Sáb Jul 27, 2024
27 julio, 2024

Bolivia | Los bloqueos de Evo Morales

Por Alicia Sagra

Durante 16 días, desde el 22 de enero hasta el 6 de febrero, los bloqueos de carreteras, impulsados por organizaciones sindicales y sociales afines a Evo Morales, conmocionaron Bolivia. Ese tradicional método de lucha de los campesinos bolivianos, se volvió a hacer sentir.

Pero esta vez no era para luchar contra un golpe militar, ni por “tierra y territorio”, o en contra del aumento de los combustibles, como tantas otras veces. Está vez de lo que se trataba era de dirimir una pelea interna del MAS, el partido de gobierno.

La bandera de lucha de esos bloqueos, era la inmediata convocatoria a elecciones judiciales[1] y la renuncia de los jueces del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP). El mandato de los jueces se cumplió el 31 de diciembre de 2023 y debieron ser sustituidos por otros salidos de nuevas elecciones judiciales, que no fueron convocadas por la división política del MAS en el congreso. La salida que viabilizó el gobierno de Arce fue prorrogar el mandato de los jueces hasta que se realice nuevas elecciones, es decir prorroga indefinida, que generó mucha critica. Fue el pretexto perfecto que utilizaron los sectores del MAS que apoyan a Evo Morales para convocar al bloqueo. Los jueces prorrogados fueron los que invalidaron la candidatura de Evo Morales para las elecciones presidenciales, resolviendo que la reelección indefinida, no es un derecho humano como sostenía el ex presidente boliviano, y que sólo se puede ser presidente, o vice, durante dos mandatos, tal como lo plantea la Constitución[2].

Por esa disputa, que tiene que ver con las apetencias electorales de los dirigentes masistas, más de 4 mil campesinos fueron llevados, por sus organizaciones sindicales, a realizar esa extrema medida de lucha que implica en horas y horas acampando bajo el fuerte sol, bajo la lluvia, sin dormir o durmiendo muy poco, siempre esperando la represión que puede venir por parte de la policía o del ejército.

Por esa batalla entre los dirigentes del MAS, el partido que dice defender los intereses de los trabajadores y de los campesinos pobres, los pobladores de Cochabamba, La Paz, Santa Cruz, (en su mayoría trabajadores y pobres) sufrieron con la escases de productos básicos de alimentación, de combustible, (efectos inevitables de los bloqueos) y con la típica subida de precios frente a la escases.

Los trabajadores, los campesinos y el pueblo pobre de Bolivia, están acostumbrados a ese tipo de situaciones. Esos sacrificios se soportan cuando tienen que ver con la lucha por mejores condiciones de vida, en defensa de los derechos humanos, de las libertades democráticas, para imponer un gobierno obrero como cantaban los mineros en marzo de 1985.  No nos parece que puedan ser vistos de la misma manera cuando de lo que se trata es de las disputas electorales de los dirigentes.

El presidente Arce habla por boca de la ministra de la presidencia María Nela Prada que dice: «Estos bloqueos tienen un solo móvil: intentar defender la candidatura de Evo Morales«[3]. Por su parte, Evo Morales dice que lo que busca Arce es impedir su candidatura para las próximas elecciones. “[Luis] Arce y [David] Choquehuanca pretenden controlar todos los poderes del Estado con el nuevo liderazgo militar en base a la prebenda y para ocultar la creciente corrupción en el país», escribió el ex presidente en sus redes sociales.[4]

Seguramente ambos tienen razón, al igual que en las acusaciones mutuas de corrupción que se hacen. En lo que no hay dudas es que esa pelea no está motivada por nada que tenga que ver con la calidad de vida de los trabajadores y el pueblo pobre que ambos dicen defender.

El 8 de febrero los bloqueos entraron en cuarto intermedio después de que una comisión bicameral del Parlamento firmara un acuerdo para destrabar las elecciones judiciales. Y el 17 de febrero, la Asamblea Legislativa aprobó por unanimidad la convocatoria a esas elecciones.[5]

Sin embargo, es difícil que eso solucione el conflicto, porque el enfrentamiento entre los dirigentes del MAS no comenzó con los bloqueos.

Un poco de historia

Para entender lo que hoy pasa en Bolivia, es necesario hacer un poco de historia.

Y lo primero que debemos tener en claro es que el gobierno del MAS no se explica sin la revolución obrera, indígena y popular de 2003 y 2005 que derrocó dos gobiernos burgueses Goni, Mesa e impidió la sucesión constitucional de Vaca Diez, hombre de confianza de la burguesía en ese entonces.

