Argentina
“Lo que no se hizo en los últimos cincuenta años” – Y cómo empezar a cambiar

junio 28, 2013

Esta frase llama la atención por varias razones. Primero porque la jefa de Randazzo, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, está enteramente dedicada a demostrar que todo lo que hizo y hace el gobierno en los últimos diez años es maravilloso y define lo que ella llama una “Década Ganada”. Es decir que el ministro Randazzo la contradice directamente. Para él, salvo en el último año que se dedicó a arreglar el transporte, en los nueve años anteriores lo que importa es lo que no se hizo.
Y en esto tenemos que coincidir, al menos parcialmente, con Randazzo. Porque el desastre de Castelar, igual que el de Once de quince meses atrás o las muertes en las inundaciones de Capital y La Plata, son directamente resultado de las obras de mantenimiento y de las nuevas obras que los gobiernos de Cristina –y Scioli y Macri- no hicieron.
¿Y qué fue lo que sí se hizo? La política del gobierno kirchnerista garantizó que los fondos para esos trabajos fueran a pagar la fraudulenta deuda externa o a comprar el petróleo y gas que hubo que importar por la crisis energética o, simplemente, en la forma de subsidios a los bolsillos de los empresarios buitres a cargo de las concesiones de los servicios públicos o de los funcionarios corruptos –como De Vido y Randazzo- que los sostuvieron o de dirigentes sindicales traidores, ladrones y asesinos como Pedraza y compañía.
Y si, siguiendo la orientación de Randazzo, vamos más atrás, nos vamos a encontrar con los gobiernos de Duhalde, De la Rúa, Ménem o Raúl Alfonsín, acompañados por muchos de los actuales dirigentes kirchneristas – incluso Néstor y Cristina- y también por los que hoy se ubican en la oposición al gobierno. Los radicales, junto con todos los que ahora se dicen de centro-izquierda como Carrió, Pino Solanas o los socialistas de Binner estuvieron en la Alianza con la que De la Rúa llegó al poder; mientras que Moyano, De la Sota, Lavagna y compañía estuvieron junto a Duhalde. Tampoco entonces se hicieron las obras necesarias para evitar que se siga derrumbando el ferrocarril y toda la infraestructura del país. Simplemente se dedicaron a, si ya lo sabemos, a pagar la deuda externa y sostener a banqueros y empresarios saqueadores y funcionarios corruptos y sindicalistas vendidos. Y reprimir con la policía y las fuerzas armadas a quienes se atrevieron a protestar, igual que ahora lo hacen los Kirchner y Macri y compañía contra los petroleros de Santa Cruz y los trabajadores del Borda.
Y ni hablar de los treinta mil desaparecidos y de cómo hundieron el país los militares genocidas.
¿Y el último año?
Los recientes muertos y heridos del Sarmiento demuestran que Randazzo y Cristina no hicieron algo mejor, ni siquiera en el último año.
De modo que podemos decir que tanto el kirchnerismo como la oposición de derecha y la de centro-izquierda en pleno, son responsables de todas las obras que no se hicieron para favorecer a banqueros, multinacionales y demás ladrones, lo que llevó a todos los desastres que los trabajadores y el pueblo hemos pagado con vidas, con heridos, con nuestras casas y con condiciones de vida y de trabajo cada vez peores.
Y todos esos políticos también son responsables de que no haya ningún castigo a los empresarios como Cirigliano, culpable de los cincuenta y un muertos del choque criminal de febrero del 2012. Es más, el gobierno obligado a quitarle la concesión del Sarmiento, ha mantenido en manos del propio Cirigliano la reparación de máquinas y vagones. Ahora mientras Randazzo daba entrevistas exhibiendo como “prueba” a su favor una factura de reparación de frenos del chapa 1, el conductor del tren fue preso e incomunicado durante varios días y es el único imputado en la causa, acusado de estrago doloso seguido de muerte. Empresarios y gobierno se lavan las manos culpando a los trabajadores: las víctimas de sus negociados y su desidia pagamos los platos rotos.
La pregunta clave: ¿cómo empezar a cambiar esta historia?
La realidad muestra que dándole el voto al kirchnerismo va a continuar la historia de los últimos cincuenta años. Lo mismo que dándole el voto a la derecha o a la centro-izquierda.
Lo que necesitamos los trabajadores y el pueblo es algo nuevo y distinto, contar con una alternativa propia, que no responda a los banqueros buitres y a las multinacionales, ni esté formada por políticos corruptos y sindicalistas traidores.
El PSTU considera que un camino para avanzar en esa alternativa nueva y distinta es apoyar hoy al Frente de la Izquierda y los Trabajadores (FIT). Por empezar porque las fuerzas que integramos el FIT – el PO, el PTS, IS, nuestro pequeño partido y otras organizaciones – nunca estuvimos en ninguno de los gobiernos que hicieron los desastres de los últimos cincuenta años.
Pero, sobre todo, porque el FIT propone una política totalmente opuesta a la que se viene aplicando en el país. Proponemos terminar con el saqueo de los banqueros y las multinacionales, dejando de pagar la deuda externa y estatizando bajo control de los trabajadores todas las palancas fundamentales de la economía.
Con esos recursos queremos impulsar un gran plan de obras públicas que garantice trabajo efectivo y en blanco para todos, salarios y jubilaciones que cubran el costo de la canasta familiar, realizar todas las obras nuevas y de mantenimiento que hacen falta para terminar con los accidentes ferroviarios y las inundaciones y demás desastres, terminar con la crisis energética, garantizar alimentos y todo lo que necesita el pueblo.
Y también queremos meter presos a todos los genocidas de la dictadura y los represores y gatillo fácil de hoy.
Y luchamos por los derechos de las mujeres trabajadoras, que ganen lo mismo que los hombres, poner fin al acoso laboral y sexual y a toda forma de violencia, que haya guarderías públicas gratuitas, que cuenten con el derecho al aborto para decidir sin trabas cuando ser madres y cuando no.
Por eso, y, como forma de fortalecer esa lucha, en estas elecciones apoyamos las listas de candidatos del FIT y nos sumamos a la batalla por imponer diputados obreros y socialista en el parlamento.