Israel ha tenido una caída de 60% en su economía y enfrenta una crisis interna, política y económica; además de una crisis mundial del sionismo. Sin embargo, los gobiernos de todo el mundo siguen estrechándoles las manos manchadas de sangre, incluso con acuerdos militares.
Por: Soraya Misleh
Brasil no está a contramano de esto. Lamentablemente, durante los primeros gobiernos de Lula y Dilma, nuestro país se convirtió en el quinto importador de tecnología militar israelí. Los gobiernos estaduales siguen el mismo tono. Se trata de armas probadas en auténticos conejillos de indias humanos en los que Israel convierte a los palestinos cada día, y que luego sirven al el genocidio de pobres y negros y el exterminio indígena.
Ahora, al retornar al gobierno, Lula mantiene la retórica de “país amigo de los palestinos”, que fue interrumpida cuando el genocida Bolsonaro asumió la presidencia del Planalto, en su abierta y descarada propaganda ideológica sionista.
Exigencia por el boicot
Desde entonces, los movimientos sociales y populares exigen que el gobierno escuche a los palestinos. Desde 2005, cuando comenzó el movimiento “Boicot, Desinversión y Sanciones” (BDS) contra Israel, estos movimientos han exigido el reconocimiento del apartheid sionista y la ruptura de acuerdos, empezando por un embargo militar inmediato.
La referencia es a la campaña internacional de solidaridad que ayudó a poner fin al apartheid en Sudáfrica en la década de 1990. Pero, hasta ahora, los oídos están sordos. La tradicional y pragmática diplomacia brasileña ha retomado, desde que Lula asumió su tercer mandato como presidente, la defensa de la “solución de dos Estados”.
Desde entonces, publica notas condenando los ataques de Israel, pero en la perspectiva de que «ambos lados» deben abstenerse de cometer actos de violencia y negociar. En otras palabras, coloca un repugnante signo de igualdad entre oprimidos y opresores.
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Una lucha anticolonial
Además de señalar con el dedo al único responsable –el Estado de Israel, su brutal violencia histórica y representación actual, el primer ministro Benjamín Netanyahu y compañía–, es imprescindible resaltar que la revuelta palestina es una lucha anticolonial, por liberación nacional, que tiene al frente una resistencia heroica e histórica que continúa inspirando a los pueblos oprimidos y explotados en todo el mundo.
Mientras tanto, los bombardeos a Gaza continúan a todo vapor, bajo declaraciones racistas como la del ministro de Defensa de Israel, Yoav Galant, quien abiertamente dijo que estaba tratando con animales, y que así es como deberían ser tratados los 2,4 millones de palestinos en Gaza.
Ya son más de mil los muertos, de los cuales 10% son niños. Los palestinos, una vez más, no saben si morirán de hambre o por las bombas. Es urgente, en este momento, comprender lo que enseña Malcolm X: “La reacción del oprimido no puede confundirse con la violencia del opresor”. El grito palestino hoy es “¡Basta es basta!”
Por una Palestina laica, democrática y no racista
El movimiento obrero internacional debe rechazar sin piedad las acciones del imperialismo y de los gobiernos serviles em apoyar a Israel en las masacres contra los palestinos. Debemos realizar grandes manifestaciones en apoyo a Palestina para demostrar que miles de personas no están de acuerdo con el apartheid y el genocidio promovido por Israel.
Debido a su propia esencia, Israel sólo puede sobrevivir como un Estado racista, represivo y genocida, basado en una agresión militar permanente. Por lo tanto, la paz sólo llegará con la destrucción del racista Estado de Israel y el establecimiento de una sociedad libre y democrática en Palestina, abierta a todos los palestinos: musulmanes, cristianos y judíos.
Esta es la bandera de Palestina laica, democrática y no racista, que sintetiza una de las principales tareas de la revolución socialista en la región. ¡Palestina libre del río al mar! ¡Viva la heroica resistencia del pueblo palestino!
Artículo publicado en www.pstu.org.br, 12/10/2023.-
Traducción: Natalia Estrada.
