Jue May 16, 2024
16 mayo, 2024

Paraguay | Capitalismo periférico y pandemia

Desde el 5 de marzo, miles han salido a las calles en Asunción y otras ciudades paraguayas hartos de la corrupción y la desidia que evidenció el gobierno colorado de Mario Abdo Benítez ante la pandemia de Covid-19. El deterioro insoportable de las condiciones de vida de millones de personas y el colapso sanitario son, categóricamente, responsabilidad del gobierno y el parlamento. Por ello, el pueblo trabajador se manifiesta de modo sostenido por la salida del poder de Marito, por el completo rechazo al magnate-mafioso Horacio Cartes, y todo lo ligado al funesto Partido Colorado, en suma, contra “todos ellos”.

Por Daniel Sugasti

Sobre la base de un decidido apoyo a las protestas, es necesario ir más a fondo y entender que la corrupción y la “mala gestión” ante la doble crisis, sanitaria y económico-social, son producto inevitable de la naturaleza del modo de producción capitalista que impera en el Paraguay y el mundo.

Mario Abdo y los demás gobiernos burgueses, en este sentido, cumplen la tarea de administrar la economía y la política de los Estados nacionales de acuerdo con la ley de hierro del capitalismo: el lucro a cualquier costo, la ganancia de un puñado de magnates construida sobre una montaña de muertos por el virus o por el hambre. En suma, los gabinetes y parlamentos no pasan de gestores del genocidio que está en curso.

Todos ellos siguen a rajatabla el mandamiento de que la economía y los negocios de los capitalistas deben continuar, independientemente de los que mueran infectados. Como si fuéramos ganado de sus estancias, esperan que el virus se transmita sin mayores obstáculos hasta alcanzar la “inmunidad de rebaño”.

La pauperización de la salud pública como método para justificar la privatización de un derecho

En el capitalismo, la salud, un derecho humano, se transforma en mercancía. Solo es atendido quien pueda pagar el “servicio”.

Según datos de 2018, 73% de la población paraguaya no cuenta con ningún tipo de cobertura médica. En el campo, esa cifra alcanza 86%[1]. En medio de esta realidad espantosa, la salud privada, que cubre cerca de 7% de la población, fue creciendo a expensas de la salud pública, y no pocas veces con recursos del propio Estado.

Entre 2010 y 2019, el Estado paraguayo destinó US$ 400 millones para contratar seguros privados repartidos entre cuatro de las principales empresas del rubro: Asismed S.A., Santa Clara Medicina Pre Paga S. A., hoy denominado Sanatorio Británico S. A., Protección Médica S. A. y Servicios Médicos Migone S. A., que ofrecen servicios a cincuenta instituciones estatales[2].

La desidia y la indolencia que demuestran los gobiernos es, en realidad, una política deliberada: mantener la salud pública en condiciones catastróficas, como una forma de justificar la necesidad del sector privado para “brindar un completo y verdadero servicio eficaz” que el Estado no puede ofrecer.

Estas empresas privadas, además de llenarse los bolsillos con el dinero público por medio de licitaciones amañadas, esquilman a los pacientes, sobre todo a aquellos que necesitan tratamientos complejos. Existen centenares de denuncias no solo de negligencias médicas en hospitales privados, sino de costos exorbitantes por la asistencia médica[3].

La cosa es muy sencilla, si el Estado garantizase un sistema de salud pública, universal, gratuita y de calidad, la salud privada perdería su razón de ser. El problema es que, bajo el capitalismo, el derecho a la salud es incompatible con la sed de lucro de los empresarios.

Esta es la razón profunda del desmonte deliberado del sistema de salud pública, completamente sobrepasado, incapaz de hacer frente a la demanda descomunal de camas de terapia intensiva, medicamentos e insumos básicos, profesionales especializados y, ni hablar, de vacunas. El estado de la salud pública es el de un paciente que respira artificialmente.

Primero, las ganancias… la salud puede esperar

Esta realidad, al mismo tiempo en que expresa la lógica de “que mueran los que tengan que morir, pero la economía no puede parar”, es una excelente oportunidad para que algunos ricos se hagan más ricos.

El conocido crédito internacional de 1.600 millones de dólares, aprobado hace un año y cuestionado en las calles, fue dilapidado[4]. Este caso, en verdad, no tuvo un desenlace distinto al que muestra toda la historia de la deuda interna y externa: no lo pidió el pueblo ni se utilizó para mejorar la vida del pueblo. Se lo quedaron los de arriba.

