Vie Abr 26, 2024
26 abril, 2024

La revolución y la guerra

Yasser Munif, profesor visitante del Emerson College, concedió la semana pasada una entrevista a Jeff Napolitano, transmitida por el programa de radio de la sección oeste de Massachussetts del American Friends Service Committee (Comité de Servicios a Amigos), titulada “Inside the Syrian Revolution and What the Left Must Do” (“Desde adentro de la revolución siria y lo que la izquierda debe hacer”). 

 

Una transcripción de la entrevista, hecha por Linda Quiquivix, fue publicada en el blog Syria Freedom Forever (Siria Libertad por Siempre). Esta es una transcripción de la entrevista publicada originalmente en inglés para el periódico Socialist Worker (Trabajadores Socialistas). La versión del portugués fue hecha por Sebastião Nascimento y aprobada por Munif.

YM.- Este verano pasé dos meses en el norte de Siria, en la zona liberada, y esa experiencia fue una lección de humildad. Aprendí mucho y vi una revolución popular en curso. Las personas están reconstruyendo las instituciones, administrando sus ciudades después del colapso del Estado y del régimen, y es una tarea rodeada de desafíos, pues no hay recursos, no hay dinero y son continuos los ataques del régimen. Esas zonas a las que me refiero, del norte, fueron liberadas -no hay enfrentamientos en el terreno. Pero los bombardeos aéreos son constantes y los misiles continúan siendo lanzados contra esas ciudades.

Las personas, entonces, recurren a soluciones creativas: están creando instituciones políticas. Hay consejos locales en cada una de esas ciudades, que se reúnen semanalmente. Ellos discuten todo lo que se refiere a la ciudad y tratan de resolver sus problemas.

Hay millones que escuchan medios occidentales y otros medios que hablan de “guerra civil” y cosas así, pero la mayoría de esas personas rechazan esas etiquetas. Es verdad que están enfrentando un período crítico, hay desafíos cruciales al frente, y existen yihadistas1 tratando de minar su esfuerzo, además, claro, del régimen. Pero, ellas creen que hay una revolución popular en curso en Siria.

JN.-Los yihadistas son frecuentemente considerados como socios de los “rebeldes”. Pero son como usted dice: algo completamente distinto de la revolución propiamente dicha.

YM.– Correcto. A lo largo de los últimos tres o cuatro meses, los revolucionarios vienen luchando, en realidad, en dos frentes. Por un lado, existe el régimen y, por otro, están los yihadistas -los grupos Al Nusra y aquellos creados por Al Qaeda. En realidad, los yihadistas están apresando, torturando y matando a muchos activistas, personas que vienen manteniendo la resistencia desde el primer día.

La mayoría de los grupos creados por Al Qaeda no están realmente enfrentando al régimen. Ellos mantienen su presencia en esas áreas del norte. Permiten que el Ejército Libre Sirio y otras facciones enfrenten al régimen y van detrás de ellos para ocupar todas las ciudades y todas las villas que son liberadas. Son muy crueles. Como dije, están apresando activistas -cualquiera que los critique va preso, es torturado y, a veces, asesinado. En este exacto momento, ellos mantienen a más de 1.500 activistas en sus prisiones.

Como puede ver, hay dos frentes en Siria, actualmente: los yihadistas de un lado y el régimen del otro. Es por eso que muchas personas creen que los yihadistas están, de algún modo, aliados al régimen sirio. Al Qaeda está, en realidad, proporcionando petróleo para el régimen. El oleoducto tiene que atravesar la región controlada por grupos creados por Al Qaeda, para que el régimen haga llegar el petróleo hasta la región costera.

Las cosas son, por lo tanto, mucho más complejas de lo que pueden parecer aquí, en EE.UU., donde se leen artículos que todo el tiempo están hablando de la dominación de “Al Qaeda”. AlQaeda, en realidad, no es parte de la revolución. Es antirrevolucionaria.

JN.– Correcto. El debate que domina al Congreso parece ser en torno de la cuestión de quién asumirá el poder si bombardeamos Siria. Existen muchas personas en el Congreso, especialmente republicanos, que parecen pensar que el problema del bombardeo sería apenas para que Al Qaeda pase a tener el control del país; al revés de considerar que bombardear al país simplemente no es una buena idea. Uno de los mitos o impresiones populares, en los medios, es que los rebeldes que se oponen a Assad y al régimen son favorables a un ataque contra Siria. ¿Es eso correcto?

YM.- De lejos, no lo puedo decir. Creo que la población está dividida. Muchos son contrarios a los ataques.
Creo que algunas personas, por causa de la destrucción y de la violencia y de la mortandad, ven un ataque de los EE.UU. como una “salida”, pero no pienso que sean, necesariamente, la mayoría. Las personas aprendieron, en los últimos 30 meses, que nadie es un verdadero aliado de su causa o le importa a la población siria; el pueblo sirio, de hecho, no tiene amigos. Ellos comprenden que Occidente -Europa y EE.UU.- no son necesariamente favorables a la victoria de la revolución.

