Polémica | Sobre la consigna “No a la guerra” en Ucrania
La invasión de Ucrania por parte de tropas del ejército ruso, ordenada por el régimen de Vladimir Putin, ha dividido aguas en la izquierda mundial. A grandes rasgos, se presentan tres posiciones.
Por Alejandro Iturbe
La primera de ellas, levantada por organizaciones que provienen del viejo tronco estalinista, es el apoyo a esta invasión con los argumentos de que esa acción va dirigida contra el imperialismo y su brazo militar (la OTAN) que utilizan a Ucrania para agredir a Rusia. Este argumento se completa con el de que el gobierno ucraniano está dominado por fuerzas neonazis. En varios artículos específicos, la LIT-CI ha respondido a lo que consideramos una gran mentira para justificar esta agresión militar[1].
En una ubicación opuesta, la LIT y otras organizaciones sostienen que, en el marco de otras consideraciones, el contenido esencial del conflicto iniciado por la invasión rusa es la agresión militar de un país más fuerte y poderoso (Rusia) a otro más débil (Ucrania). Esto en el marco que, salvo un corto período al inicio de la Unión Soviética (cuando se aplicó la política propuesta por Lenin, ahora muy criticada por Putin), los gobiernos rusos siempre consideraron a Ucrania como “su patio trasero”. Por eso, apoyamos la lucha de los trabajadores y el pueblo ucraniano contra la invasión y estamos por la derrota de las tropas rusas en esta guerra[2].
Es evidente que existe un importante rechazo a la situación de guerra en general, un lógico sentimiento entre millones de trabajadores y sectores populares que ven con horror las nefastas consecuencias de la decadencia capitalista en el terreno armado. También existen muchos sectores que comprenden el “no a la guerra” como una forma de expresar el repudio a la invasión de Putin, entendiendo ese rechazo como un rechazo a la invasión y una exigencia de que esta retroceda. Queremos establecer un diálogo con todos esos compañeros que parten de un justo sentimiento, el cual hasta podemos compartir en general, para comprender que en el actual estado de un conflicto concreto desatado, el repudio a los horrores de la guerra y a la invasión de las tropas rusas contra Ucrania, necesita en primer lugar de una ubicación clara del lado que esta siendo atacado por una nación opresora, y una intervención que claramente se coloque por la derrota de los invasores, como única posibilidad de terminar con el flagelo.
En el medio, surgen posiciones, ya no de sectores de masas, sino de corrientes políticas organizadas, “pacifistas” cuya política se resume en la consigna “No a la guerra”. En concreto, esta propuesta significa decir: “en este conflicto no tenemos lado”. En esta posición coinciden dos sectores distintos, que llegan a esa consigna con razonamientos diferentes.
El primero es un sector que parte de las concepciones pacifistas tradicionales: todas las guerras son malas. Por lo tanto deben ser condenadas como tales, para luchar por “la paz” y por la necesidad de acciones diplomáticas para detener la guerra y darle una salida negociada[3].
Una posición que coincide con lo planteado por el presidente turco Recep Erdogan (aunque este lo haga por consideraciones y necesidades políticas diferentes), que, en una reunión telefónica con Putin, le planteó “abramos el camino para la paz” y que, para eso, era necesario decretar un inmediato “alto el fuego”. Erdogan, incluso, se ofreció como mediador. Putin le respondió negativamente. En esta vertiente se inscriben corrientes como Podemos, del Estado Español, para quienes la “paz” es no solo llamar a movilizar por el “no a la guerra”, sino negar también cualquier envío de armas a la resistencia ucraniana, favoreciendo en los hechos el sostenimiento de la superioridad militar del invasor Putin.
La segunda vertiente del “No a la guerra” es expresada por organizaciones que se reivindican leninistas y trotskistas. Es el caso de organizaciones que integran el Frente de Izquierda y los Trabajadores – Unidad (FIT-U) de Argentina. Recientemente, los diputados nacionales Nicolás del Caño, Myriam Bregman y Alejandro Vilca, del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), y Romina del Plá, del Partido Obrero (PO) difundieron una foto tomada en el Congreso argentino sosteniendo carteles con esa consigna (ver ilustración de este artículo). Esas organizaciones defienden esta propuesta en las declaraciones y artículos publicados en sus páginas web[4]. Es con esta posición que queremos debatir, porque la consideramos equivocada.
El criterio de Lenin frente a las guerras
El punto de partida del debate es que, para nosotros, de acuerdo con Lenin, las diferentes guerras no pueden ser consideradas iguales: es necesario comprender el significado específico de cada guerra para tomar una posición frente a ella.
