Jue Mar 28, 2024
28 marzo, 2024

10 cuestiones fundamentales para entender la Revolución Siria

¡La Revolución Siria corre peligro! La intervención de Rusia, de Irán y de Hezbollah permitió que el régimen decadente, de Bashar Al Assad, recuperase el control en ciudades importantes y desencadenase una nueva ola de masacres contra la población. La contrarrevolución ya dejó más de 100 mil vidas. ¡El pueblo sirio y la Revolución necesitan del apoyo y solidaridad activa de los trabajadores y jóvenes de todo el mundo!


Los activistas y militantes, de las organizaciones políticas, sindicales, populares y estudiantiles, de todo el mundo, deben expresar su solidaridad y apoyo a la lucha revolucionaria del pueblo sirio, para derrocar al régimen dictatorial y genocida de Bashar Al Assad y, al mismo tiempo, repudiar la intervención del imperialismo norteamericano y europeo, así como la intervención de Rusia, China, Irán y Hezbollah.

Entender la Revolución Siria y prestar solidaridad a ella es parte esencial de la lucha internacional de los trabajadores y de todos los explotados y oprimidos, contra el capitalismo imperialista.

¡Discuta este artículo en su organización. Participe de las acciones de solidaridad en su ciudad!

1) ¿Existe y se desarrolla una revolución en Siria?

¡Sí! Existe una revolución muy profunda y poderosa en Siria! Ella es parte del proceso social y político, denominado “Primavera Árabe”, por la gran prensa y “Revolución en el Norte de África y Medio Oriete” para nosotros. La Revolución en Siria es, actualmente, el punto más elevado y crítico de esa revolución continental, que comenzó en Túnez y se extendió por casi todos los países de la zona. Es una ola de revoluciones que choca, primeramente, contra el régimen político, o sea, contra las dictaduras que gobiernan a los países árabes hace décadas, de conformidad con los intereses del imperialismo. Enseguida, al despertar y poner en movimiento a millones de personas, que soportaron por largos años la miseria y la opresión, esas revoluciones se transforman en un enfrentamiento global contra el sistema capitalista y el imperialismo. La reciente explosión de rebeliones populares en Turquía, por ejemplo, que comenzó por motivos aparentemente “inofensivos” y se convirtió, inmediatamente, en un cuestionamiento radical al orden establecido, demuestran la naturaleza, la extensión y la profundidad de este proceso revolucionario.

2) Muchas personas dicen que no hay una revolución en Siria y sí una guerra civil entre etnias o grupos religiosos, entre sunitas y alauitas, por ejemplo.

El imperialismo y el régimen de Bashar Al Assad usan a la religión como arma para dividir a los sirios y facilitar el trabajo de la contrarrevolución. Aplican, así, la vieja estrategia de “dividir para gobernar”. Pero, la Revolución Siria, por su origen y naturaleza, no tiene nada que ver con conflictos entre ideologías religiosas: se trata de la lucha política (y militar) contra un régimen dictatorial, policial y terrorista. La propaganda reproducida por la prensa internacional sobre los “conflictos sectarios”, tiene el objetivo de generar indiferencia e impedir que la revolución reciba la solidaridad que necesita. Pero, en realidad, las diferentes tradiciones o vertientes de la religión islámica conviven en paz hace decenas de años en Siria y en muchos países árabes. No es por casualidad que, una de las principales consignas, de la revolución, sea: “¡El pueblo sirio es un sólo!”

3) ¿Siria está siendo invadida por el imperialismo? En este caso, ¿no deberíamos estar al lado de Siria contra EE.UU. e Israel?

Esa es la propaganda que hace la dictadura de Bashar Al Assad y repetida por la dirección de las corrientes stalinistas , socialdemócratas y castro-chavistas. Ellos mienten diciendo que existiría una “guerra de liberación nacional” en Siria, como la que sucede en Irak a partir del 2003.

Sin embargo, ¡no existe una guerra de liberación nacional en Siria! Existe sí, una guerra civil revolucionaria, en la que las masas tomaron las armas para resistir a los crímenes de la dictadura, al terror, a los métodos de exterminio, prisiones y asesinatos en masa, a los bombardeos y al empleo de las Fuerzas Armadas contra la población. O sea, lo que vemos en Siria es el choque armado entre revolución y contrarrevolución.

