Vie Mar 29, 2024
29 marzo, 2024

Dos años de pesadilla con Trump: ¡nuestra clase precisa resistir!

Desde la elección presidencial de Donald Trump, en noviembre de 2016, la situación nacional en los Estados Unidos está marcada por grandes crisis políticas entre los partidos de la clase dominante, inestabilidad económica, escalada imperialista agresiva, y un aumento de los ataques a los sectores de la clase trabajadora y los oprimidos del país. Mientras los diarios liberales y los comentaristas se concentran por un año en la intromisión de Rusia en las elecciones de 2016, en los verdaderos casos de corrupción de Trump fue poca la atención dada por los medios a los muchos golpes que este ha dado a la clase trabajadora.

Por: Florence Oppen

Específicamente, el rescate de los ricos por el gobierno Trump está aumentando los niveles de desigualdad, los ataques contra los sindicatos están haciendo aún más difícil una efectiva lucha, las crecientes guerras comerciales está aumentando las tensiones geopolíticas entre la clase capitalista, el presupuesto para defensa, de U$S 716.000 millones, apoyado por los dos partidos (Republicano y Demócrata) marca una escalada de las guerras imperialistas y de intervenciones de los Estados Unidos en todo el mundo, el estancamiento de los salarios continúa impactando negativamente la subsistencia de las familias de la clase trabajadora, y la crisis inmigratoria del ICE (Servicio de Inmigración y de Protección de las Fronteras) resultó en el aumento de las deportaciones y en el encarcelamiento y separación de las familias inmigrantes, revelando las crecientes medidas autoritarias y deshumanas que esta administración está pronta a tomar, dividiendo a los trabajadores y apelando a los miembros más reaccionarios y racistas de la base republicana.

La principal estrategia de los liberales del Partido Demócrata, que sufrió derrotas devastadoras en las elecciones presidenciales y para el Congreso, es “retomar el Congreso” en las próximas elecciones intermedias de 2018[1], y discutimos en un artículo separado por qué esa estrategia está condenada al fracaso[2] porque no propone soluciones reales para las personas de la clase trabajadora.

Solamente la clase trabajadora tiene la fuerza potencial para desafiar los ataques del gobierno y ofrecer soluciones para los problemas que enfrentamos. Solamente organizando una base en nuestros barrios y lugares de trabajo, construyendo huelgas y paralizaciones de trabajo, e insertándonos en otras acciones militantes podremos construir el tipo de poder para derrotar los ataques del gobierno y revertir los efectos devastadores de la última crisis del capitalismo, que incluye depreciación salarial, cortes de presupuesto social, etc.

Dos años de legislación nacionalista y antiobrera

El gobierno de Trump es el más antiobrero del último medio siglo. Internamente, su administración atacó directamente el trabajo organizado y a los sectores oprimidos de la clase trabajadora, revirtiendo la cobertura de salud, aprobando cortes de impuestos para los muy ricos y desregulando los bancos de nuevo a un nivel anterior a la crisis financiera mundial de 2008.

Actualmente, está implementando algunas de las leyes más fuertes en la historia de los Estados Unidos contra los sindicatos, intensificando los ataques contra sindicatos federales y del sector público. Además, Trump emitió una serie de decretos empeorando las condiciones de los sectores oprimidos de la clase trabajadora, como la deportación de musulmanes, el aumento de la protección a la policía racista y, más notoriamente, la criminalización máxima de los inmigrantes en la frontera con México, con la desaparición de niños en prisiones privadas como el aspecto más evidente de esta política.

Internacionalmente, el régimen se retiró de los Acuerdos Climáticos de París y revocó los reglamentos de la EPA (Agencia de Protección del Medio Ambiente de los Estados Unidos), abriendo las puertas para el aumento de la extracción de combustibles fósiles y llevando a la destrucción del ecosistema.