Pero a diferencia de lo que dice toda la izquierda oportunista, la revolución no se continuó con el gobierno de Evo, sino que este fue la herramienta central para desviarla. La revolución fue tan profunda que la burguesía más lúcida recurrió a la salida extrema de aceptar un gobierno encabezado por un indígena y además cocalero, aunque eso significase enfrentar a los sectores burgueses más reaccionarios. Claro, que esa aceptación no fue incondicional. Ese gobierno “indígena” debía defender el sagrado derecho burgués de la propiedad privada y respetar el monopolio total de las armas por parte de las Fuerzas Armadas de la Nación. Y así lo hicieron los gobiernos de Evo y también el de Arce.

El gobierno del MAS nunca fue revolucionario, pero para poder desviar la revolución obrera, indígena y popular tuvo que realizar importantes reformas democráticas, como la elección de los jueces por sufragio universal y otras con un gran carácter simbólico para un pueblo desde siempre oprimido y humillado, como la educación bilingüe, la wipala como símbolo nacional.  El Estado Plurinacional se contuvo dentro de lo simbólico y su mayor expresión material es la ampliación de la representación indígena campesina, obrera y popular en el Estado, diputados, funcionarios públicos y gobiernos locales. Hay cuotas de cargos según sindicatos y organizaciones. Todo eso, en medio de una situación económica favorable, le fue haciendo ganar gran prestigio popular y el apoyo de las organizaciones sindicales, centralmente campesinas, pero también obreras.

Pero todo quedó en eso. A partir de ahí, habiéndose desviado la revolución, el gobierno del MAS continuó aplicando los planes de la burguesía y del imperialismo, lo que se intensificó cuando las condiciones de la economía no fueron tan favorables. La vida de los obreros no mejoró cualitativamente e incluso se tomaron medidas que atacaron a los indígenas cuando, con el objetivo de construir una mega carretera, se reprimió a la marcha indígena en defensa del TIPNIS[6].

Esos hechos, sumado a las maniobras de Evo para concretar su tercera reelección, fueron haciendo crecer el desprestigio de su gobierno, lo que facilitó el reaccionario golpe militar impulsado por la derecha del Oriente boliviano, de noviembre de 2019.

Pero el desprestigio de Evo no era absoluto, como se comprobó en la reacción popular que impidió que el gobierno golpista de Jeanine Añez se consolidara y en que en las elecciones de 2020 volviera a triunfar la fórmula del MAS, esta vez encabezada por el profesor universitario Luis Arce.

Evo vs Arce

Si bien la popularidad del MAS es mucho menor que durante sus primeros gobiernos, sigue siendo el referente más importante de los sectores campesinos, obreros y populares.

Es por eso que, en la medida en que se aproximan las elecciones de 2025, se refuerza la pelea entre Arce y Evo. Lo que pasa es que este tipo de partidos, independientemente de su origen popular, en la medida en que administran el estado burgués, en que defienden los intereses de la burguesía, se van mimetizando con los partidos burgueses. Y al igual que en ellos se imponen las peleas intestinas por el poder, por los cargos en el gobierno, lo que está íntimamente ligado a la corrupción, a las prebendas que se reciben por ejercer esos cargos, en especial cuando se trata de la presidencia de la república. Eso pasa en todos los países donde se dan gobiernos de ese tipo, aunque esos partidos estén encabezados por un indígena como en Bolivia, o por un ex obrero metalúrgico como en Brasil. Y puede ser, también, que esos partidos, después de pasar años administrando el estado capitalista, cambien su carácter de clase. Después de la revolución del 52, a partir de los beneficios dejados por el gerenciamiento de las empresas estatales, dirigentes del MNR dieron origen a una nueva burguesía boliviana. No se puede descartar que algo parecido esté surgiendo en torno  a los dirigentes del MAS, con su papel de intermediarios en los grandes “negocios” entre el Estado boliviano y la burguesía internacional

Entonces, la pelea entre Evo y Arce no es por cuestiones políticas, no es porque tengan diferentes proyectos para el país, aunque Evo hace intentos de aparecer como más a la izquierda.  Por ejemplo, la defensa de los recursos naturales era uno de los puntos de la Agenda de la revolución (2003-2005). Sin embargo, se ha concretado una impresionante entrega del Litio del salar de Uyuni a la empresa privada china Citic Cuoan Group y a la estatal rusa Rosatom. Ante ese hecho, no hubo ninguna oposición de Evo, quien es, además, el que más impulsó (e impulsa) las relaciones con la dictadura capitalista china y las grandes empresas de ese país.

