Mar Abr 16, 2024
16 abril, 2024

Aún sobre el debate del Polo Socialista y Revolucionario

Recientemente se publicó un artículo firmado por la CST, el MRT, y por los compañeros Plínio de Arruda Sampaio y Silvio Sinedino, que polemiza con la opinión del PSTU sobre el cierre de la experiencia del Polo Socialista y Revolucionario. Los compañeros hacen un balance positivo de la experiencia, y nos critican por haber defendido –ante las diferencias que se establecieron sobre la estrategia para el Polo– el término de este.

Por:Eduardo Almeida y Zé Maria

Alegan que, justamente en un momento en que la mayoría de la izquierda, incluido el PSOL, apoya el frente amplio encabezado por Lula, más que nunca se necesita una alternativa de independencia de clase y socialista para la clase trabajadora. Y que las diferencias ya existían antes y, por lo tanto, no justificarían el final de la experiencia del Polo ahora.

En primer lugar, valoricemos aquello sobre lo que tenemos acuerdo con los camaradas: un balance positivo de la experiencia del Polo. Es importante el grado de acuerdo y actuación conjunta, incluso en la campaña electoral, que construimos entre diversas organizaciones y dirigentes, aun en presencia de diversas diferencias. Valoramos especialmente una sana metodología de tratamiento de las diferencias, marcada por la franqueza en los debates y el respeto por las opiniones ajenas.

Queremos preservar esta metodología, por eso nos pareció necesario retomar el diálogo con los camaradas, para buscar más claridad sobre la naturaleza de los debates que se dieron entre nosotros y sobre las razones que nos llevaron a la conclusión de que era mejor cerrar la experiencia. Pasemos entonces a los argumentos planteados por los camaradas.

Es cierto que las diferencias que se establecieron ahora, cuando pasamos al debate sobre la estrategia, en cierta medida ya se preanunciaban antes. Por otro lado, la necesidad de una alternativa socialista y revolucionaria para la clase trabajadora brasileña es realmente urgente. Por cierto, ya lo era cuando empezamos a construir el Polo. El apoyo de la mayoría de la izquierda (incluida la dirección del PSOL) a la candidatura de Lula, en aquel momento, fue el principal motivo de la convocatoria que hicimos. Basta leer el Manifiesto de Polo para constatar eso.

Ahí radica el problema que los compañeros no parecen apreciar. La realidad evolucionó después de eso. Por un lado, buscamos avanzar, dentro del Polo, en el debate sobre el programa de esa alternativa socialista y revolucionaria que necesitamos construir. Por otro lado, la realidad política del país profundizó el proceso de capitulación del PSOL a la alternativa de conciliación de clases encabezada por Lula.

¿Qué lecciones y conclusiones sacamos de este proceso que vive el PSOL?

Nos parece evidente que se confirmaron las peores previsiones que hicimos cuando se lanzó la idea del Polo, acerca de la evolución (o el retroceso) de los sectores de la izquierda brasileña que giraban a apoyar la candidatura de Lula en ese momento. El PSOL decidió apoyar la candidatura Lula/Alckmin desde la primera vuelta, pero no se quedó ahí. Ahora ha decidido apoyar y se prepara para participar del gobierno de frente amplio que encabeza el petista.

El PSOL, así, está siguiendo rápidamente el mismo camino de degeneración vivido por el PT, pero en peores condiciones, ya que este partido nunca tuvo la base de masas en la clase trabajadora organizada que tuvo el PT en su origen. Y es necesario sacar lecciones de todo ese proceso, aprender de él, especialmente de los errores.

No queremos repetir aquí lo que argumentamos en el artículo anterior que publicamos sobre este tema, solo llamamos la atención sobre un aspecto central.

Este retroceso vivido por el PSOL tiene como base la definición de una estrategia electoral –y no revolucionaria– como horizonte político del partido. Esto conduce, necesariamente, a una adaptación programática de la organización a los límites del sistema capitalista. La concepción de organización adoptada por este partido es solo el resultado de estas definiciones políticas y programáticas, para una estrategia electoral. Un partido que funciona como un frente donde conviven diferentes estrategias es útil, pues reúne todo y a todos para elegir candidatos cada dos años.