La administración amenazó entrar en guerra con Corea del Norte y con Irán, e inició una guerra comercial con Europa y China. Las medidas autoritarias de Trump fueron tan extremas que surgieron profundas divisiones entre la clase dominante, dejando a los partidos Republicano y Demócrata en crisis. Para mantener una base política, Trump lanza mano de la islamofobia, del racismo, del machismo, de la LGBTfobia y de la xenofobia, que perjudican la solidaridad dela clase trabajadora. Con la desigualdad en la distribución de la riqueza en el punto más alto de la historia del país, las condiciones están empeorando para clase trabajadora norteamericana, especialmente sus sectores más precarios.

El presidente de los ricos y de las “guerras comerciales”

Desde que Trump puso los pies en la Casa Blanca, él y su administración dejaron claro que ellos representan y apoyan a los sectores más reaccionarios de la burguesía americana. Aún cuando haya habido varios cambios en su gabinete, reflejando la crisis política que su gobierno enfrentó, su ministerio inicial fue el más rico de la historia de los Estados Unidos[3]. Así como Reagan despidió a casi 13.000 controladores de tráfico aéreo en 1981, las órdenes ejecutivas [decretos] de Trump y la legislación patrocinada por los republicanos atacando inmigrantes, musulmanes, mujeres, trabajadores y pobres señalan que el gobierno de los Estados Unidos está claramente del lado de las grandes empresas y en guerra con los trabajadores y sectores oprimidos[4]. Además, los informes apuntan para la consideración del gobierno un corte de impuestos adicional de U$S 100.000 millones por medio de la acción ejecutiva [esto es, decreto presidencial] que enriquecería y beneficiaría aún más a las camadas más altas de la clase dominante[5]. A pesar de su retórica populista, las acciones de Trump demuestran claramente que está del lado del capital y contra la clase trabajadora.

La arrogancia del “América Primero” del gobierno Trump es ejemplificada por políticas proteccionistas imprudentes, como las tarifas sobre aluminio y acero, que están causando tensiones geopolíticas crecientes entre los Estados Unidos y China, así como con gran parte de Europa, México y Canadá. Todos los gobiernos de esos países respondieron con tarifas para productos norteamericanos. Trump afirma que, al imponer tarifas, que son simplemente impuestos de importación, habrá más empleos y crecimiento de la industria en los Estados Unidos. En realidad, esas llamadas “guerras comerciales” son una intensificación de las luchas interburguesas en todo el mundo por el dominio del mercado.

Para los trabajadores de los Estados Unidos y de otros países, tales medidas solo causan incertidumbre, mayor precariedad y reducción de salarios. Por ejemplo, los Estados Unidos y China están aplicando impuestos de importación de 25% sobre productos de cada país en el valor de U$S 50.000 millones –con amenazas de Trump de aumentar estas tarifas–[6]. Mientras Trump afirma que los impuestos de importación permitirán que las empresas de los Estados Unidos vendan y produzcan más fácilmente sus productos en el país, la realidad es que las tarifas de los Estados Unidos y de China solo aumentarán los costos de producción en ambos países, llevándolos a intentar preservar sus lucros haciendo que los trabajadores y consumidores paguen estos costos rebajando salarios, empeorando las condiciones de trabajo y aumentando los precios. Varias empresas de los EEUU y sus asociaciones, como la Cámara de Comercio de los Estados Unidos, la Logitech y la Daikin Applied, llegaron a testificar frente al Representante de Comercio de los Estados Unidos [USTR, una agencia del comercio del gobierno] contra las tarifas de Trump[7].

Obviamente, la burguesía no es homogénea y hay empresas que llevan la mejor y otras que llevan la peor en las “guerras comerciales” de Trump. Pero la cuestión es que los trabajadores son los que ciertamente están perdiendo. Por ejemplo, las tarifas sobre acero y aluminio importados está beneficiando a empresas locales como la US Steel, porque ahora ellos pueden aumentar significativamente el precio de sus productos, pues los importados sufrieron aumentos importantes. No obstante, las empresas que usan aluminio y acero en la producción (como los fabricantes de automóviles, de latitas de aluminio) están perdiendo, pues tienen que aumentar sus costos, debido al aumento del precio del acero y el aluminio importados. Eso puede llevar a la reducción de salarios, pérdida de empleos y aumento de los costos para los trabajadores: lo que es cierto es que la clase trabajadora no tiene voz en ninguna de estas decisiones, y no hay certeza alguna de que esas acciones lleven a un aumento de empleos o de salarios. Esas ‘guerras comerciales’ son simplemente una lucha entre los capitalistas y sus gobiernos[8].