La pelea es por quien será el candidato a presidente por el MAS en 2025. Y la pelea se fortalece porque todos los datos indican que, si el MAS se presenta unido, de él saldrá el próximo presidente de Bolivia, ya que no se ve que haya vuelco hacia la derecha. Los sectores de derecha salieron muy mal después de que las masas derrotaron el proyecto golpista. Aunque no se puede descartar que esos sectores se vuelvan a recomponer si continua la crisis del partido gobernante.

Esta pelea salió a la luz, no sólo para Bolivia, sino para toda la vanguardia mundial, cuando en octubre de 2023, se realizó el congreso del MAS, que expulsó al presidente Luis Arce y al vice David Choquehuanca, (dirigente campesino, de origen aymara) y proclamó a Evo Morales candidato a la presidencia.

Lo que fue respondido por Arce con un llamado (apoyado por la COB) a un Cabildo Abierto, y con la impugnación ante la justicia de ese congreso y de la candidatura. Impugnación que fue aceptada por la justicia.

Ese enfrentamiento público entre los dirigentes, como no podía ser de otra manera, llevó a enfrentamientos entre las bases que respondían a uno u otro, lo que seguramente se debe haber potencializado con los bloqueos.

¿Cuál es la perspectiva?

Independiente de qué sector se imponga sobre el otro, de si el MAS se presenta unido o no a las elecciones de 2025, de quien triunfe en esas elecciones, la perspectiva más inmediata es una nueva frustración para los trabajadores, los campesinos y los pobres de Bolivia.

La clase obrera boliviana, que por más de 50 años ha venido protagonizando revoluciones, otra vez vuelve a sufrir la traición de sus dirigentes. Confiaron en el gobierno del MAS, en el Estado Plurinacional, y ahora se encuentran ante esta vergonzosa disputa entre dirigentes, que pelean para ver cuál de ellos dirigirá el estado burgués.

En estas frustraciones, mucho han colaborado sectores oportunistas que, en nombre de la izquierda e incluso del marxismo, llaman a confiar en movimientos y gobiernos de alianza de clases. Así como otros, sectarios, que lo único que hacen es repetir, ante cualquier situación: “dictadura del proletariado”, como una fórmula vacía de contenido, sin analizar las situaciones concretas, alejando así a los trabajadores del poder.

Hubo una sola experiencia con gobiernos de alianza de clases  que terminó a favor de los trabajadores. Fue la de la revolución rusa de 1917. Allí  también,  producto de la revolución que derribó al Zar, surgió un gobierno de ese tipo, Pero, la gran diferencia fue que existió un partido obrero, revolucionario, internacionalista, el partido bolchevique, que llamó a no confiar en ese gobierno, planteando que todo pasaba por la toma del poder por los trabajadores. Ese Gobierno fue destruido y reemplazado por el gobierno de los soviets (consejos de obreros, soldados y campesinos), con sus miembros revocables en cualquier momento, que concentraba los tres poderes del Estado.

El gran dirigente de ese proceso fue Lenin, hoy estamos a 100 años de su muerte, pero sus enseñanzas tienen gran actualidad: Ninguna confianza en los gobiernos de alianza de clase, ninguna organización política en común con los oportunistas que apoyan esos gobiernos.  Por la más amplia organización democrática de los obreros, de los campesinos, de los desocupados. Por la construcción de un partido obrero, revolucionario, como parte de un partido revolucionario mundial.

Sólo siguiendo esas enseñanzas, la clase obrera y el pueblo pobre de Bolivia, podrán evitar nuevas frustraciones en los nuevos procesos revolucionarias que seguramente vendrán.


[1] Bolivia es uno de los pocos países donde los jueces se eligen por sufragio universal, de candidatos preseleccionados por la Asamblea Legislativa por 2/3 de los votos. Los requisitos para ser candidatos: nacionalidad boliviana, hablar al menos dos idiomas oficiales del país, tener licenciatura, estudios especializados y un mínimo de ocho años de experiencia laboral. No pueden ser militante de ningún partido en el momento de la elección.

[2] A pesar de eso, Evo Morales fue presidente durante tres mandatos (2006-2009, 2010-2014 y 2015-2019) 

[3] BBC New Mundo, 3-02-2024

[4] Idem

[5] Los desacuerdos políticos, sobre todo en el seno del partido gobernante, impidieron en diciembre del año pasado que la Asamblea pudiera preseleccionar a los candidatospor dos tercios de los votos

Por ese motivo, tras haber fracasado el consenso político en la Asamblea, el Tribunal Constitucional de Bolivia prorrogó el mandato de los actuales jueces .

El Tribunal Constitucional ordenó que la Asamblea «acate» la prórroga de mandato de los magistrados, lo que fue rechazado por la oposición y el ala que lidera Evo Morales.

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[6] Territorio Indígena del Parque Isiboro Sécure

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