A los que dudan de eso, basta observar la manera como el régimen trata a la población. En cualquier guerra de liberación nacional, el Estado burgués y sus Fuerzas Armadas movilizan a la población para combatir al lado del régimen, contra el ejército invasor. Bashar Al Assad, por el contrario, está masacrando a la población con el fin de derrotar una revolución, esto é, para derrotar al pueblo sirio y a las fuerzas políticas y militares que atacan la dictadura para destruirla, como el primer acto de la revolución victoriosa, y conquistar libertades democráticas y civiles elementales.

4) Pero, el régimen sirio ¿es antiimperialista?

¡No! ¡Assad no es, ni nunca fue, antiimperialista! Según documentos revelados por la web WikiLeaks, el gobierno sirio no sólo realizó apresamientos arbitrarios, tortura y asesinatos sistemáticos al mando de la CIA, así como también poseía, hasta muy poco tiempo atrás, relaciones estrechísimas con el servicio secreto norteamericano.

La familia Assad ¡es amiga de los norteamericanos hace mucho tiempo! El padre, Hafez al Assad, de quien Bashar “heredó” el trono de presidente, participó activamente en la primera invasión a Irak, bajo el comando del gobierno norteamericano, en 1990-91. En 1976, cuando Siria ocupó Líbano, con el objetivo de derrotar al movimiento nacional palestino que luchaba contra Israel, los Assad contaron con el respaldo directo de Washington y Tel Aviv. No por casualidad, los Estados Unidos se preocupan menos de la posibilidad de que Assad use sus armas químicas, de que ellas tengan la posibilidad de salir de sus confiables manos.

Durante 40 años, las fronteras de Siria con Israel fueron las más seguras del mundo: ¡Assad nunca disparó un tiro contra Israel! ¡Assad enfiló sus aviones, sus misiles y sus armas químicas contra su propio pueblo pero, contra Israel, apenas hizo discursos!

Otra evidencia del carácter pro-imperialista del régimen de Assad es que ¡él tiene una base militar rusa en el territorio nacional! Assad, además de aliado histórico de los norteamericanos, ¡también es agente de los capitalistas rusos!

5) Pero, ¿acaso no existen milicias fundamentalistas islámicas, financiadas por el imperialismo, combatiendo al servicio del régimen de Bashar Al Assad? Y, ¿qué es, al final de cuentas, el Ejército Libre de Siria (ELS)?

El imperialismo actúa contra la revolución de diferentes maneras. Existen, sin milicias fundamentalistas, salafistas combatiendo al régimen, financiadas principalmente por Arabia Saudita y Qatar, países aliados de las potencias imperialistas. Es una fuerza militar que tiene un programa reaccionario, que combate al régimen con una visión sectaria, confesional-religiosa, como si la revolución, fuese el enfrentamiento entre la mayoría sunita contra la minoría alauita, supuestamente representada por Assad.

Entre tanto, aunque reciban mucho más recursos y estén mejor equipadas que las milicias populares y laicas (no religiosas) que, genéricamente, se denominan Ejército Libre de Siria (ELS), el suministro de armas de los radicales islámicos es, también, limitado a armamentos ligeros, insuficientes para destruir a las Fuerzas Armadas del régimen.

En contrapartida, el ELS tiene un mayor enraizamiento en el seno de la población, lo que le da el sustento social y político que las milicias salafistas muchas veces no tienen. El Ejército Libre de Siria es un frente militar laico, formado mayoritariamente por soldados desertores del Ejército regular, por civiles que perdieron todo en la guerra y adhirieron a la revolución y, también, por todos los sectores que impulsan la revolución por la vía das grandes movilizaciones, como los Comités de Coordinación Locales, que fueron obligados a defenderse y, por eso, muchas veces se armaron.

La dirección del ELS, sin embargo, defiende una perspectiva laica, democrática y burguesa –y, siendo burguesa, presenta tendencias de conciliación con las potencias colonialistas. Eso está en contradicción con el sentimiento de la población (y de las milicias), que se levantaron y que desean libertades democráticas y justicia social, y no quieren saber nada con el imperialismo.

