Lun Jun 17, 2024
17 junio, 2024

Sobre la aprobación del PT a las alianzas con el PL, en 2024. O… cómo narrativas ficticias pueden transformarse en verdaderos desastres

El lunes 28 de agosto, la Dirección Nacional del PT aprobó una resolución que permite al partido del presidente Lula formar coalición con el Partido Liberal (sí, así es… el mismo PL que tiene a Bolsonaro como Presidente de Honor) en las elecciones municipales de 2024.

Por: Wilson Honório da Silva*

La votación supuso una victoria para la corriente Construindo um Novo Brasil (CNB), que agrupa los principales nombres del petismo, empezando por el propio Lula y la presidente del partido Gleisi Hoffman, y presentó una resolución contraria a la tesis defendida por Valter Pomar (de Articulação de Esquerda) y otras corrientes minoritarias, que prohibía a los candidatos del PT apoyar o ser apoyados por integrantes del PL en las próximas elecciones.

Decir que la decisión es un escándalo vergonzoso sería quedarse corto. Pero lo peor es que esto no es todo. La resolución aprobada incluso abusa del cinismo y la hipocresía ya que, al mismo tiempo, veta alianzas con “candidatos y candidatas identificados con el proyecto bolsonarista”.

¿Da para entender? ¿Difícil, no? Y sería incluso imposible, si no estuviéramos hablando de un partido que no escatima esfuerzos (incluida la distorsión de la lógica) para justificar su proyecto de conciliación de clases y cuya disposición para gobernar con y para la burguesía hace tiempo superó todos los límites.

Todo en nombre de la “narrativa de la gobernabilidad”

Un ejemplo de ello es la defensa de lo indefendible que hace otro destacado miembro de la CNB, el diputado federal y secretario de Comunicación del partido Jilmar Tatto. “Si un candidato a alcalde está vinculado a un diputado que viene votando con nosotros (en el Congreso), ¿no lo vamos a apoyar sólo porque está afiliado al PL? Más aún teniendo en cuenta que, en casos así, es posible tener un bolsonarista de raíz postulándose contra este tipo. Si está con Lula para 2026, tenemos que pensar en el futuro, no en el pasado” , declaró Tatto en una entrevista con el diario “O Globo”, el 31 de agosto.

Es decir, en nombre de la llamada “gobernabilidad” y del mantenimiento del PT en el poder, la regla es simple: vale todo. Empezando por no sacar lecciones del pasado e incluso pasando por la creación de la esdrújula categoría “bolsonarista de raíz”, que, convengamos, en la cabeza de Tatto debe contraponerse a algo como “bolsonarista flor-que-se-huela” o algo así…

Y aquí, antes de continuar, cabe un “paréntesis” sobre un tema que permea decisiones como esta del PT. Uno de los mayores perjuicios y de las cosas más irritantes que surgen de las teorías posmodernas es la popularización del término “narrativa” como sustituto del análisis histórico e incluso de hechos y acontecimientos concretos de la realidad.

Por esta misma razón, no debería sorprender que el petismo y los reformistas en general (pero también los sectores burgueses) sean tan aficionados al término, ya que, hace mucho tiempo, todos abrazaron el método de sustituir el hecho por la ficción para justificar tanto sus análisis como sus políticas.

Y, dicho sea de paso, conviene recordar, aunque sea brevemente, principalmente para quienes han incorporado el término sin mucho criterio, que la idea misma de “narrativa” es absolutamente antimarxista, ya que es fiel a la esencia de la posmodernidad: la negación de la materialidad de la Historia y de la relación dialéctica entre el “todo” y sus “partes”.

Un buen ejemplo es la llamada “narrativa del golpe” (contra Dilma), que está en la raíz del proyecto que condujo a la construcción del Frente Amplio y la política de concesiones ilimitadas a una tal “burguesía progresista” en defensa de otra ficción: el Estado Democrático de Derecho. Y, a partir de ahí, las cosas sólo empeoraron. Y peligrosamente.

Imagino cuántas veces el término debió ser utilizado en los discursos (a favor y en contra) de la tesis de alianzas con la “banda saludable” del bolsonarismo. Posiblemente tantos como hemos escuchado otra aún más absurda y, pese a ser similar, mucho más peligrosa en la coyuntura actual: la “narrativa” de que el gobierno de Lula es el único capaz de frenar a la ultraderecha.

Las “narrativas” pueden sonar como cuentos de hadas, pero pueden convertirse fácilmente en películas de terror

Incluso con las deslumbrantes elaboraciones y los malabarismos analíticos y políticos del propio PT, así como de los sectores mayoritarios del PSOL y otros partidos (Unión Popular, PCB, etc.) que apoyan al gobierno (con más o menos críticas) no faltan pruebas de que esto no es más que una “narrativa”.

