Jue Mar 28, 2024
28 marzo, 2024

De «utopía» a urgencia, el programa trotskista sigue vivo

El 17 de noviembre pasado, después del (y debido al) buen resultado electoral del FIT-U, Infobae publicó un artículo de la periodista peronista Claudia Peiró donde declara al trotskismo como una “utopía virginal” y recorre una serie de descalificaciones basadas en falsedades sobre la corriente a la cual pertenecemos, y contra su fundador León Trotsky. Por su parte, Infobae abrió el debate para que figuras de la izquierda respondieran. Algunas lo hicieron defendiendo las posiciones históricas del trotskismo y polemizando con argumentos parcialmente correctos contra  las tergiversaciones de Peiró.

Por PSTU-Argentina

No es el objetivo de esta nota responder a todas las falsificaciones de Peiró sino enfocarnos en desarrollar algunos aspectos centrales del programa y la estrategia del trotskismo y en particular de la visión de nuestra corriente, el morenismo  y de nuestro partido internacional: la Liga Internacional de los Trabajadores.

Nuestros objetivos

La actual pandemia y la continuidad de la crisis económica internacional han puesto de manifiesto la incapacidad del capitalismo de resolver las necesidades más acuciantes de la humanidad. Ante la muerte de millones de personas por la COVID-19, el crecimiento brutal  de la miseria, el hambre, las opresiones y la destrucción del planeta, miles de trabajadores/as se preguntan cuál es la salida. Y la realidad es que no hay secretos y lo repetimos cada vez que podemos: nuestra perspectiva histórica es convencer a los sectores más avanzados de la clase obrera para el programa de la Revolución Socialista Internacional, única forma de terminar con la explotación y las opresiones productos del capitalismo. Para eso, es imprescindible una herramienta, una organización internacional centralizada que golpee como un solo puño en todos los países, provincias y ciudades donde se encuentre.

Todo lo que pase después depende de nuestra capacidad para cumplirlo, pero el objetivo es ese. Quizás esa parte se le olvidó a Peiró, que habla de peleas personales entre Trotsky y Stalin para terminar igualando en su descalificación leninismo y trotskismo con el estalinismo.

Pero por el contrario el estalinismo fue la expresión de la contrarrevolución al interior del Estado obrero revolucionario. Por eso necesitó asesinar a más de 800 mil revolucionarios y a casi todo el CC (Comité Central) bolchevique para imponerse. Stalin fue el líder de la casta burocrática que se desarrolló en la URSS  a partir del aislamiento de la Revolución y el atraso del país. Al servicio de la defensa de sus privilegios desarrolló la nefasta teoría del “socialismo en un solo país” y de la “coexistencia pacífica con el imperialismo”.

Trotsky y sus seguidores expresaron la batalla contra la burocratización, en defensa de la democracia obrera y por la revolución mundial tal como planteaba la Tercera Internacional. Trotsky fue junto con Lenin uno de los principales dirigentes de la Revolución Rusa y el organizador del Ejército Rojo de obreros y campesinos que derrotó militarmente a la contrarrevolución burguesa e imperialista. También enunció la Teoría de la Revolución Permanente, que explica la mecánica de la revolución mundial y la combinación de las revoluciones democráticas y políticas nacionales con las socialistas. Pero Trotsky sostuvo que su mayor logro fue la fundación de la Cuarta Internacional en 1938. En palabras de Martín Hernández: “para Trotsky, si no se construía la IV, el estalinismo y el fascismo acabarían con todo tipo de vestigio de programa y organización revolucionaria. Cuando, en el año 1938, Trotsky construyó la IV no lo hacía con la esperanza de ganar, en ese momento, a las masas para ese programa, sino con el objetivo de poder intervenir en el próximo, e inevitable, ascenso revolucionario con un programa y una organización revolucionaria internacional.”(1)

De dónde venimos

Trotsky fue asesinado en 1940 por orden de Stalin, los aliados ganaron la Segunda Guerra y la posguerra no cumplió con las expectativas trotskistas. Los partidos comunistas estalinistas se fortalecieron por una victoria popular que no les correspondía: la derrota del nazismo en Stalingrado se dio por el apoyo popular al Ejército Rojo, no gracias a Stalin, sino a pesar de él. Los partidos trotskistas continuaron en la marginalidad, perseguidos y calumniados por el imperialismo y los PC (Partidos Comunistas).

“El Movimiento Trotskista fue heroico por haber luchado durante mucho tiempo para mantener vivo el programa de la revolución proletaria contra aparatos tan poderosos como el fascismo y el estalinismo. Pero, tal como señalaba Marx, «la existencia determina la conciencia» y, en el caso del trotskismo, una existencia marginal llevó, en la mayoría de los casos, a todo tipo de procesos degenerativos y al abandono, en la práctica, del programa revolucionario.” (2)

La IV Internacional post Trotsky bajo la dirección de Ernest Mandel y Michel Pablo degeneró en el revisionismo y terminó capitulando al estalinismo y a direcciones nacionalistas burguesas y pequeño burguesas que encabezaron los procesos revolucionarios de la posguerra. A comienzos de los  ’40 un joven  argentino llamado Nahuel Moreno, estaba convencido que  había que llevar al trotskismo a la clase obrera, para ganar a sus mejores luchadores y construir con ellos una dirección revolucionaria. Fundó así la corriente que con el tiempo daría lugar a la actual Liga Internacional de los Trabajadores (LIT-CI). Su objetivo no fue otro que dar continuidad al programa de la revolución internacional y el gobierno de los trabajadores, combatiendo contra todas las organizaciones oportunistas. Se construyeron partidos de vanguardia en todo Latinoamérica y varios países de Europa, para dar a los trabajadores una herramienta para luchar por la revolución. Se combatió en los sindicatos a las distintas burocracias (y al peronismo en Argentina) luchando por la democracia de base, por poner los sindicatos al servicio de los trabajadores y la Revolución Socialista y no de sindicalistas empresarios. Se denunció la estafa de la Deuda Externa y la recolonización de nuestros países por parte del imperialismo yanqui. Todo esto fue posible porque nuestra guía fue el programa de la Cuarta Internacional de León Trotsky y la lucha por su reconstrucción.

A dónde vamos

Hoy en día diversas organizaciones reivindican la tradición del trotskismo en su carácter de fuerza política clasista y antiimperialista (como los partidos del FIT-U, el Nuevo MAS y Política Obrera), pero se han adaptado al régimen democrático burgués y a su legalidad, priorizando la actividad electoral y la conquista de cargos parlamentarios. Eso los ha llevado a dejar de lado la principal estrategia: la pelea por el poder para la clase obrera mediante una revolución socialista y la construcción del partido revolucionario internacional para ello. Por esa razón, si bien podemos estar juntos en algunas luchas y armar frentes en los sindicatos para sacar a la burocracia, no es posible construir un programa y una organización común hoy aunque todos nos reclamemos “trotskistas”.

Los discursos sobre el fracaso del socialismo se chocaron con un siglo XXI cada vez más inestable, con revoluciones, guerras y golpes de Estado en todo el mundo. Es imposible darle una salida a la pobreza creciente de la población mundial si no es a través de la planificación socialista centralizada de la economía contra el caos capitalista. La LIT y el PSTU están al servicio de una revolución para conseguirlo.

Notas:

(1) Hernández, M. Algunas reflexiones sobre el morenismo, 2007, en: https://litci.org/es/algunas-reflexiones-sobre-el-morenismo/

(2) Ídem.

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