Carta de una palestino-brasileña a Gilberto Gil y Caetano Veloso

Tengo 46 años de edad. Como muchos de mi edad y mi generación, crecí oyendo sus bellas músicas. Lamentablemente, también crecí oyendo las historias de un pueblo muy generoso, hospitalario, que cuidaba de su tierra con mucho amor, hasta que un día fue expulsado violentamente de allí.
Estoy hablando del pueblo palestino, de mis raíces. Soy brasileña de origen palestino. Mi padre tenía apenas 13 años de edad cuando, juntamente con toda la familia y cerca de 800 mil palestinos, fue obligado a dejar su tierra, y partir a un exilio (y refugio) que ya dura 67 años. Mi madre también es hija de palestinos.
Caetano, es por eso que leo con tristeza tu respuesta a Roger Waters en la que afirmas: “Yo me recuerdo que Israel fue un lugar de esperanza.” Israel se fundó sobre un proyecto deliberado, de limpieza étnica del pueblo palestino para la constitución de un Estado homogéneo, exclusivamente judío. ¿Qué tiene de “esperanza” ese lugar? Hasta entonces, en Palestina vivía una minoría judía, además de cristianos, musulmanes y personas no religiosas. Mi padre cuenta que, cuando era niño, judíos, cristianos y musulmanes jugaban juntos sin distinciones.
Eso no es posible con el apartheid. Nunca tuvimos ningún problema con los judíos. Estamos contra el proyecto sionista no contra los judíos. Así como el mundo tomó posición contra elapartheid en África del Sur y los horrores del Holocausto bajo el nazismo, lo que pedimos nosotros es que tomen posición contra el sionismo. Gil: Israel, a diferencia de lo que afirmaste en la prensa, no hay nada de “democrático” en un Estado de esa naturaleza.
Muchas de las cantos y voces que traen tanta poesía a nuestra vida, sirven para calmar también la nostalgia de una tierra a la cual los palestinos, expulsados en 1948, están impedidos de retornar, donde antes cabía todo el mundo.
“La felicidad se fue/ y la nostalgia en mi pecho aún vive (…)/ Mi casa queda allá, detrás del mundo/ a donde yo voy en un segundo, cuando comienzo a cantar/ El pensamiento parece una cosa a la deriva/ pero, cómo es que la gente vuela cuando comienza a pensar” [Letra de la canción “Felicidade” de Caetano Veloso].
Desde entonces, Israel expulsó, en 1967, miles de palestinos más. Hoy, son 5 millones que viven en campos de refugiados [en otros países]. A lo largo de todo este período, la situación no ha mejorado. Por el contrario, con el incremento de la colonización [en Cisjordania], muchos palestinos continúan siendo expulsados de sus tierras. Así, con base en el derecho internacional y teniendo como referencia elapartheidque perduró hasta los años 1990, en África del Sur, el Tribunal Russell sobre Palestina declaró, en 2011, que Israel es “un Estado de apartheid institucionalizado” (lean aquí, por favor: https://goo.gl/nL3UKR). Hay leyes racistas y discriminatorias contra los palestinos, que son tratados de forma inhumana cotidianamente.
Nuestras familias fueron separadas y recién en el 2010 pude pisar, por primera vez, la tierra en que mi padre nació. Tuve la emoción de conocer al único hermano de mi padre, aún vivo, y una enorme y amorosa cantidad de primos. Vengo, por justicia, luchado para denunciar la ocupación y elapartheidisraelíes hace años y estoy comprometida en la campaña de BDS [Boicot, Desinversión y Sanciones] a Israel: un llamado de la sociedad civil palestina, hasta que los derechos humanos fundamentales le sean garantizados.
Por mi origen y por ese crimen (el crimen de hacer valer el derecho a la libertad de expresión y manifestación en Brasil, por el que tantos lucharon], no pude volver a ver más a mi familia. En el 2011, fui impedida de entrar a Palestina, después de un calvario de interrogatorios, revisiones e intimidación de más de diez horas (calvario ese que todos los brasileño-palestinos pasan cuando van a visitar a sus familiares).
Este año, en marzo, participé del Fórum Social Mundial en Túnez y construimos, como parte del proceso por un mundo más justo, una misión humanitaria a Palestina ocupada. La misión fue debidamente negociada con el gobierno brasileño y las autoridades israelíes pero incluso nos fue negada la entrada a mí y a otro brasileño, Mohamad El Kadri (de los 16 integrantes [de la delegación], los dos únicos con padres y abuelos árabes. Como quedó demostrado, elapartheid comienza ya en la frontera israelí con [Palestina].
Me recuerdo que, en 2010, me encontré con Nita Freire, viuda del educador Paulo Freire, que me contó que él se negó a participar de una actividad en una universidad israelí que hablaría sobre el “diálogo”. Paulo Freire se negó por entender que parte de los interlocutores del supuesto “diálogo” no podría estar presente por elapartheid. Dijo que estaría a disposición en el momento en que de hecho esa situación se transformase.
Como lamentablemente aún no llegó ese momento, les digo a ustedes: cancelen el show en Israel. Los palestinos, fans de su música, no podrán estar presentes porque ellos no pueden transitar libremente. Si yo quisiese ver el show de ustedes en Tel Aviv no podría. Israel afirmó que soy una “amenaza a su seguridad” y tengo prohibido visitar a mis familiares y la tierra de mis ancestros por cinco años. No soy terrorista, soy un ser humano que lucha por justicia.
Gil, te escuché cantar “Imagine” en el Fórum Social Mundial, en Túnez, en 2013. Ese “otro mundo” que usted tan bien cantó, trayendo el recuerdo de John Lennon, no será posible mientras aceptemos como normal elapartheida que está sometido el pueblo palestino.
Mantengo la esperanza de contar con el mensaje inestimable de ustedes al mundo, por justicia, igualdad y libertad. Dejo aquí las palabras del poeta palestino Mahmoud Darwish: “Nosotros, palestinos, sufrimos de un mal incurable que se llama esperanza. Esperanza de liberación y de independencia. Esperanza de una vida normal, en la cual no seremos ni héroes ni víctimas. Esperanza de ver a nuestros niños ir a la escuela sin riesgos. Para una mujer embarazada, esperanza de dar a luz un bebé vivo en un hospital, y no un bebé muerto ante un puesto de control militar. Esperanza de que nuestros poetas verán la belleza del color rojo en las rosas y no de la sangre. Esperanza de que esta tierra reencontrará su nombre original: tierra de amor y de paz. Agradecido por cargar con nosotros el fardo de esa esperanza”.
¡Gracias, Gil y Caetano!
Traducción Laura Sánchez