La referencia más clara en este sentido es el trabajo El socialismo y la guerra (1915), escrito por Lenin con el objetivo de orientar al partido bolchevique ruso y el ala revolucionaria de la II Internacional frente a la Primera Guerra Mundial[5]. En ese trabajo, Lenin reivindica el concepto elaborado por el general prusiano Carl von Clausewitz, en 1832: “La guerra es la prolongación de la política por otros medios”[6]. Es decir, para caracterizar cualquier guerra y fijar una posición frente a ella, los marxistas debemos primero estudiar y comprender el carácter político de tal guerra.
Lenin caracterizó correctamente que la Primera Guerra Mundial era esencialmente una guerra interimperialista y en ella los socialistas “no tenían patria”. A partir de allí, realizó una crítica feroz a los principales partidos de la II Internacional (el alemán y el francés) que apoyaban a sus respectivas burguesías imperialistas. Para él, la única línea posible frente a este tipo de guerra era el derrotismo revolucionario (“la derrota del propio imperialismo es el mal menor”) y orientó al partido bolchevique a “transformar la guerra interimperialista en guerra revolucionaria de clases”, algo que se concretó en la Revolución de Octubre (1917). Al mismo tiempo, analizó que hay otro tipo de guerras, a las que llamaba ‘necesarias y justas’: “La historia ha conocido muchas guerras que, pese a los horrores, las ferocidades, las calamidades y los sufrimientos que toda guerra acarrea inevitablemente, fueron progresistas, es decir, útiles para el progreso de la humanidad…”.
Dentro de este último tipo de guerra, definía una en especial: “Los socialistas admitían y siguen admitiendo el carácter legítimo, progresista y justo de la ‘defensa de la patria’ o de una guerra ‘defensiva’. Si, por ejemplo, mañana Marruecos declarase la guerra a Francia; la India a Inglaterra; Persia o China a Rusia, etcétera, esas guerras serían guerras ‘justas’, ‘defensivas’, independientemente de quien atacara primero, y todo socialista simpatizaría con la victoria de los Estados oprimidos, dependientes, menoscabados en sus derechos, sobre las ‘grandes’ potencias opresoras, esclavistas y expoliadoras”. Es decir, para Lenin, la posición frente a la guerra y su resultado no dependía del tipo de dirección que tuviera esa lucha en el país oprimido sino del carácter de los países en conflicto. En este caso, los socialistas “debían defender la patria” del país oprimido y ubicarse en su campo militar. Ese era, para él, el parámetro central y un hilo conductor para la revolución socialista: “Los socialistas no pueden alcanzar su elevado objetivo sin luchar contra toda opresión de las naciones”.
Trotsky compartía estos criterios de Lenin. Ante la invasión japonesa a China, escribió: “Si existe en el mundo una guerra justa, esa es la guerra del pueblo chino contra sus opresores. Todas las organizaciones obreras, todas las fuerzas progresistas de China, sin abandonar su programa ni su independencia política, deben cumplir hasta el final su deber en la guerra de liberación, independientemente de su actitud con respecto al gobierno de Chiang kai Shek”[7].
La política “pacifista” le sirve a Putin y a la invasión rusa
En sus declaraciones, tanto el PTS como el PO expresan que existe una agresión hacia Ucrania por parte de Rusia y del régimen de Putin. El PTS afirma: “La invasión rusa de Ucrania es una acción claramente reaccionaria, donde una potencia que tiene el tercer ejército del mundo y armamento nuclear invade militarmente un estado fronterizo para imponer sus propias condiciones e intereses”, mientras que el PO analiza que: “La incursión militar de Rusia no responde a un interés popular ni a una causa de emancipación nacional y social de los trabajadores […], sino a los intereses y apetitos de la camarilla y oligarquía restauracionista rusa, en su pulseada con Occidente”[8].
¿Por qué, entonces, no aplican el criterio de Lenin frente a este tipo de guerras: que los socialistas “debían defender la patria” del país oprimido y ubicarse en su campo militar? Es decir, si lo aplicamos a la situación actual de Ucrania: apoyar la lucha de este país contra la invasión rusa y trabajar por su derrota.