Ataque a los trabajadores

El gobierno Trump es el gobierno más antiobrero desde el gobierno Reagan. Domésticamente, hay una serie de ataques al trabajo organizado, así como a los sectores oprimidos de la clase trabajadora. En el primer año y medio, su gobierno aprobó algunas de las leyes y políticas antisindicales más fuertes de la historia reciente, por medio de órdenes ejecutivas y apoyo a resoluciones del Congreso, incluyendo una orden ejecutiva que ataca a los sindicatos nacionales, negándoles el derecho de representación sindical[9]. Nombró a dos jueces de la Suprema Corte de extrema derecha y antisindicales, resultando en una corte suprema de mayoría antisindical, decidiendo a favor del proceso Janus vs. AFSCME[10], este tribunal lanzó un ataque masivo contra los sindicatos del sector público, abriendo mano de cualquier pretensión de neutralidad en la guerra de clases burguesa. El caso Janus ataca los recursos financieros de los sindicatos, eliminando la llamada “tasa de participación justa” que los no miembros de los sindicatos pagaban por recibir los beneficios de la negociación colectiva. Con la eliminación de la “tasa de participación justa”, los trabajadores sindicalizados son ahora incentivados a parar de pagar las contribuciones sindicales, pues continuarán recibiendo los beneficios del acuerdo colectivo sin precisar ser afiliados a un sindicato. Aquí están algunos ejemplos de los ataques adicionales que la administración Trump hizo a los trabajadores:

  • Reglamento de horas extras debilitados, dejando 12,5 millones de trabajadores sin derecho a horas extras, con una pérdida anual de cerca de U$S 1.200 millones en salarios.
  • Cancelación del “pool de propinas” en el sector de restaurantes, que fue proyectado para impedir que los patrones roben las propinas de los meseros.
  • A través de una resolución del congreso firmada por Trump, se canceló la obligación de los empleadores de acompañar y reportar accidentes de trabajo a la OSHA [Administración de la Seguridad del Trabajo y Salud Ocupacional, ligada la Ministerio de Trabajo].
  • Restringió la práctica de ‘Pago Justo y Lugares de Trabajo Seguros’, que impedía la concesión de contratos gubernamentales a empresas con bajos padrones de seguridad y de trabajo.
  • Eliminación de reglas para proteger a los trabajadores con planes de jubilaciones de consultores financieros engañadores[11].

ICE y el control de inmigrantes

Mientras Obama fue apodado ‘Deportador en Jefe’ por grupos de derechos de inmigrantes, por su histórico de deportar más personas que cualquier otro presidente anterior, con más de 2,5 millones de deportaciones realizadas durante sus mandatos, la administración Trump aumentó significativamente el ataque a las comunidades de inmigrantes en los Estados Unidos. Trump capacitó al Servicio de Inmigración y Control de Fronteras (Immigration and Customs Enforcement – ICE) para intensificar las detenciones y deportaciones de inmigrantes, a través de un decreto que permite que esta agencia alcance a todos y cualesquiera inmigrantes sin documentos de residencia. Además, el ICE ha colaborado activamente con departamentos de policía en todo el país, incluso en los llamados Estados-santuarios[12] como California, para coordinar ataques masivos en comunidades de inmigrantes, difundiendo el miedo y el terror entre trabajadores y familias inmigrantes.

Aparentemente, no hay límites para la crueldad de estos ataques, ejemplificados en una historia reciente que se tornó viral, de agentes del ICE deteniendo a un joven en San Bernardino, California, que estaba llevando a su esposa embarazada al hospital. Los agentes del ICE lo arrestaron, dejando sola a su esposa embarazada para que se dirigiera al hospital donde daría a luz horas después[13].