El debate de estrategia que iniciamos en la coordinación del Polo en la recta final de la campaña electoral trató precisamente de este aspecto. El programa socialista y revolucionario que defendemos para el país es incompatible no solo con una estrategia electoral. Presupone también, es parte constitutiva de ese mismo programa, una organización adecuada al tipo de tarea que nos proponemos (una revolución socialista realizada por las masas movilizadas, y no simplemente una victoria electoral).

Pero después de todo ese proceso –el camino recorrido por el PSOL, por un lado, y, por otro, los debates y la experiencia que desarrollamos en común en el Polo– no vemos que los compañeros hayan sacado conclusiones o lecciones necesarias, especialmente con respecto a este tema central.

Siguen defendiendo como estrategia una organización política en los moldes de un partido frente, como el PSOL, o un Frente Político permanente de varios partidos y agrupaciones (a excepción de Sinedino). No descartamos el uso de tácticas, e incluso de frentes electorales en determinadas circunstancias. Pero sí descartamos las tácticas “permanentes” de construcción de frentes políticos o partidos frente, porque aquí lo que sucede es que esa “táctica” se convierte, de hecho, en la “estrategia”.

Y la experiencia del PSOL, por poner solo un ejemplo, no condujo al fortalecimiento de los sectores revolucionarios que actúan en ese partido, al contrario, algunos incluso abandonaron la perspectiva revolucionaria y se transformaron en reformistas. Repetir la receta llevará al mismo lugar donde terminó el PT y está terminando el PSOL.

El debate entre nosotros es sobre estrategia

La CST y Plinio de Arruda Sampaio defendieron, en los debates que sostuvimos dentro del Polo, una alternativa política que se basase en un Frente de Izquierda que, además de los componentes del Polo, debería incluir también al PCB y a la UP. Ese fue el contenido del Frente Electoral que defendieron para las elecciones del año pasado, y en eso no hubo acuerdo.

Ahora, después de las elecciones, siguen defendiendo un Frente de Izquierda (de las fuerzas que formaban parte del Polo más el PCB y la UP) como estrategia para el Polo, es decir, para la alternativa socialista y revolucionaria que necesitamos construir para nuestro país.

¿Qué grado de unidad estratégica para una revolución socialista en el Brasil podría alcanzarse con dos organizaciones estalinistas, cuya base programática se asienta, como todos sabemos, en la conciliación de clases? El hecho de que estos partidos hayan lanzado sus propias candidaturas en la primera vuelta de las pasadas elecciones no los convierte en defensores del principio de la independencia de clase. Por lo que entendimos en las discusiones que se dieron en el Polo, el MRT tampoco estaba de acuerdo con esta estrategia.

Pero eso no es todo. La CST, después de todo este proceso, sigue siendo parte del PSOL, un partido que apoya el gobierno burgués de Lula-Alckmin y participará en él. Honestamente, quedarse en el PSOL durante la campaña electoral ya nos parecía fuera de lugar. Quedarse, con ese partido apoyando/participando en el gobierno, nos parece un grave error de los compañeros. ¿Qué alternativa de independencia de clase es posible construir en estas condiciones? De nuevo, no nos pareció que hubiese acuerdo con esta opción por parte del MRT ni de Plinio de Arruda Sampaio (quien rompió con el PSOL durante la campaña electoral), ni de Sinedino.

El MRT, por otro lado, defiende la construcción de un frente permanente entre partidos (para las luchas y para las elecciones, dicen los camaradas) en la línea del FIT-U (Frente de Izquierda de los Trabajadores-Unidad) existente en la Argentina. Aquí hay un primer problema: además del PSTU, ¿con qué partido se podría formar en Brasil tal frente, preservando la independencia de clase? ¿Con el PSOL? ¿Con el PCB o la UP? Ni siquiera el propio MRT es favorable a esto.