Los revolucionarios, en la lucha contra Al Assad, necesitan hacer unidad táctica, puntual, es decir, militar con todas esas corrientes y fuerzas armadas; obviamente manteniendo la más absoluta independencia política y de clase y mostrando a los luchadores sirios las inevitables inconsecuencias de esas direcciones burguesas.

6) Pero, ¿es correcto dar apoyo o participar de una revolución donde el imperialismo también está actuando?

El imperialismo interviene en todos los aspectos de la vida política, económica y cultural de cualquier país del mundo. No debería parecer extraño a nadie, por lo tanto, que el imperialismo interviniese, también, en el curso de una revolución para derrotarla o desviarla para sus propios fines.

La intervención del imperialismo hace que sea más urgente el apoyo a la revolución, ¡para impedir que esas potencias desvíen o derroten esa lucha y esa causa que son justas!

7) ¿Los EE.UU. están tratando de desestabilizar a Siria para, después, invadir a Irán?

No. A pesar de la propaganda diseminada por quienes apoyan a la dictadura, eso es mentira. EE.UU. quiere, por el contrario, estabilizar al mundo árabe y derrotar las revoluciones que sacuden a esos países. Quieren el retorno a la normalidad, el retorno al escenario anterior, en que las masas soportaban, resignadamente, la miseria y la opresión. Todo lo que los Estados Unidos no quieren es inestabilidad.

Por otro lado, el imperialismo no necesitaría desestabilizar a Siria para invadir a Irán. Los motivos por los cuales la guerra contra Irán (que ya existe, mientras aún no haya asumido la forma de invasión por tierra o ataques aéreos) aún no fue desencadenada con toda la fuerza son otros: crisis económica y política en Estados Unidos, el temor de repetir las derrotas de Irak y de Afganistán, etc. Los EE.UU. ya posee un enclave militar en Medio Oriente, responsable por invadir a los países vecinos y asegurar sus intereses: el Estado de Israel. Y, finalmente: Israel no necesitaría entrar en guerra antes, con Siria para, después, atacar Irán. Por el contrario, para Israel, ¡cuanto más estabilidad en sus fronteras, mejor!

8) ¿Por qué Hezbollah invadió Siria?

Hezbollah es un partido-ejército burgués. Como tal, por su naturaleza de clase, en última instancia, es una organización contrarrevolucionaria, esto es, burguesa, capitalista. Representa los intereses políticos y económicos de una poderosa fracción de la burguesía libanesa, vinculada directamente al capital iraní. Hezbollah interviene en el conflicto porque su suministro de armas y dinero vienen de Irán y pasan por Siria, y la caída del régimen podría colocarlo en una situación delicada dentro de Líbano.

Por otro lado, es casi natural que Hezbollah intervenga en ese conflicto a favor de la dictadura de Assad, pues no puede permitir que fuerzas políticas y militares, con una amplia base social y popular, con aspiraciones democráticas, como el ELS, amenacen su hegemonía política, asentada en el discurso de resistencia árabe contra el imperialismo. Eso debilitaría mucho sus posiciones políticas.

9) Entonces, al final, ¿qué está haciendo el imperialismo en Siria?

La política del imperialismo tiene, solamente, un objetivo estratégico: evitar que las masas derroquen a Assad, pues esto sería una nueva y categórica victoria de la revolución, lo que es absolutamente indeseable, tanto para Estados Unidos, Israel y Europa, como para Rusia, China e Irán.

El trágico papel cumplido por la mayoría de la “izquierda” a nivel mundial, que se colocó al lado de la dictadura capitalista de Assad contra las masas, permite al gobierno de los EE.UU. aparecer, a los ojos de todo el mundo, con la cara “democrática” de Obama, esto es, como supuesto “defensor de la democracia”.