Cuando usted conversa con un ciudadano común en Siria, en aquellas áreas liberadas, ellos le cuentan que, cuando se esté perdiendo territorio, en lucha contra el régimen, ellos recibirán armas; y cuando estén venciendo, las armas dejarán de legar. La razón de eso es que Occidente y los EE.UU. quieren ver la continuidad de esa guerra, como un impase, pues es eso lo que más les interesa. Ellos no están, necesariamente, a favor del régimen y no son, necesariamente, favorables a la victoria de los revolucionarios, o de lo que ellos llaman “Al Qaeda”.

Así, lo mejor para Estados Unidos, hasta ahora, ha sido sustentar la continuidad del conflicto. Eso también es el interés de Israel que no quiere, necesariamente, ver a los revolucionarios vencer. Muchos políticos israelíes y norteamericanos defienden mantener a un Bashar debilitado en el poder.

JN.– Estoy realmente curioso respecto de eso, porque nadie, incluso en la izquierda- habla sobre cómo la revolución realmente se presenta. Al escucharlo a usted, recuerdo lo que aprendí respecto de la Revolución Española, en la década de 1930, cuando los anarquistas y socialistas también estaban batallando en una guerra con dos frentes: una contra los fascistas y otra contra los comunistas. Esa es una historia más complicada, pero lo que me llamó la atención fue que sus descripciones de la revolución, desarrollándose con sus propias instituciones, son similares a la española, donde una sociedad igualitaria llegó a desplegarse. ¿Cuál es la fase de la revolución, vista de cerca, en Siria?

YM.– La revolución es muy compleja. Es bastante multifacética y hay diversas cosas que suceden simultáneamente en la realidad. La parte predominante es la revolución popular. Pero hay también una semiguerra fría en curso, entre los EE.UU. y sus aliados, de un lado, y Rusia y sus aliados, del otro. Hay también un conflicto entre Irán y sus aliados, de un lado, e Israel y el Golfo, del otro. Existen, por lo tanto, diversas capas en este conflicto pero la que predomina es la revolución popular. Encuentro que es muy importante comprender eso.

Otra razón, para comparar la Revolución Siria con la Guerra Civil Española, de la manera como usted viene haciéndolo, es que todo izquierdista tiene una opinión sobre lo que está ocurriendo en Siria, así como también sucedía con la Revolución Española muchos años atrás. Y la mayor parte de la izquierda, lamentablemente, está asumiendo la posición errada. Están considerando a la revolución siria de una forma fundamentalmente binaria y reduccionista.

JN.-¿Se trata de la izquierda americana o de la izquierda siria?

YM.-Incluso la izquierda siria y la izquierda árabe están divididas, así como las izquierdas americanas y europeas. En gran medida, ese conflicto es entendido como una guerra entre los EE.UU., de un lado, y personas que son contrarias a los EE.UU., del otro, “antiimperialistas” como algunos dicen. Ese lado incluye a Hezbollah, en el Líbano, a Irán y al régimen sirio, y sus colaboradores creen que Siria es ayudada por los palestinos. Eso se basa en una completa ignorancia respecto de la historia siria y de cuán violento fue el régimen sirio, a lo largo de los últimos 40 años, contra la lucha palestina.

De cierto modo, esos izquierdistas están, en realidad, adhiriendo a la doctrina Bush: el “o/o”, sin espacio para cualquier grado de complejidad en su posición.

JN.– En otras palabras: “o está con nosotros o está contra nosotros”.

YM.– Sí. La forma binaria y reduccionista de pensar sobre la revolución. Encuentro que eso es muy perjudicial. Está mandando el mensaje errado al pueblo sirio. Muchos sirios creen que la izquierda es, por definición, favorable al régimen. Recientemente, vimos protestas en Nueva York y en otras ciudades, con personas manifestándose contra la guerra levantando retratos de Assad.

JN.– Algunos días atrás, había una fotografía destacada en el Boston Globe, acompañando un artículo sobre las protestas, y enfocaron a un grupo de personas, en medio de la multitud, que estaban cargando banderas del régimen sirio, con la foto de Assad bien estampada en el medio. Eso imprime a la protesta entera la marca de un posicionamiento no propiamente contrario al bombardeo en Siria, sino a favor de Assad. Pero yo sé de algunas de las organizaciones que promovieron la protesta, para las cuales eso va en el sentido contrario al mensaje que estaban tratando de transmitir.

YM.– Correcto. Esa parte de la izquierda está perdiendo su credibilidad. Las personas, en EE.UU., o en el mundo árabe o en Siria no necesariamente percibirán eso como un mensaje realmente contra la guerra. Verán las fotos de Assad y percibirán esas manifestaciones como propaganda -no realmente contrarias a la guerra.