Primero, una “narrativa” que se inserta en lo que se ha convertido en el único “libro” del reformismo: la vía electoral. Así como durante el proceso de lucha por el “Fuera Bolsonaro” estos sectores rompieron todas las páginas y capítulos enteros de la lucha de clases, negándose a engrosar los movimientos en las calles, para desviarlos hacia el proceso electoral, hoy ni siquiera pasa por sus cabezas apoyarse en las movilizaciones y en las luchas para barrer hacia el basurero de la historia tanto a la “banda podrida” como al sector supuestamente “saludable” y amigable del bolsonarismo.

Por lo contrario. Ahora han dado un paso adelante (o, mejor dicho, más a la derecha), con la tesis “genial” de unirse al bolsonarismo para derrotar el bolsonarismo. Y, lamentablemente, las cosas dejan de ser cómicas cuando son pura y simplemente evidencias de una tragedia anunciada. Algo que el PT viene construyendo como un cuento de hadas, embalado por la cantilena de la conciliación de clases, pero cuyo final podría convertirse en una película de terror.

En un editorial publicado en “Opinião Socialista”, el 9 de agosto ( “Quién le hace el juego a la derecha” ), recordamos que “el sector que viene implementando medidas que favorecen a la burguesía, y no a los trabajadores y trabajadoras, es el propio PT”, ya que “no es que el PT esté presentando buenas propuestas a los trabajadores y estas sean derrotadas por la derecha; pero, sí, es él mismo el que presenta medidas que agradan a la derecha”.

Los ejemplos abundan. El Marco Fiscal fue elaborado por el ministro Fernando Haddad, y no por los “conservadores de derecha” asentados en el gobierno, y ya se ha reflejado en los recortes de los fondos para Educación y Salud.

Lo mismo puede decirse de la Reforma Tributaria (cuyo voto favorable de una quinta parte de los parlamentarios del PL, por cierto, fue usado como argumento a favor de una alianza con los bolsonaristas) o, incluso, de la nada discreta omisión ante el Marco Temporal, acompañada de una descarada defensa de la exploración petrolera en la Amazonía.

¿Qué decir entonces del nombramiento de Cristiano Zanin para el Supremo Tribunal Federal? ¿O Lula desconocía las posiciones anti-LGBTI+, antiprohibicionista y antipopular del sujeto que nombró para el Supremo Tribunal Federal, como se analiza en el artículo Zanin: el ministro terriblemente reaccionario elegido por Lula ?

¿De qué otra manera explicar el genocidio negro en Bahía y el brutal asesinato de Mãe Bernadette sino creando “narrativas” repugnantes, como la difundida por el gobernador petista del Estado al plantear la hipótesis de que el crimen tenía que ver con la disputa entre facciones criminales? ¿Y qué decir, entonces, de los constantes y crecientes acuerdos y concesiones a la cúpula de las Fuerzas Armadas?

Ni bolsonaristas ni ilusorias narrativas. Necesitamos una oposición de izquierda con independencia de clase

El problema es que “narrativa tras narrativa”, el PT y sus aliados están dando cada vez más cuerda y municiones a la burguesía; ya sea a la que consideran “progresiva”, sea el Centrão,  sean los conservadores, fundamentalistas y reaccionarios que ya están en el Planalto, y gobiernos estatales y municipales, sean los bolsonaristas con quienes se aliarán en 2024.

¿Y qué esperar de esto? En primer lugar, no sorprenderá si ellos mismos se desmoralizan frente a los sectores que históricamente los apoyan. Y no es una “narrativa” la que hace posible esta hipótesis. Es la historia. Pues, quieran admitirlo o no, esto es lo que pasó con Dilma. O, peor aún, que sean los trabajadores y trabajadoras, los jóvenes, los negros, los LGBTI+, las mujeres, los pueblos indígenas y quilombolas, los más pobres y periféricos los que se desmoralicen cuando se sientan traicionados.

Y, lamentablemente, son hechos como estos, y no supuestas “narrativas”, los que históricamente preceden al surgimiento y fortalecimiento de la ultraderecha. Principalmente cuando aquellos que deberían combatirla se confunden con ella.

Por eso mismo, decir que las alianzas con el PL son diferentes a darle la mano al bolsonarismo es más que una broma de mal gusto o un puro ejercicio de cinismo e hipocresía. Es inaceptable. Y otro ejemplo más de que el único camino que podemos seguir es construir una oposición de izquierda a este gobierno. No sólo para, de hecho, destruir el bolsonarismo, sino también, a través de la acción directa y de la independencia de clase, construir la única historia que puede sacarnos de esta barbarie: la lucha por el socialismo.

*Wilson Honório da Silva es integrante de la Secretaría Nacional de Formación del PSTU-Brasil.

Artículo publicado en www.pstu.org.br, 6/9/2023

Traducción: Natalia Estrada.

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