entrevistó al escritor cubano Leonardo Padura, autor del romance “El hombre que amaba a los perros” (publicado en portugués por Boitempo Editorial, 2013), que cuenta la historia del asesinato de Trotsky por Ramón Mercader en México, en 1940. Lea abajo, fragmentos de la entrevista. Y asista a la entrevista completa en el canal TV PSTU – www.youtube.com/PortaldoPSTU

Por: Henrique Canary

Opinião Socialista: Trotsky no es una figura muy querida, ni siquiera muy conocida, en Cuba. ¿Por qué escribir sobre Trotsky?

Leonardo Padura: Exactamente. Como Trotsky no es una persona conocida en Cuba, me despertó curiosidad. En la época en que yo estudiaba en la universidad, en los años ’70, era la época de mayor presencia soviética en Cuba. Fue el momento de mayor sovietización de la sociedad cubana. La figura de Trotsky, cuando se hablaba de los temas históricos, de la filosofía, en fin, nunca aparecía o aparecía como el malvado. Y eso me despertó alguna curiosidad por tratar de buscar alguna literatura sobre Trotsky, y encontré muy poco. Pasaron los años, y me fui interesando por el personaje. Hasta que en 1989 fui por primera vez a México y le pedí a un amigo cubano-mexicano que me llevase a Coyoacán, a la Casa de Trotsky. Ya era el museo de su exilio, pero estaba en una condición económica muy precaria. La casa estaba muy abandonada. Sin embargo, era el lugar donde fue asesinado Trotsky y conservaba lo más importante, que era la estructura de cárcel en la que se auto-encerró Trotsky, pensando –después descubrió que no–, pero, públicamente, pensando que allí podría protegerse de la mano de Stalin, pero la mano de Stalin llegó hasta ahí. Fui en octubre de 1989. Un mes después cayó el muro de Berlín. Un mes antes, cuando estuve en la Casa de Trotsky, creo que nadie en el mundo podía prever que caería el muro de Berlín. La historia comenzó con un ciclo muy peculiar. Después, a lo largo de los estudios sobre la figura de Trotsky, la Revolución Rusa y el papel de Stalin en todo este proceso, comprendí que la caída del muro de Berlín era un acto histórico irreversible.

OS: Usted hace un cierto paralelo entre Trotsky y Ramón Mercader. ¿Son figuras realmente parecidas? ¿Por qué el paralelo en el libro?

LP: Hay algún paralelo porque son dos figuras que son como dos vías de tren que andan en paralelo y solo en el infinito se encuentran. Ese punto de encuentro ocurrió, exactamente, en esta casa de Coyoacán, en 1940. Trotsky representa una ambición, creo yo, creativa del marxismo, a partir de la llegada del proletariado al poder. Y Ramón Mercader representa la forma como Stalin entendía la aplicación de ese mismo poder. Así, era inevitable verlos como dos figuras que caminaban por caminos que solamente se encontrarían en la tragedia que ocurrió en Coyoacán. De todas formas, Trotsky es un gran personaje histórico, un hombre cuya vida es muy conocida, que incluso escribió su autobiografía. Yo comencé mi romance donde Trotsky termina su autobiografía, Mi Vida, en 1929. Y Ramón Mercader es un hombre que solo existe para la historia porque asesinó a Trotsky.

OS: ¿Usted cree que en el inicio del siglo XXI, hoy, Trotsky tiene algo que enseñar?

LP: Yo creo que sí. Creo que Trotsky, sobre todo, la lección que da es la de una fidelidad a los principios; Trotsky luchó por la idea que siempre sostuvo como militante comunista. Esa idea él la mantuvo hasta el final. Evolucionó, porque la humanidad evolucionó. Una de esas evoluciones, creo que la más importante, es su concepción del artista en la revolución. En los años finales de su vida, él escribe, prácticamente, el manifiesto a los intelectuales progresistas de la humanidad, que fue firmado por Diego Rivera y André Breton. Entonces, hubo una gran discusión mientras se redactaba este documento, que era hasta qué punto el artista, su compromiso, tendría que estar en función de la revolución. Y Trotsky, que pensaba de manera diferente antes, dijo que para el artista no hay compromiso más allá del compromiso artístico y que, a partir de eso, vierte el resto de su responsabilidad. Creo que eso, en el pensamiento marxista, es una de las posiciones más avanzadas. Creo que Trotsky tuvo esta capacidad de evolucionar y, al mismo tiempo, mantenerse fiel a sus principios a pesar de saber que, históricamente, en su momento, él era un condenado, él era un derrotado. Sin embargo, también tenía la noción de que la historia es mucho mayor que el momento específico.

Agradecimientos: Jorge Breogan y Boitempo Editorial.

Traducción al español: Luciana Candido.

Traducción del portugués: Natalia Estrada.

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