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25 abril, 2024

Un año de las protestas del 11J en Cuba

Ha pasado un año desde el estallido social que sacudió Cuba entre el 11 y 12 de julio de 2021. De un extremo a otro de la isla, miles de manifestantes tomaron las calles para repudiar el insoportable deterioro de las condiciones de vida, agravado por el azote de la pandemia de Covid-19, que había colapsado la sanidad pública, y la opresión de un régimen dictatorial que impide cualquier tipo de organización sindical y política por fuera del control de Partido Comunista de Cuba (PCC). La LIT-CI ha apoyado las protestas y repudiado la represión desde el comienzo, participando de la campaña democrática por la libertad de los presos políticos en varios países.

Por Daniel Sugasti

La carestía, el desabastecimiento, la proliferación de las tiendas en dólares[1], el descontrol de la pandemia, sumados a las legítimas aspiraciones por libertades democráticas, fueron el motor de las protestas. La clase trabajadora y el pueblo cubano, por lo tanto, no salió a las calles para “restaurar el capitalismo” al mando de Washington o la burguesía cubana exiliada en Miami, como alega el PCC y repite el amplio arco de partidos neoestalinistas y castro-chavistas. De ninguna manera. Las protestas estallaron por mismos motivos que en cualquier otro país latinoamericano: repudio a los brutales ataques al nivel de vida de la clase trabajadora y, en el caso cubano, a la dictadura que encabeza el PCC desde 1959.

Como explicamos en otros artículos, las protestas del 11J de 2021 mal podrían restaurar el capitalismo o entregar el país al capital extranjero, por la simple razón de que la economía de mercado ha sido restaurada en la década de 1990 por la propia dirección castrista que, en los últimos 30 años, impulsó todo tipo de negocios con el imperialismo europeo, canadiense y, en menor medida, hasta con el estadounidense.

En Cuba no existe socialismo. En Cuba existe un Estado capitalista cuyo gendarme es una dictadura burguesa, un régimen policiaco que posee lazos umbilicales con el capital imperialista. En Cuba no existe “democracia obrera”. En Cuba, la clase trabajadora no decide absolutamente nada, ni puede organizarse para resistir a cualquier medida del gobierno, puesto que carece de libertad de opinión, de prensa, sindical y política.

Este es el régimen que defienden el PCC y la mayoría de las organizaciones dichas de “izquierda” en Latinoamérica.

Una represión ejecutada con saña

El régimen cubano respondió el movimiento del 11J con una dura represión. En el plano de la propaganda, la camarilla gobernante dio rienda suelta a una campaña de calumnias contra los manifestantes, acusándolos de formar parte de una conspiración contrarrevolucionaria orquestada por el imperialismo. Sobre el valiente pueblo cubano que, a pesar del régimen autoritario salió a las calles, pesaron también los epítetos de “confundidos”, vándalos, escoria y gusanos.

La policía cubana, junto con tropas de élite (Boinas Negras) y grupos parapoliciales ligados al aparto del Estado, mataron a un manifestante y arrestaron a centenares de personas de modo indiscriminado, entre ellas decenas de menores de edad. Las detenciones no respetaron ninguna garantía jurídica; en muchos casos se desconocía el paradero de las personas durante días. El corte de internet fue ampliamente utilizado por el Estado durante y después de las protestas. Ciudades como Artemisa, La Habana, Holguín y Matanzas fueron militarizadas casi inmediatamente. La bota de la dictadura estaba y está determinada a cortar el impulso opositor por la raíz, cueste lo que cueste.

Un reciente informe presentado por Justicia 11J y Cubalex intenta dimensionar la represión a las protestas hasta el 1 de julio de 2022. Por medio de la colaboración constante y valiente de las y los manifestantes y familiares, ha sido posible documentar 1.484 detenciones desde el 11J. Del total de arrestados, 11% tenían entre 12 y 20 años de edad[2]. Por lo menos 701 personas siguen bajo arresto.

Sin embargo, Justicia 11J reconoce que estos no son datos definitivos pues “(…) a pesar de muchos esfuerzos, no existe una cifra definitiva de personas detenidas por su participación en las protestas de julio de 2021, se desconoce cuántas personas han sido puestas en libertad, cuántas permanecen bajo custodia del Estado y en proceso de investigación…”[3]. En muchos casos, tampoco se conoce el local de detención. Una investigación de Cubalex, por otra parte, documentó al menos 14 técnicas de torturas en las cárceles de Cuba.

A finales de enero de 2022, la fiscalía cubana informó que 790 personas enfrentaban procesos penales por haber participado del 11J. Entre ellas 115 acusados/as con edades entre 16 y 20 años. De ese número de acusados, 68% se encontraba en prisión provisional desde julio de 2021.