Y, como dijimos antes, los frentes permanentes de esta naturaleza terminan adoptando, de hecho, las elecciones como estrategia, y empujando a sus componentes a priorizar las disputas electorales, lo que ya está ocurriendo con la experiencia argentina en cuestión. No sirve como estrategia si lo que se quiere es preparar el terreno para una revolución socialista.

Entonces, no creemos que sea posible avanzar –a partir de los caminos que propnen los camaradas– en la construcción de las condiciones para una revolución socialista a través de la cual nuestra clase tome el control del poder político del país y avance en la construcción del socialismo. La única estrategia que podría perseguirse en las condiciones propuestas por los camaradas sería una estrategia electoral, como ocurre con todas las organizaciones de esta naturaleza.

Esa fue la diferencia de estrategia (que también es de programa) que surgió y se consolidó a partir de los debates que tuvimos en la coordinación del Polo. Propusimos a los camaradas que realizáramos, a través de las redes sociales, un debate público sobre este tema, que es de fundamental importancia, para que pudiera participar todo el activismo reunido en torno al Polo. Pero tampoco en eso hubo acuerdo de los camaradas.

Son todas las razones expuestas arriba las que nos llevaron a la conclusión de que no había forma de continuar con la experiencia del Polo. Por cierto, esta conclusión fue común a todos cuando hicimos el debate. Mantenemos esta opinión, porque como hemos dicho antes, es muy importante preservar una relación basada en la franqueza entre nosotros y el respeto a las diferentes opiniones.

Esto no quiere decir en absoluto que consideremos al PSTU como esa alternativa ya lista que necesitamos para el país, estamos lejos de eso. Tampoco pensamos que construir el partido revolucionario que necesitamos en Brasil pase por la adhesión pura y simple al PSTU. Por eso hicimos este esfuerzo con la iniciativa del Polo y seguiremos tomando iniciativas que nos permitan sumar las fuerzas de la militancia revolucionaria existente en nuestro país y en el mundo. Pero de nada sirve juntar grupos heterogéneos sin cuidar que esa suma se realice en marcos correctos, guiados por un programa y una estrategia adecuados a la revolución que queremos realizar. Dejar de lado ese cuidado sería abrir camino para el retroceso, no para el avance.

Entonces, el debate que tenemos entre nosotros –y que vale la pena– no es sobre la forma en que se ceró la experiencia del Polo ni sobre de quién era la propuesta de terminarlo. Es este problema de contenido el que, una vez más, destacamos aquí. Si nuestra estrategia es la lucha por una revolución socialista en nuestro país, construir una organización adecuada a esta estrategia –un partido leninista, de combate y centralizado democráticamente– es parte del programa que necesitamos abrazar.

No es solo una constatación que se apoya en la teoría, en la experiencia de un largo pasado en la lucha de nuestra clase. También se apoya en experiencias recientes y actuales. En la experiencia del PT, del PSOL y de varias otras organizaciones similares que pululan en varios países del mundo.

¿Hasta cuándo vamos a repetir los errores cometidos allí? ¿Qué mensaje les enviamos a los miles y miles de luchadores socialistas honestos que están en la base del PSOL (e incluso del PT) angustiados con los rumbos que ven que toman sus partidos? No podemos simplemente proponer que repitan la dosis, sino que avancemos en la construcción de una alternativa de hecho distinta, socialista y revolucionaria. Entendemos que esta debe ser nuestra opción.

Seguiremos actuando junto con los camaradas que estuvieron con nosotros en el Polo. Ya sea en las luchas de nuestra clase contra los patrones y contra los gobiernos (cualesquiera sean) siempre defendiendo la independencia de nuestra clase, o en la lucha contra la ultraderecha bolsonarista. Y lo haremos a través de los espacios que existen en el movimiento para ello, como CSP-Conlutas u otros que se puedan crear.

Pero la construcción de una alternativa revolucionaria y socialista, lejos de limitarse a estas tareas, va mucho más allá, y exige no solo un programa socialista, sino una organización que corresponda a la necesidad de la lucha que se precisa para realizar este programa.

Artículo publicado en www.pstu.org.br, 26/12/2022.-

Traducción: Natalia Estrada.

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