Encuentro que la izquierda tiene una tarea importante por delante. Debe formular una posición nueva, más coherente; una posición en la cual se coloque, al mismo tiempo, contra la guerra y contra la dictadura. En tanto no hiciera eso, no tendrá ningún margen de credibilidad.

Las personas en Siria verán esas imágenes prácticamente como una licencia para matar, pues el régimen sirio viene transmitiendo esas manifestaciones en la TV estatal, mostrando qué tan popular es en occidente -que las personas están manifestándose en las calles de Nueva York y otras ciudades con fotos de Assad. El régimen sirio no ha sido capaz de organizar manifestaciones o actos así, ni incluso en la propia Siria. Se queda muy contento, por lo tanto, al verlas surgir en otras partes del mundo.

Muchas de las personas que se manifiestan no tienen la mínima idea sobre la realidad de aquello que los sirios vienen enfrentando: sus luchas, sus combates, su resistencia cotidiana, aquello que están tratando de construir y la creatividad de aquello que están haciendo.

Creo que también existe algo de racismo envuelto en eso de simplemente negar cualquier tipo de iniciativa a los sirios y decir “Todo eso es una gran conspiración y los EE.UU. vienen planificando eso desde el inicio, es una conspiración contra Assad”. Eso significa que los sirios no tienen ninguna iniciativa que, en realidad, no saben pensar por sí mismos, no son capaces de hacer una revolución. Encuentro que es un gran error que la izquierda está cometiendo.

JN.– Tengo conmigo la propuesta presentada por la secretaria general del American Friends Services Committee, Shan Cretin, en una carta dirigida al presidente Obama y al Congreso. Lo que ella demanda es una amplia prohibición al envío de armas a todas las partes comprometidas en el conflicto; que la única solución en Siria es una solución política; apoyo a los esfuerzos de Lakhdar Brahimi, el enviado conjunto de la ONU y de la Liga Árabe; presionar para que rápidamente se reúna una nueva conferencia en Ginebra; y que los EE.UU. deberían apostar por una transición que se base en las instituciones ya existentes en Siria, en lugar de removerlas, además de no echar por la borda a las personas que hubieran servido al gobierno o al ejército. ¿Qué es lo que usted encuentra de  esa propuesta y que piensa que la izquierda americana debería hacer?

YM.-Creo que lo más importante para el movimiento progresista y para las personas a las que realmente le importan las revoluciones árabes, y quieren apoyarlas y demostrar su solidaridad, es alejarse de las alianzas con cualquier estado y construir un movimiento social que apoye a la población siria.

Esa solidaridad puede asumir diferentes formas. Puede ser por medio de informes: un periodista responsable, que va a Siria, ve lo que está realmente sucediendo y trata de tomar en serio su trabajo. Mucho de lo que viene siendo publicado es sobre las luchas internas y sobre el aspecto militar de la revolución, pero creo que esta es solamente la punta del iceberg: es la parte más visible, pero no es la más importante.

Lo que está sucediendo en Siria es mucho más que eso. Hay muchas revoluciones en curso, en todos los campos: el político, el cultural, el social, el económico. Las personas están creando nuevas instituciones, con nuevas ideas: están tratando de enfrentar los problemas más difíciles y superarlos.

Las personas, en Siria, necesitan de médicos, necesitan de ingenieros, necesitan de cualquier activista que los pueda ayudar. Lo que es necesario es un movimiento global de solidaridad, que transcienda la política estado-céntrica, que vienen dominando en los últimos 30 años, que gira alrededor de gobiernos y ejércitos y todo lo demás.

Creo que este es el mensaje más poderoso que podemos enviar a la población siria: construir un movimiento social global, alternativo, que realmente comprenda la complejidad de la revolución siria y no la reduzca a los “yihadistas” y a “Al Qaeda”, que comprenda que existen diferentes sectores. Progresistas e izquierdistas deberían promover la realidad revolucionaria y no sólo repetir la narrativa conspiratoria que venimos viendo en los medios.

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Nota
1.- Movimiento proveniente de la Yihad. El yihadismo es un neologismo occidental utilizado para denominar a las ramas más violentas y radicales dentro del Islam político, caracterizadas por la frecuente y brutal utilización del terrorismo, en nombre de una supuesta Yihad o “guerra sagrada”. La Yihad tiene dos manifestaciones: la «Yihad menor», la lucha externa y la «Yihad mayor», que es el esfuerzo que todo creyente debe realizar para ser mejor musulmán. En las zonas liberadas han impuesto, por ejemplo, la utilización de velos por las mujeres. Se infiltran en las revoluciones y terminan favoreciendo al régimen dictatorial e imperialista.


Traducción Laura Sánchez

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