Dom Jun 16, 2024
16 junio, 2024

EEUU: los cortes, la austeridad, y la lucha de clases

Durante la primera semana de 2019, la nueva portavoz de la Cámara de Representantes[1] de los Estados Unidos, Nancy “Somos Capitalistas” Pelosi[2] presentó un paquete de reglas de funcionamiento del Congreso al plenario de la Cámara, que incluía la llamada cláusula pay-go[3]. Una reliquia del giro neoliberal del Partido Demócrata (PD) en la década de 1980, que fue una manera de defenderse de los reaganistas que ladraban sobre “tax and spend liberals[4]. El pay-go permite que el presidente de EEUU rechace unilateralmente una ley si el Congreso aprueba una ley sin presupuesto previsto.

Por: Workers’ Voice, Estados Unidos

Remodelado por Pelosi como una regla parlamentaria oficial en 2007, ese mecanismo para garantizar la perpetuación de la austeridad se volvió una pieza central de los Blue-Dogs[5] del Partido Demócrata. Fueron los Blue Dogs los que presionaron al presidente demócrata, Barack Obama, para transformar el pay-go en ley, en 2010. En las elecciones intermedias (2012), los republicanos (PR) consiguieron mayoría y cambiaron el pay-go por el cut-go, que exigía que cualquier aumento en los gastos debía ser compensado con corte en otro ítem del presupuesto, impidiendo cualquier aumento de impuestos. Un ejemplo más del centrismo “vencedor” del PD, que capitula totalmente a la austeridad al conceder los términos del debate a sus “rivales” del PR.

Nancy Pelosi, del Partido Demócrata, asume la Cámara de Representantes de Estados Unidos.

Para su crédito, la diputada Alexandria Ocasio-Cortez (junto con sus colegas demócratas Ro Khanna y Tulsi Gabbard) votó contra el paquete de Pelosi, y está prácticamente sola en todo el Congreso norteamericano en el intento de educar a las masas sobre el carácter de clase del pay-go, aunque sea de una forma populista. Lo que es particularmente instructivo, no obstante, es la respuesta, no de procapitalistas como Pelosi y Steny Hoyer, sino de la bancada progresista de Alexandria Ocasio-Cortez, los nuevos Demócratas de izquierda que, así como Alexandria (AOC), fueron elegidos en 2018. ¡Todos ellos salieron en apoyo a la cláusula pay-go de Pelosi! Ayanna Pressley, Rashida Tlaib, Ilhan Omar, todos ellos, junto con veteranos progresistas como Parmila Jayapal y casi toda la Bancada Progresista del Congreso.

De hecho, AOC recibió críticas particularmente afiladas de su camarada progresista Jayapal, que la acusó de amenazar descarrilar la “agenda” progresista. Para Jayapal, participar de comités, promover la legislación progresista, y permanecer al lado de demócratas influyentes como Pelosi –no la idea pintoresca de AOC, de educar a la clase trabajadora sobre la naturaleza de clase del Estado norteamericano– es la forma como los políticos “maduros” se comportan.

Este es solo el último ejemplo de las restricciones estructurales y las presiones que impiden a los políticos “izquierdistas” que actúan en las instituciones capitalistas, como el PD, mantener (para no hablar de implementar) su propio programa.

Mientras tanto, decenas de millares de profesores de escuelas públicas en Los Angeles luchan por grupos menores [en las aulas], por un salario sostenible, y por más apoyo para sus alumnos. Inspirados por las huelgas “ilegales” de los Estados “rojos”[6] de 2019, ellos continúan una ola de huelgas más osadas y militantes en algunas de las comunidades más oprimidas de los Estados Unidos.

El día anterior a la redacción de este artículo, el sindicato de los profesores de Oakland, OEA, declaró su intención de seguir los pasos de los profesores de Los Angeles. Sumadas a las huelgas de los trabajadores hoteleros y de servicios –predominantemente negros y con los salarios bajos del último año–, como la huelga de los hoteles Marriott, eso hace a 2018-2019 el período más militante de movilizaciones sindicales de los últimos tiempos. Eso, sin mencionar los 200 millones (!) de trabajadores indianos en huelga contra las leyes antilaborales del gobierno de extrema derecha de Modi, el movimiento de los Chalecos Amarillos en Francia, luchando contra la brutal austeridad del neoliberal Macron; y las decenas de millares de trabajadores de las maquilas de México, levantándose en huelgas contra la voluntad de una burocracia sindical atrincherada en el poder y aliada de los patrones; y otras. La clase trabajadora encabeza la lucha, mostrando que el cambio solo viene a través de la osadía y la creatividad de la acción de masas independiente y organizada (huelgas, rupturas, etc.).

