El peor acuerdo de la historia de Grecia
Hemos afirmado que el gobierno de Tsipras y Syriza traicionó las aspiraciones y la lucha de los trabajadores y el pueblo griego al firmar el peor acuerdo de la historia con la UE. Desde la “vereda de enfrente”, el diario burgués alemán Der Spiegel lo llamó “un catálogo de horrores y humillación”.
Por: Alejandro Iturbe
Veamos el acuerdo más en profundidad para lo que utilizaremos, en algunos puntos, las observaciones de alguien que conoce el asunto a fondo: el ex ministro de Economía Yanis Varoufakis, quien hizo público en su blog, el 15 de julio pasado, un material conocido como “Notas al acuerdo de Bruselas”. Esas consideraciones lo llevaron a votar inicialmente contra la aprobación en el Parlamento Griego (aunque después votó a favor de un segundo paquete de leyes complementarias)
En sus consideraciones generales, Varoufakis señala que “El gobierno griego debe introducir una austeridad severa que va a afectar a los sectores más débiles, que ya sufrieron gravemente” y que, con ese acuerdo, “el gobierno de Syriza… se pasó a la ‘lógica’ de la Troika” ya que deberá aplicar políticas “más recesivas e inhumanas”
El acuerdo significa, en primer lugar, un avance extremo de la situación semicolonial de Grecia. En primer lugar, el Parlamento griego pierde toda su autonomía legislativa ya que el texto del acuerdo texto señala que: “El Gobierno debe consultar a las Instituciones (léase “la Troika”, NdR) y acordar con estas en tiempo útil todos los proyectos legislativos en los dominios relevantes antes de someterlos a la consulta pública o de presentarlos al Parlamento”. Aquí, Varafoukis comenta que “el parlamento griego debe, una vez más… ser un apéndice de la Troika y aprobar leyes traducidas mecánicamente”. Agrega que además de “prometer que no volverá a legislar de forma autónoma, el gobierno griego debe anular retroactivamente las leyes que aprobó en los últimos cinco meses”. Es decir, las pocas medidas de su programa electoral que cumplió el gobierno de Tsipras.
Además, entre otros compromisos, está el de la garantía da total independencia jurídica del ELSTAT (autoridad estadística griega), para Varoufakis esto significa que “la Troika exige control absoluto sobre la forma como el presupuestario es calculado y así controlar por entero la magnitud de la austeridad que impone al gobierno”.
Uno de los puntos centrales del acuerdo es que Grecia deberá privatizar bienes por un valor de 50.000 millones de euros, que quedarán en manos de un fondo establecido en Grecia «bajo la supervisión de las instituciones europeas relevantes». Esta cifra multiplica casi diez veces las privatizaciones que aprobaron los gobiernos griegos en los últimos cuatro años (5.400 millones de euros). Entre esas privatizaciones previstas están la del Puerto del Pireo y la de la operación de la red de transporte de electricidad (ADMIE). Los fondos así obtenidos serán usados centralmente para garantizar el pago de la deuda externa. Varoufakis comenta que “la propiedad pública será vendida a bajo precio y los ingresos van para el pago de una deuda impagable, no quedando nada para la inversión pública o privada”.
En segundo lugar, un fuerte ataque al nivel de vida de los trabajadores y el pueblo ya que expresa que en “los mercados de trabajo se debe llevar a cabo un reexamen y una modernización rigurosos de la negociación colectiva y de la acción laboral, y, en conformidad con la directiva y las mejores prácticas de la UE en este campo, de los despidos colectivos”. Para Varoufakis esto significa que “ninguna negociación colectiva será permitida”, que “las acciones laborales (léase “huelgas”) deben ser prohibidas” y que los despidos “deben ser permitidos por capricho del patrón”. Agrega que “no puede haber mecanismos que el trabajo asalariado pueda usar para obtener mejores condiciones por parte de los empleadores”.
También habrá ataques a los trabajadores del sector público ya que el acuerdo plantea “modernizar significativamente la administración griega” y “un compromiso del gobierno de reducir aún más sus costos”. Algo que, en el análisis de Varoufakis se traducirá en “reducir los salarios más bajos”. Aunque el ex ministro no lo señale, puede significar también miles de despidos en este sector y, además, una reducción aún más dramática de los fondos destinados a los servicios municipales esenciales y a la educación y la salud públicas, que ya están al borde del colapso.
Otro sector afectado será el de los pensionados (jubilados) por “la adopción de medidas inmediatas para mejorar la sustentabilidad a largo plazo del sistema de pensiones, en el ámbito de un vasto programa de reforma”. Esto implica el aumento de la edad mínima de 62 a 67 años para obtener la “pensión completa”. Y, en palabras de Varoufakis, “reducir las pensiones más bajas” (ya por debajo de los niveles de supervivencia) y “recortar un 85% de las pensiones suplementarias que el gobierno de Syriza defendió con uñas y dientes en los últimos cinco meses”.
El acuerdo también atacará a los pequeños comerciantes y propietarios. En primer lugar, habrá un “ensanchamiento de la base de tributación del IVA para aumentar los ingresos”. Varoufakis comenta que esto será “un golpe profundo a la única industria en crecimiento en Grecia: el turismo”. En segundo lugar, habrá una modificación del Código Procesal que facilitará “las ejecuciones de hipotecas y desalojos de millares de casas y empresas que no estén en condiciones de continuar pagando sus hipotecas o préstamos”.
El acuerdo contiene varios otros puntos, también comentados por Varoufakis. Pero nos parece que los que hemos analizado ya representan “suficiente ilustración”.
Artículo publicado en la revista Correo Internacional n.° 13, agosto de 2015.-
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