Es que, a partir de esa consideración inicial, ambas organizaciones desarrollan una estructura argumental en la que el pueblo ucraniano enfrenta, en estos momentos, a dos enemigos equivalentes: la invasión rusa, por un lado, y la penetración imperialista, por el otro. Por ejemplo, el PTS expresa: “Las potencias imperialistas de la OTAN están utilizando la ocupación rusa, que ha generado un justo repudio en gran parte de la población de estos países, para justificar un renovado auge del militarismo. En el caso de Alemania se trata de un ‘giro histórico’, como lo llamó su canciller socialdemócrata Olaf Scholz, en el intervencionismo militar de esta potencia imperialista”. Por su parte, el PO va más lejos, al señalar: “Estamos frente a un nuevo capítulo de un conflicto que tiene como primer y gran responsable al imperialismo”, y en su programa para la situación pone el “Fuera la OTAN y el FMI” en una jerarquía superior a la lucha contra invasión rusa.
Detengámonos un poco en estos argumentos. Ellos parten de elementos que, en sí mismo, son ciertos. En primer lugar, es cierto que, en la realidad actual, toda guerra en el mundo es, en última instancia, responsabilidad del capitalismo imperialista. En segundo lugar, es cierto que la burguesía ucraniana expresada en el gobierno de Volodímir Zelenski tiene el proyecto de integrarse a la Unión Europea en calidad de semicolonia, e incluso de integrarse a la OTAN. En tercer lugar, es cierto que el imperialismo avanzaba en ese proyecto para someter política, financiera y militarmente a Ucrania, y ahora pretende usar la guerra para “marcarle la cancha a Putin” en sus aspiraciones de tener un “área de influencia propia” para actuar como intermediario de la colonización imperialista[9].
En condiciones “normales”, es decir, sin invasión rusa, el eje de un programa para Ucrania sería precisamente la lucha contra este proceso de semicolonización impulsado por el imperialismo y el gobierno de Zelenski. Pero la realidad actual no es “normal”: hay una agresión militar del ejército ruso, ordenada por Putin, contra el pueblo ucraniano.
Como expresa el artículo de Eduardo Almeida: “Esta no es una invasión militar de la OTAN contra el territorio ruso. En ese caso, sin duda nos posicionaríamos en defensa de Rusia, tanto porque es una economía dependiente del imperialismo como por haber sido invadida. Lo que realmente existe es una invasión militar rusa a Ucrania, para recomponer su opresión directa. Esta es la realidad concreta hoy. Una brutal invasión de la segunda potencia militar del mundo contra un país que no tiene condiciones militares para enfrentarse a Rusia, y que se apoya en el heroísmo de su pueblo”[10].
Actualmente, quien está atacando y destruyendo las ciudades ucranianas, quien mata al pueblo ucraniano es el ejército ruso, no la OTAN. Al mismo tiempo, no hay soldados de la OTAN combatiendo a las tropas rusas en Ucrania (ni que sepamos, en ningún otro lado). El imperialismo, por sus propias contradicciones, ni siquiera ha aplicado una política profunda de sanciones económicas al régimen de Putin[11].
Entonces, disolver esta guerra concreta que existe hoy en Ucrania, con un contenido muy preciso, en consideraciones generales sobre “los dos enemigos” que, de modo simultáneo, debería enfrentar el pueblo ucraniano, es un gravísimo error de análisis y caracterización y, por lo tanto, deriva en una política completamente equivocada[12].
Un callejón sin salida
Al analizar que el pueblo ucraniano hoy debe enfrentar simultáneamente dos enemigos equivalentes, estas organizaciones se meten en un callejón sin salida. ¿Cómo ubicarse frente a una lucha que, por un lado, es justa porque combate a uno de los enemigos (la resistencia ucraniana a la invasión rusa ordenada por Putin) pero que, al mismo tiempo, favorecería al otro (el imperialismo) y, por lo tanto, tiene un componente reaccionario?
Para intentar salir de este callejón sin salida, estas organizaciones proponen una política con dos componentes. Uno, como vimos, es el pacifismo del No a la guerra; es decir “no tengo lado”. Por eso, el PTS, para luchar contra la invasión rusa, nos propone: “Desde la izquierda revolucionaria tenemos que alentar en todo el mundo movilizaciones contra la guerra, que planteen el retiro de las tropas rusas de Ucrania…”. Es decir, en vez de llamar a apoyar la resistencia ucraniana y hacer todo lo posible para que triunfe, le dicen a los ucranianos que están bajo las bombas y las balas del ejército ruso (y a los trabajadores y a los pueblos del mundo) que hay que luchar contra la invasión “marchando por la paz”[13]. En la actual guerra, el único lugar del mundo en que una política pacifista es progresiva es en Rusia, en las movilizaciones por la paz que enfrentan al gobierno de Putin y que este reprime con dureza[14].