Aprovechando esa posición política confortable, el imperialismo actúa contra la revolución de dos modos distintos:

(1) Realiza esfuerzos diplomáticos, buscando una “salida negociada” al conflicto armado, procurando convencer a Assad de renunciar. El objetivo es conseguir un “gobierno de transición” con miembros de la oposición y miembros del régimen, pero sin Assad. Se trata de la misma política adoptada contra la revolución en Egipto y en Yemen: usar la renuncia del principal representante del gobierno para, enseguida, sustituirlo por otros representantes del gobierno y de la oposición que puedan frenar al movimiento de masas y mantener lo esencial del régimen, del Estado y de sus Fuerzas Armadas (lo que significa mantener el orden capitalista e imperialista);

(2) Por otro lado, infiltra, en el frente militar de la revolución, a las milicias fundamentalistas salafistas en caso de que se diera una eventual victoria de la revolución, esto es, si Assad fuera derrocado. Desde el punto de vista de los EE.UU. y de las petromonarquías del Golfo Pérsico, esas milicias podrían cumplir un papel contrarrevolucionario de primera línea, al servicio de los intereses generales del imperialismo. En esta hipótesis, las milicias fundamentalistas podrían formar una barrera de contención contra el movimiento de masas victorioso, evitando que las masas avancen en sus reivindicaciones y cuestionen el mismo poder de la burguesía.

El imperialismo, en síntesis, a pesar de defender la salida de Assad (no porque el dictador sirio sea “antiimperialista”, como pregona el castro-chavismo, sino porque él ya no consigue estabilizar al país y derrotar la revolución) no es un aliado de la revolución. Como no tiene condiciones políticas de hacer una intervención militar con sus propias tropas, así como no quiere una victoria revolucionaria de las masas, impulsa una salida “negociada”, para calmar la situación y mantener el régimen en lo esencial, incluso sin Assad.

La prohibición, de la ONU y de la Unión Europea al envío de armas a las fuerzas rebeldes es una demostración categórica del miedo que el imperialismo tiene de armar una revolución que no controla, al contrario de lo que afirma el castro-chavismo (que dice que los rebeldes son mercenarios de la CIA).

Por eso, más que nunca, es urgente y necesario: (1) Decirle NO a cualquier tipo de negociación que salve al régimen del Baath, que salve a la dictadura; (2) Decirle NO a cualquier intervención militar del imperialismo; y (3) Exigir, de todos los gobiernos capitalistas del mundo, incluso de los EE.UU., de Europa y de la Liga Árabe, el envío de armamento pesado (tanques, aviones, misiles antiaéreos, etc.), sin la imposición de cualquier condición, para el Ejército Libre de Siria.

10) ¿Cuál debe ser la posición de los trabajadores y jóvenes de todo el mundo ante este conflicto?

Todos aquellos que luchan contra la explotación capitalista y contra todas las formas de opresión, todos aquellos que defienden la democracia, la libertad de expresión y los derechos civiles, necesitan, urgentemente, colocarse al lado del pueblo sirio, contra la dictadura capitalista-genocida de Bashar Al Assad.

Defender la Revolución Siria significa defender la lucha de los explotados de todo el mundo, contra el sistema capitalista e imperialista. Significa, por lo tanto, que estamos contra el imperialismo norteamericano y europeo y, también, contra sus agentes regionales israelíes; contra la intervención de Rusia y de China y, también, contra sus agentes regionales iraníes.

Es necesario defender, incondicionalmente, la revolución, a pesar de que, su dirección política (la cúpula del ELS y la Coalición Nacional de Oposición), sea burguesa y, como tal, vacilante y con tendencias conciliadoras. Como en toda revolución, la fuerza del proceso revolucionario reside en las masas, esto es, en las milicias, en los miles de trabajadores y jóvenes armados que combaten la dictadura con el apoyo del pueblo sirio. La victoria o la derrota de la Revolución en Siria tendrá profundas consecuencias para la lucha de los explotados y oprimidos de todo el mundo. Como dice uno de los mensajes de los revolucionarios de la ciudad siria de Kafranbel:

“¡No se trata solamente de una ‘Primavera Árabe’, sino de un tsunami que barrerá de la faz de la Tierra a todos los regímenes dictatoriales del mundo!”

Nos hacemos eco de las consignas de los revolucionarios sirios:

¡Fuera Assad!

¡Viva la Revolución Siria!

¡No a la intervención imperialista!

¡Viva la solidaridad internacional!

Traducción Laura Sánchez

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