Lun Jun 17, 2024
17 junio, 2024

Chile | Es posible cambiar la realidad. Ocho propuestas para las organizaciones de la clase trabajadora y el pueblo

Entran y salen gobiernos y todos dicen que realizarán grandes cambios. En sus campañas prometen de todo. Pero después rápidamente cambian y llaman a las personas a ser responsables, a respetar el Congreso, a no generar inflación, a no desestabilizar la economía, etc. Al final, pasan los años y nada cambia. Aylwin, Frei, Lagos, Piñera, Bachelet, Boric. Se hacen reformas superficiales, pero los problemas centrales del pueblo siguen igual o peor. Parece ser una ley de la naturaleza el que nada puede cambiar. Pero eso no es así. Nada cambia porque todos los gobiernos y el Estado están al servicio del gran empresariado. Y justamente eso es lo que hay que cambiar.

Por MIT-Chile

Por ello, debemos recuperar la hermosa tradición de lucha y organización de la clase trabajadora chilena. En muchos momentos históricos las organizaciones de la clase trabajadora dieron ejemplos de lucha y organización y pudieron influir en cambiar la historia. Al final de esta nota, recuperamos dos ejemplos históricos muy importantes.

Creemos que las organizaciones de la clase trabajadora, los pobladores y la juventud tienen un rol fundamental en cambiar la situación actual. Partiendo por la CUT, que debe dejar de ser una Central Sindical al servicio del gobierno y pasar a organizar a los trabajadores, al igual que muchas Federaciones y sindicatos que hoy están más al lado de los patrones que de los trabajadores. Esas organizaciones deben ponerse al servicio de los trabajadores y convocar a las organizaciones de juventud, como el Confech y a las organizaciones sociales, territoriales, feministas y de la diversidad sexual a unificarse bajo un único Pliego urgente de demandas de la clase trabajadora y el pueblo.

Ese pliego de demandas debe servir para organizar y movilizar a la clase trabajadora, para frenar la ofensiva empresarial y buscar soluciones reales para nuestras necesidades. Desde el MIT, creemos que las medidas más urgentes para cambiar la situación del pueblo trabajador son las siguientes:

1 – Aumento del sueldo mínimo a 700.000 pesos y reajuste automático de sueldos de acuerdo al IPC

El sueldo mínimo actual no cubre ni las necesidades más básicas de una persona. Con las imposiciones, el sueldo mínimo está en 333.000 pesos. Quién vive con ese dinero? Nos encantaría ver a un político o a cualquier hijo de Luksic o Matte viviendo con 300 mil pesos. Seguramente no tendrían idea de qué hacer.

La primera tarea entonces es subir el sueldo mínimo. Con la inflación actual, no podemos hablar de un sueldo mínimo por debajo de 700.000. Este es el monto mínimo calculado por la Fundación Sol para que una familia de 4 personas salga de la línea de la pobreza (ese monto es calculado a partir de la línea de la pobreza fijada por el Banco Mundial y aun es totalmente insuficiente para mantener a 4 personas).

De la misma manera, es necesario que se reajuste automáticamente el sueldo de los trabajadores de acuerdo al IPC.

2 – Congelamiento de precios

Para contener la inflación, el gobierno debe congelar los precios de los bienes y servicios más básicos, como alimentos, arriendos, transporte y cuentas de luz, gas y agua. Sabemos que la respuesta del empresariado al congelamiento de precios puede ser declarar la quiebra de empresas, fomentar el desabastecimiento o el mercado negro. Las empresas que amenacen con quiebra deben ser expropiadas y pasadas al control de la clase trabajadora. El mercado negro debe ser combatido con la organización obrera y popular, como en los 70 con las Juntas de Abastecimiento y Precios (JAPs).

3 – 40 horas sin flexibilización laboral

Como planteamos en otro artículo, la reforma de las 40h aprobada por el Congreso está llena de ataques a los trabajadores. Es necesario reducir las horas de trabajo para que los trabajadores tengamos más tiempo libre y también para repartir las horas de trabajo, generando más empleos. Por ello, defendemos la reducción inmediata a 40h sin reducción de sueldos y sin flexibilización laboral al servicio del empresariado.

4 – Aprobación del 6 retiro y fin inmediato a las AFPs, con derecho a retiro de 100%

Las AFPs deben terminar. Esto es algo que viene siendo gritado en las calles hace casi una década. Boric también prometió acabar con el sistema de AFPs, pero hasta ahora no ha hecho nada. Su propuesta de Reforma Previsional (si es que llega a ser aprobada) mantiene el negocio de las AFPs y Aseguradoras privadas.

Defendemos el derecho de todos los afiliados a retirar su dinero de las AFPs y la creación de un sistema público tripartito de pensiones controlado por los trabajadores, y no por los empresarios.