Todo eso arroja una luz adversa sobre el comprometido institucionalismo burgués y sobre el respeto por el proceso parlamentario exhibido incluso hasta por la izquierda del PD, Jayapal y compañía, pero también por los socialistas democráticos como AOC (que había votado en el ícono neoliberal Nancy Pelosi para líder del Congreso). Hay algo anacrónico, por no decir delirante, en las continuas esperanzas expresadas por esos progresistas y liberales de izquierda en reformas hechas por dentro de las instituciones del gobierno representativo de los Estados Unidos, la ciudadela del capital internacional y de la reacción.

Los artículos y entrevistas de esta edición [de La Voz] intentan capturar ese clima de militancia de la clase trabajadora del país e internacional. Inspirándose en el clásico ensayo de Robert Brenner sobre las paradojas de la socialdemocracia, los artículos de esta edición intentan explicar por qué las esperanzas de reformar el Estado o la conquista del poder por la clase trabajadora a través del PD convidan a la derrota, la desmovilización y la desradicalización. Tales ideas intentan trazar un camino que contrasta la política marxista revolucionaria con la de la izquierda liberal del PD, y con la de los socialistas que argumentan que el socialismo será alcanzado centrándose en la política electoral y trabajando dentro del PD, o aprovechándose de su poder electoral.

Es un lugar común de la izquierda revolucionaria decir, parafraseando a Marx, que no hay atajos para el socialismo. Como esta edición de La Voz deja claro, no hay sustitutos para el desarrollo de la conciencia de clase a través de la lucha de clases activa y extraparlamentaria (protestas, acciones directas y principalmente huelgas) por pequeñas reformas en el inicio, subsecuentemente aumentando en osadía y generalidad. Solamente por ese camino el socialismo puede vencer y conquistar una sociedad al servicio de la mayoría.

Esta edición de La Voz está dedicada a la memoria de los marxistas revolucionarios Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht. El espíritu de Luxemburgo y Liebknecht continúa a animar nuestra propia organización política y la de los marxistas revolucionarios en todo el mundo. Ellos fueron asesinados hace 100 años por bandas paramilitares protofascistas empleadas por el Partido Socialdemócrata, entonces gobernante en Alemania. Luxemburgo y Liebknecht se juntaron a sus camaradas Lenin, Trotsky y otros revolucionarios en la oposición heroica a la Primera Guerra Mundial. En eso, ellos se opusieron al “chovinismo social” de su tiempo, el nacionalismo disfrazado de retórica socialista que pasó a dominar el movimiento socialista. Ellos argumentaron que esa guerra criminal sería suicida para el movimiento de los trabajadores. Defendieron una visión revolucionaria, en cuyo centro está la independencia de la clase trabajadora, la oposición militante a la burguesía, y la aplicación de la democracia obrera. El movimiento comunista internacional que ellos inspiraron triunfó en la Rusia de 1917 bajo la dirección de sus camaradas, los bolcheviques. Este hecho repercutió en toda Europa, moviendo a los trabajadores para acabar con la guerra mundial; y consecuentemente en todo el mundo colonial, incentivando las luchas antiimperialistas y antirracistas. Ese movimiento inspiró a varias generaciones de combatientes de la clase trabajadora, comprometidos en construir un nuevo mundo sin explotación ni opresión.

Notas:

[1] Equivalente a la Cámara de Diputados en muchos países de habla hispana.

[2] Nancy Pelosi pasó a liderar la Cámara de Representantes luego de la victoria de los Demócratas en las elecciones de 2018.

[3] El pay-go es equivalente a la Ley de Responsabilidad Fiscal (Impositiva) de muchos países latinoamericanos.

[4] Tax and spend liberals, una acusación hecha por los reaganistas (republicanos partidarios del ex presidente Reagan) sobre que los demócratas (liberals) solo sabían aumentar impuestos (tax) para gastar (spend) en proyectos aprobados por la Cámara.

[5] Blue Dogs, diputados demócratas conservadores del sur del país.

[6] Estados “Rojos” son los Estados históricamente dirigidos por el Partido Republicano.

Editorial del periódico La Voz, Estados Unidos, marzo de 2019.
Traducción del original en inglés: Marcos Margarido.
Traducción del portugués: Natalia Estrada.

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