Sáb Jul 27, 2024
27 julio, 2024

Brasil | El fantástico mundo del programa PT

Ante la desgracia del gobierno de Bolsonaro, es natural que una parte de los trabajadores y jóvenes miren con simpatía el programa del PT. Pero es precisamente por la necesidad absoluta de derrotar a Bolsonaro que necesitamos desentrañar los programas en debate en las elecciones. Después de todo, si no queremos a Bolsonaro y la extrema derecha nunca más, es necesario un programa que no alimente el sistema capitalista que lo gestó.

Por: Júlio Anselmo

¿Cómo combatir el hambre, la miseria y la desigualdad social?

Los lineamientos del programa del PT comienzan con el tema del “desarrollo social y garantía de derechos”, donde defienden como política central un “Bolsa Família” [asignación familiar] ampliado. Hablan de poner “al pueblo en el presupuesto” para resolver la dramática situación de hambre, miseria y desigualdad social. Pero según el propio documento, esta frase significaría administrar los recursos públicos como se hizo durante los gobiernos del PT. Así, distorsionan no solo la frase sino también los números y el pasado.

El “Bolsa Família” en su apogeo, durante el gobierno de Dilma, representó poco más de 0,5% del PIB. En 2015, se gastaron R$ 27,7 mil millones en el programa, mientras solo la exención fiscal para las grandes empresas, a lo largo de los cinco años del gobierno de Dilma, fueron R$ 458.000 millones (17 años de “Bolsa Família”).

Bolsonaro, evidentemente atacó el Bolsa Família y debería ser denunciado por eso. Pero tenemos que pensar por qué sigue usando una política similar, de liberar una parte muy pequeña del presupuesto público para los sectores más pobres de la población, para crear un colchón de amortiguación social ante el agravamiento de la crisis.

La “PEC de la desesperación” es una medida electoral canalla que no resuelve la situación del pueblo, pero que opera en la misma lógica de las políticas petistas. Incluso el hecho de que la cantidad de recursos sea insuficiente y limitada. Tanto la derecha liberal clásica, como la prensa que se queja de cualquier aumento del gasto público que no sea el de los empresarios, está de acuerdo y defiende este tipo de políticas. Para ser honesto, esta es una recomendación del FMI para gran parte de los países pobres del mundo.

¿Cuál es la posición del PT ante los ataques hechos por Temer y Bolsonaro?

Las directrices del PT también defienden mejorar áreas sociales como la salud y la educación, pero para eso es necesario aumentar los fondos. Incluso dicen que van a revocar el techo de gastos hecho por Temer, que sofoca las inversiones, pero complementan defendiendo la construcción de un nuevo régimen fiscal que garantice “la credibilidad, la previsibilidad y la sostenibilidad ”. Luego, el texto discute la importancia de articular inversiones públicas y privadas. ¿Cuál es el problema con eso?

La política de techo de gastos fue una exigencia precisamente de los grandes grupos capitalistas para garantizar “credibilidad, previsibilidad y sostenibilidad ” del país para garantizar sus inversiones y ganancias. O sea, crear un nuevo régimen fiscal con estas premisas es mantener el país en los marcos de las exigencias de los intereses de las grandes empresas que asfixian y dilapidan el presupuesto público. Por no decir de que ni siquiera hablan de la revocación de la reforma de pensiones hecha por Bolsonaro.

Utilizan la misma lógica sobre la reforma laboral de Temer. De una versión a otra, sustituyeron el término “revocar la reforma” por “revocar los marcos regresivos”. ¿Significa eso que el PT cree que hay algo de progresivo en la reforma? ¿Qué puntos serían mantenido, o no? La reforma laboral fue también una exigencia de los capitalistas para aumentar sus ganancias exprimiendo los salarios y los derechos de los trabajadores. Es aquí donde llegamos a un choque grande, que no puede ser ignorado.

Gobernar para los ricos. La contradicción entre las intenciones y el capitalismo

En el programa señalan que el camino, supuestamente para lograr todos estos avances en las áreas sociales, sería la “reanudación del crecimiento” con la necesidad de “establecer un ambiente de estabilidad política, económica e institucional que proporcione confianza y seguridad a los inversiones que sean de interés para el desarrollo del país” .

Parten de la lógica de que el Brasil necesita inversiones capitalistas para crecer económicamente y desarrollarse. Para tener estas inversiones, es necesario dar confianza y seguridad a los capitalistas. ¿Cómo harán eso sin atacar las exigencias de esos capitalistas? Imposible. Incluso pueden negociar algún pequeño cambio aquí o allá, pero el programa es explícito en mantener los intereses de los capitalistas, lo que choca con todo lo que vagamente defendieron en los puntos anteriores.

La cosa es aún más evidente cuando hablan sobre la necesidad de “elevar la competitividad brasileña será una prioridad del nuevo gobierno, que construirá medidas efectivas de desburocratización, de reducción del costo del capital”. Después de todo, reducir el costo del capital significa precisamente aumentar la explotación de los trabajadores y disminuir el pago de impuestos de las empresas Así también, la vaga propuesta de reforma tributaria, donde dicen que los ricos pagarán más y los pobres pagarán menos, se convierte en letra muerta.

