Dom May 19, 2024
19 mayo, 2024

Brasil | criminalización de la LGBTfobia: un paso importante pero aún insuficiente

El 28 de junio se cumplen 50 años de la Revuelta de Stonewall, ¡movimiento que fue muy importante para la lucha de las LGBTs alrededor del mundo! A lo largo de este mes, el PSTU va a publicar diversos artículos relacionados con la lucha de las LGBTs trabajadoras en el Brasil y en el mundo. ¡Venga con nosotros a descubrir esa historia de resistencia y venga a luchar con nosotros!

Por: João Conceição e Denio Seroa, San Pablo

Criminalización de la LGBTfobia: ¿qué pasó?

El último jueves 13 de junio, el Supremo Tribunal Federal (STF) concluyó el juicio sobre la criminalización de la LGBTfobia en el Brasil. Por ocho votos a tres, los ministros determinaron la criminalización de casos de agresiones contra el público LGBT (lésbicas, gays, bisexuales, transexuales y travestis), para que esos casos sean encuadrados como crímenes de racismo hasta que una ley específica sea aprobada por el Congreso Nacional. Eso incomodó mucho a la gente de arriba, incluso a Bolsonaro y su familia reaccionaria.

Violencia LGBTfóbica: una cara brutal del capitalismo

La violencia LGBTfóbica es un gran problema en el Brasil y para el gobierno Bolsonaro y sus aliados. Al hacer declaraciones lgbtfóbicas, machistas o racistas, son parte de esa violencia que aumenta cada día, y tienen sangre en las manos.

En el Brasil, en 2018 fueron registrados un caso de asesinato o suicidio de LGBTs cada 20 horas, lo que representó 420 LGBTs muertos en el año. Esos datos y esa situación son un ejemplo de la sociedad capitalista en que vivimos, principalmente en momentos de crisis económica y social, cuando el empeoramiento en la vida de los sectores oprimidos es flagrante. Este 2019, la violencia contra las mujeres también aumentó, ¡lo que también es un ejemplo de que estamos viviendo en una sociedad decadente! Además de explotarnos todos los días, nos mata de diversas formas, sea a través de la violencia o del suicidio.

Vimos diversos casos en el Brasil en este último período. Fue el caso de Luana Barbosa, brutalmente asesinada por policías militares. Luana era lésbica, negra y pobre, lo que nos muestra que, sumado a la violencia, hay además racismo y machismo. Vimos también el caso de Plinio Henrique, muerto por simpatizantes de Bolsonaro en la Avenida Paulista. En San Pablo, también durante el período electoral, mujeres trans fueron víctimas de agresiones por simpatizantes de Bolsonaro que decían que, con el nuevo gobierno, “todo eso se acabaría”. Queremos recordar aquí también la historia de Maria Aurora, militante del PSTU, que también cayó debido a esta sociedad de nos enferma y nos mata.

Estamos recordando esas historias, que lamentablemente son algunas de muchas, para reforzar nuestra lucha contra la violencia LGBTfóbica, ¡y por la lucha por una sociedad donde este tipo de casos no ocurra más! Nuestra lucha es también en memoria de todos lsos que cayeron, ¡no olvidaremos y estaremos siempre en la lucha! Es por eso que creemos importante la criminalización de la LGBTfobia, es un paso y una victoria en una gran lucha que precisamos entablar. ¡Ahora, es necesario más políticas para el combate a la violencia! ¡Las vidas LGBTs importan!

Bolsonaro tiene miedo de las LGBTs trabajadoras

Después de la divulgación de la decisión, Bolsonaro dio una entrevista para la prensa diciendo que la decisión fue “completamente equivocada”. Ora, ¿de qué tiene miedo Bolsonaro? Él argumentó que el STF estaría “legislando” y “profundizaría la lucha de clases”. Bueno, en ese caso, entonces, Bolsonaro tiene miedo que las LGBTs se levanten contra sus agresores y opresores, que se organicen y luchen directamente contra toda esa violencia sufrida.

Bolsonaro está del lado de los patrones, de los jefes y del asedio moral que sufrimos de ellos. Dijo que la decisión “perjudica al propio homosexual, porque si el dueño de una empresa fuera a contratarlo, va a pensar dos veces en hacerlo ya que si hace una broma puede ser llevado a la Justicia”. En realidad, la decisión perjudica al propio patrón, porque esa es una herramienta más para que el trabajador LGBT se vuelva contra él. ¡Si la “broma” es discriminatoria, no es broma, y el empleador debería ser punido por discriminar al trabajador o trabajadora LGBT!

STF y la justicia burguesa

Al mismo tiempo, de forma alguna la criminalización de las prácticas opresivas contra las LGBTs es una salida para que estas acaben. El Poder Judicial tiene un lado, que es el lado de los ricos, de los corruptos y de los poderosos: eso es lo que llamamos justicia burguesa. Los jueces y la cúpula de ministros son agentes de los capitalistas, siempre fueron selectivos contra los trabajadores (y, principalmente, los trabajadores oprimidos) y los juicios son un juego de cartas marcadas a favor de la ganancia y los beneficios siempre de quien tiene más. Esa es la regla.

A pesar de la decisión del STF, no podemos tener ninguna confianza en esta corte y en cualquier tribunal. Todas las leyes y decisiones que están del lado de los trabajadores y de los oprimidos son excepción y solo son así por mucha lucha y movilización de los de abajo, cuando los movimientos de trabajadores y los movimientos sociales presionan en la acción directa a los jueces y diputados para aprobar tal ley o decisión.

Así es con la reglamentación del registro del nombre de personas transexuales y travestis, y con las garantías laborales y sindicales, por ejemplo, pero también es así con los juicios de casos de racismo, en que son rarísimas las condenas y prisiones de los acusados, lo que nos lleva a la conclusión de que no podemos parar por aquí.