Entre febrero y marzo se dieron a conocer las primeras sentencias por sedición.  El total de pena, en marzo, sumaba 1.916 años de privación de libertad. Según la ONG Prisoners Defenders, siete adolescentes de 16 y 17 años habían sido condenados a penas de entre siete y 19 años en la cárcel. El Observatorio Cubano de Derechos Humanos, por su parte, informó que “…77% de los condenados no contaba con antecedentes penales…”[4]. La mayoría, evidentemente, son individuos que salieron a protestar por un descontento justificado, muchos de ellos por primera vez en su vida.

¿Cuáles fueron las pruebas que presentó el régimen contra las y los manifestantes? Meros testimonios de empleados del Estado, del propio Partido Comunista de Cuba (PCC) y agentes de Ministerio del Interior. En otros casos, información obtenida, sin permiso de los acusados, de sus teléfonos móviles o contenido publicado en redes sociales.

En suma, tanto la acusación, la justificación y el proceso en sí, completamente viciado, dan cuenta de la completa ausencia de garantías jurídicas y libertades democráticas elementales. Los argumentos de los fiscales cubanos son dignos de los Juicios de Moscú, la farsa jurídica que el estalinismo puso en escena durante la década de 1930.

La intención del régimen al imponer condenas “ejemplares” contra los manifestantes del 11J es amilanar, desmoralizar a quienes se atrevieron a movilizarse contra la carestía, la crisis sanitaria, la asfixia política, la ausencia de las libertades democráticas más elementales.

Redoblar la campaña contra los encarcelamientos y por la anulación de las condenas

La LIT-CI se posicionó desde el comienzo a favor de las protestas del 11J en Cuba. Nos solidarizamos con sus reclamos y denunciamos la represión por parte del régimen de Díaz-Canel y la camarilla del PCC que controla el Estado cubano. Enfrentamos las calumnias contra los manifestantes que impulsó el neoestalinismo y el castro-chavismo en todo el mundo. Lo hicimos con el orgullo de estar en el lado correcto de la historia, al lado de los intereses de la clase trabajadora de Cuba en contra de una dictadura capitalista capaz de pisotear a su propio pueblo para garantizar sus negocios con el imperialismo. La mayoría de la llamada izquierda, por otra parte, no puede decir lo mismo. Tal como hizo con Gadafi, Assad, Maduro, Ortega y, ahora, con Putin, se alineó con los dictadores, en contra de los pueblos.

Desde el inicio nos sumamos a la campaña exigiendo la libertad inmediata de todos/as los/as presos/as políticos/as en Cuba y el fin de la represión. Un años después, la lucha no terminó. El avance de la criminalización hace imperioso redoblar esfuerzos, ampliar la campaña democrática e internacionalista para liberar a todos/as los/as presos/as políticos y anular las condenas. Para ello, llamamos a todas las organizaciones obreras, campesinas, estudiantiles, colectivos de artistas, intelectuales, en definitiva, a todos/as aquellos/as que defiendan los derechos humanos y las garantías democráticas, a que colaboren con esta iniciativa democrática.

Seguiremos sosteniendo la bandera de las libertades democráticas en Cuba, contra el régimen del PCC y las FFAA que, lejos de lo que representa el socialismo, siembra y cosecha terror, desigualdad social, hambre y migraciones forzadas. Consideramos esta tarea un punto de partida esencial para una lucha estratégica: una nueva revolución en la isla, que recupere las conquistas materiales y culturales de 1959, pero con democracia obrera, combate permanente a cualquier tipo de opresión, respeto a la diversidad y que inicie el camino hacia el socialismo.

¡Libertad a los presos políticos en Cuba! ¡Basta de represión!

 ¡Ninguna injerencia imperialista!

 ¡Abajo el régimen autoritario y capitalista de Díaz-Canel!

[1] Tiendas en MLC (Moneda Libremente Convertible) en las que solo se acepta el pago en dólares o euros, cuando la clase trabajadora cubana percibe haberes en moneda nacional.

[2] Un año sin justicia: patrones de violencia estatal contra manifestantes del 11J. Ver: <https://bit.ly/unañosinjusticia>. El informe especifica que “Entre los 12 y los 17 años de edad – niños, según la Convención de Derechos del Niño –, resultaron detenidas 57 personas, lo cual representa el 3,8% del total de detenidos…”.

[3] Ver: <https://www.facebook.com/justicia11j/posts/pfbid02Kpe7faQTBQGznD6sRknxj3xZauPzHHvSGCYxmdzVeafHyAnHGSfc94wrSWNU6aQel >.

[4] Ver: <https://observacuba.org/ocdh-condena-sentencias-tribunal-habana-falsa-criminalizacion-manifestantes-11j-cuba/ >.

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