¿Gobernar para quién? El proyecto del PT no es lo que parece ser

 Lo que el PT presenta como objetivo es “un proyecto de desarrollo justo, solidario, creativo, soberano y sostenible, diferente de la agenda neoliberal vigente” para construir “un Brasil que sea de todos los brasileños y brasileñas”.

Lo que ellos llaman “desarrollo” es profundizar el capitalismo en el Brasil con el Estado como inductor e interviniendo más en este proceso. Esto es lo que llaman “derrotar al neoliberalismo”. Pero todos los países capitalistas siempre alternan momentos en los que necesitan más o menos de la intervención estatal. Y el PT nunca ha cuestionado y sigue sin cuestionar las políticas neoliberales basadas en el trípode superávit primario, tipo de cambio fluctuante, y meta de inflación.

Sea con más o menos Estado, la burguesía sigue mandando en el juego. Por eso, siempre que el PT implementó su programa, el resultado no fue el “desarrollo” en absoluto, sino el neoliberalismo. Tanto es así que durante sus gobiernos se agravó la desindustrialización, la reprimarización de la economía y la recolonización del país, que dio un salto con Bolsonaro.

Si el programa neoliberal puro es la entrega y el expolio abierto, el supuesto programa “desarrollista” del PT no se queda atrás. El destino final de la riqueza producida por la explotación seguirá yendo al gran capital nacional y extranjero.

Dilma hizo un balance de su gobierno donde señala un error que sintetiza lo que estamos diciendo. Ella dice: “Yo creía que si bajaba los impuestos, tendría un aumento en las inversiones” . ¿Y qué pasó, según ella? “En lugar de invertir, ellos (los empresarios) aumentaron el margen de ganancia”.

Lo contrario también es cierto. Quiere decir, subir el impuesto a los ricos es muy necesario, pero es completamente insuficiente sin atacar la propiedad de las grandes empresas, sin socializar los medios de producción. Esto no atenua por sí solo la desigualdad social. Los ricos encontrarán la manera de trasladar los “costos” de este impuesto a los trabajadores, ya que siguen dominándolo todo.

En otras palabras, inducir el crecimiento económico desde el Estado, ya sea reduciendo los impuestos a los ricos o aumentándoselos, sin cuestionar la propiedad de la burguesía, termina siempre reforzando el capitalismo.

Brasil no puede tener soberanía mientras siga siendo un país subalterno a los países ricos. En la práctica, tanto nuestra economía como nuestra política sufren la injerencia y tutela de las grandes potencias. La mayor parte de nuestra riqueza ni siquiera se queda aquí. Es succionada por las ganancias de las multinacionales, asociación de la burguesía nacional. O también a través de la remuneración de los capitalistas extranjeros por la deuda pública.

Por eso la burguesía nacional no tiene proyecto nacional independiente, ni interés en tenerlo. En realidad, ni siquiera pueden tenerlo, porque ganan y se forman como burguesía precisamente por esta asociación con los imperialistas, como socia menor de la burguesía extranjera. El programa del PT, lejos de garantizar la soberanía, es el alineamiento del Brasil con un ala del imperialismo mundial ligado al sector de Biden y de la derecha clásica, mientras Bolsonaro se alinea más con el sector imperialista vinculado a Trump y a la ultraderecha mundial.

Los lineamientos no definen exactamente lo que se considera “justo y solidario”, solo expresan “el compromiso con la justicia social y la inclusión con derechos, trabajo, empleo, ingresos y seguridad alimentaria”.

Es posible que todos tengamos acuerdo con que es una brutal injusticia social que las ganancias de los bancos el año pasado fueran de R$ 81.000 millones, mientras los trabajadores pasan hambre. O con la situación de los obreros de la CSN, que están sin aumento desde hace tres años, mientras el dueño de la empresa conmemora una ganancia récord de R$ 13.000 millones en la pandemia.

¿Por qué ocurre esta concentración de riqueza para pocos y pobreza para muchos? La respuesta no será otra que la constatación de que es la propia forma de organización de la sociedad la que crea esta “injusticia social”, a través de la explotación, el despojo, el robo institucionalizado de los ricos contra los pobres.

No puede haber justicia ni solidaridad en la sociedad si no se extermina el agente causante de la injusticia, que reside en que los medios de trabajo están dominados por media docena de ricos propietarios. La riqueza la producen los trabajadores. Los grandes capitalistas no producen nada, solo son dueños de las grandes empresas y bancos que controlan toda la economía, incluidos las pequeñas empresas familiares, como la panadería y el barcito de la esquina.

Si la sociedad está dividida entre estas clases sociales con intereses antagónicos, lo que es justo para una clase es injusto para la otra y viceversa. Entonces, es necesario tener un lado. Los ricos defienden sus intereses. Los trabajadores tienen que defender a los suyos. ¿Y el PT? Intenta conciliar ambos bajo el lema de gobernar para todos, cuando en la práctica sirve a los ricos y a los capitalistas como lo hizo en 13 años de gobierno.

Artículo publicado en www.pstu.org.br, 6/7/2022.-
Traducción: Natalia Estrada.

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