El segundo componente es un llamado abstracto a la lucha por la revolución socialista en Ucrania y Rusia, como el único camino que puede garantizar la autodeterminación de Ucrania y las relaciones fraternales entre los pueblos ruso y ucraniano. Es evidente que, en términos estratégicos, esto es correcto. Fue lo que demostró Lenin en el corto período en que su política fue aplicada en la Unión Soviética. Pero, planteado como una orientación política concreta frente a la actual guerra en Ucrania, acaba siendo lo que en Argentina se llama “un saludo a la bandera”[15].
Ambos componentes chocan abiertamente contra los criterios y la política propuestos por Lenin en el material ya citado. En primer lugar, hemos visto que, para él, en una guerra entre un país oprimido y un país opresor, los socialistas “debían defender la patria” del país oprimido. En el marco de su caracterización de que estaba en curso una guerra interimperialista, Lenin era totalmente consciente de que la lucha de un país oprimido contra su opresor podría favorecer al otro campo imperialista (en el caso de los ejemplos que él da, a los llamados Imperios Centrales). Sin embargo, mantenía con total firmeza su posición de apoyo al país oprimido.
Al mismo tiempo, lejos de hacer un llamado abstracto a la revolución socialista, Lenin afirmaba: “Los socialistas no pueden alcanzar su elevado objetivo sin luchar contra toda opresión de las naciones”. En otras palabras, uno de los caminos más importantes para la revolución socialista pasa por el apoyo a la lucha de los países oprimidos contra los opresores. En concreto, en la actual guerra, el camino por una nueva revolución socialista en Ucrania (y también en Rusia) pasa por el triunfo de la resistencia ucraniana y la derrota de la invasión rusa.
En ese marco, no depositamos ninguna confianza en el gobierno de Zelenski ni en la burguesía ucraniana, que están dispuestos a entregar el país al imperialismo. Menos aún consideramos que un triunfo de la resistencia ucraniana podrá venir de manos del imperialismo y de una intervención militar de la OTAN en el país.
Como hemos dicho, la política que nos proponen el PTS y el PO choca frontalmente contra los criterios y la política propuestos por Lenin. En los hechos, acaba siendo una política abstencionista (ni-ni) que capitula y favorece a Putin y la invasión rusa, y que no lucha contra ella.
¿Qué proponemos hacer?
Este debate no quedaría completo si no nos refiriésemos a las propuestas que debemos llevar a los trabajadores y las masas del mundo, y sus organizaciones, para apoyar la resistencia del pueblo ucraniano y contra la invasión del ejército ruso. No nos referimos al programa o conjunto de consignas que debemos plantear frente a la guerra (que han sido formuladas en diferentes declaraciones de la LIT[16]) sino a las tareas que pueden ser tomadas.
En primer lugar, claro, movilizarse para manifestar públicamente ese apoyo, como viene sucediendo en Europa y otras partes del mundo[17]. En ese marco, es posible y necesario constituir comités de solidaridad para poder concretar ese apoyo.
Se trata de una guerra, en la cual apoyamos la resistencia de un pueblo que combate a su enemigo en gran desigualdad de condiciones. Entonces, la cuestión del armamento y de los suministros militares pasa a ser una cuestión central. En ese sentido, tal como expresa la declaración de las secciones de la LIT-CI de Europa y EEUU, debemos apoyar activamente los esfuerzos de los ucranianos para adquirir armas y suministros para defenderse[18].
En ese marco, creemos que es totalmente correcto movilizarse para exigir de los gobiernos (en especial de los países imperialistas) que entreguen a la resistencia ucraniana las armas y todos los materiales necesarios (municiones, alimentación, medicamentos) de modo directo y sin ninguna condición. Estamos totalmente en contra de la entrada de la OTAN en el conflicto, y exigimos su disolución. También llamamos a combatir las medidas de “fortalecimiento” de los ejércitos que la componen (como acaba de anunciar el gobierno alemán) porque son una amenaza para todos los pueblos del mundo. Lo que decimos es que hay que exigirles a esos gobiernos que entreguen las armas a la resistencia ucraniana directa e incondicionalmente.
Veamos ahora el tema de las sanciones. Como criterio más general, nos oponemos a las sanciones de los gobiernos imperialistas contra otras naciones, porque significan un “castigo” contra esas naciones. Sin embargo, hay situaciones distintas en que apoyamos y exigimos sanciones. Por ejemplo, en la época del régimen del apartheid en Sudáfrica o, actualmente, con la campaña BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) contra el Estado de Israel.
En especial, como expresa una declaración ya citada, estamos a favor de sancionar a “los oligarcas, a quienes Putin representa […] es precisamente aquí donde Putin puede y debe ser golpeado para detenerlo y hacerlo retroceder”[19]. Allí se cita que un estudio reciente informa que estos grandes burgueses rusos “han depositado en países occidentales como Reino Unido, Suiza y otros, y en paraísos fiscales, una riqueza equivalente al 85% del PIB ruso”[20]. Debemos exigir que esa riqueza sea confiscada y entregada, de modo directo y sin condiciones, a la resistencia ucraniana.