5 – Renta mínima universal a cesantes e informales

La cesantía y el trabajo informal es una de las características más brutales del capitalismo. Con la cantidad de riqueza que se produce en Chile y en el mundo, es inconcebible que muchas familias no tengan dinero para sus necesidades básicas. Por ello, defendemos una renta mínima universal para todos los trabajadores cesantes e informales mientras no exista pleno empleo.

6 – Por un plan urgente de construcción de viviendas sociales dignas para acabar con el déficit habitacional

Hoy en Chile más de 600 mil familias no tienen derecho a la vivienda. Al mismo tiempo, para que se tenga una idea, solo en Santiago, 5 grandes bancos y compañías de Seguro (Consorcio Nacional de Seguros, Penta Vida, Banco de Chile, Banco Santander y Confuturo) poseen casi 7 millones de m² de suelo! Toda esa propiedad debe ser expropiada sin indemnizaciones y puesta al servicio de la construcción de viviendas sociales y dignas. El Estado debe crear una empresa pública de construcción, bajo control de los trabajadores, para generar miles de empleos y acabar con el déficit habitacional.

7 – Basta de usura de los Bancos

Los Bancos han lucrado más de 5,5 mil millones de dólares en 2022 sin producir un solo milímetro de riqueza. Son los grandes parásitos que chupan la sangre y el sudor de cada trabajador. Por ello es necesario que se congelen los reajustes de créditos hipotecarios y se suspendan todos los remates de bienes de trabajadores. También planteamos la creación de un plan nacional de crédito blando a pequeños empresarios y la suspensión de toda la deuda CAE.

8) Para financiar todas esas medidas, confiscar las ganancias de grandes empresas y nacionalizar el cobre

Para financiar todo ese plan, es necesario confiscar las ganancias de los grandes empresarios. Solo las familias Luksic, Matte y Angelini ganaron más de 8 mil millones de dólares en 2022. Con ese dinero se podrían construir 140.000 viviendas sociales de 50 millones de pesos. Esas enormes ganancias empresariales deben estar al servicio del pueblo.

Lo mismo en relación al cobre, la mayor riqueza producida por el país. Como planteamos en la Convención Constitucional, es necesario nacionalizar la gran minería del cobre y ponerla bajo control de trabajadores con participación de las comunidades afectadas por la gran minería. Solo así será posible determinar cuánto se produce y de qué forma, protegiendo los ecosistemas y comunidades aledañas a grandes minas. El litio también debe ser nacionalizado y se debe abrir una amplia discusión nacional sobre su explotación o no en ecosistemas tan frágiles como el Salar del Atacama.

Dos ejemplos históricos de lucha y organización

A comienzos del siglo XX la clase trabajadora chilena marcó un hito en la lucha de clases al enfrentar con organización, una salida independiente a la crisis nacional provocada por el cierre de las salitreras que dejó al 50% de los mineros en la cesantía, una crisis de abastecimiento alimenticio y los efectos de la primera guerra mundial que encareció los costos de producción y de flete. Se trató de la unión, en una asamblea nacional de pequeños y grandes sindicatos, clubes obreros y clubes sociales, que ante la gran crisis del hambre para enfrentar la carestía de los productos de primera necesidad y que dio vida a la Asamblea Obrera de Alimentación Nacional (AOAN). La AOAN movilizó a miles de trabajadores en las llamadas marchas del hambre entre 1918 y 1920, organizando un petitorio para enfrentar la crisis alimentaria y al poder burgués. Otra breve y pequeña experiencia similar nos relata Humberto Valenzuela en Cahiers Leon Trotsky. Esta ocurre en 1932, a causa de los coletazos de la Gran Depresión y por consiguiente la caída de las exportaciones de salitre y cobre (un informe de la Liga de las Naciones estimaba que Chile era uno de los países más devastados con este hito histórico). Disminuyeron los ingresos fiscales, la deuda pública y privada aumentaron desproporcionadamente, la inflación se disparó y por primera vez se tuvo que suspender el pago de la deuda externa. En ese contexto, miles de cesantes emigraron a Santiago y muchas familias terminaron viviendo en la calle y las ollas comunes se multiplicaron. El Seguro Obrero administrado por Santiago Labarca necesitaba construir el Consultorio Nº1 (Declarado Monumento Histórico). En ese entonces se constituyó el Comité Único de Obras de la Construcción que levantó una propuesta para construirlo. El Seguro obrero aceptó, proveyó los materiales y la ayuda técnica y el comité organizó las contrataciones de personal, normas de trabajo, turnos, asistencia y salarios. Se establecieron tres jornales, de seis horas cada uno, para dar trabajo a la mayor cantidad de obreros posibles, con un salario mínimo de ocho pesos por día en un momento en que los maestros de escuela ganaban cuatro. Lamentablemente vino el boicot de la patronal, pero fueron capaces con mucha organización de levantar la obra y aunque luego fue terminada por el Estado, el Consultorio nº1 fue construido con los dineros del Seguro Social de los trabajadores y no de los empresarios.

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