El gobierno colorado solo ejecutó 41% de los 426 millones de dólares destinados a la salud pública por la ley de emergencia sanitaria[5]. Pero la realidad es que no se sabe en qué gastaron ese dinero –habida cuenta del desabastecimiento de insumos indispensables en los hospitales– ni dónde está el resto. Lo único cierto es que ellos pretenden que esa deuda la pague la clase trabajadora.

La cuestión de los medicamentos e insumos es otro caso de negociado entre sectores de la clase dominante. Lo indignante no son solo las formas “descaradas” de corrupción, la grotesca “fuga de medicamentos” que implica el robo directo –vía redes delictivas que involucran empresas privadas y altos funcionarios estatales– de las farmacias de los hospitales. Existe, además, el robo legalizado por el mecanismo de las licitaciones. Por ejemplo, para medicamentos e insumos básicos el Estado paraguayo adjudicó al grupo Ferreira alrededor de 12,7 millones de dólares; al grupo Scavone, 6,2 millones de dólares; y al grupo Harrison, 4,2 millones de dólares. Para construcción de hospitales de contingencia, la empresa Implenia recibió 1,6 millones de dólares; Tecnoedil, 1,2 millones de dólares; y Jiménez Gaona, 749 mil dólares[6]. Para abastecerse de atracurio y midazolam, drogas claves para los pacientes intubados, el Estado contrató empresas como FUSA SA, Vicente Scavone, Bioethic Pharma, entre otras. Pero está pendiente que esos proveedores, a pesar de haber recibido su pago, entreguen 50.818 unidades de atracurio y 356.638 de midazolam[7].

Los casos de Covid-19 aumentaron 66% en el último mes y, con razón, las calles preguntan: ¿dónde están los fármacos y los hospitales de contingencia? Lo más probable es que entre los activos de esas empresas, porque en los hospitales los enfermos se apiñan en los corredores.

Foto: Daniel Ñamandu

El dinero público es repasado a los mismos empresarios de siempre. La economista Verónica Serafini denunció hace unos días que 60% de los contratos para compra de medicamentos son acaparados por seis familias[8]. La lucha por el control del Estado es, en el capitalismo, la lucha por obtener más y mejores negocios.

El jugoso negocio con las vacunas 

A partir de la rebelión popular, la exigencia de un plan de vacunación se hizo más fuerte. Paraguay es el país más atrasado de la región en este aspecto. El gobierno cuenta con 4.000 dosis de Sputnik V y 20.000 de CoronaVac, donadas por Chile. Es decir, nada. A este ritmo, 70% de la población recibirá las dos dosis en setiembre de 2053[9].

En medio de la crisis y el “repentino” interés del gobierno en adquirir inmunizantes, súbitamente aparecieron tres firmas paraguayas que alegan estar en condiciones de importar hasta tres millones de dosis de la CoronaVac desde China. Solo un detalle: si una dosis cuesta en el mercado internacional entre 10 y 13 dólares, estas empresas las ofrecen al Estado a 33 dólares. Las empresas son Index SACI, Lasca y Quimfa[10]. La primera, propiedad de la familia del expresidente y magnate Juan Carlos Wasmosy, es la mejor posicionada[11].

Los negocios capitalistas con las vacunas se ven favorecidos por la oposición de un puñado de países imperialistas a la quiebra de las patentes internacionales. La semana pasada ocurrió una reunión de la OMC en la que la India y Sudáfrica encabezaron una propuesta de suspensión de los derechos de propiedad intelectual de las vacunas, medicamentos e insumos hospitalarios, al menos mientras dure la pandemia. EEUU, la Unión Europea y otros países ricos, como se esperaba, rechazaron el pedido vehementemente. Entre las naciones de “renta media y baja”, el Brasil fue el único contrario a un acuerdo que rompa el monopolio que detentan los países imperialistas y sus empresas de biotecnología sobre los inmunizantes. Esto, en la práctica, implica la imposibilidad de aprovechar la capacidad industrial ociosa –como es el caso del Brasil– para acelerar la producción y distribución de vacunas en escala necesaria para derrotar la pandemia de Covid-19. La permanencia de las patentes, apoyada de manera escandalosa incluso por burguesías sumisas como la brasileña, no hará sino profundizar el genocidio en la periferia del capitalismo.

