Sáb Jul 27, 2024
27 julio, 2024

Lula, no es “narrativa”. Maduro es un dictador y Venezuela es una dictadura capitalista

Al recibir a Nicolás Maduro con alfombra roja en Brasilia, el presidente Lula afirmó que Venezuela sería víctima de una falsa narrativa y que no habría dictadura en ese país. Esta posición oculta y distorsiona la realidad de Venezuela hoy. Esta actitud de Lula es inaceptable, no representa la opinión de la clase trabajadora brasileña y no significa otra cosa que ponerse del lado de un gobierno capitalista y dictatorial como el de Maduro, de la misma manera que defiende a otro capitalista y proimperialista, el nicaragüense Daniel Ortega.

Por: Fábio Bosco

Para definir el carácter de un régimen político es necesario observar cuáles son las instituciones más importantes a través de las cuales se ejerce el poder. Un régimen cuya principal institución son las fuerzas armadas, la policía y los servicios secretos es una dictadura burguesa. Ese es el caso del régimen venezolano.

Otro factor importante es el tema de las libertades democráticas. En Venezuela se cercena la libertad de prensa, la libertad de expresión y de organización. Los periodistas disidentes son perseguidos, encarcelados o exiliados. Lo mismo sucede con los disidentes políticos, sean burgueses de derecha o trabajadores socialistas. Las manifestaciones contra el régimen son duramente reprimidas. En 2018, más de 100 manifestantes fueron asesinados por grupos paramilitares bolivarianos. Estos son elementos característicos, aunque no exclusivos, de una dictadura burguesa.

Además, Venezuela es un país capitalista que ha atravesado una depresión económica. Como en cualquier país capitalista, sea una dictadura o una democracia burguesa, el peso de la crisis económica fue puesto sobre los hombros de la clase trabajadora en la forma de salarios bajísimos (actualmente el salario mínimo equivale a R$ 25 mensuales) , desempleo y cortes en los servicios públicos. Se reprimen las luchas sindicales y se arresta a los trabajadores por participar en ellas. Como resultado, millones de venezolanos huyeron del país.

No hay nada de antiimperialista ni progresista ni de izquierda en el gobierno de Maduro. Por el contrario, hace negocios con todos los países capitalistas del mundo, alimentando a su burguesía con la renta petrolera y, principalmente, en detrimento de la vida de los trabajadores. A la hora de entregar la principal riqueza del país –el petróleo– a las empresas imperialistas y a EE.UU., como fue el caso reciente de la Chevron, ambos sectores burgueses –el tradicional y el bolivariano– están juntos. Cuando se trata de quitar derechos de la clase trabajadora y reprimir sus luchas, los dos sectores burgueses están unidos.

La oposición burguesa encabezada por Leopoldo Lopes, Henrique Capriles y Juan Guaidó nunca representó una alternativa para la clase trabajadora. Esta oposición burguesa representa los intereses de la burguesía tradicional ligada al imperialismo estadounidense. Se opone al régimen chavista, que representa los intereses de una nueva burguesía nacida de la cúpula de las fuerzas armadas denominada boliburguesía, con el líder en el parlamento, Diosdado Cabello, como una de sus principales expresiones.

La clase trabajadora venezolana necesita derrocar al régimen de Maduro, y luchar para garantizar las libertades democráticas, salario, empleo, educación, salud, vivienda, dentro de una perspectiva socialista. Para ello, necesita construir una alternativa de la clase trabajadora, combatiendo tanto a los sectores burgueses y la dictadura de Maduro como a la oposición burguesa, igualmente proimperialista.

La posición de Lula fue criticada por un amplio arco político: el gobierno de Estados Unidos, bolsonaristas, organizaciones de derechos humanos e incluso por el presidente de Chile, Gabriel Boric, uno de los exponentes de la izquierda reformista en América del Sur. Una cosa es que el imperialismo estadounidense, la burguesía y la derecha brasileña, no tienen moral para criticar ninguna dictadura en el mundo, porque incluso apoyan a varias, sin mencionar al defensor de la dictadura brasileña y sus torturadores, Jair Bolsonaro. Otra cosa es que esto no puede impedir que los trabajadores vean la realidad tal como es. En Venezuela hay una dictadura capitalista.

Es incluso curioso que los bolsonaristas planteen este tipo de crítica ya que el objetivo que perseguía el expresidente Bolsonaro era transformar el Brasil en una dictadura, igualita a la de Venezuela. También llaman la atención las críticas de voceros del imperialismo estadounidense y europeo que hablan de democracia, pero querían imponer un gobierno títere encabezado por Juan Guaidó en Venezuela, y apoyan dictaduras en todos los continentes, siempre que estas atiendan la agenda económica y geopolítica imperialista.

Lula y su gobierno cierran los ojos ante el cercenamiento de las libertades democráticas y la sobreexplotación de la clase trabajadora. Por otro lado, los bolsonaristas critican la posición de Lula, pero ocultan que el régimen de Maduro es el modelo que ellos querían implementar en el Brasil. La clase trabajadora brasileña no está representada en ninguna de estas posiciones.

Artículo publicado en www.pstu.org.br

Traducción: Natalia Estrada.

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