Además, Trump creó una enorme crisis al separar a los niños de sus padres en la frontera y enviarlos para prisiones privadas, mientras sus padres eran transferidos para prisiones por todo el país. Fueron 2.300 los niños arrojados en esos centros de detención con fines lucrativos, provocando indignación en todo el país. En respuesta directa a las movilizaciones de masa (de la paralización del tránsito en las calles de las oficinas del ICE hasta la ocupación de sus oficinas), Trump firmó un decreto para acabar con la separación de las familias inmigrantes y, en lugar de eso, detenerlos juntos, indefinidamente. Ese cambio es un resultado directo de la movilización de masas de centenas de miles de personas en decenas de ciudades en los Estados Unidos, protestando contra la práctica de separación familiar. Ella ocurre cuando los republicanos y Trump están intentando usar la crisis humanitaria como arma de negociación para aprobar la legislación antiinmigración que militarizará más las fronteras y para expandir el ICE.

El camino a seguir: organicémonos como los profesores de Virginia Occidental para conquistar nuestras reivindicaciones

El gobierno Trump se posicionó firmemente del lado de los capitalistas y aumentó los ataques a los sectores obreros y oprimidos en los Estados Unidos, dejando a los trabajadores en peor situación que hace dos años. Aun cuando hayamos visto ataques constantes contra nuestra clase en la administración Trump, también testimoniamos en la última década una reestructuración del movimiento sindical y el desarrollo de muchos movimientos populares independientes y, más significativamente, un crecimiento de las luchas de la clase trabajadora en 2018.

Por eso decimos que, como socialistas, creemos que debemos no solo apoyar reformas incuestionablemente progresistas, como el sistema gratuito de salud, facultad gratuita para todos, o control de los precios de alquileres, sino que debemos aprovechar para organizarnos ampliamente a través de ellas. El verdadero cambio en este país, incluso cuando se expresó en acciones legislativas, como la Ley de los Derechos Civiles, siempre resultó en una concesión a la “presión de los de abajo”, a la masa de trabajadores y a la movilización independiente.

Este año surgió un fuerte movimiento de la clase trabajadora en el sector de educación con grandes huelgas dirigidas por profesores públicos en Estados como Virginia Occidental, Oklahoma y Kentucky. Para resolver los desafíos que los trabajadores enfrentan, precisamos seguir el ejemplo de los profesores, organizándonos democráticamente en nuestros sindicatos y construyendo huelgas militantes independientes de los partidos de la clase dominante. Además, precisamos construir un partido independiente de la clase trabajadora que pueda fortalecer y coordinar esas luchas.

El éxito de las protestas en masa por los derechos de los inmigrantes nos muestra que no debemos más esperar que los partidos Demócrata o Republicano protejan a nuestras comunidades. Ambos son responsables por el establecimiento y la expansión del ICE, deportaciones y prisiones en los últimos treinta años. Algunos demócratas progresistas asumieron una posición deshonesta al pedir el fin del ICE y que sea sustituido por otra agencia más “humanitaria” pero que mantenga el derecho de criminalizar la inmigración. Al fin de cuentas, esos políticos están totalmente comprometidos con la mantención de la criminalización de la migración, para mantener una fuente de mano de obra barata y marginada en su sistema capitalista.

Como socialistas, creemos en una sociedad donde todas las personas sean libres para vivir sin la amenaza de prisión, y en la cual todas las personas tengan plena igualdad, comunidades seguras y vidas significativas. Así, no creemos que sea suficiente abolir el ICE y sustituirlo por otra fuerza policial. Exigimos la abolición del ICE, así como de toda la policía, del sistema carcelario y de otras fuerzas armadas que reprimen y silencian a la clase trabajadora. Exigimos ciudadanía plena para todas las personas, toda vez que entendemos que la ciudadanía es usada solo para despojar los derechos humanos de los no-ciudadanos. Como aprendimos con el movimiento por los derechos laborales de los años 1920-1930, el Movimiento de los Derechos Civiles de los años 1950-1960 y el Movimiento Antiguerra de los años 1960-1970, la manera más eficaz de hacer los cambios significativos que nuestra sociedad precisa es a través de acciones de masa organizadas independientes de los dos partidos capitalistas.