Esto plantea con más urgencia que nunca la tarea de luchar por el fin de las patentes de las vacunas, única forma de detener el asesinato en masa que está en curso en todo el planeta.

Entretanto, el horror continúa. Mientras miles se infectan –obligados a salir a ganarse el pan del día a pie o en el caótico transporte público–, y centenares necesitan camas de internación, mientras decenas mueren todos los días –no olvidemos que los datos del ministerio de Salud indican únicamente los casos comprobados y registrados, es decir, en la vida real son muchos más–, en el piso de arriba sigue la farra, el drenaje de los recursos públicos con destino directo a las cuentas bancarias de un puñado de familias.

La corrupción es inherente al capitalismo

Para comprender correctamente la crisis actual es necesario tener presente el nexo macabro entre corrupción y “mala gestión”, y la lógica del capitalismo. La corrupción es inherente al capitalismo, un sistema que surgió y se mantiene por medio del robo y la violencia en contra de los explotados/as y oprimidos/as. Desde el punto de vista de los ricos y poderosos, la “mala gestión” que desató la ira popular es, en realidad, una excelente gestión del asesinato masivo que ellos promueven para salvar sus negocios.

Las mismas facciones burguesas, los mismos personajes que se rasgan las vestiduras ante la “ineficiencia de lo público” y exigen el “achicamiento del Estado” son los que realizan buena parte de sus negocios por medio de atracos al Estado. La razón es que el Estado, lejos de ser un ente neutral y “para el bien común”, tiene carácter de clase. El Estado, en esta sociedad de clases, está al servicio del imperialismo y de la burguesía local. Pero, atención: por tratarse de un país ubicado en la extrema periferia del sistema capitalista mundial, el Paraguay posee una clase dominante siempre dispuesta a acumular encaramada al Estado, sea por medios “legales” (privatizaciones y deuda pública), sea por medios ilegales, es decir, a través del asalto puro y duro a las arcas públicas. Por este motivo, compañeros y compañeras, cuando se trata de derechos y servicios públicos de calidad exigen un “Estado mínimo”, pero cuando se trata de hacer negocios y reprimir las luchas sociales invocan un “Estado máximo”.

¿El problema es la ANR, Marito, Cartes, la corrupción y la mala gestión? Sin duda, todo el establishment debe ser arrancado de raíz. Pero, sobre todo, el problema es el sistema que los engendró, esto es, el capitalismo periférico, bravucón con el pueblo pobre y sumiso a los intereses imperialistas y de las burguesías más poderosas de la región. Es el capitalismo agroexportador-ganadero-narcotraficante-contrabandista que administra la provinciana burguesía paraguaya.

Por lo tanto, la caída del gobierno y el “que se vayan todos” debe ser el primer paso para profundizar y encauzar el presente proceso de movilizaciones hacia una salida revolucionaria y socialista que liquide el núcleo de todos los problemas: el capitalismo.

Notas:

[1] Ver: < https://www.abc.com.py/edicion-impresa/economia/2019/12/03/solo-el-27-de-la-poblacion-accede-a-un-seguro-medico/ >.

[2] Ver: < https://www.abc.com.py/edicion-impresa/politica/2019/07/09/seguro-medico-de-funcionarios-le-costo-us-400-millones-a-ciudadania/ >.

[3] Ver: <https://www.lanacion.com.py/mitad-de-semana/2019/08/28/asi-operan-empresas-de-medicina-prepaga-en-el-pais/ >.

[4] En 2020, la deuda trepó a US$ 12.212 millones de dólares, equivalente a 34,2% del PIB. Para combatir los efectos de la pandemia el gobierno endeudó el país por US$ 1.990 millones.

[5] Ver: <https://www.ultimahora.com/nuevo-ministro-debe-mejorar-el-uso-los-fondos-salud-n2930300.html>.

[6] Datos de <https://controlciudadanopy.org/>.

[7] Ver: : < https://www.abc.com.py/nacionales/2021/03/08/tras-crisis-van-concretando-compras-de-medicamentos-via-excepcion/ >.

[8] Ver: <https://twitter.com/veronica_serafi/status/1370345602110918676 >.

[9] Datos de <https://covidvax.live/location/pry> al 14/03/2021.

[10] Ver: <https://bit.ly/3rMQe69>.

[11] Ver: <https://www.hoy.com.py/nacionales/firma-paraguaya-podra-traer-3-millones-de-vacunas-en-15-dias-salud-debe-aceptar-hoy>.

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