De modo especial, apoyamos las acciones que definan tomar los trabajadores a través de sus organizaciones. Por ejemplo, los trabajadores del puerto de la refinería Ellesmere, en Chesire, Inglaterra, se rehusaron a descargar petróleo proveniente de Rusia, replicando lo que habían hecho los trabajadores de la terminal de gas de Kent y en puertos de Países Bajos. Según la información, “una oleada de protestas de este tipo se expande por los puertos europeos en respuesta a la invasión de Ucrania”[21].
Para nosotros, frente a la guerra en Ucrania, son estas la política y las tareas que debemos plantear a los trabajadores y las masas los revolucionarios que nos reivindicamos leninistas y trotskistas. Por el contrario, como hemos dicho, el pacifismo y el No a la guerra, acaban capitulando a Putin y su invasión.
Notas:
[1] Ver, entre otros artículos El estalinismo, la crisis del orden mundial y la invasión rusa – LIT-CI (litci.org)
[2] Ver, por ejemplo: ¡Derrotar a la invasión rusa! ¡Tropas rusas fuera de Ucrania! ¡Armas para la resistencia! ¡Estados Unidos, la OTAN y la UE, fuera de Ucrania! ¡Disolución de la OTAN y la CSTO! – LIT-CI (litci.org)
[3] Sobre esta posición, ver, por ejemplo, la página del ICIP (Instituto Catalán Internacional para la Paz) en Opiniones sobre la guerra en Ucrania con perspectiva de paz – ICIP
[4] Ver: “Declaración. ¡No a la guerra!: fuera las tropas rusas de Ucrania, fuera la OTAN de Europa del Este, no al rearme imperialista” (laizquierdadiario.com) y “Guerra a la guerra”. Fuera la OTAN y el FMI. Abajo la burocracia restauracionista de Putin (po.org.ar)
[5] Ver: https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/1915sogu.htm
[6] Véase Carl von Clausewitz, Sobre la guerra, t. I, art. I, cap. I, sec. XXIV.
[7] Ouevres, 14, 30/07/1937, p. 216.
[8] Ver nota 4.
[9] Sobre este tema, recomendamos leer el artículo https://litci.org/es/rusia-bajo-putin/
[10] https://litci.org/es/el-estalinismo-la-crisis-del-orden-mundial-y-la-invasion-rusa/
[11] Sobre este tema, recomendamos leer https://litci.org/es/el-impacto-de-la-guerra-ruso-ucraniana-en-la-economia-mundial/
[12] Otra organización de izquierda argentina que no integra el FIT-U (el Nuevo MAS) ha desarrollado a fondo esta visión. En un artículo de su principal dirigente, expresa que en Ucrania se desarrollan “dos conflictos superpuestas”; es decir, dos guerras combinadas. Ver: https://izquierdaweb.com/sobre-el-caracter-de-la-guerra-en-ucrania/
[13] Por ejemplo, en la reciente reunión del Plenario del Sindicalismo Combativo (PSC, en el que las fuerzas del FIT-U tienen un gran peso) participaron más de 600 activistas y se votó una resolución sobre la guerra de Ucrania con ese contenido.
[14] Ver, por ejemplo: https://www.europapress.es/internacional/noticia-mas-mil-detenidos-principio-nuevas-manifestaciones-contra-guerra-rusia-20220306130116.html
[15] Una expresión que se aplica a un “Dicho o declaración meramente formales, que en realidad no implican ninguna adhesión profunda a las ideas o principios aludidos”.
[16] Ver el especial La invasión de Putin y la guerra en Ucrania – LIT-CI (litci.org)
[17] Ver por ejemplo Miles de personas se manifiestan en varias ciudades europeas en apoyo a Ucrania (yahoo.com)
[18] https://litci.org/es/derrotar-a-la-invasion-rusa-tropas-rusas-fuera-de-ucrania-armas-para-la-resistencia-estados-unidos-la-otan-y-la-ue-fuera-de-ucrania-disolucion-de-la-otan-y-la-cs/
[19] Ídem.
[20] Ver From Soviets to Oligarchs: Inequality and Property in Russia 1905-2016, de Filip Novokmet, Thomas Piketty y Gabriel Zucman en NPZ2017.pdf (wid.world)
[21] Dockers at UK refinery refuse to unload Russian oil | Shipping industry | The Guardian