Vie Jul 26, 2024
26 julio, 2024

Brasil | ¡El verdadero voto útil es el voto por la independencia política de los trabajadores y el programa socialista!

¡Es el voto al 16! ¡Estamos con Vera y Raquel Tremembé!

Por: PSTU-Brasil

La campaña electoral ha comenzado oficialmente. No se trata de unas elecciones cualquiera, pues se desarrollan en un escenario de aumento del hambre, la miseria y el desempleo. Este gobierno de Bolsonaro es una verdadera desgracia que hay que derrotar.

Contrariamente a la propaganda del gobierno de Bolsonaro, que afirma que la inflación está retrocediendo, el empleo está aumentando y la economía finalmente está despegando, la realidad en el día a día de la clase trabajadora es la inversa de esta “fake news”.

El ligero alivio que provocó el recorte del ICMS sobre los combustibles (miles de millones que deberían ir para áreas como Salud y Educación) no modificó un milímetro la carestía. Según el IPC (Índice de Precios al Consumidor), en julio hubo una leve deflación; o sea, reducción de la inflación, pero solo para quienes ganan más de R$ 9.696, menos de 5% de la población. E, incluso eso, solo hasta las elecciones.

Para el resto de la población, cada ida al supermercado es un suplicio, con los precios de los alimentos por las nubes. Los R$ 600 hasta diciembre no alcanzan ni para comprar una canasta básica de alimentos en São Paulo. Y, por si fuera poco, Bolsonaro incluso liberó el préstamo consignado, que permite a los bancos dar crédito, cobrar los ojos de la cara en intereses y descontar hasta 40% del beneficio.

Por otro lado, el desempleo es masivo, escondido por la precarización y la informalidad, que dieron un salto tras la Reforma Laboral. La realidad es que más de la mitad de las personas en edad de trabajar está fuera del mercado de trabajo.

Y, al mismo tiempo que hace populismo electoral, el gobierno de Bolsonaro sigue cortando dinero de los servicios públicos. Solo este año se atesoraron R$ 3,2 mil millones de la Educación. La previsión hecha por el ministerio de Paulo Guedes, en julio, era que los cortes llegarían a R$ 6,7 mil millones. La semana pasada, Bolsonaro incluso vetó el reajuste de la transferencia a los Estados para la compra de comida en las escuelas.

Sin combatir el capitalismo no hay salida

Para solucionar el desempleo, el hambre, la carestía, el acceso a la vivienda y a la tierra, y todos los demás problemas históricos que aquejan a la clase trabajadora, es necesario atacar las ganancias y propiedades de los multimillonarios, expropiar las 100 empresas más grandes y reestatizar, bajo el control de los trabajadores y las trabajadoras, las empresas entregadas al capital privado e internacional. Esto se debe a que, si bien la clase trabajadora produce toda la riqueza, esta llega a menos de 0,1% de la población, que son los multimillonarios. Un programa que no ponga estas medidas en la orden del día no solucionará nada.

En este sentido, la tarea de los trabajadores y de los socialistas es ganar la mayor cantidad de gente posible para este proyecto. Votar por Lula-Alckmin parece más fácil para derrotar a Bolsonaro, pero como dice el refrán: “Si el atajo fuera bueno, se llamaría camino”. Es necesario derrotar al sistema capitalista y a los ricos y poderosos responsables por el surgimiento de Bolsonaro y por la profundización de la explotación y de la opresión. Esto no se hace en alianza con los ricos, como hace la fórmula Lula y Alckmin.

En estas elecciones, el verdadero voto útil es el voto por la lista de Vera y Raquel Tremembé, una alternativa obrera, negra, indígena y socialista. Cada voto por el 16 es un ladrillo más en la construcción de la derrota de la derecha y de la burguesía.

Derrotar las amenazas golpistas de Bolsonaro

Mientras tanto, Bolsonaro ha estado haciendo un doble movimiento. Al mismo tiempo que impone un paquete electoral, intensifica las amenazas golpistas, con la convocatoria de los actos para el “7 de setiembre” y los ataques a las urnas electrónicas. Su prioridad es ganar las elecciones, pero su plan B es guardar la carta de las amenazas bajo la manga. Además del clima permanente de intimidación y chantaje, puede intentar algo “a lo” Capitolio de los EE. UU., manteniendo a su base de extrema derecha animada.

Hay dos formas equivocadas de enfrentar esta cuestión. Una es ignorar estas amenazas y apostar en la fuerza de las “instituciones”. El Supremo Tribunal Federal (STF), el Congreso Nacional y las demás instituciones de esta democracia de los ricos no fueron capaces de contener a Bolsonaro hasta hoy. Y no es ahora que lo serán. Otra, como hacen sectores del PT, es agitar que estamos al borde de un golpe y, contradictoriamente, defender que se combata votando y, peor aún, con una alternativa de alianza con la burguesía, como es la fórmulal Lula-Alckmin.

La respuesta que la clase trabajadora debe dar a las amenazas de Bolsonaro es la movilización, con organización propia e independencia de clase. Este no es un tema que cause gran conmoción entre los trabajadores, quienes se ven obligados a sobrevivir a duras penas, con esta carestía y el desempleo.

En la periferia, entonces, nunca existió el tal “Estado Democrático de Derecho”. Por eso no firmamos las cartas en defensa de esta democracia de los ricos. Lo que defendemos es el socialismo, donde las libertades democráticas serán mucho mayores que en esta democracia del 1%.

Pero es un error cerrar los ojos ante las amenazas de Bolsonaro. En una dictadura, es la clase trabajadora la que más tiene para perder, con el fin del derecho de organización, de lucha y de expresión. El fin de las pocas libertades democráticas puede impedirnos incluso luchar o protestar contra los ataques. Y es la clase obrera la que puede, de hecho, derrotar cualquier intento en este sentido.

¡Para acabar con la miseria, la salida no es Lula-Alckmin, aliados de los ricos!

El PT construyó un Frente Amplio con varios sectores de la burguesía, los partidos del Centrão, el agronegocio y el mercado financiero, en torno a Lula y Alckmin, como alternativa más confiable y una oportunidad de estabilidad frente al bolsonarismo, en los marcos del capitalismo.

Esta es una alternativa falsa. Desde el punto de vista de la clase trabajadora, no es posible resolver la crisis gobernando junto con los banqueros, los grandes empresarios y el agronegocio. No es posible tener un gobierno que, al mismo tiempo, gobierne para los trabajadores y para los empresarios. Esto siempre significa, invariablemente, quitar derechos de los trabajadores y garantizar las ganancias de los ricos. Es el camino para la desmoralización y, por otro lado, tendremos una extrema derecha más organizada, armada y pronta para volver con más fuerza.

Artículo publicado en www.pstu.org.br, 17/8/2022.-

Traducción: Natalia Estrada.

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