En medio de la campaña electoral de 2014, el gobierno de José Mujica acordaba la llegada de refugiados sirios a nuestro país. Mujica afirmaba que “sobre los niños sirios tienen que entender y ver que, si de entrada supone un gasto, en realidad es una inversión. ¿Por qué? Porque pasado mañana estarán trabajando y haciendo su vida acá y contribuirán a multiplicar el PBI»… «A la larga, lo que van a pagar de impuestos esos niños que llegaron, valdrá mucho más que todo lo que le estamos dando hoy».
Por: Mónica Gómez
Las promesas incumplidas
Los sirios protestaron en nuestro país y acamparon por casi una semana en la Plaza Independencia, reclamando volver a su país o a Europa. Todas las familias que arribaron a Uruguay son familias numerosas, con diez o quince hijos y parte de ellos eran comerciantes o agricultores.
Marei Alshebli, tiene 15 hijos y está en Colonia en la localidad Juan Lacaze. En el Líbano todos trabajaban en la agricultura y por ello pidieron tierra al llegar a Uruguay e intentaron adquirir ovejas pero les «pusieron trabas», por lo que se vieron obligados a trabajar vendiendo comida árabe, pero ganan «muy poca plata».
Karima Al Mohammed es madre soltera de siete hijos, llegó a Uruguay con la esperanza de asegurarle un futuro a su familia pero ahora se quiere ir. Siente miedo porque no puede asegurarle la cantidad suficiente de dinero a su familia para vivir, y varias de sus hijas no pueden trabajar, por eso prefiere viajar a Turquía donde está toda su familia. Karima dijo que el gobierno uruguayo debería dar el dinero que destinaba a los refugiados sirios a «personas que viven entre la basura».
Nasser y su familia trabajaban en el Líbano en una barraca, vendiendo bloques y materiales para la construcción. Para él y su familia «el problema es Uruguay», porque son una familia numerosa y no pueden cubrir las necesidades básicas.
La solución no es construir más muros y cercas para dejar afuera el problema, que los mismos gobiernos europeos crearon. No podemos aceptar las reglas absurdas como la de los gobiernos imperialistas y su exigencia de que entren unos pocos exiliados, mientras miles mueren en las fronteras.
Es necesario tratar a todos como refugiados, dando asilo, vivienda –a partir de medidas como expropiaciones de predios vacíos, para albergar a los inmigrantes–; poner fin a la represión en las fronteras y suspender el pago de las deudas públicas, para garantizar derechos básicos a las familias y acabar con esta masacre consecuencia del sistema capitalista y sus gobiernos.
El Frente Amplio, que tuvo cientos de exiliados en el mundo, no puede retirar el apoyo a las familias sirias y tampoco acotarlo a uno o dos años, para luego dejarlos sin ninguna perspectiva. Hay que dar tierras a quienes las pidan, viviendas dignas y empleos estatales con un salario igual a la canasta familiar, ya que deben mantener familias con 10 o 15 hijos.
¡No a la xenofobia! ¡Ningún ser humano es ilegal!
¡Toda la solidaridad a los refugiados!
Uruguayos, Sirios y la pobreza en el país: la mitad de los niños vive en los hogares más pobres
El 49,2% de los niños entre 0 y 11 años viven en hogares extremadamente pobres, mientras que en los hogares más ricos solo vive el 5,6% de los niños.
Los niños entre 0 y 11 años representan el 16,8% de la población total, 573.000 personas; y entre ellos el 52,6% están entre los 6 y los 11 años.
Para la totalidad de los hogares del país la pobreza alcanza el 6,4%, pero este porcentaje aumenta al 14,7% entre los hogares donde residen niños menores de 12 años.
Además, la incidencia de la pobreza en hogares aumenta cuantos más niños incluyan. En casas con un único hijo la pobreza es de 9,5% y en los de tres o más es de 37,8%.
(Encuesta Continua de Hogares de 2014 publicada por el INE)
Artículo publicado en Rebelión, n.° 31, setiembre/octubre de 2015.-
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