Libertad religiosa y la persecución a las LGBTs

Nosotros del PSTU defendemos la libertad de creencia lo más amplia posible, pero defender esa decisión no tiene nada que ver con herir la libertad religiosa, al contrario de lo que dice Bolsonaro. Prácticas y discursos de creencia y religión no pueden ser discriminatorios, de ninguna manera. Si algún sector es perseguido históricamente a través de acciones opresivas son precisamente las LGBTs, que hace siglos viven su vida bajo amenazas, persecuciones, marginalidad y agresiones, cuando no son muertas, todo en nombre del fundamentalismo religioso.

Bolsonaro todavía quiere interferir en el Estado laico y garantizó que va a nombrar un ministro evangélico que sea su secuaz en el STF. Quiere mezclar política con religión, ¡eso es inadmisible! El Estado, que debería ser laico, no discrimina y tampoco apoya ninguna religión. Garantiza la existencia del culto a cualquier religión y también la no interferencia de cualquier culto religioso en asuntos sociales, políticos o económicos del Estado.

Derechos de las LGBTs siempre fueron tratados como moneda de cambio

Los diputados, senadores, ministros y jueces fueron omisos por décadas en responder a la LGBTfobia. Más que eso, el Congreso, los tribunales y los últimos gobiernos fueron conniventes con la violencia a las LGBTs en el Brasil, que ya es histórica, y que se expresa en el “cajoneo” y el rechazo sistemático de toda propuesta de ley o decisión que garantizase nuestros derechos.

Para dar algunos ejemplos, la PLC 122, que criminaliza la homofobia, fue propuesta hace más de una década, en 2006, y archivada durante el mandato de Dilma. La PL 5003, que propone sanciones a la discriminación por orientación sexual e identidad de género, es más antigua aún, y está parada en el Congreso desde 2001.

Vemos el mismo problema en lo que respecta a políticas educativas, que buscan crear ambientes menos propicios a la opresión dentro de las escuelas. A pesar del alarde de Bolsonaro en cuanto al “kit gay” (proyecto “Escuela Sin Homofobia”), la verdad es que la propuesta de combate a la homofobia en las escuelas, que podría haber sido una importante iniciativa para reducir, por ejemplo, la evasión escolar de personas trans, fue vetada en 2011. Dilma afirmó que era una “propaganda de opciones sexuales”, para mantener la alianza con la banca religiosa conservadora del Congreso.

Ninguno de los últimos gobiernos tomó medidas para defender los derechos y la vida de las LGBTs, Bolsonaro, no obstante, busca superar a los anteriores, siendo no solo connivente sino un entusiasta apoyador de la violencia LGBTfóbica: ya afirmó que es un “homofóbico orgulloso”, su declaración de que “tener un hijo gay es falta de golpes” demuestra con certeza que él está del lado de los agresores. A su lado, la ministro Damares Alves deja claro que el Ministerio de los Derechos Humanos no defenderá los derechos de las LGBTs.

¡Las LGBTs deben seguir en la lucha y en las calles!

El Brasil es uno de los países con más crímenes por orientación sexual o identidad de género. La criminalización de la LGBTfobia no es solo necesaria sino urgente. Esa es, no obstante, solo una de las medidas necesarias para combatir la violencia y la opresión.

Los homicidios son la parte más visible del problema, pero no la única. La discriminación en las escuelas, el asedio en el trabajo o hasta incluso en casa son una constante en la vida de las LGBTs. Esos crímenes, sin embargo, nunca fueron castigados conforme lo que son. Eso genera, también, una mayor tasa de suicidio en el sector.

Luchamos también contra el proyecto Escuela Sin Partido, por la inclusión de los debates sobre género y sexualidad y por la permanencia, para que ningún joven LGBT tenga que largar los estudios o sufrir asedio en el ambiente escolar. Luchamos por políticas efectivas que garanticen el empleo y la salud para las LGBTs, para no morir ni de hambre ni por falta de atención. Y tampoco queremos ni morir sin trabajar ni trabajar hasta morir.

Estamos al lado de aquellos que creen que, en este momento, debemos no solo impedir cualquier tentativa de retroceso en el derecho de las LGBTs sino avanzar en el combate a las opresiones. La aprobación de la criminalización de la LGBTfobia en el STF fue una gran victoria histórica de las LGBTs trabajadoras, un importante paso en el marco de una lucha mucho mayor que precisa ser entablada: ¡la lucha por una sociedad socialista!

La salida para las LGBTs: ¡una sociedad sin ninguna opresión y explotación!

¡La salida de las LGBTs, y de todos los hombres y mujeres cis y heterosexuales de la clase trabajadora es la lucha por una nueva sociedad, una sociedad socialista!

Mientras vivamos en un Estado que se niega a garantizar la vida de las LGBTs, defenderemos que la clase trabajadora tome esa defensa en sus propias manos, organizándose colectivamente para combatir la violencia. El fin de la opresión y de la LGBTfobia solo es posible con el fin del capitalismo, pero la derrota del capitalismo tampoco es posible por la vía electoral y mucho menos por medio de proyectos electoralistas de conciliación de clases. Por el contrario, el país precisa de una revolución de toda la clase trabajadora contra los ricos y poderosos, ¡en la cual las LGBTs deben estar al frente de las luchas, combinando la lucha contra las opresiones a la lucha contra el capitalismo y la explotación!

Por una nueva sociedad sin ninguna opresión y explotación: ¡las LGBTs trabajadoras van a hacer la revolución!

Artículo publicado en www.pstu.org.br, 19/6/2019

Traducción: Natalia Estrada.

 

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