Es hora de organizarnos por el socialismo

Con la desigualdad de riqueza en su punto más alto en la historia del país, la clase trabajadora americana está viviendo días peores, especialmente sus sectores más precarios.

Además, hay sectores de base de los dos partidos burgueses que están cuestionando la lógica del régimen neoliberal, que los dos vienen aplicando en las últimas décadas. Eso profundizó la crisis política de esos partidos, porque ellos son incapaces de resolver las principales necesidades de la clase trabajadora en el capitalismo. Eso no es necesariamente un progreso, pero es una señal de que la clase trabajadora norteamericana, hasta incluso sus sectores más conservadores, está siendo atraída por la idea de soluciones alternativas para los problemas endémicos del sistema económico capitalista, aunque no haya una clara visión sobre cuáles son las soluciones.

Para nosotros, esto representa una gran oportunidad para organizar los combates contra esos ataques en nuestros lugares de trabajo, barriadas y ciudades. Es hora de organizar con nuestros compañeros de trabajo una lucha para que nuestros sindicatos sean democráticos, luchadores e independientes de los patrones y de los burócratas; sindicatos que respondan a las necesidades de los sectores más amplios de la clase obrera y de los oprimidos, que luchen en solidaridad con todos los trabajadores y oprimidos, incluso los no sindicalizados. Precisamos de dirigentes que den confianza a nuestra clase para luchar, y mantener nuestras huelgas, independientemente de que ellas sean “legalmente protegidas”. Los muchos problemas que enfrentamos no pueden ser resueltos bajo este sistema capitalista. Precisamos continuar luchando y organizando. Precisamos desarrollar sindicatos democráticos, consejos, y lugares alternativos para discutir y decidir democráticamente lo que es mejor para nuestros barrios y ciudades, y cuáles estrategias y tácticas usaremos para construir una lucha que traiga victorias a nuestra clase, y precisamos construir una organización política de la clase obrera que pueda unir estas luchas y formar dirigentes de lucha.

Notas:

[1] Las elecciones para el Congreso (Cámara de Diputados) ocurren cada dos años. Las elecciones que ocurren en medio de un mandato presidencial (de cuatro años) son llamadas “intermedias”. Las elecciones para el Senado ocurren cada seis años.

[2] Ver artículo “Las armadillas del foco de los demócratas para retomar el congreso, en: https://litci.org/es/

[3] https://lavozlit.com/es/the-cabinet-that-made-a-fortune-on-workers-backs/#_ftn1

[4] Vea las llamadas políticas de Prohibición Musulmana, Tolerancia Cero y la política de inmigración de separación familiar, “Reduciendo la pobreza en América y promoviendo oportunidades y movilidad económica”, la “Regla Global de Mordaza” y “Garantizando Transparencia, Responsabilidad y Eficiencia en Financiamiento al Contribuyente”.

[5] https://www.nytimes.com/2018/07/30/us/politics/trump-tax-cuts-rich.html

[6] https://www.bbc.com/news/business-45294162

[7] https://www.scmp.com/news/world/united-states-canada/article/2156710/business-groups-urge-us-not-impose-more-tariffs

[8] https://www.democracyatwork.info/eu_capitalism_changed_by_its_contradictions

[9] https://www.afge.org/publication/afge-seeks-injunction-to-block-trumps-anti-union-executive-order/

[10] El resultado de ese juicio sirve de parámetro para otros casos similares, que atacan el derecho de representación sindical.

[11] https://www.newsweek.com/supreme-court-labor-rights-afscme-president-trump-998212

[12] Estados donde los inmigrantes tienen leyes especiales de protección.

[13] https://www.democracynow.org/2018/8/20/ice_arrests_husband_taking_pregnant_wife

Traducción del portugués: Natalia Estrada.

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